Only for a day

Only for a day

23 de octubre… Vi la fecha en el calendario y suspiré. Solo un día común en mi vida tan ordinaria. Mi vida, una rutina sin cambio alguno: despertar, ir a trabajar, comer automáticamente cuando es necesario, convivir con las mismas personas, visitar a mis padres de vez en cuando. Y de esa manera han transcurrido tantos días de mi vida, año tras año. Transito por inercia en este mundo tan carente de importancia para mí.

Porque toda la importancia se perdió en el momento en que te perdí… Me dije que sería feliz, que podría estar sin ti pero tan solo me mentía a mí misma. Eras todo lo que yo necesitaba y sin ti estaba vacía. Quizá sea increíble el encontrar a tu verdadero amor cuando eres tan solo una adolescente pero conmigo ocurrió.

Tú y yo en verdad formábamos un solo ser. Complementábamos perfectamente una a la otra.

Busco tu fotografía que está escondida en el primer cajón de mi escritorio. Oculta de los ojos de los demás quienes piensan que ya logré superarte, como si fuese posible olvidarte, como si existiese alguna manera de reemplazarte.

Ahora contemplo tu imagen. ¡Qué bonita eras! Una hermosa joven de largo y rizado cabello negro, de sonrisa brillante y ojos encantadores. Y tan solo tenías 17 años cuando tomaron esta fotografía… ¿Qué tan bella serás ahora?

Pero no fue por tu apariencia física la razón por la cual me enamoré de ti. Tu personalidad tan dulce, cariñosa y tímida. Siempre preocupándose por que los demás estuvieran bien y constantemente viendo por los desprotegidos. Fuiste la primera persona que me hizo sentir especial, porque sabía que tú me necesitabas tanto como yo a ti, tan parecido a como se necesita respirar.

Nuestra historia juntas fue hermosa. Creo que desde el primer instante en que nuestras miradas se cruzaron ambas supimos que estábamos destinadas a estar juntas. Lo pudimos ver en la sonrisa que se formó en nuestros labios y en el brillo especial que cubrió nuestros ojos. Fue una suerte que mis padres me cambiasen de escuela en el segundo año de High School, porque así puede conocerte.

Y como he dicho, fue el destino. Fue su obra que el único asiento disponible en el aula fuera el que justamente estaba al lado tuyo, estaba escrito que compartiésemos todas las clases y que fueses mi compañera en los proyectos  escolares porque yo era la chica nueva. Pasábamos todo el día juntas en el colegio, nuestras personalidades eran demasiado afines.

El tiempo en el colegio no nos era suficiente, por lo que yo prácticamente vivía en tu casa o tú en la mía. Nuestros padres de seguro suponían que nuestra relación estaba cercana a dejar de ser una amistad pero nosotras éramos indecisas y ninguna se atrevía a dar el siguiente paso.

Habíamos sido las mejores amigas durante un mes, para la mayoría de seguro parecía un tiempo mínimo pero yo estaba segura de que la conexión entre las dos era más fuerte que todo, mucho mayor que el tiempo. Y después ocurrió. Apareció en nuestras vidas, y digo nuestras porque aunque él estaba detrás de ti, a mi no me dejaba dormir el hecho de que quizá alguien te apartaría de mi lado. Después de todo tan solo éramos amigas. Tras considerar largamente lo que podría pasar y llegar a la conclusión de que sería una estúpida si te perdiera de esa manera tan tonta, pude vencer mi cobardía.

Recuerdo ese día en que estaba tan nerviosa y asustada de que tú me respondieras con un tajante y frío “no”. Pero ya no había marcha atrás. Había preparado todo para que nadie estuviese en mi casa y pudiese interrumpirnos. Esa noche de otoño te llevé al salón de música, te pedí que te sentaras y comencé a tocar una melodía que compuse para ti en el piano de cola que mi padre me enseño a tocar desde pequeña. Descubrí que disfrutabas de lo que interpretaba para ti pero también tenías curiosidad, de seguro no entendías lo que trataba de decirte. Poco después agregué mi voz a la melodía y entonces, con las palabras más hermosas de las que fui capaz, expresé todo lo que significabas para mí.

