Capitulo 5

Enamorada de mi profesor
Please Subscribe to read the full chapter

Capítulo 5

Me desperté completamente repuesta. Hacía tiempo que no dormía tan bien y que me despertaba con tanta ilusión. Todo me parecía posible.

¡Tenía ganas de correr y saltar, e incluso de cantar! Se me habían ocurrido un montón de nuevas ideas que anoté en mi cuaderno antes de salir para clase, para que no se me olvidasen. El chichón casi no se me notaba, y la cicatriz de la ceja estaba casi curada. Me pasé todo el domingo haciendo cosas creativas y avanzando mis deberes, sin parar de pensar en Taeyeon.

Al  día  siguiente,  lunes  16 de  septiembre,  cuando  iba  de  camino  a clase, me sorprendió  una vibración en el bolsillo. Era Taeyeon ‘el del coro’.

-       “Sólo quería enviarte un mensaje rápido para darte los buenos días. Nos vemos en clase. Y acuérdate de ponerlo en silencio, o tendré que confiscarlo” –y puso un emoticono de cara sonriente.

Me tuve  que parar  un momento  para  contestarle.  Lo de caminar  y escribir aún no lo tenía dominado.

-          “¡Gracias, me ha hecho ilusión ver tu mensaje!. Buenos días a ti también. Hasta luego” –le contesté.

Seguí  caminando.  Tenía  ganas  de  que  empezase  su  clase.  Había trabajado  por lo menos 3 horas sólo en la redacción  de la obra de arte. Siempre me aplicaba mucho en todas las clases y sacaba muy buenas notas, pero en aquella especialmente tenía que aplicarme todavía más. Quería que estuviese orgulloso de mí.

Las horas pasaron lentamente, pero afortunadamente, Nana protagonizó un incidente que tardaría años en olvidar. Esto ocurrió cuando, desde la fila de atrás, intentaba tirarme bolas de papel mascado con un tuvo que había conseguido quitando la tinta de un bolígrafo. Se pasó un buen rato así, hasta que unas de las bolas llenas de saliva fue a parar justo en el escritorio de la profesora Carmen de matemáticas, casi tocando su mano.

                             -    ¿Se puede saber quién se dedica a hacer estas cochinadas? –dijo con voz amenazante levantando la mirada para inspeccionar la clase.

Nana intentó esconder el bolígrafo rápidamente, pero a todas sus fieles amigas se le empezaban a saltar las lágrimas intentando aguantar la risa.

-     Claro… Nana... –dijo cuando la pilló infraganti escondiendo las bolas que le quedaban y que tenía en la mesa listas para ser proyectadas hacia mí.

Carmen se levantó con aire amenazante y se dirigió lentamente hacia Nana de la misma manera que lo hace un tigre cuando se acerca a su presa. La risa pronto paró. Hacía cuatro años que teníamos a Carmen para matemáticas, y la verdad, aunque físicamente parecía poca cosa, cuando se enfadaba imponía mucho respeto.

-      Me gustaría poder decir que me sorprende que esto venga  de ti, pero no es el caso. –dijo seria y amenazante tomándose  su tiempo  para  decir  cada  palabra.  –Esto  sólo puede significar que te aburres en mis clases.

Nana abrió la boca para hablar pero la mirada de Carmen bastó para que entendiese que era mejor que estuviese callada. Carmen se giró un momento y fue hacia su mesa. Buscó en una libreta que tenía, y saco unos folios con algo escrito. Volvió a dirigirse a Nana.

-       Me parece que necesitas una motivación extra, así que  para   la clase de mañana quiero que hagas estos ejercicios  –y le puso las hojas sobre la mesa. –Ya sé que pueden parecer muchos, pero te irán bien –dijo con una voz irónica que daba miedo.

Hubiese  dado cualquier  cosa por poder  hacer  una foto a la cara de Nana. A Carmen aún le quedaban hojas en la mano.

-     Y lo mismo digo para vosotras –y repartió las hojas restantes a su grupito.

Ahora sí que hubiese dado cualquier cosa por retratar aquella estampa. Algunas parecían incluso al borde de las lágrimas, pero esta vez no era por las risas.

-        Y por último –dijo mientras volvía a su escritorio en un tono un poco más elevado que antes, haciendo saltar a media clase del  susto, – Nana, quiero que me  traigas trescientas bolitas de estas que me acabas de lanzar. Tráelas en una bolsa de plástico, no quiero tocar tus babas. Las quiero todas, las trescientas, porque te aseguro que las contaré aunque me tenga que poner guantes. Si no las traes, no hará falta que vuelvas a aparecer por clase, porque tu trimestre estará suspendido. A ver si  así se te pasan las ganas de mascar papel.

No podía estar más contenta. Tenía muchas ganas de contárseloa Taeyeon.

-         “Te vas a reír cuando te cuente lo que ha pasado hoy en clase de matemáticas” –le escribí durante la hora del recreo escondida en los lavabos.

Me contestó enseguida.

