Miré el calendario que estaba en el escritorio frente a mi cama. Sonreí ampliamente. Era jueves y también era el día de visitas, lo que significaba que vería a Taeyeon.

Corrí al baño para terminar de arreglarme frente al espejo. Espero que a Taengoo le guste como se ven estas delicadas ondas en mi cabello. Apliqué brillo labial y asentí gustosa con el resultado. Tengo que lucir espectacular para mi súper y novia. No puedo permitir que durante mi ausencia, alguna aprovechada intente arrancarla de mi lado.

Sin embargo, Taengoo me ha dejado claro que me ama y que mis temores tontos no tienen fundamento. Aun así, nunca está de más prevenir un poco. Dije internamente antes de rociar mi cuello y muñecas con mi fragancia favorita. 

Tomé del pequeño librero la novela que tenía empezada y comencé a leer, sentándome cómodamente en el sillón que estaba frente a la ventana.

Estaba tan absorta en la lectura que no me percaté de que uno de los enfermeros llamó a mi puerta hasta que me habló, asomando el rostro por la abertura.

-Jessica, puede salir-comunicó con seriedad y mirándome temeroso.

-No se preocupe, nada empañará mi felicidad de hoy-comenté mientras colocaba el separador entre las hojas del libro para proceder a acomodarlo donde iba.-Además, ingerí todo mi medicamento.

Suspiró con alivio y se limitó a abandonar la habitación. Acomodé mi suéter azul y caminé hacia la sala de visitas. En el trayecto me encontré con algunos pacientes con los cuales había entablado amistad.

-Hoy veré a Taengoo, les cuento después-prometí con la sonrisa que se tatuaba en mi rostro cada jueves de cada semana desde que estaba en la clínica.

Apenas cruzaba el umbral cuando la vi esperando de pie junto a la mesa donde siempre conversábamos. Corrí a sus brazos y me atrapó. Sus labios curvados hacia arriba con esa pizca de seducción y encanto que me volvía loca de deseo. Me miró con amor fijamente antes de mover su rostro hacia mi costado.

-¿Puedo besarte?-preguntó con cautela, observado en dirección de los guardias. Cualquier palabra emitida por sus cuerdas vocales sonaba estremecedora para mis oídos. Su voz era algo así como un o auditivo.

Observé a los hombres y rápidamente evadieron mi mirada.-Ellos no pueden impedirlo-respondí acariciando sus mejillas antes de acercar mi rostro hacia el suyo y besarnos.

El fuego que viajaba por cada una de mis terminales nerviosas quemaba como la primera vez que nos besamos. Su lengua traviesa luchaba contra la mía y hasta que le gané, nos separamos.

Se sentó frente a mí e inmediatamente estiré la mano sobre la mesa, mi rubia apretó mi mano con cariño al instante.

-¿Cómo has estado?-cuestionó con preocupación.

-¿Cómo crees que es estar encerrada aquí?-se angustió al momento, su expresión facial la delataba.-Quiero decir, no es agradable que me priven de mi libertad, pero es soportable. Me he portado bien esta semana-respondí dándole golpecitos a la palma de su mano con las yemas de mis dedos.

-Me alegra-comentó haciendo lo mismo que yo le hacía-Sabes que es por tu bien. Tus padres así lo quisieron.

-¿Y así lo quieres tú?-inquirí con terquedad como lo había hecho en cada una de sus visitas anteriores.

-Por supuesto que no. Lo que más quiero es tenerte a mi lado-respondió tomando mi mano izquierda entre sus cálidas manos.-Pero hasta que nos casemos podré tomar decisiones de tal magnitud-explicaba mientras yo miraba el anillo en mi dedo anular. Fui inmensamente feliz aquella noche en que me pidió ser su esposa.

Podría sonar ridículo y cursi, pero lo nuestro fue amor a primera vista. Ella robó mi atención mientras bajaba de su automóvil y yo la miraba desde las escaleras de piedra de la entrada de la facultad. Fui tan boba que hasta dejé caer mis libros…Sorpresivamente la y chica del deportivo negro corrió a ayudarme. Creo que no era la única que espiaba a lo lejos. Nuestras miradas se cruzaron cuando terminó de recoger mis libros y en ese momento supe que estaba enamorada… Locamente enamorada de por vida…Y ella sintió lo mismo.