Te miré llorando y corrí a tu lado, pensé en pedirte perdón por haberte molestado pero ninguna palabra salía de mi boca. La verdad es que esperaba que dijeses que me correspondías. Al menos pude mover mis brazos y te rodeé con ellos para tratar de tranquilizarte. Y entonces me besaste. No utilizaste palabras para decirme que me correspondías. Tras nuestro primer beso te sonreí llena de felicidad y tú estabas igual de radiante… Ese 25 de octubre comenzó nuestra historia de amor, como pareja, porque yo sé que el amor lo sentíamos desde el primer momento en que nos vimos.

Fue todo un año el que estuvimos juntas. Meses que me parecieron segundos, porque el tiempo a tu lado volaba demasiado rápido. Éramos tan felices. No niego que teníamos nuestras ligeras discusiones en ciertas ocasiones pero lo solucionábamos con rapidez.  Nuestro amor era maduro y duradero.

Al inicio de nuestro segundo año de relación sentimental todo se rompió. Tuvimos que cortar de tajo nuestro noviazgo, y no fue porque se hubiese acabado el amor o porque una le fue infiel a la otra.

Flash back.

Algo estaba mal, lo sabía por el tono de voz que escuché cuando me llamaste para que fuese a tu casa. Sabía a dónde dirigirme, a nuestro sitio especial, el gran árbol que estaba en el jardín trasero en el que pasábamos tantas tardes juntas.

-¿Qué ocurre?-te pregunté tan pronto llegué a tu lado, me senté y te abracé. Enseguida noté la tensión en tu cuerpo.

Permaneciste en silencio, tal solo inspirabas y exhalabas, como preparándote para algo que yo desconocía.

-Puedes decirme lo que sea, bebé-te dije tiernamente y acariciando tus cabellos para animarte a hablar.

-Yuri…tenemos que terminar-dijiste esas palabras que ningún enamorado desea escuchar. Sabía que no era ninguna broma porque lo dijiste viéndome fijamente a los ojos y tu voz sonaba sincera.

-¿Por qué?-fue todo lo que pude pronunciar. Había tantas preguntas como: “¿Qué hice mal?, ¿ya no te soy suficiente?, ¿te enamoraste de alguien más? Pero me fue imposible decirlas, porque el corazón se me rompía en cientos de pedazos.

-Porque…-y entonces rompiste a llorar y yo lloré contigo. Por tus lágrimas supe que tu amor por mí no se había terminado.

Tras tranquilizarnos tomaste fuerza apretando mis manos y por fin pudiste darme una explicación.

-Mi padre será transferido a EUA, yo debo irme con él. Por eso es que debemos terminar-tus ojos seguían rojos y tu voz un poco ronca.

-¿De eso se trataba? Pero si podemos seguir juntas…a la distancia-buscaba retenerte a mi lado, no quería perderte.

-Ya lo pensé demasiado. Sería muy injusto para las dos permanecer así, lejos…-acariciabas mis mejillas-me duele mucho, Yuri, tanto como a ti. Pero simplemente es inhumano quitarte la oportunidad de ser feliz con alguien más y limitarte a una relación de llamadas y cartas.

Medité sobre tus argumentos. Eran válidos…tenías la razón.

-Entiendo…-susurré. Fingí ser fuerte, pero la verdad es que quería romper a llorar como niña pequeña. Quería gritarte que tú eras mi vida y que sin ti moriría, pero no podía hacer peor las cosas para ti.

-Te prometo que siempre serás la persona más importante de mi vida-besaste mis labios con rapidez-siempre, siempre te recordaré.

-Te amo-tenía que decírtelo de nuevo y así lo hice-te amo…-y fundí nuestros labios en nuestro último beso, en el beso del adiós.

Fin del Flash Back.

Después de ese día, dejamos de vernos porque te fuiste a EUA. Y como nos habíamos prometido, no hubo ni llamadas ni mensajes. Teníamos que iniciar otra vida cada una por su lado. Los primeros meses me fue tan difícil, me la pasaba llorando en mi habitación. Con el tiempo tuve que comenzar a fingir que te había olvidado, que tu ausencia ya no me dolía como cuchillada en el corazón. Tenía que hacerle creer a todos que no extrañaba escuchar tus risas cada día, que no sentía la necesidad de perderme en tu mirada y que podía vivir sin tus besos.

