Me hallaba en mi habitación, sentada en la cama y con un libro en la mano, como de costumbre. La tranquilidad inundaba mi habitación y mi cuerpo, no había nada mas relajante que leer un libro en la soledad de mis aposentos. Con párrafo, cada frase, cada palabra podía sentir como mi cerebro se llenaba de sabiduría. Eran como las 8 de la tarde y el sol ya se había escondido, podía oler como mi madre preparaba la cena. 
Me levanté de la cama y dejé el libro sobre la mesilla, fui al baño y me di una ducha. Mientras me terminaba de vestirme pude oír desde abajo la voz de mi madre:

 - ¡La cena ya está lista!

Terminé de vestirme rápidamente y bajé las escaleras, fui al comedor y me encontré con mis padres y me senté a la mesa. Mi madre estaba a mi derecha, mi padre a mi izquierda y mi hermano pequeño justo delante de mi. La cena comenzó y terminó con mi hermano hablando, le gusta hablar de todo lo que hace a lo largo del día, puede parecer adorable, pero llega un momento en que puede ser algo molesto. 
Nada mas terminar la cena subí a mi habitación, para seguir leyendo hasta quedarme dormida. Subí a mi habitación, me senté en la cama y comencé a leer.
Las horas pasaron y ya habían pasado las doce de la noche, debía irme a dormir, ya que a la mañana siguiente tenía que tomar un examen para poder acceder a una de las escuelas mas prestigiosas que hay en Corea. Lo cierto es que tenía bastante confianza por pasar ese examen, así que me fui a dormir tranquilamente.

La alarma de móvil comenzó a sonar y con los ojos aún medio cerrados la apagué. Me senté en la cama, fijé mis ojos en la ventana y pude oír el suave canto de los pájaros. Recordé que hoy era el día del examen y debía darme prisa, así que rápidamente me levanté, me duché y me preparé. Bajé por las escaleras y fui a la cocina:

 - Buenos días, mamá.
 - Buenos días, hija. ¿Estás preparada par el examen? - Dijo mientras terminaba de preparar el desayuno -.
 - Por supuesto. - Dije convencida -.
 - Muy bien, seguro que entras en esa escuela.
 - Seguro que si.
 
Salí al comedor y vi a mi hermano pequeño sentado junto a la mesa, mi padre como todas las mañanas, desayunó antes que nosotros para irse a trabajar:

 - Buenos días, noona.
 - Buenos días, enano.
 - ¡No soy un enano! ¡Mira! - Se puso de pie- ¡Ya te llego por el hombro!
 - Te recuerdo que soy baja, no es ningún logro llegarme al hombro. Aún eres un tapón. - Dije mientras me sentaba -.
 
Me considero una persona bastante fría y directa, tampoco me gusta sonreír, no hay nada que me haga reír, se que es extraño, pero así soy yo:

 - Aquí está el desayuno. - Dijo mi madre mientras nos serbia el delicioso desayuno que nos había preparado como cada mañana -.
 
Nada mas terminarse la comida de mi plató me levanté, llevé mis cubiertos a la cocina y me dispuse a salir por la puerta de casa:

 - Me voy ya. - Dije mientras me ponía los zapatos -.
 - Muy bien hija, mucha suerte.
 - Gracias mamá, hasta luego.
 
Cerré la puerta detrás de mi y saqué unos auriculares de dentro de mi mochila, los puse en mis orejas y encendí mi reproductor de música, esto, aparte de los libros, era una de las cosas que mas me gustaban en esta vida. Llegué  a la parda de autobús y aún faltaban unos minutos para que viniera el autobús, así que me senté en el banco mientras miraba al suelo. Segundos después unas chicas, las cuales iban a mi antigua clase se acercaron y comenzaron a murmurar, obviamente hablaban de mi, pero no me sorprendía, a veces en clase se metían conmigo, pero no les daba importancia, ¿por que me tiene que afectar lo que piensen personas que no me importan? Que piensen y digan lo que quieran, me da absolutamente igual. Continué con mi música como si nada, pero entonces, una de esas chicas me tocó el hombro, me quité uno de los auriculares y la miré esperando a que dijera algo estúpido, como de costumbre:

 - Oye... - Comenzó a reírse, al igual que la “inteligente” de su amiga - ¿Has pensado alguna vez en operarte esa cara que tienes?
 - ¿Y tu alguna vez has en pensado? 
 