Éramos, según decían nuestros compañeros de universidad, una pareja hecha por el cielo, perfecta una para la otra. Ambas hermosas, muy inteligentes, con clase y buen corazón. Kim Taeyeon y Jessica Jung, dos arquitectas que tenían el mundo a sus pies. Nos llovían proyectos y propuestas de trabajo incluso antes de titularnos. Afortunadamente ya habíamos diseñado la más bella de cualquier construcción, el mejor monumento al amor… Los planos para nuestra residencia soñada están listos desde antes de que me internaran en la clínica. 

-¡Oh! Olvidé decirte que ya iniciaron la construcción de nuestro hogar. Espero que no te moleste-había cierta inquietud en sus palabras. ¿Acaso temía que me enojara y comenzara a estrellar contra las paredes todo lo que había en la habitación?

-¡Claro que no, Taengoo!-le aseguré besando su mano-Jamás podría enojarme con alguna de tus decisiones. Total, no iba a participar pegando ladrillos o colocando el piso. Nosotras hicimos lo más importante: un diseño perfecto. En cada trazo pusimos todos los sentimientos maravillosos que sentimos…-El perfecto rostro de mi prometida se iluminó y me nació la necesidad de delinear cada una de sus facciones con mi dedo índice.

-Me haces cosquillas-dijo entre risas cuando paseaba por su sien.-Quiero que la casa esté lista para cuando salgas de aquí-me explicó tomando mi dedo y besando la punta.-Porque quiero que nos casemos apenas pongas un pie fuera de esta institución, Sicachu.

-Parece que lees mi mente. Planeo lo mismo-le aseguré sonriendo con dulzura.

-Hablando de leer-murmuró mientras buscaba algo en su bolso que descansaba en la silla a su lado-Es para ti-colocó el regalo en la mesa.

-¡Gracias, Taengoo!-grité emocionada desenvolviendo el obsequio: un libro antiguo pero bien cuidado.-Narraciones extraordinarias de Edgar Allan Poe-leí el título mientras lo hojeaba. Un clásico de la literatura americana.- ¿Es de la primera edición?-mi asombro era casi palpable.

-Así es. Sé cuánto te gusta la literatura de Allan Poe por lo que…-su oración murió en mis labios, a causa del enérgico beso que le daba.-Creo que te gustó-comentó mientras limpiaba la sangre que salía de su labio inferior a causa de mi mordida. Tiendo a ponerme un poco salvaje cuando hace este tipo de sorpresas para mí.

-¡Te amo, te amo, te amo!-declaré casi con devoción. Mi felicidad no se podía medir, no conocía límite. Soy tan afortunada de tener a una novia tan maravillosa como lo es Taeyeon.

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Lamentablemente el horario de visita había terminado y tuve que despedirme de Taengoo. La semana pasará volando si recuerdas todos nuestros momentos juntas. Siempre me daba ese consejo antes de regalarme un beso y decir adiós.

Se supone que subsecuente a una visita debía encontrarme con el psiquiatra pero nunca accedía. Por primera vez lo hice.

Una enfermera me llevó a la oficina de la Dra. Seo Juhyun después de la hora del almuerzo.

-Aquí está la señorita Jung-informó la mujer mientras la joven doctora me indicaba que tomará asiento.

-Déjenos solas-pidió la castaña con una tranquila sonrisa.-Es un placer conocerte al fin, Jessica.

-El placer es mío-dije con sarcasmo, observando la gran cantidad de libros tras el escritorio de madera de roble y algunas pinturas en las paredes. Este lugar lucía más académico y elegante que el resto de las instalaciones.

-Noto cierta ironía en tus palabras-comentó caminando hacia su pequeña cocina y trayendo consigo una bandeja.- ¿Gustas té?-Acepté con un movimiento de mi cabeza.- ¿No quieres estar aquí?-preguntó con cautela y una falsa dulzura mientras me pasaba la taza con la bebida humeante.

-¿Quién quiere estar encerrado en una clínica para enfermos mentales?-la confronté sin perder la paciencia y el porte. Una Jung siempre debe ser educada.-No estoy loca.

-Nadie dijo que lo estuvieses-afirmó agitando la cuchara en su taza de porcelana.-Es sólo que tus padres consideran que manifiestas tu enojo de una manera inadecuada.

