¡Lo mastaste!
Navidad de JetiEra una noche hermosa en Seúl pasada la media noche, las calles estaban adornadas con luces y bambalinas porque faltaban unos días para Navidad. Aun había personas caminando a sus hogares en silencio a excepción de dos mujeres.
- Fany-ah – uso su aegyo y mostro sus ojos de gato
- No puedo resistirme a eso – la abrazo y beso en los labios – Te amo, Jessi –
- También te amo, Tiff – beso su mejilla haciéndola sonrojar – Eres como Rudolph el reno – se burlo
- Yah – cubrió su rostro
- No, no – le quito las manos – Te ves muy tierna… Quiero una foto – saco su móvil del bolso para capturar el momento, pero Tiffany volvió a cubrir su rostro mientras negaba con la cabeza – Steph –
- No, Jessi –
- Por favor – hizo un puchero
- No –
- Ni siquiera me has visto –
- Sé que tiene la cara que me obligara a aceptar todo lo que me pidas, así que no te veré –
- Bien – se cruzó de brazos
Tiffany se percató del tono con el que su novia hablo y salió de su cueva – No te molestes, Jessi –
- No estoy molesta – Tiffany volteo los ojos
- De acuerdo, no estas molesta –
- ¿Me dejas tomarte la foto? – uso un gesto muy lindo con su móvil
- No – corrió burlándose de ella
- Regresa – grito de delfín
Las dos comenzaron a correr divertidas sin fijarse en nada más. Tiffany corría mirando a su novia por lo que estaba dando la espalda al camino haciendo que no se percató de un hombre que venía caminando en la misma dirección.
- Tiff – grito de delfín
- Ouch –
- Mi amor, ¿estás bien, te duele algo? – Comenzó a tocarla y revisarla – Steph… Stephanie – la movía – Háblame, mi amor - pidió
- Yah – se quejó – No hagas eso, estoy bien – se levantó con la ayuda de su novia
- ¿Con que te estrellaste? – volteo y vieron al hombre tirado en el suelo – OMG! – grito de delfín
- Señor – se acercó Tiffany al cuerpo – Señor, despierte – pidió
- Lo mataste – Jessica se cubrió la boca
- No, no – Tiffany comenzó a moverlo – Ay no, ay no, lo mate – se levantó y comenzó a dar vueltas preocupada
Jessica se agacho a la altura del hombre y toco el pulso de su cuello - ¡Esta vivo! – Comenzó a moverlo con más fuerza logrando que se golpeara la cabeza – ¡Omo! –
- Ahora si está muerto y por tu culpa – acuso la pelinegra
- Tú lo mataste primero –
- Tú lo remataste –
- Ay no –
- Matamos a un hombre – los ojos de ambas comenzaron a volverse cristalinos
- Oww, me duele la cabeza, ¿Dónde estoy? – el hombre abrió los ojos y vio a las dos chicas abrazadas llorando
- Matamos a un hombre – seguían llorando
- ¡¿Mataron a un hombre?! – pregunto sorprendido
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