En ese momento me dispuse a ponerme de nuevo el auricular, peor esa chica agarró mi muñeca y dijo:

 - Hey, no me has respondido a la pregunta. - Dijo en tono de enfado -.
 - Ni tu a mi tampoco. - Dije en todo indiferente -.
 - ¿Quien te crees que eres para hablarme a mi? - Comenzó a apretar mi muñeca -.
 - Yo no soy la que se está alterando.
 - ¡Yo no me estoy alterando!
 - Habló la que está gritando... - Dije mientras miraba el reloj que tenía en la otra muñeca.- Si me disculpas, esa muñeca que estás apretando me pertenece... si no te importa soltarla...
 - Muy bien. - Soltó mi muñeca de mala manera – Pues te espero aquí mimo luego a las 5.
 - Te aviso de que no voy a venir.
 - ¿Tienes miedo?
 - No, es que me aburres.
 
Finalmente conseguí ponerme de nuevo los auriculares y pude oír como su amiga le dijo:

 - Vamos, déjala en paz.
 
Por desgracia la gente así abunda en este mundo, gente estúpida que solo busca pelea simplemente para “divertirse”, no entiendo a la gente así. 
Finalmente el autobús apareció, entré, me senté y me limité a mirar el paisaje por la ventanilla, era bastante relajante. 
Cuando llegó mi parada, me bajé del autobús y fui directamente al aula donde debía hacer el examen. Me senté uno de los asientos vacíos y espere pacientemente, sin llamar la atención, a que los examinadores llegaran.

Cuando finalizó el examen y volví a casa dando un paseo, pare despejarme un poco, sabía que me había salido bien, pero necesitaba que me diera un poco el aire. Cuando llegué a casa había un enorme silencio, lo cual era extraño, mi hermano siempre andaba por ahí dando gritos, sobre todo cuando traía a algún amigo a casa. Cerré la puerta silenciosamente y busqué a alguien. No parecía haber nadie, miré en todas las habitaciones y no había nadie, hasta que finalmente acabé en la cocina, me senté en una de las sillas y vi una nota en la nevera que decía:

“Tu padre y yo hemos tenido que irnos durante unos días, hemos dejado a tu hermano en casa de un amigo para que no tuviera que cuidar de él. Te he dejado dinero en el tarro de las galletas. Mucha suerte en clase. Te quiere... Mama”.

¿Me acaban de dejar en casa? Pero... ¿A donde habían ido? Y... ¿Por que no me habían llamado? Todo era muy raro.... Saqué el móvil de mi bolsillo y tenía como 8 llamadas de mi madre... se me olvidó poner con sonido el móvil, eso respondía una de mis preguntas. Me puse el pijama, me preparé ramen instantáneo y me lo comí sentada en el sofá mientras leía un libro. Se respiraba mucha paz y mucha tranquilidad en casa.

Pasaron como 4 días y mis padres no respondían a mis llamadas, pero hoy por fin mi madre decidió responder a una de mis llamadas:

 - ¿Hola?
 - ¡Mamá! Llevo cuatro días intentando hablar con vosotros. ¿Por que no respondéis al móvil?
 - Hija... vamos a estar un poco mas de tiempo aquí.
 - ¿Pero donde es “aquí”?
 - Te lo contaré todo cuando vuelva. Hablamos en otro momento.
 - ¡Espera mamá, yo....! - Colgó – He conseguido entrar en la escuela...
 
Dejé el móvil sobre el sofá y acosté mirando al techo. Mañana empiezo las clases y no había nadie en casa para ayudarme, tengo que reconocer que estaba algo nerviosa por el primer día y también tengo que reconocer... que los echo de menos. Ya eran casi las once de la noche, así que decidí darme una ducha rápida e irme a dormir.