-No hice nada malo-aseguré tras darle un sorbo al té.

-Prácticamente destruiste tu habitación. Tuviste una reacción muy violenta, extraña en tu comportamiento usual-la castaña intentó recordarme lo que había hecho. ¡Cómo si no lo supiera!

-Mis padres me hicieron enfadar-expliqué con seriedad. Está conversación no nos llevaría a ninguna parte.-Escuche. Estoy tomando el medicamento. Me he comportado correctamente los dos meses que llevo aquí. No sé qué es lo que necesito hacer para que me dejen salir.

-Tan sólo debo realizar algunas pruebas y si el resultado es bueno, daré la orden para que te dejen ir-prometió la psiquiatra para beber un poco de su bebida-Tengo entendido que eres una brillante arquitecta, una de las mejores del país.

-Está en lo cierto. La única persona que puede competir contra mi habilidad es Taengoo-sonreí al pensar en la formidable bina que hacemos mi amada rubia y yo.

-¿Y Taengoo es?-cuestionó acercando el plato con galletas.

-La persona que me visita cada semana-respondí sin querer darle más información.

-Ya veo. Una de las pruebas consiste en que yo esté presente en una de las visitas-me comunicó mientras escribía algo en sus hojas.- ¿Estás de acuerdo en que sea la próxima semana?

-Cuanto antes mejor-afirmé tras meditarlo un poco. Entre más rápido haga esos exámenes y los apruebe, podré correr lejos de aquí y casarme con Taengoo.

-De acuerdo. Mañana te realizarán algunas tomografías y diversos estudios. Te recomiendo que vayas a descansar y no tomes los sedantes esta noche-me dio las indicaciones escritas en un papel violeta y la miré con la ceja enarcada.-Pensé en darle color para hacer menos aburrido esto-comentó con una sonrisa.

Le di un apretón de manos y la debida reverencia antes de salir de su oficina. ¡Haré todo…solo por ti, Taeyeon!

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Una semana llena de exámenes y pruebas médicas transcurrió veloz para mí ya que leía el ejemplar de primera edición que mi novia me obsequió. Bueno, leer no fue lo único que hice. Conseguí un block de dibujo profesional, reglas y estilógrafos gracias a una llamada a mis padres. Decidí matar el tiempo diseñando un condominio para nuestras vacaciones en la playa. Le fascinará a Taeyeon en cuanto lo vea. Consideré su estilo y el mío para realizar una mezcla sensacional.

La época invernal llegó y con ella el frío que lograba penetrar por las ventanas y muros de concreto. La calefacción mantenía adecuada la temperatura del lugar, pero en este momento no estaba encendida. Busqué en el armario la chaqueta blanca con mangas negras que combinaría con la blusa blanca con estampado que vestía y con el ajustado pantalón oscuro.

Podría considerarme privilegiada ya que me permitían usar ropa “normal” en lugar de esas batas de hospital. Papá había arreglado todo con una visita al director de la clínica. ¿Y por qué no me sacaba de una vez? Quizá todavía sentía miedo del arranque de furia que demostré en nuestra residencia aquel día que me dieron una noticia desagradable. ¿Qué era? Ya lo olvidé. Creo que los detalles de esa noche se borraron de mi mente a causa del fuertísimo medicamento.

Agité la cabeza y me concentré de nuevo en mi reflejo en el espejo. Acomodé mi cabello castaño dorado por última vez y tomé los planos para enseñárselos a Taengoo. Mi amado día jueves había llegado.

Decidí sorprender a mi prometida en esta ocasión, así que con unos minutos de ventaja me dirigí hacia la sala de visitas. Un paciente se despedía de su familiar y abandonaron la habitación. Esperé en la silla donde acostumbraba sentarme.

Estaba perdiendo la paciencia cuando observé a mi rubia cruzar la gran puerta. Lucía espectacular con una chaqueta de cuero negro y botas de piel con remaches. Sus blancos jeans rotos dejaban ver la clara y tersa epidermis de sus muslos. ¿Qué comía que cada semana la percibía más bella y seductora? No pensé que fuese posible que aumentara su nivel de perfección.

