2. Una entre nueve

Miénteme

UNA ENTRE NUEVE

 

- La huida se produjo la pasada noche, la casualidad habría hecho que un cortocircuito en una parte del entramado de rejas se produjera al mismo tiempo que los refugiados  se encontraban faenando en la zona – la voz serena y grave de la reportera envolvía de una seria trascendencia la noticia que por sí sola, había causado un nuevo despertar de la conciencia de ese país. El eterno debate que había subyacido en las casuales sobremesas de los hogares, ganaba notoriedad, las verjas del paralelo 38 no iban a esperar 60 años más.      

- Ha empezado ya la película – la voz de Tiffany resonó en el comedor mientras tres voces más la encomiaban a callar enérgicamente – ¿qué? - 

Jessica pasó desinteresadamente otra página de la revista que estaba ojeando, encontrándose con su propia imagen cogiendo por la cintura a su hermana pequeña, repasó uno por uno todos los contornos de la cara de Kristal mientras una sonrisa se posaba en sus labios. Tiffany arrastró la silla que se encontraba justo a su lado, con la clara intención de llamar su atención - Están mirando las noticias – le comentó sin apartar la mirada del reportaje fotográfico – luego Seohyun ha decidido que debíamos mirar un debate sobre las repercusiones económicas de una posible reunificación – 

- Es importante – comentó la mencionada ante la hastiada voz de su amiga  – han muerto quince personas esta noche intentado escapar, veinte más están heridas de gravedad, cien personas, han sido cien personas esta vez, no puede ser una simple casualidad, es absurdo!, os dais cuenta de las consecuencias políticas, no, históricas … –

- Mira lo que has hecho – Culpó Jessica a Tiffany ignorando la explicación de Sehoyung – por tu culpa ahora nos tendremos que tragar una clase de historia – 

- Unnies! – protestó Sehoyun sintiéndose ignorada.

-  Déjalo Seohyun – intercedió Taeyeon – algunas personas no saben mirar más allá de su propio ombligo – 

- O simplemente algunas sabemos cuál es nuestro lugar – se defendió Jessica – ninguna de nosotras pinta nada en todo esto, qué es lo que podemos aportar a la causa, ¿crees que necesitan que les cantemos algo?, por qué no vas tú, pero no les cantes una de tus baladas, no vaya a ser que los deprimas más, mejor algo alegre – 

Tayeon ofendida por el sarcástico comentario se levantó airada del sofá con un insulto a punto de brotarle de los labios, Tiffany alzó la voz llamando a la calma, esperando evitar la inminente confrontación, la tensión se apoderó de los cuerpos de las presentes que silenciosas presenciaron el duro intercambio de miradas, roto finalmente por otra discusión a voces que se iniciaba a escasos metros de ellas, justo en la puerta de entrada del apartamento. 

- Jodidamente gracioso – resonó por el pasillo la inconfundiblemente enfadada voz de Hyoyeon.

- Vaja la voz, maldita sea, te parezco sorda – le replicaba Yuri. 

- No, sorda no. Me pareces idiota – Un breve silencio precedió una sonora carcajada de Yuri – sabes qué, que te den – 

- Vamos Hyo! –

Unos pasos rápidos y enérgicos empezaron a resonar acercándose hacia el comedor mientras otros les seguían inmediatamente – de verdad, que te den, esta vez no te cubro, estás muerta, como se enteren…- 

Hyoyeon interrumpió sus palabras al verse sorprendida por cinco familiares rostros que las esperaban expectantes en el comedor. Mordiéndose la lengua y evitando fijar la vista en cualquiera de ellas desvió su camino dirigiéndose directamente hacia los dormitorios, sin murmurar tan siquiera un simple “hola” o un “buenas noches”. 

- Disculpad a Hyo, le duele la cabeza – dijo Yuri irrumpiendo tranquilamente en el comedor para luego dirigirse a la cocina –  ha acabado muy temprano la entrevista -.

 - Se ha anulado – contestó Sunny.