La alarma del móvil comenzó a sonar, abrí mis ojos lo máximo que pude y la apagué. Me senté en la cama y me estiré un poco, me dolía un poco la espalda, pero seguro que se me pasará en seguida. Me levanté, hice la cama, me duché y me puse mi nuevo uniforme. Bajé las escaleras y aún no me acostumbraba al silencio, sentía una mezcla de emociones... la de nostalgia por mi familia y el ambiente familiar, y el de preocupación, tenía la sensación de que algo malo estaba pasando. Desayuné algo rápido, limpie lo que había ensuciado, cogí la mochila y salí de casa. Cerré la puerta de casa y me puse los auriculares. Comencé a caminar tranquilamente, ya que aún tenía tiempo de sobra para ir hasta la parada de autobús. 
Llegué a la parada de autobús y me senté en el banco. La gente comenzaba a acumularse, la mayoría eran estudiantes. Cuando finalmente el autobús llegó me subí en el.... y como me esperaba, estaba abarrotado, así que tuve que quedarme de pie, rodeada de gente, lo cual me parecía bastante incomodo, no me gustaba estar rodeada de gente y mucho menos tan cerca, me estaba empezando a agobiar. Cuando por fin pude salir del autobús, sentía como si me faltara el aire, pero por suerte comenzaba a sentirme libre. Por suerte la parada de autobús y la escuela estaban a poca distancia. Caminé hasta finalmente llegar,me quité los auriculares y entré, era enorme, se notaba que ahí había gente importante y de mucho dinero. Caminé hasta encontrar mi clase, entré y habían algunos chicos y algunas chicas hablando, me senté en uno de los asientos de al lado de la ventana. Dejé la mochila en el suelo y me quedé mirando la ventana. Observaba el poco viento movía los arboles, miles de pensamientos vinieron a mi mente, estaba relajada, pero de repente, alguien me tocó el hombro, haciéndome salir, por desgracia, de mis pensamientos. Miré hacia esa persona y era una chica, tenía el pelo largo y tenía una enorme sonrisa en su rostro:

 - Hola, soy Kang Ha Yoo, pero puedes llamarme Yoo.
 - Hola, yo soy _________.
 - No tengo ningún amigo aquí, podemos ser amigas. Pareces simpática, las otras chicas parecen unas estiradas y unas bordes, sin embargo tu no. - No se callaba... - ¿Cual es tu hobbie?
 - Leer.
 - Wow, pareces muy inteligente. A mi me gusta mucho ir de compras. ¿Cual es tu color favorito?
 - No tengo ninguno.
 - ¿No? El mio es el azul, a ti te pegaría un color así, como femenino... ¿rosa? No lo se... tienes una piel preciosa y... wow, me encanta tu pelo, ¿que haces para tenerlo así?
 - Me lo lavo.
 - Pues lo haces genial, ¿que champú usas?
 - El que compra mi madre... oye, mira no quiero ser grosera, pero...
 - Yo uso uno especial anti-caspa – Me interrumpió – Porque aunque me veas un pelo precioso, todos tenemos defectos, hablando de defectos, me ha salido un grano en la frente, justo hoy, el primer día de clase.
 - Oye, es que...
 - ¿Podría haber algo peor? - Y que no se callaba... - Por cierto a partir de ahora hasta fin de curso, me quedaré en el asiento de delante de ti, así podemos hablar.
 - A mi no me gusta hablar.
 - Que graciosa eres. - Comenzó a reír-.
 - ¿Nunca te callas?
 - ¿Que estás diciendo? - Comenzó a reír fuerte mente y me dio un golpe en el hombro... casi me tira de la silla -  Eres muy divertida, no se como estás sola.
 - Porque no me gusta gusta estar con el resto de las personas.
 - ¿Ves? Es que eres muy divertida. - Siguió riendo -.
 - Soy una persona anti- social... así que... si no te importa...
 - ¡Para, para! ¡Que me voy a hacer pis encima! - Esta chica no se callaba ni entendía mis indirectas directas -.
 
En ese momento todas las chicas salieron al pasillo y comenzaron a gritar. Observaba de lejos el revuelo que se había formado en a penas un minuto. Yoo me cogió del brazo, lo cual no me gustaba mucho y me llevó hacia todo el cúmulo de gente... quería irme, pero no me podía soltar. Me hizo pasar por medio de toda la gente, me estaba empezando a agobiar. Estaba tan centrada en la muchedumbre, que no me di cuenta de lo que estaban mirando, hasta que alguien me empujó y caí al suelo.

 - Ahh... - Me quejé en voz baja -.
 
Miré al lado de mis manos y vi unos zapatos, levanté la mirada y vi a un chico alto y delgado, que me miraba desde arriba con una mirada de superioridad:

 - ¿Piensas quedarte ahí todo el día? - Dijo en un tono muy antipático -.
 - Puedo quedarme aquí todo el día si quiero. - Lo miré de manera desafiante -.
 - Levántate.
 - Obligame.
 
