Probador

The Positive Complex

Primer capítulo lector@s. Estoy muy feliz por el gran recibimiento de la historia. Pronto contestaré a lo que me dicen, añado que leo todo lo que me comentan, sea bueno o malo, siempre es bienvenido. Saludos!!!

 



 

 

Capítulo 1

 

Lo peor de las resacas es el puto dolor de cabeza y esa jodida sed, maldita y pródiga sed que te embarga hasta tener ganas de otra ronda de cervezas. En fin, eso no era lo importante del asunto. Cuando desperté, además de observar mi camiseta perniabierta por cuestiones aún discutibles, me percaté de la soledad en la habitación. Haciendo remembranza de la noche anterior, recuerdo, recuerdo, ¿follé con alguien? Suelo hacerlo muy a menudo, pero ahora que lo pienso, no, sólo asusté a una loca niñata que no paraba de sonreír. Realicé una introspección más a fondo y sí, estuve a punto de follarla, pero no lo hice. La pregunta aquí era: ¿por qué no lo hice? Quizá estaba demasiado borracha como para lograrlo, o quizá…¿fue un sueño? Es una posibilidad. De cualquier forma, ella no me importa.

            Salí de la habitación con toda la normalidad, bueno, omitiendo la parte en la que me taladraba la cabeza y necesitaba una jodida aspirina, todo parecía relativamente normal. Siwon armó la fiesta en grande y como de costumbre, su casa se desmoronó por el barullo de anoche. No me importa, no es mi casa, pero me aprovecharé de buscar algún botiquín que me cure los mareos. Después de un par de minutos y valerme de algo de paciencia (aunque es algo que no suelo mantener) encontré las aspirinas detrás de un stock  en la cocina, bebí agua  y me tragué dos píldoras de un solo sorbo. 

            —Buenas tardes, Kim. —Volteé la cabeza y sin mucho ánimo saludé a Jessica, mi compañera de habitación en la facultad. Para mi sorpresa, su aspecto lucía de lo mejor: un pijama ajustado a su monumental figura y una camiseta holgada. Corroboré con ojos de ersa que no tenía sujetador.

            —Qué hay…Oye ponte algo, después me obligas a mirarte las tetas con malicia, Princesita. —Respondí.

            —Ya sé que eres bestial para los cumplidos, pero no estoy de humor para que las comas con tu mirada.

            —Con la mirada o con mi boca, de cualquier forma ya he hecho ambas —Añadí mientras que la Princesita se burlaba por la nefasta actitud que tomaba contra ella.

            —Sólo ha pasado una vez…

            —No… Han pasado más, pero la última vez es en la que no has fingido demencia. Princesita, tú eres de esas psicópatas que guardan su reputación sobre “No soy una lesbiana” —Me le acerqué y pellizqué su pezón, ella se enoja y encorva el cuerpo, pero sé que le gusta —Somos tan cercanas.

            —Estate quieta, Kim. —Ella se sonroja y yo me divierto por su actitud. Jessica es algo así como una follaamiga y todo funciona mientras que ella siga siendo la reinita de la escuela que se la monta con el deportista marica más popular. De cualquier forma, me la cojo y la relación funciona porque no sentimos nada la una por la otra. Antes de que salga de la cocina, me sujeta de la muñeca y espero a que hable. —Necesito hacer unas compras, ¿vienes?

            —¿Y qué gano yo? —Pregunto. Es que es verdad, me jode que ocupen mi tiempo en burradas. Yo no actúo si no hay algo de por medio que me beneficie. Ella sonríe con malicia.

            —Te conviene.

            —No lo creo. —Sigo mi camino, pero luego me detengo a pensar que no tengo transporte y Jessica es un buen prospecto a chofer. —Bien, voy contigo pero me llevas de regreso a la facultad.

            —Dalo por hecho.

            Subimos a su camioneta, y tuve el descaro de ponerme las gafas de sol guardados en la cajuela. Si dormía un rato en lo que llegamos a las tiendas de ropa, donde seguramente Jessica me llevaría. Mientras tanto, yo seguía pensando en esa alienígena que posiblemente fue parte de una retorcida y carente forma de imaginar. En cualquier caso, ya la olvidaría, sólo que admito que ella me frustraba y yo detesto que mi humor se opaque. Al cabo de unos minutos, la Princesita aparcó en el estacionamiento frente al magno centro comercial. Yo desperté y aún con los lentes puestos, me rasqué la cabeza y observé a Jessica con pesar.

            —¿Nos tardaremos?

            —Eso depende.

            —¿Que no puedes comprar la ropa online? Eso lo hago yo, me funciona y no tengo que andar recorriendo tienda por tienda. —Jessica me observa con frialdad y aún así sé que no está molesta. Me conoce, soy alguien difícil pero en ocasiones tolerable.

            —Te compraré algo.

            —No me importa.

            —De cualquier forma lo haré. Esos deportivos ya se están desgastando. —Yo me observo y aunque sé que no tengo la apariencia sacada de la última temporada de Milán, tengo pasta, igual o incluso más que la Princesita.