-      “¿Ahora me vas a dejar con la intriga? Estoy en mi despacho. ¡Ven y cuéntamelo! Puerta 112 en la segunda planta.”

No sabía qué contestar. ¿Yo en su despacho? Ya me estaba poniendo nerviosa  sólo de pensarlo. ¿Y si nos veía alguien? Aunque  seguro  que había más alumnos que iban a su despacho. Que yo fuese a su despacho tampoco podía parecer tan raro, y además tenía muchas ganas de verlo y de contarle todo lo que había pasado.

-     “Vale. Ahora voy” –le contesté nerviosa.

El nerviosismo iba aumentando a medida que me iba acercando a la puerta 112. Esos nervios eran cada vez más habituales,  pero no por ello más fáciles de llevar. Cuando pensaba en él, en sus palabras y en su beso, un  calambre  me  recorría  todo  el  cuerpo,  empezando  siempre  por  el estómago. Cuando llegué, llamé a la puerta y esperé unos segundos hasta que su voz me dijo que entrase. Su despacho era muy luminoso y estaba muy ordenado. Olía muy bien, seguramente por el té que tenía humeando en la mesa. Él estaba sentado escribiendo algo en el teclado del ordenador.

-     ¡Hola! –me dijo con una gran sonrisa.

Se levantó enseguida y se dirigió a mí. Pareció que quería darme un abrazo, pero en el último momento se paró y cogió una silla que había al lado de la puerta, intentando disimular.

-     ¡Hola!.

         -     Ponte cómoda –me pidió amablemente poniendo su silla al lado de su mesa. - ¿Te apetece una taza de té?

-     Vale, gracias.

         -     Bueno, cuéntame, me tienes intrigado –me dijo expectante mientras cogía una taza y me servía el té.

Le conté lo que había ocurrido.

-    Carmen es la mejor –dijo entre carcajadas.

         -     Sí. La verdad es que cuando la ves no parece que pueda dar tanto miedo.

         -     Se lo tiene bien merecido. Se va a pasar toda la noche mascando papel –dijo volviendo a reír. –Con un poco de suerte hará más bolitas en mi clase y así le puedo mandar otras trescientas bolas más.

Me reí. Imaginarme a Nana pasándolo mal me hacía sentir mejor, aunque  sabía  que  en el  fondo  no estaba  bien  pensar  ese  tipo  de  cosas. Taeyeon se quedó un momento mirándome, reponiéndose de la risa.

-      Oye, una cosa que no te dije, espero que tus padres no se enfadasen cuando te quedaste por la noche en mi casa.

Me puse nerviosa, pero intenté disimularlo lo mejor posible

                   -     No te preocupes. Aun están fuera –mentí.

-     ¿Y cuando vuelven? Pensar que estás sola en esa casa tan grande y tan alejada me pone un poco nervioso – dijo con dulzura.

-      El sábado, creo –inventé sobre la marcha –Pero no te preocupes. Ya estoy acostumbrada.

-      Bueno, ahora ya sabes  que cualquier  cosa me puedes contactar.

Me acordé del regalo. Aún no le había dado las gracias personalmente.

-       Es verdad… perdona… soy una mal educada. Ni siquiera te he dado las gracias al entrar –me disculpé avergonzada.

-       No te preocupes –sonrió amablemente.

-       Es un regalo demasiado caro. Me siento mal porque te hayas gastado tanto dinero en mí.

La sirena sonó anunciando el final del recreo.

-       No pienses más en eso. Me hace feliz poder hablar contigo, y así sé que si te pasa algo tienes algo para poder comunicarte.

Me levanté para ir a la puerta. Taeyeon se levantó para acompañarme.

Fui a abrir la puerta, pero justo en aquél momento Taeyeon se avanzó un poco y me dio un beso en la mejilla mientras ponía su mano en el otro lado de mi cara, como si me aguantase la cabeza. Me puse colorada al instante y se me volvió a cortar la respiración. El contacto de su mano con mi piel me supo a terciopelo y sus labios suaves en mi  mejilla me sacudieron el cuerpo como si le hubiese dado una leve descarga eléctrica. Le miré un poco tímida y sonreí. Taeyeon también sonrió.

-     Te veo de aquí una hora –me dijo con dulzura.

-     Vale.

Tenía que dejar de mentirle y tenía que encontrar la manera de decirle la verdad. Esos fueron mis únicos pensamientos durante la siguiente hora, y los que me habían atormentado unos días atrás. Estaba asustada de qué pensaría  cuando  supiese  que  le  había  mentido,  pero  no  podía  seguir adelante sin decirle la verdad, pero,  ¿y si después de eso no querría verme nunca  más?  Sabía  que no podía  seguir  mintiendo,  pero me daba  miedo perderlo. Esos últimos días habían sido increíbles para mí. Había sentido cosas que jamás había sentido antes, y cada vez me sentía más enamorada de él.

-         Tiffany, te toca –me sobresaltó Taeyeon mientras estaba sumida en mis pensamientos.