El chico una sonrisa chulesca, me miró de manera desafiante y me dijo:

 - Tú te lo has buscado.
 - No me das ningún miedo. - Me levanté y vi a otros tres chicos detrás de él – Solo eres un simple niñato que quiere llamar la atención. Así que si me disculpas, tengo cosas mas interesantes que hablar contigo.

Acto seguido le di la espalda y entré de nuevo en clase, tal vez por eso no me había ganado solo un enemigo, si no a las “fans” locas que tenía por toda la escuela, pero me daba igual, yo iba allí para estudiar y no para hacer amigos ni nada de eso. Me senté en mi sitió a mirar de nuevo la ventana, minutos mas tarde apareció Yoo, quien me dijo algo preocupada:

 - ¿Por que has hecho eso?
 - ¿El que?
 - Acabas de responder a...
 - Me da igual quien sea él y los otros tres perritos falderos que tenía detrás, solo se que no pienso dejar que me traten así, sea quien sea.
 
En ese momento el que sería nuestro profesor por el resto del curso entró en clase, provocando un gran silencio, el cual llevaba buscando desde que había salido de casa. 

Llegó la hora de comer y mientras que la mayoría de los chicos y chicas habían salido de clase, solo quedamos unos pocos en clase. Me puse los auriculares y comencé a comer lo que me había preparado la noche anterior. En ese momento alguien me tocó el hombro, me quité uno de mis auriculares y giré la cabeza:

 - ¿Comemos juntas? - Dijo Yoo con una gran sonrisa -.
 - No, me gusta comer... - Se sentó justo delate de mi – Sola...
 - ¿Como te va el primer día de clase?
 - Normal, ¿como quieres que me vaya?
 - ¿Te has fijado en algún chico?
 - No, no quiero chicos en mi vida.
 - ¡¿Como que no?! ¿Te gustan... las chicas?
 - No es eso, es que no quiero saber nada del amor.
 - Bueno vale... pero a mi si que me gusta un chico....
 - Am... que bien.
 - ¿Quieres saber quien es?
 - Me da igual.
 - Me gusta Sehun.
 - ¿Quien?
 - Uno de los chicos con los que estaba Kai.
 - ¿Quien es Kai?
 - ¿Pero tu en que mundo vives?
 - En este.
 - Kai es el chico con el que te has topado antes, va siempre con sus amigos Lay, Sehun y Chanyeol. Sehun era el que estaba a la izquierda. Kai es un chico algo frío y “malote”, es bastante y. Lay es un chico frío, pero da la sensación de que es muy tierno. Sehun es extrovertido y ligón, pero seguro que en cuanto me conozca dejará de ser así. Y por último, pero sin ser menos importante, Chanyeol es el el bromista de los cuatro.
 - ¿Y por que me cuentas todo esto?
 - Porque todo el mundo sabe de ellos, era raro que tú no supieras de ellos.
 - Ya... voy al baño.
 - ¿Voy contigo?
 - No es necesario, tranquila.
 
Salí de clase y caminé en dirección al baño, pero en una de las ventanas había un chico asomado, solo podía ver su espalda. Era un chico alto, me quedé mirándole, pero entonces el chico se dio la vuelta y era uno de esos chicos. Se quedó mirándome fijamente, entonces decidí seguir andando, pero entonces dijo:

 - Nunca nadie antes le había plantado cara a Kai.
 - ¿Que? Ah... él.
 - No sabes la cara que se le ha quedado cuando te has ido.
 - Bueno, es que no me gusta que me traten así. - En ese momento vi como ese tal Kai se acercaba – Bueno, me voy, adiós.
 - Anda... si ahí está la chica a la que le gusta estar en el suelo. - Esa era la voz de Kai -. 

En vez de darme la vuelta para responderlo, como harían muchas personas, decidí seguir andando como si no hubiera oído nada. Llegué hasta el baño, pero justo antes de entrar note como alguien me agarraba del brazo...

Hello~ Aquí está el primer capitulo de este fanfic y si os a gustado por favor suscribiros y comentad, que no cuesta nada y me gusta saber vuestra opinión.

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Hasta la próxima~