Aunque mi actuación fue comprada por todos, lamentablemente a la única que no pude engañar fue a mí misma. Porque eras lo primero que pensaba al despertar y lo último en mi mente antes de dormir, ni en sueños podía escapar del dolor.

Y hoy todavía a mis 24 años, a 6 años de tu partida, sigo viviendo con el corazón ocupado por tu amor. Porque jamás podré olvidarte, porque en el mundo no hay otra como tú.

Miro tu foto entre mis manos y quito con mi dedo las gotas de agua que enturbian tu imagen, después seco mis mejillas tratando de borrar el camino que las lágrimas trazaron.

-Siempre serás mi único y verdadero amor, Tiffany Hwang-y tras esas palabras tengo que morderme los labios. Habían pasado años desde la última vez que pronuncie tu nombre, y todavía como el primer día después de tu partida, me cuesta tanto decirlo.

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El sonido armónico producido por el piano llenaba el salón. Mis dedos tocaban las teclas con delicadeza y sentimiento. Llevaba horas tocando tras terminar mi trabajo en la compañía, para ser sincera, ser la presidenta me permitió marcharme de las oficinas inmediatamente tras recordar mi historia con Tiffany. Hoy es uno de esos días en que estoy más melancólica de lo normal.

Quizá se pregunten por qué no la busqué, por qué no fui a encontrarla a EUA si tanto la amo. Lo intenté, mis investigadores trataron de dar con su paradero pero no pudieron. Pareciera que se la tragó la tierra.

La melodía que ahora inundaba el salón era una que yo sabía de memoria aunque la tocará en tan pocas ocasiones, es la canción que compuse para ella y que solamente tocaba en la víspera de nuestro aniversario. Y como cada año, los habitantes de esta casa sabían que deseaba estar sola y por eso no me perturbaban, me permitían estar en completa soledad.

Fue por eso que me extrañó escuchar el sonido de tacones sobre el piso de mármol. No cambie de posición mi mirada, seguía observando las pinturas frente a mí.

-Sabes, cada vez tocas mejor esa melodía-dijo el intruso, que resulto ser una intrusa por la agudeza de su voz. Deje de tocar de inmediato, porque esas palabras me paralizaron. Nunca podría olvidarla… Me giré hacia el sitio del que provenía el sonido.

-Es un placer verte de nuevo, Yuri Kwon-me saludó esa persona a quien yo tanto ansiaba ver. Allí estaba de pie en mi salón de música el amor de mi vida.

Me puse de pie y la admiré, estaba mil veces más deslumbrante que hace años. Ahora era toda una mujer. Con un poco más de altura, el cabello más largo y ondulado; pero sus labios y sus ojos igual de sonrientes, tan comunicativos como antes.

Quería correr a su lado pero las piernas no me respondían y en cambio mis pies estaban como clavados al piso; deseaba gritarle que tanto la amaba, lo tanto que la amo, pero mi voz se quedo atorada en medio de mi garganta… Lo único que mostraba emoción fueron mis ojos, que ya estaban inundados de lágrimas.

Tiffany percibió mi llanto y caminó presurosa frente a mí. En la fracción de segundo en que ella meditaba si acercarse más o no, como tratando de determinar si yo seguía sintiendo lo mismo por ella, decidí que a veces las palabras sobran y esta era una de esas ocasiones.

Estiré los brazos y la uní a mi cuerpo. La abracé como si vida dependiera de ello y hundí mi cara en el hueco entre su hombro derecho y su cuello. Respiré su perfume para asegurarme que era real, que estaba conmigo. Escuché el latido acelerado de su corazón y también sentí su respiración en mi oído. No había duda, ella está a mi lado.

No sé cuánto tiempo pasamos así abrazadas, convenciéndonos de que todo era real y que en verdad estaba ocurriendo. La calidez de su cuerpo borraba poco a poco esa sensación de vacío que por años cargué en mis espaldas.

Me separé de ella lo suficiente para poder hablarle pero sin romper el abrazo. Con los pulgares quité las lágrimas de su rostro y le sonreí, sus labios se curvaron en esa sonrisa que tanto amaba y que tanto tiempo añoré.