-Pareces una motociclista ruda y mala-canté en su oído para después morderle el lóbulo, estrujándolo con cuidado entre mis dientes.

-Claaaro, con ropa de diseñador-dijo guiñando coquetamente antes de besar mi frente-Te extrañé, Sicachu.

-Yo también, Taengoo-afirmé abrazándola con todo mi ser. Inhalé la esencia que emanaba de su cuello tantas veces que perdí la cuenta. Mi rubia se limitó a acariciar mi cabello con suavidad, abrazándome hacia ella. Bajó el rostro al momento que yo elevaba el mío y nos besamos.

-Este día la psiquiatra estará con nosotras. Espero que no te incomode-le conté cuando rompimos el excitante contacto.

-Por supuesto que no-afirmó despeinándome ligeramente-Estamos juntas en esto, amor-unió nuestras narices y me besó otra vez.

Conversamos unos minutos más hasta que vi a la doctora Seo entrar al recinto.

-Se ve muy joven-comentó Taengoo mientras nos poníamos de pie para recibirla, con nuestras manos agarradas y los dedos entrelazados.

-Pobre de ti si la ves de más-la amenacé y le di un suave, juguetón codazo.

-Sólo tengo ojos para ti-juró antes de besar mi mejilla.

-Buen día Jessica y…-la doctora Juhyun dirigió curiosa la mirada hacia nosotras.

-Ella es Taengoo-presenté a mi novia, quien estrechó su mano con la mujer.

-Es un gusto-dijeron la psiquiatra y mi amada.-Espero no molestarles, pero en esta ocasión debo analizar cómo se comporta Jessica con personas externas a la clínica. Observaré desde lejos-explicó la castaña antes de dirigirse a otra mesa.

-Quiero mostrarte estos planos-le conté mientras extendía las hojas frente a ella.

-¡Sí que has estado dibujando, Sica!-dijo sorprendida y con una sonrisa de 100 megawatts.

-Lo diseñé para las vacaciones en la playa de nuestra segunda luna de miel-comenté feliz antes de que tomara mi rostro entre sus manos y besarme con cariño.

-¡Eres grandiosa, bebé!

Pasamos casi una hora y media hablando de cada detalle del inmueble. La doctora Seo no alejaba su mirada de nosotras, pero no importaba, mientras estuviese con mi adorada Taeyeon.

-Jessica, creo que la visita debe concluir-anunció la mujer sin dejar de anotar en su registro.

-No te preocupes. Nos veremos otra vez. De seguro la doctora observó tu excelente comportamiento-aseguró mi rubia abrazándome con amor y me besó.

-Te amo, Taengoo.

-Te amo, Sicachu.

Seo Juhyun se despidió para darnos unos últimos minutos de privacidad.

-¿Trajiste una bufanda?-preguntó con preocupación.

-No. Justamente hoy busqué entre mi ropa y no encontré ninguna.

Se quitó su bufanda de animal print y la envolvió en mi cuello. Esto era lo que más amaba de ella: sus hermosos detalles. Siempre desprendiéndose de lo que tenía para hacerme feliz.

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Analicé las tomografías e interpreté los estudios por décima ocasión. El resultado era el mismo. Suspiré derrotada y anexé las últimas hojas al expediente de Jung. Antes de cerrar la carpeta, la fotografía de la primera página llamó mi atención. Jessica Jung es sin duda hermosísima. Apenas tiene 24 años y no puedo ayudarla. En toda mi experiencia profesional jamás me había topado con un caso así.

Miré mi reloj de mano. Mi cita de este día no tardaría en llegar. Caminé hasta la ventana y observé el jardín que se extendía por varios metros frente a la clínica mental. La belleza del paisaje nevado no evitó que mi mente regresara al caso Jung. ¡Qué injusticia! Una mujer de brillante inteligencia, con un futuro por delante, condenada a vivir el resto de su existencia medicada y preferiblemente aislada. A veces la realidad supera a la ficción.

Unos golpecitos en la puerta evitaron que me sumergiera en una oda de lamentos. Tengo que ser profesional.

-Adelante-dije sentándome nuevamente detrás de mi escritorio.