- Oh, ya veo –

Una a una, fueron buscando escusas para retirarse a las habitaciones, nadie quería permanecer ni un minuto más en ese comedor, ni tan siquiera Taeyeon parecía estar interesada en desenmascarar la verdad que Hyoyeon tan oportunamente se había callado, seguramente otra discusión que nadie tenía ganas de iniciar. Tras la apresurada retirada, y sabiéndose solas, Tiffany dejó caer su cuerpo al lado de Yuri.

- Cuéntame la historia – le encomió. 

Yuri reposiciono su cuerpo ofreciéndole a Tiffany su hombro – se me da muy mal contar historias, ya lo sabes -.

- Entonces cuéntame la verdad – Insistió modificando simplemente sus palabras. 

Yuri esperó a que Tiffany acabara de acomodarse a ella, y notando sus ojos insistentemente clavados en su rostro, esbozó una amable sonrisa – Erase una vez…. –

(…)

Una pequeña niña empapada de sudor arrastraba su maltrecho cuerpo por el bosque, el crepitar de las ramas de los matojales arañando su piel eran el único testigo de su paso, el ruido de un tubo de escape en la lejanía paró repentinamente su avancé, una mano firme sujetó su cuerpo contra el suelo, su mejilla entró en contacto contra la húmeda tierra mientras el olor de hierba mojada mezclada con el sucio hedor de su cuerpo llenaba sus fosas nasales, miedo, ese era el olor del miedo. 

- Avanza – le ordenó el hombre entre susurros tras unos penosos quince minutos – solo un poco más -.

Extenuada y llena de dolorosas heridas la niña pudo observar como una gran zanja de metálicos alambres se alzaba ante sus narices, el hombre que la acompañaba se puso de rodillas y miró a su alrededor, el silencio era casi tan absoluto como la oscuridad que se cernía sobre sus cuerpos, ni la tenue luz de la luna parecía querer alumbrar ese rincón del mundo. – Desnúdate – le ordenó el hombre mientras barría el suelo en busca de una rama, un trozo de madera lo suficientemente gruesa. 

Tiritando, sirviéndose sólo de sus finos brazos para proteger su desnudo cuerpo del frio la niña observó como el hombre empezaba a quitarse la ropa, nuevamente un ruido de coche que parecía acercarse rompió el silencio, el hombre achicó sus ojos y miró bosque a través, nervioso desistió de quitarse los cortos pantalones que aún restaban y con sumo cuidado utilizó uno de los palos para alzar la primera tira de alambres, cuando tuvo asegurada la madera, el hombre se giró hacia ella. 

- Escúchame bien, y haz lo que te digo,  clava tus ojos al frente, arrástrate lentamente y asegúrate mientras lo hagas que cada palmo de tu piel está en contacto con el suelo, pégate a él, no dejes ni un solo milímetro de distancia. No te incorpores hasta que no llegues a ese árbol de ahí, me has entendido – 
La niña asintió con la cabeza.

- Hasta llegar al árbol, pase lo que pase, oigas lo que oigas, lo entiendes, hasta llegar al árbol – le repitió nuevamente el hombre mientras la niña volvía a asentir – bien – 

La niña pegó nuevamente su cuerpo al suelo, y se arrastró por debajo de los alambres muy lentamente mientras oía el crepitante zumbido de la electricidad circulando por encima de su cabeza, cuando su mano alcanzó el árbol del otro lado, la niña se giró y aterrada contempló como el hombre avanzaba ignorante de que el camal de su deshilachado pantalón acababa de engancharse con uno de los palos, la niña alzó levemente la voz intentando alertar a su acompañante, pero sus intentó fue baldío, la madera se tambaleó haciendo ondular los alambres una pequeña parte de la piel de su acompañante entró en contacto con el alambre y su cuerpo empezó a convulsionarse sin control mientras un ruidoso chasquido eléctrico daba paso al olor de la muerte.

Sola, hambrienta y aterrada, empezó a andar, dejando atrás la verja, su ropa y a su difunto protector, la espesa negrura empezaba a disiparse y el alba ya despuntaba cuando encontró un camino asfaltado, sin saber muy bien dónde le llevaba siguió andando notando como el frio asfalto bajo sus pies.

- ALTO - Grito repentinamente una grave voz masculina mientras un fuerte foco de luz la cegaba. La niña levantó sus brazos mostrando su frágil desnudez, la voz volvió a gritar ésta vez lo hizo en inglés, ella que apenas había oído hablar ese idioma se quedó inmóvil con los brazos aún levantados, incapaz de comprender lo que decían el par de hombres que corrían hacia ella. 