-Te extrañé, Stephanie, en verdad te extrañé-percibí en su rostro que se llenó de duda, ya que solamente la llamaba por su nombre completo para tratar temas serios o cuando estaba molesta con ella.

-No creas que yo lo pase muy bien sin ti, Yuri-y tras decirlo, se le quebró la voz. Mi amada no esperaba esas palabras de mi parte.

-No sabía cómo vivir sin ti-mis palabras no ayudaban, pero ella tenía que oírlo-Todavía sigo sin saberlo…

“¿Eso significa qué…?”Fue la pregunta que no pudo pronunciar pero que yo entendí en sus ojos.

-Eso significa que te amo y que no pienso dejarte ir-besé sus manos y luego su frente.

-También te amo-murmuró pasando sus brazos por mi cuello mientras sus labios buscaban los míos. No me resistí y enseguida accedí al beso.

Besarla de nuevo fue como beber agua tras caminar en un desierto por días, fue como devolverme de golpe la vida que había perdido cuando ella se marchó.

-Quiero pedirte algo-dijo sonriendo tras nuestros besos.

-Lo que quieras, Tiffany-yo no podía dejar de besar sus mejillas o jugar con sus manos. Nuevamente la tenía a mi lado, nuevamente seríamos felices.

-Olvidemos los reclamos y borremos el pasado que solamente nos hará sufrir más-Yo accedí a su petición cabeceando afirmativamente. Ella prosiguió-y por favor, mañana seamos tan felices como una pareja normal, como éramos antes. Sin preocupaciones ni problemas, tan solo por un día.

-¿Solamente un día?-le pregunté sonriendo. Ella se quedo seria un instante y luego recobró su sonrisa-Será como tú quieras, mi amor.-le aseguré antes de besarla de nuevo.

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Tal como le había prometido a Tiffany, pasaríamos este día juntas sin preocupaciones, tan solo demostrando nuestro amor. Elegimos ir a la playa. Las horas de largo camino no importaron porque mientras estuviésemos juntas no habría nada de qué preocuparnos y no existía manera de aburrirnos. Nuestra conexión seguía siendo tan fuerte como antes.

Tras refrescarnos al llegar a la casa de descanso comenzó nuestro recorrido por la playa. Caminamos tomadas de la mano por la cálida arena, solamente conversando de lo primero que se nos ocurría. Ella estaba radiante, llena de felicidad y yo me sentía igual. Cuando la intensidad de la luz del sol aumentó compramos dos helados, uno de fresa para ella y uno de chocolate para mí.

Apenas nos habíamos sentado a comerlos y se le cayó el suyo.

-Iré a comprarte otro-le dije en cuanto vi su helado de fresa estampado en el suelo frente a nosotras.

-No, Yuri-me detuvo jalando mi brazo-es mejor si compartimos el tuyo-y sonrió tiernamente pero yo sabía que había otra intención en su propuesta.

-Siempre me dijiste que no te gustaba el chocolate-dije elevando una ceja.

-Me gusta solamente si lo pruebo de tus labios-respondió con un poco de picardía y llevando el helado con delicadeza a la altura de mi boca, lo restregó ligeramente en mis labios y después me besó.

Tras varios minutos de su juego recién inventado logramos terminar el helado de chocolate y de paso quedamos con los labios rojos e hinchados.

-Así todos sabrán que eres mía-le dije en el oído mientras caminábamos de regreso a la playa, la abrazaba por la espalda y ella jugaba con mis manos.

-Igualmente todos sabrán que eres mía-agregó antes de correr alejándose de mí-Atrápame, Yuri.

La vi corriendo hacia el mar, siempre le ha gustado jugar en el agua. Aceleré mi velocidad y la seguí, ella ya estaba dentro de las suaves olas.

-No puedes huir de mí-le aseguré mientras la cargaba con facilidad. Sentía las olas chocando contra mis piernas, también podía sentir sus brazos rodeando mi espalda. Nos sonreímos-Jamás podrás escapar de mí.

-¿Me seguirías hasta el fin del mundo?-me preguntó mirándome fijamente a los ojos.

-Hasta el fin del mundo incluso a través de la muerte-le respondí siendo completamente sincera.