Una pelinegra fashionista saludó con la debida reverencia y estiró su brazo hacia mí-Buenas tardes, soy Krystal Jung. Un gusto, doctora Seo-las palabras eran sinceras, pero no podía ocultar la falta de vitalidad en ellas. Su hermoso rostro era enturbiado por el dolor. Seguramente la hermana de Jessica era preciosa antes de que encerraran a la mayor en este lugar.

-Buenas tardes, señorita Jung. Siéntese por favor-tomamos asiento y la desolación en sus ojos conseguía entristecerme.-Pensé que sus padres también vendrían.

-Mamá no puede ver a Jessica perder el control otra vez, eso le rompería el corazón, y papá está a su lado. Yo…no quise hacerlo más difícil para ellos-dijo tratando de ocultar lo difícil que también era para ella. Pobre. A sus 19 años tuvo que crecer de golpe.- ¿Cómo está mi hermana?-cuestionó con urgencia y miedo de escuchar un resultado negativo. Desafortunadamente yo no tenía otro resultado que ofrecerle.

-Su hermana está excelentemente bien físicamente. Socialmente ha sido capaz de establecer relaciones cordiales con sus compañeros, se comporta apropiadamente con el personal. Lee e incluso ha elaborado algunos planos.

-¿Y mentalmente?-preguntó con evidente interés.

Tragué saliva antes de responderle.-Sus arranques violentos desaparecieron a las dos semanas desde que entró a la clínica. Ha estado consumiendo el medicamento apropiado desde su ingreso. Hemos disminuido la dosis conforme demostró su capacidad de interactuar positivamente con las personas. Sin embargo, es necesario que siga con el tratamiento-Krystal trataba de sonreír pero no podía. Supongo que esperaba encontrar mejor a su única hermana.

-¿Puede dejar la clínica? Podemos acondicionar todo en casa.

-No es lo apropiado-respondí antes de comunicarle los resultados de las pruebas.-A pesar de que tiene consciencia del tiempo y el espacio, y puede relacionarse con las personas; los estudios de su actividad neuronal y las tomografías de su cerebro revelan que se ha alterado la actividad de la zona encefálica-comencé con la explicación para la pelinegra.-Primeramente las zonas de asociación de su corteza cerebral, que es lo que se conoce como la materia gris externa, sufrieron cambios de los patrones normales. Es por ello que la memoria de Jessica y la manera en que interpreta la información sensorial entrante se vieron afectadas. Ella no recuerda el motivo por el que discutió con sus padres.

-Continúe por favor-pidió Krystal Jung apretando sus manos, tratando de ser fuerte.

-Los lóbulos frontal y temporal del cerebro, que se encargan de la toma de decisiones, rasgos de la personalidad; y la motivación, emoción, y memoria, respectivamente, presentan una modificación que necesita ser tratada obligatoriamente con medicamento y su confinamiento aquí.-La joven adulta dejó caer dos lágrimas por cada una de sus mejillas, pero se recompuso al instante.-Quisiera saber que ocurrió en el pasado de Jessica para que haya sufrido tales alteraciones de la actividad cerebral, sin embargo, su expediente no está completo.

-Mi padre se negó a escribir todo para evitar que se lo recordaran-explicó la chica.

-Olvidé decirle que su hermana inventó una especie de amiga imaginaria a quien llama Taengoo. Cada jueves desde que ingresó asiste a la sala de visitas y allí pasa dos horas conversando con el aire. Al principio los enfermeros pensaron que Jessica estaba fingiendo, por lo que estuve en una de esas sesiones.-No me gustaba dar esta clase de noticias a los familiares de los pacientes, pero tengo que hacerlo, es parte de mi trabajo como psiquiatra.

-¿Qué es lo que habla con Taengoo?-preguntó con interés la menor de las Jung. Percibí como sus ojos se abrieron como platos cuando mencioné el nombre de la amiga imaginaria.

-En esa ocasión le mostró los planos con los que trabajó por una semana. Los enfermeros y yo hemos percibido que tienen una especie de relación sentimental, ya que siempre parece que Jessica está besando o abrazando al espacio frente a ella. Lo cual nos indica que tiene alucinaciones. Pero es curioso que solo sean sobre esa persona. Para su hermana, Taengoo es real y la visita cada semana.-Le conté lo que había registrado en mi exhaustivo estudio mental.

-No ha podido olvidar-murmuró Krystal con pesar-se niega a aceptar la verdad-sus palabras aumentaron mi necesidad de comprender el caso a la perfección.