            —Sigue sin importarme.

            —Sólo sígueme, amargada — y me toma del brazo. Para ser una lesbiana de clóset era bastante atrevida la niña, sin embargo, yo me concentraba en la penosa necesidad de comer algo. Ahora me estaba muriendo de hambre.

            Mientras caminábamos por las tiendas, concebí el hecho de que la Princesita se tardaría más de lo previsto así que hice algo de plática para saber la razón de su  odisea por las tiendas.

            —Bikini… —Yo me reí —. Sé que tienes buen gusto en lencería y quería saber cuáles eran las más, ya sabes…

            —Jessica, si te gustan las mujeres no tienes que fingir que sales con un cabrón decerebrado.

            —¡No me gustan las mujeres! —No hay peor mujer que niega admitir su propia realidad. Yo enarqué una ceja desinteresada y sin creerle una sola palabra de lo que decía

            —Claro y yo soy una cantante famosa en un grupo de mujeres… —Ya no quise insistir y tampoco era un tema que me quitara el sueño, ir por lencería de mujer tal vez me permitiría acostarme con Jessica en el auto. ¿Qué sé yo? A la Princesita le gusta que me coma su coño, no sé por qué tanta insistencia en comprar tangas.

            Al cabo de una hora y posterior a la decidía exasperante de Jessica, por fin salimos de la tienda. No suelo ser muy observadora, o al menos no sí realmente me importa una mierda lo que me rodeaba, pero algo muy particular llamó mi atención. En el primer piso de la zona de ropa había una pequeña tienda estilo vintage en donde precisamente, la alienígena se encontraba. ¿Sería ella? Me preguntaba si realmente lo era.

            —Ahora vuelvo —Digo sin pedir autorización de nada y dejo a Jessica cargada de bolsas, mientras tanto, yo bajo por las escaleras eléctricas a corroborar mis dudas. No hay muchas personas en la tienda, si acaso una o dos mujeres. Desvío la mirada hacia el mostrador y ahí estaba la niña que escupe arcoíris por la boca. No sé por qué pero tengo la necesidad de entrar a esa puta tienda. Después de pensarlo en no menos de tres segundos, finjo algo de demencia y pretendo observar los vestidos que están contra esquina de la alienigena. Raspo un poco mi garganta para que ella note mi presencia.

            —¿Puedo ayudarte en algo? —Me pregunta con esa particular sonrisa vomitiva. Yo me cruzo de brazos y finjo demencia. La observo con acidez, ella sólo sigue sonriendo.

            —¿Trabajas aquí?

            —Pues sí…aquí trabajo. —Ella sólo espera a que yo le solicite mi pedido, pero no sé exactamente qué decirle. Por primera vez, no sé qué decirle a una mujer.

            —¿Tú eres la chica de anoche? Tiffany

            —Sí, TaeYeon. ¿Dormiste bien? —La verdad es que no supe en qué momento me quedé dormida y tengo lagunas mentales al respecto, pero no quiero decírselo.

            —Sí, sí. Una pregunta, ¿tú y yo nos enrollamos anoche?—Ella vuelve a sonreír. Comienza a molestarme esa actitud, bueno en realidad, toda ella me causa nausea y aún así estoy aquí para preguntarle algo tan inocuo.

            —Ah, sí… —Yo no lo recuerdo. ¿Entonces me follé a sonrisitas de unicornio? Bueno, no está mal la señorita. Debí haberlo hecho y fue tan malo que lo olvidó mi propio alcoholismo. —Nos enrollamos en la cama…

            —¡Carajo! No me refiero a eso.

            —¿No?

            —¡No, idiota! —Le espeté porque ya me había sacado de mis casillas — Me refiero a que si tuvimos o.

            —Oh… —Ella se mantiene en su postura, está serena y se rasca la barbilla para responderme. —Yo quería que lo hicieras…

            —Entonces no lo hicimos, ¿por qué no lo hicimos?

            —Porque tú no quisiste.

            —Que yo no quise… —Ella me silenció en susurro. Recordé que trabajaba ahí, entonces yo disminuí el volumen de mi voz.

            —Dijiste que no tendrías o conmigo.

            —¿Eso dije?

            —Sí —Respondió un poco desanimada. ¿De verdad dije eso? Qué chica más extraña. Le acabo de decir idiota, me parece aburrida y estúpida, pero no viéndola detenidamente, creo que yo soy la estúpida por no aprovechar la situación. —Si necesitas ayuda o tienes alguna duda estaré cerca…

            —De hecho, necesito tu ayuda —La detengo. No quiero que se vaya, no pregunten la respuesta porque ni yo misma lo sé. —Quiero regalarle algo bonito a mi novia.

            —¿Tienes novia, TaeYeon? —Me pregunta perpleja.

            —¿Hay alguna ley que me prohíba no tenerla? —Ella no dice nada al respecto y prefiere tornarse para seguir con su trabajo. —Tiene algo así como tu complexión. Tal vez si te pruebas… —cojo el primer vestido que encuentro y luego voy a por otro y otro, se los extiendo —póntelos.