Chaqueta caqui con manchas verdes, gorra a juego y una bandera en el antebrazo, Soldados Americanos, reconoció, había conseguido cruzar la frontera – Help – balbuceo mientras las lágrimas dibujaban finos ríos en la capa de mugre de su rostro – HELP PLEASE HELP! –.

(…)

Cogió el cuello de su camiseta y se lo acercó a la nariz, aspiró profundamente dejando que el olor de su colonia borrara ese hedor que su mente arrancaba de sus recuerdos, el olor del miedo, memorias que creía ya enterradas y que ahora volvían para perturbar sus noches. 

Se levantó de la cama con sumo cuidado de no despertar a su compañera de habitación, “habían sido veintiún muertos al fin”, le recordaba su conciencia, veintiuna vidas de civiles más dos oficiales que nunca había conocido y que en una sola noche había segado. Una desagradable sensación nació en la boca de su estómago para subir rápidamente hacia su esófago, oprimiendo la náusea se encaminó hacia la cocina esperando que un poco de agua calmara su sofocado cuerpo.  “Setenta y nueve lo han conseguido” intentaba consolarse, y aun así, cuanto pesaban en su conciencia los veintiuno a los que había perdido. 

El comedor ahora envuelto por la penumbra de la noche, se le hizo incomprensiblemente extraño, la sombra de un cuerpo revolviéndose en el sofá llamó su atención, acostumbrando sus ojos a la penumbra adivinó los rasgos de Tiffany que encogía su cuerpo helado, la manta que en algún momento le habría tapado su cuerpo, se encontraba ahora en el suelo. Lentamente y con exquisito cuidado volvió a cubrir a Tiffany, que inconscientemente relajaba sus músculos acogiendo gratamente el calor que le proporcionaban. Dudó unos instantes, quizá si se acurrucaba a ella, si sentía el calor de un cuerpo amigo, un abrazo protector que alejara sus pesadillas. 

Alejando esa infantil idea de su cabeza, retomó el camino hacia la cocina, no sin antes reparar en la tenue luz proveniente de la terraza, sus ojos se cruzaron con los de Yuri, que impasible la observaba apoyada en la barandilla, un escalofrío recorrió todo su cuerpo, cerró momentáneamente los suyos intentando alejar esa sensación y cuando volvió a abrirlos sus miradas se volvieron a encontrar,  ésta vez sí pudo reconocer la mirada amable y dulce de la morena. Y sin embargo, qué oscuros le habían parecido momentos antes, fríos y negros como la noche. 

En otra estancia, un móvil parpadeaba emitiendo fugaces destellos de luz, esperando que su dueña recibiera el mensaje.  “NGE 1 YKXVÑKSZK KS KQ SÑJU” Rezaba como si hubieran tecleado aleatoriamente los botones. 


 

Introducción del segundo personaje de esta historia. Estoy actualizando lentamente, pero prometo actualizaciones regulares dentro de una semana. 

El mensaje evidentemente está cifrado con un código super conocido, si no os da pereza podéis buscarlo. 

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Comments

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Soo_love18
#1
Chapter 3: Hi! n.n/
me encantan tus fic lastima que siempre te pierdes u.u jum¡
Esto...
Sooyoung es la agente?
dime que si!!! jajaja
no se que parejas arás pero un soori no estaria mal 7.7
bye actualiza pronto...
JessTi #2
Chapter 3: Me parace que son Jessica, Taeyeon y Yuri aunque no estoy segura de Sunny Como sea pon JeTi plisss :D me Gusta tu historia actualiza pronto porfavor! Y una duda este es un conflicto oriental unicamente?
gbrujndl #3
Chapter 3: Quien es?/
sonyeshidae
#4
Chapter 2: JeTi ponle!!! jeti
gbrujndl #5
Chapter 2: Jeti, Yulti o Soori por.favooor!
Por cierto no.entendí ese código.me.lo explicas?
gbrujndl #6
Chapter 1: Imagino.que 121798 es Yuri! Espero que esto.sea Jeti, Yulti o Soori!