-¿Qué verdad se rehúsa a aceptar? ¿Quién es Taengoo?

La triste muchacha inhaló y exhaló antes de responderme.-Taengoo es el apodo de Kim Taeyeon, la prometida de mi hermana. Ella y Jessica sufrieron un accidente automovilístico hace 3 meses. Un hombre que conducía ebrio y drogado perdió el control de su auto y se estampó contra el carro en que viajaban mi hermana y su novia. Al parecer Taeyeon se percató del auto que estaba a punto de estrellarse por el lado donde estaba Jessica, por lo que desató su cinturón y protegió con su cuerpo a mi hermana-me contó sin poder evitar el río de lágrimas.-Taeyeon murió casi al instante cuando una pieza metálica le atravesó el cráneo. Ella dio su vida por la de Jessica.-Sus palabras causaron un nudo en mi garganta.-Mi hermana sufrió heridas relativamente menores y despertó una semana y media después del accidente.-Estaba asombrada por ese sacrificio de amor, yo que pensaba que ya no existía esa clase de demostración del más puro de todos los sentimientos.-Cuando mis padres le confesaron que Taeyeon falleció por ella, Jessica perdió el control. Lloró sin parar dos días y después tuvo su ataque violento de histeria…Es por ello que la internaron.

Le brindé un pañuelo desechable a Krystal y tomé otro para mí. En mi cabeza se repetía la información faltante del expediente de la arquitecta Jung. Ahora que el rompecabezas estaba completo tenía dos posibles caminos. El primero: tratarla con toda la tecnología y fármacos que disponía para intentar recuperar su consciencia al 100% y regresarla a la realidad donde sufriría por haber perdido al amor de su vida. El segundo: permitirle seguir con sus fantasías y alimentar con mis mentiras su delirio de Taeyeon, dejándola ser feliz en una realidad alternativa inventada por su trauma emocional… ¿Quién era yo para decidir por ella? Si estaba claro que Jessica Jung ya había tomado la decisión desde hacía meses.

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-Pensé que pasaría la navidad a tu lado-dijo una castaña con un puchero, intentando que la ilusión de su novia fallecida le prestase más atención.

-Estás a mi lado-afirmó con una sonrisa la rubia imaginaria-No importa donde lo pasemos mientras estemos juntas.

La sala de visitas estaba tan decorada que incluso tenía un gran árbol navideño para alegrar a los pacientes. La psiquiatra Seo Juhyun había dado la orden de que no molestasen a la señorita Jung los jueves a la hora de visita, por lo que en la habitación solo se encontraban ellas.

-¡Es hora de intercambiar los regalos!-la enferma mental colocó la gran caja sobre la mesa, extendiéndola hacia Taeyeon.-Espero que te guste, Taengoo.-Jessica había pedido un regalo muy especial y extravagante a su hermana menor. Krystal lo compró con dolor, pensando en que su querida hermana mayor le daría el presente a la ilusión de su prometida que recreaba en su mente.

-Sé que me encantará-aseguró la rubia sonriéndole-Espero que te guste el mío, no es la gran cosa.

La castaña aceptó la caja envuelta en papel plateado y con un llamativo moño azul eléctrico.-Sé que cada acción u objeto que haces o compras sale desde el fondo de tu corazón.

-Me conoces bien…Sabes que hasta daría la vida por ti-afirmó Taeyeon, acariciando las manos de Jessica.

-No digas eso, Taengoo. Mejor abrimos los regalos-pidió la menor y su prometida accedió gustosa.

A los ojos de Jessica Jung, ella convivía con su adorada Taengoo en el día festivo. Los ojos de los demás sólo verían a una linda castaña elaborar un monólogo.

Lamentablemente el cerebro de Jessica borró la fecha fatídica de su memoria. La sobreviviente no podría recordar que en efecto, la rubia dio su vida por ella, protegiéndola con su propio cuerpo. Ese fue su último regalo para Jessica. El que ama no puede pensar, todo lo da. Kim Taeyeon lo demostró con creces.

Ni Taeyeon ni nadie sabría lo que la castaña pensó cuando le informaron de su muerte. Jessica Jung prefería haber muerto con ella, que vivir una existencia sin ella a su lado.