Taeyeon había decidido que fuésemos saliendo de uno en uno delante de toda la clase a leer la redacción. Después nos hacía preguntas sobre por qué habíamos escogido la obra y qué entendíamos de ella. Marcos, uno de los chicos más tímidos  de la clase, volvía a su pupitre al haber acabado  su presentación. Estaba   pálido y sudoroso, y parecía que en cualquier momento  fuese a vomitar. Alguna vez había intentado  hablar  con él, en cursos anteriores, pero era tan tímido que no conseguía apenas contestarme.

Me levanté  y fui hacia  la pizarra.  Taeyeon  me sonrió discretamente. Respiré  hondo. La verdad es que a mí tampoco  me hacía  mucha  gracia hablar  en  público,  sobre  todo  cuando  Nana y  su  clan  me  miraban fijamente para hacer que estuviese todavía más incómoda.

                            -       La pintura que he escogido es Ophelia, de John Everett Millais.

Taeyeon me miró interesado. Escribió en un ordenador que había en su mesa buscando la obra como hacía con los demás. Una vez la encontró, la proyectó justo a mi lado para que todo el mundo pudiese verla.

                   -       Muy bien. Ya puedes empezar a leer tu redacción. Cuando  empecé,  todos  se  quedaron  raramente  callados.  Incluso

hubiese podido decir que estaban interesados. Cuando acabé, todos me estaban mirando, como si quisieran que continuase.

-      ¡Muy buena redacción, Tiffany! –dijo Taeyeon entusiasmado.

Notaba cómo mis mejillas se ponían coloradas. Taeyeon me miraba, como si quisiera decir más cosas pero se estuviese conteniendo.

-        ¿Por qué es tu obra preferida? -preguntó como había hecho con los demás.

-        La historia que representa para mí es muy bonita. Es una pintura basada en un personaje de Hamlet de Shakespeare, y éste es el momento justo antes de morir ahogada  después  de caer al río. La historia  cuenta  que su vestido  la mantiene  a flote durante  un tiempo,  y ella, sin darse  cuenta   de  cuál   será  su  destino,   canta   canciones mientras  es  arrastrada  lentamente  hacia  su  muerte.  Esta pintura me gusta porque de alguna manera demuestra como algo tan bonito, como es la pintura, esconde un mensaje tan triste. Aun así, me parece  que es una de las muertes  más bonitas  en la literatura  y que la pintura  no hace más que añadir belleza a ese momento.

Taeyeon volvió a mirarme asombrado. Yo seguía sintiendo mis mejillas al rojo vivo. La clase seguía en silencio escuchando cada palabra que decía.

                             -     ¿Y puedes ver algún simbolismo en la obra?

-      Sí. Los colores juegan un papel importante en el simbolismo.  Por ejemplo, la amapola que flota en el agua significa  sueño  y  muerte,  lo  cual  tiene  que  ver  con  la historia    – expliqué señalando la flor. -También hay gente que dice que la posición en la que se encuentra Ophelia tiene connotaciones religiosas.

Taeyeon anotó en un cuaderno que tenía. Me miró y sonrió.

                    -     Muy bien, ya puedes sentarte.

La    tensión    disminuyó,   la    clase    volvió    a    tener    los    habituales murmullos y pude al fin relajarme un poco sentada de nuevo en mi pupitre. Los demás fueron pasando uno tras otro hasta que todos leyeron su redacción.

-       Para la próxima clase no os voy a poner deberes. Los  que no  habéis presentado esta redacción espero que sepáis  que  si  no  la  entregáis  para  la  próxima  clase  os quedará  un cero que hará promedio con los otros trabajos y el examen final. De todos modos, aunque lo traigáis para la próxima clase, sólo podré contaros sobre 5, ya que no sería justo que os puntuara sobre 10 como a los demás que lo han entregado a tiempo.

Nana no  parecía   muy  preocupada.   Tres  personas   no  habían entregado el trabajo y ella era una de ellas, lo cual no era de extrañar.

Sonó la sirena.

-         Muchas gracias por vuestro trabajo. Veo que hay mucho nivel. La semana que viene os entregaré las notas.

Todo el mundo empezó a salir lo más rápido posible. Era la última hora del día. Mientras recogía mis cosas, Taeyeon se acercó a mi pupitre.

Please Subscribe to read the full chapter

Like this story? Give it an Upvote!
Thank you!

Comments

You must be logged in to comment
silvanaph #1
por favor no abandones este fic siguela por favor.... vuelve por favor :(
Valeri-blue #2
Chapter 8: No nos abandones o si no pensare que ese es el final.. Un final triste
dafnytae
#3
nos abandonaste :,(
isisaks #4
Chapter 8: Vuelveeeeeeee
LlamaAmerica #5
Heey seguirás esta historia? :(
silvanaph #6
Actualiza!!!!!!!!!!!!!!!!!!! por favor gracias
mafita13
#7
Actualizaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!!! pooooorfaaaaaaaaaaa
shizuma123 #8
Chapter 8: Actualizaaaaaaaaaa
silvanaph #9
POR FAVOR Actualiza
silvanaph #10
Actualiza por favor el fic... sigue con el fic por favor