            —Pero yo trabajo aquí…

            —No me importa. Acabo de decir que mi novia tiene la misma complexión que tú y yo soy un cliente muy especial.

            —TaeYeon, no creo que sea buena idea, no está permitido…

            —Si te quedan, compraré todos.

            —Pero…

            —¿Qué sucede? —Pregunta una mujer más grande. Imagino que es la supervisora o la jefe de Sonrisitas y yo regocijo de gusto —¿La están atendiendo bien, señorita?

            —Lo cierto es que no. Quería saber si su empleada podría ayudarme probándose estas prendas para mi novia dado que parecen tener la misma complexión… —La observo, se siente cohibida y me gusta verla así. Me gusta ver como las personas se contraen mientras me miran. Justo ahora, me gusta verla, simplemente verla —pero ella afirma que eso no será posible. Lamento escuchar eso porque tenía planeado comprar todas y cada una las prendas, si es que le quedaban.

            —Tiffany, por esta vez… —Mientras me deleito en el predicamento en que se encuentra. Sonrisitas recibe su castigo por contradecirme. Momentos después, nos quedamos solas y ella coge todos los vestidos primaverales que saqué al azar. Yo la sigo y no me molesta la idea de entrar puesto que también soy una mujer, pero una mujer muy impaciente.

            Observo que ella entra en el tercer cubículo y me quedo afuera mientras se cambia. Después de unos minutos, me viene a la mente algo sensacional, así que camino con toda la gloria que me proporciona el deseo de joder a Sonrisitas y entro al probador.

            —¡Oh, demonios! —La chica me mira sorprendida por el atrevimiento. Esta vez no sonríe porque está semidesnuda. Lo único que trae puesto son las bragas y un sujetador muy mono. Creo que ese conjunto se parece a unos que vi hace rato con la Princesita. —¿Qué…haces aquí?

            —Quiero ver cómo te quedan.

            —Pero puedes esperar  fuera —Dice con temor. Me agrada saber que Sonrisas de arcoíris tiene sangre en las venas, el temor es algo que me gusta que sientan.

            —No…  —El espacio es limitado, pero aún así sigue siendo lo suficientemente amplio para las dos. Yo me acerco, ella retrocede con el vestido en manos hasta quedar atrapada entre la pared y mi presencia. —Para ser una niñata estúpida no estás nada mal. —Ella se contrae, me observa, relame sus labios y yo observo los de ella, me causa ansiedad esta circunstancia. Algo me pide que la bese, que la toque y sin embargo, no hago nada.

            —¿Qué pasa? —Pregunta al saber que me distancio lo suficiente para que ella pueda hacer lo que le plazca. No sé por qué, pero tengo el presentimiento de que Sonrisitas quería que se incendiara el cubículo con gemidos y calientes faenas. Tal vez era un presentimiento muy acertado, pero me contengo y me siento en el escabel para después cruzarme de brazos.

            —Nada. Sólo me quedaré aquí en primera fila a observar cómo te pruebas uno a uno lo que yo diga…

            La perspectiva que tengo de su anatomía es claramente envidiable para ojos curiosos. La susodicha Tiffany, cuya sonrisa me causaba nausea y vértigo, estaba profiriéndome un espectacular panorama de su cuerpo. Se contrae por la manera en que mis ojos la devoran, pero mi cuerpo no hace nada al respecto, se queda estático, vacío y trata de comprender el motivo por el cual no me atrevo a tocarla.

           

 

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Comments

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JeanLeeJong #1
Chapter 3: Waaa esta historia está genial, me encanta la Tae en perra y Tiffany inocente, porfavor actualiza esta historia, tiene potencial para ser un gran fic, como todos los anteriores que he leído tuyos
amadeo1719
#2
Chapter 3: Tu juegas con la lógica de las cosas y eso me hace tener que leer con más calma, de lo contrario temo perderme de algunas cosillas que pueden resultar importantes después.
Amo eso también hahaha

aws aws! pues yo no creo que se le haga a TaeTae tan pronto!
loveable11 #3
Chapter 3: 7u7 a la 43 ...... continualoo ¡¡¡ y que no paren esta vez XDD
ladyhalihell #4
Chapter 3: OMG!!!!!! Lo dejas en la mejor parte Unii T.T espero la conti prontoooo
TaeTaeTaenyLove #5
Chapter 3: continua! :D
jesiusby #6
Chapter 3: OKAYYYYY, NO PUEDES HACER DE ESTE FANFIC SOLO 5 CAPITULOS, tiene demasiado potencial. Please make more chapters <3
taeny-love
#7
Chapter 2: Tus historias siempre me atrapan. Tienen un toque profesional muy tuyo. En verdad me encanta como vas redactando la historia, espero y actualices pronto:D
Saludos y que tengas un buen fin de semana.
Pd: en verdad muero por que actualices esta historia!:3
PoeticMadness #8
Chapter 1: Taeng no quiere profanar a la inocente Miyoung, jajaja, genial!
PoeticMadness #9
Phany es tan linda, y Taeng una zorra niña ruda, me fascina, vamos a por el segundo capitulo!