Sus ojos palidecieron brevemente y después recobraron su brillo-te amo, Yuri, recuérdalo siempre-me pidió ejerciendo más fuerza en su abrazo.

-Lo haré. Y yo te demostraré cada día lo mucho que te amo-le prometí antes de unir nuestros labios nuevamente.

Después de que jugamos mucho tiempo en el agua paseamos en moto acuática y como Tiffany no sabía cómo manejar una, ella subió conmigo y rodeó fuertemente mi cintura. Yo no podía sentirme más feliz, no podría existir en el mundo alguien que fuese más dichoso que nosotras. Cada segundo que estábamos juntas era una bendición.

Terminamos agotadas de tanta diversión por lo que compramos comida para llevar y poder disfrutarla con tranquilidad en nuestra casa. Tiffany me alimentó con total dedicación y cuidado.

Después del almuerzo decidimos ver una película, la primera que pasaran por televisión. Nos acomodamos en un sillón, ella entre mis brazos. Llegó un momento en que dejamos de ver la película y nos centramos tan solo en nosotras. Besos lentos y caricias tiernas que rápidamente se transformaron en caricias peligrosas y besos apasionados.

Lo hicimos. Ella se entregó a mí y yo le di todo mi ser. Fueron momentos mágicos de pasión pero sobre todo de amor.

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Manejaba de regreso a la ciudad, Tiffany dormía plácidamente en el asiento del copiloto. Tomé su mano por un momento, es increíble que después de tantos años de sufrimiento al fin pueda ser feliz con ella a mi lado.

Cuando estábamos fuera de mi residencia intente despertarla con besos en su frente, no funcionó. Después dije su nombre muchas veces en su oído y tampoco despertó. Me alarmé, la moví ligeramente y nada. Busqué su pulso y lo encontré muy débil. Ahora si estaba más que asustada.

Con mucho miedo y angustia manejé lo más rápido que pude hacia el hospital. La cargué y corrí como loca hacia la recepción. Pedí por mi doctor de cabecera mientras lloraba al verla tan indefensa y sin vida.

Los médicos llegaron y la apartaron de mis brazos y me vi obligada a esperar por noticias. ¿Qué podría estar pasando que les tomaba tanto tiempo? Mi Tiffany siempre ha sido una persona saludable, ella no podría estar tan enferma…

Había perdido la noción del tiempo hasta que frente a mí descubrí a su padre. Esperaba alguna palabra de aliento pero lo que me dijo rompió mis esperanzas e ilusiones.

-Ella está enferma, Yuri, muy enferma-me informó tomando asiento a mi lado.

-¿Qué enfermedad? Si yo la veo tan bien-dije son lágrimas en los ojos.

-El médico que la trataba en EUA nos dijo que ella está desahuciada-su padre hablaba con lentitud, podía notar cuanto le dolía hablar de cómo la vida de su hija peligraba. Yo tan solo guardaba silencio y apretaba mi mano contra mi boca para no empezar a gritar de la desesperación.

-Es una enfermedad que la atacó de repente, nunca notamos que sufriese de ella, hasta que empezó a desmayarse frecuentemente-continuó contándome-Entonces fuimos con el médico y él nos dio el diagnóstico…Le queda muy poco tiempo de vida…

-¿Qué tanto?-pregunté con demasiada dificultad. No podía creer todo lo que está ocurriendo, me negaba a creerlo. ¿Cómo es que nos pasaba esto? Al fin podíamos estar juntas de nuevo y el destino buscaba separarnos.

-Muy poco, no es necesario que te lo diga-respondió el hombre con dificultad.

-¡¿Cuánto?!-exigí saber en un grito desesperado. Tenía que saber que tanto tiempo me quedaba a su lado.

-Le dieron menos de una semana-dijo con dolor y en voz baja. Su respuesta hizo que se estremeciese mi mundo y se me quebrara el corazón.

-¿Hace cuánto?-pregunté entre llantos.

-Hace 5 días…Cuando nos lo dijeron arreglamos todo inmediatamente para regresar a Corea, ella tan solo quería estar a tu lado… Dijo que quería ser feliz contigo, tan solo por un día…Ese fue su último deseo-y entonces me abrazó y lloramos juntos.

