First Shot 

    Su mano se precipitó suavemente por el rostro del más alto, mientras sonreía con tanta picardía como le era posible. Chen sólo dio un respingo antes de sonreír como la persona más estúpida del mundo.

     —No tengo dinero, lo siento —comentó aún quedándose inmóvil.

     —No vengo por dinero.

     — ¿Entonces por qué me apuntas con tu arma?

     Suho abrió los ojos, siendo que sólo tenía una mano en la cara ajena e inmediatamente después bajó la mirada hasta sus pantalones, sin tener idea de qué hacer o decir. Jongdae se volvió hacia él sólo para mirarle (y burlarse). No lo pudo evitar, por lo que una carcajada salió de sus labios.

     —Estoy bromeando, hyung —dijo Jongdae un tanto animado.

     — ¡Chen! —Aquel grito alentó al susodicho a volver a reír—. ¡Eres un idiota!

     —Creo que alguien ha tenido el honor de observarlo antes que tú.

     Joonmyeon levantó el puño y lo estampó con poca delicadeza (para no decir “con salvajismo”) sobre el brazo del más alto, a la altura del hombro, provocando que Jongdae soltara un quejido y tuviera que llevar una mano a aquella zona, claro que después formar una mueca como reproche. Por un momento, Suho se sintió orgulloso de sí mismo.

     — ¡No tenías que golpearme! —exclamó Chen.

     — ¡Oh! ¡Sí tenía qué! —dijo Suho como si nada.

     — ¡Sólo estaba jugando, hyung!

     — ¡Lo sé, pero no quiero que me molestes!

     Y sin más, Chen sonrió. Aquella hermosa sonrisa que causaba en Joonmyeon tantos escalofríos. Frunció el ceño, definitivamente no iba a salir nada bueno de los labios del más alto.

     —Sabes que quieres que te moleste. Te gusta.

     —Jongdae… —repuso Suho con tono cansado, como si estuviese cansado de decirlo.

     —Joonmyeon —repitió Chen con burla. Suho rodó los ojos, como si estuviese rindiéndose. Jongdae volvió a sonreír, esta vez con triunfo.

     —No empieces con eso —dijo en tono concluyente.

     —Pues ya lo hice.  

     Jongdae habló con un tono tan serio que sorprendió en tantas maneras al mayor.

     —Pues ya lo termino. —El tono de Suho fue como para indicar que habían terminado la conversación, como siempre hacía.

     — ¡No puedes hacer eso siempre que el tema sale a la luz, Joonmyeon!

    La voz de Chen fue alta.

     —Ya lo hice, ¿está bien?

    En cambio, Suho estaba bastante tranquilo.

     —Estoy cansado. ¿Por qué no podemos estar simplemente juntos? —Jongdae sonaba casi suplicante.

     Pero Suho presionó sus labios y sin hablar.

     —Creo que —prosiguió Chen— no puedes superarlo aún.

     Suho le miró con cierto odio por unos segundos, con un enfado inconsciente, con un rencor que no sabía podía dejar a ver tan fácilmente, que no sabía que aún seguía ahí.

     —No hables de él. —Cortó Suho.

     —Pues ya lo hice.

     —Pues no lo hagas.

     — ¡Hyung —gritó con reproche—, ¿hasta cuándo lo vas a superar?!

     — ¡Jongdae! ¡Ya basta!

     Chen negó con la cabeza y Suho sólo pudo suspirar. Como siempre, Jongdae se le estaba saliendo de las manos. Y no había nada que le frustrara más que eso.

     —Tú esperas su regreso, pero no lo hará.

     —No lo estoy esperando, Chen. Ya no.

     —Entonces cásate conmigo.

     — ¡Jongdae! ¡Aún ni somos novios!

     — ¡Carajo! —Gritó Jongdae, ya un poco harto. Bueno, bastante harto, se notaba en las venas de su cuello—. Llevamos dos años saliendo y ni una vez has dicho que me quieres. ¡Te he pedido una maldita relación más de una vez y siempre buscas un estúpido pretexto! No soy sólo el chico con quien tienes o y te besas cuando quieres.

     Era verdad, es decir, parecía que, para Suho, Jongdae sólo era el chico que le daba o, el que estaba cuando Suho necesitaba besos y arrumacos, en quien lloraba cuando algo le iba mal o necesitaba a alguien. Y a Jongdae le dolía.

     Quizás Jongdae buscaba mucho por parte de Suho, pero no lo podía evitar. Desde un principio se había dicho a sí mismo que Suho no era para él, que no era para ser su pareja y que nunca estarían juntos. Sólo hasta que hicieron el amor por primera vez.

     Jongdae nunca se había enamorado, aunque sí había llegado a querer, nunca había pensado en pasar la vida con nadie. Sólo hasta que conoció a Joonmyeon. Él era todo lo que no había querido ser pero habían conocido tanto del uno al otro que Jongdae comenzó a adorar cada aspecto de Suho. Cada complejo y cada trauma. Se había enamorado de todo lo que él era, hasta de sus errores.

     Pero Suho siempre se había querido quedar al borde. Es decir, no podía negar que había llegado a sentir algo por Chen pero se rehusaba a afirmarlo. No quería querer, no quería enamorarse, quería seguir esperando. Jongdae era, simplemente, todo lo contrario que él.

     —Escucha, Jongdae. —Comenzó Suho—. Nunca te pedí que me amaras.

     Jongdae pudo sentir cómo su pecho se contraía y apretaba dentro de su caja torácica. Cómo su corazón era encogido de tal manera que era casi imposible que siguiera latiendo. Pero, como siempre, Suho no lo notó.

     —Excelente comentario. Supongo, también, que no me pediste meterte en mi cama cada que tenías ganas.

     Suho, claramente, se sintió herido. Y no pudo ocultarlo por ningún motivo… Jongdae se sintió culpable por unos segundos.

     —O quizás —prosiguió el chico— tampoco me pediste besos o que te conociera por completo. Tienes mucha razón, Joonmyeon.

     No era así, Jongdae no tenía idea, y Suho quería hacerle entender pero Jongdae se había dado la vuelta casi al momento, y Joonmyeon quería alcanzarlo y detenerlo. Porque, a pesar de todo, no lo quería perder. Su mundo caería definitivamente si le llegaba a perder. Tenía miedo de perderlo. Sin embargo, y sin previo aviso, su teléfono sonó antes de que pudiera dar, al menos, el primer tranco. Al segundo, una voz le impidió caminar.

     — ¿Hola?

     —Sehun… ¿Eres tú, Sehun?

     La voz de Suho temblaba, al igual que su cuerpo y sus piernas. Sobre todo, su corazón.

     —Sí, hyung. Soy yo. Volví.