Ambos luchábamos con la idea de perder a nuestro ser más amado. Quería hacer algo por ella, deseaba tener la fuerza de algún Dios para salvarla; pero lamentablemente no soy nada más que una humana.

¿Qué clase de broma nos jugaba el destino? Quien me la trajo de regreso y ahora buscaba arrebatarla de mi lado. ¿Por qué nuestro tiempo juntas tenía que ser tan limitado? ¿Por qué un ángel como ella tiene que morir?

No tuve oportunidad de seguir interrogándome porque el doctor llegó presuroso a nuestro lado. Nos pusimos de pie al instante.

-¿Cómo está?-preguntamos rápidamente.

El doctor tan solo nos miró con dolor y tristeza-Ella quiere verlos, síganme por favor-nos pidió y lo seguimos.

Entramos a terapia intensiva y allí estaba ella, mi amada Tiffany, acostada en una cama con suero y demás equipo. ¡Cuánto me dolió verla tan indefensa, tan cercana de la muerte!

-Papi…-llamó al hombre que le dio la vida con la voz tan débil que parecía que le lastimaba hablar. Él caminó hasta su lado y la tomó de las manos.

-Mi princesa, te pondrás bien. Papi te lo promete y papi jamás ha roto sus promesas-dijo besando su frente.

-Te quiero demasiado, papá-sé que ella había estado luchando contra el llanto y casi ganaba su pelea pero no pudo y rompió a llorar. Por mi parte me pegué contra una pared y mordía mi mano para no asustarla con mis gritos de impotencia.

-Yo también, mi amor-le aseguró el hombre y besó sus manos y luego sus mejillas.

-Prométeme que serás fuerte-le pidió acariciando su rostro con mucha delicadeza.

-Te lo prometo princesa-al pobre no le quedo nada más que decirle que sí a lo que su amada hija le pedía.

-Yuri…-oí que pronunció mi nombre con alegría. Como si no tuviese las horas contadas.

Caminé con dificultad hasta la cama, los pies me pesaban como hierro y plomo.

-Hola-le dije mirándola fijamente a los ojos y tomando sus manos.

-Perdóname, amor, por no decírtelo antes-me pidió entre lágrimas. Aún en estos momentos se preocupa más por mí que por ella misma.

-Olvídalo, no hay nada que perdonar-le aseguré besando sus manos sin parar.

-Sí, fui mala. Fui muy egoísta. Volví para pasar un día más a tu lado sin considerar en cómo te sentirías cuando yo…cuando yo mue…-no la deje terminar.

-Olvídalo, amor mío-le imploré secando sus lágrimas-Te amo-y sin resistirlo besé sus mejillas y su frente.

-También te amo, Yuri. Fuiste mi único gran amor-dijo sonriendo para mí.

-Y lo seguiré siendo, amor, tu estarás conmigo mucho tiempo-no podía quebrarme frente a ella, me tocaba ser la fuerte de las dos.

-Gracias por darme la felicidad de estar a tu lado tan sólo por un día-apretó mis manos.

-Stephanie, deja de hablar así-le pedí derramando algunas lágrimas-Seremos felices muchos días más, cientos de días…

-Dame un último regalo-dijo luchando contra su dolor y tocando mi mejilla-regálame nuestro último beso.

Oírla pedirme eso me destruyó. Ella hablaba como si supiera que tiene los minutos contados. ¡No quiero que me la quiten! ¡No puedo vivir sin Tiffany!

Acaricié su rostro y la miré intensamente. Tratando de transmitirle con mi mirada todo lo que representa para mí.

-Te amo-dijimos al mismo tiempo y acerqué mi rostro al suyo…

Compartimos un contacto lleno de amor, de miedo, de desesperanza e intranquilidad…

Y con el último de sus latidos, nos besamos.

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Comments

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CrystalG
#1
Chapter 2: WOW no tengo muchas palabras para describir estos dos gran one-shots que acabo de leer pero, 1.- El primero que leí me hizo llorar hasta mas no poder como una nena chiquita y 2.- El segundo me dejo en total estado de shock nunca me imagine algo asi, pero me dejo con un sabor amargo en la boca y un nudo en la garganta. Excelente autora te felicito, espero leer mas one-shot.
cardashing
#2
looking forward on this :)