Llegó el lunes y Yul por primera vez y por una razón que desconocía estaba deseoso de ir a la escuela. Se bañó y luego comenzó a vestirse eligiendo un pantalón negro con una playera blanca de cuello en V, pero cuando iba a buscar su chamarra de cuero negra, recordó que se la había prestado a Jessica, por lo que tomó una sudadera cualquiera. Bajó las escaleras y se dirigió a la cocina para desayunar, ahí se encontró a su madre quien estaba sentada tomando café y leyendo algo en su tableta.

—Buenos días, mamá

—Buenos días, hijo —contestó levantando la vista

Yul se dirigió al refrigerador aún con la mirada de su madre sobre él.

—Siempre te ves guapo hijo, pero te notó más radiante de lo normal, ¿hay alguna razón para esa sonrisa?

—No sé de qué hablas mamá, estoy igual que todos los días —respondió tratando de esconder su rostro con la puerta del refrigerador.

—Ay hijo como si no te conociera —dijo sonriendo, para después ignorar la plática anterior—. Te dejé tu desayuno dentro del horno.

—Gracias mamá.

—Te vas con cuidado Yul, yo iré a la boutique, te veo más tarde —dijo levantándose y tomando sus cosas.

—Si mamá no te preocupes, tú también conduce con cuidado.

Terminó de desayunar y fue a la sala por las llaves de su auto, justo en ese momento su teléfono sonó, Taeng le estaba marcando.

—¡Hey! ¿Qué pasa Taeng?

—Hermano… ¿crees que puedas pasar por mi para ir a la escuela? —preguntó dudoso.

—Ha, ¿aún te tienen castigado?

—Sí, anda no te cuesta nada, además es más divertido si vamos los dos juntos.

—Está bien, solo porque no es tan divertido ir solo y además tenemos una plática pendiente.

—¿De qué hablas?

—Te veo en quince —dijo interrumpiendolo.

Yul terminó la llamada y tomó sus cosas rápidamente para dirigirse al garaje y subirse a su auto. Condujo rápidamente a la casa de Taeng, quien ya lo esperaba en la puerta. Se detuvo frente a la acera y rápidamente su amigo entró en el auto.

—De verdad te lo agradezco Yul.

—No es nada hermano; aunque, ahora que lo pienso, qué milagro que estés a tiempo, siempre se te hace tarde, imagino que no hay una razón para eso, ¿o sí?

—No… solo que hoy no se me pegaron las cobijas.

—Claro —contestó burlón y arrancó el auto— por cierto, ¿no me has contado como te fue con Tiffany el sábado?

—S-si sobre eso -dijo evitando la mirada de Yul.

—¿No me digas que lo que pasó dentro de la casa te dejó en peor posición con ella de la que estabas?

—Bueno, hasta eso no… en realidad creo que ayudó.

—¿Por qué?

—Hubo un momento a la mitad del camino en que… me abrazó y… después se aferró a mi brazo durante el resto del recorrido —contestó aún evitando la mirada del chico a su lado.

—¿De verdad? —preguntó Yul incrédulo.

—Si —dijo con una sonrisa casi imperceptible.

—¿Y tú qué hiciste? —curioseó Yul

—Pues… le regresé el abrazo, supuse que si lo había hecho era porque tenía miedo y yo solo quería ayudar un poco. Traté de calmarla y decirle que no pasaría nada y todo acabaría pronto.

—¿Y luego?

—Fue cuando salimos y tú nos viste, no pasó nada después, hasta que… mientras esperábamos que ustedes terminaran de jugar, empezamos a platicar un poco y no sé… creo que, reafirmó mi decisión de querer conocerla más —dijo agachando la cabeza.

—Wow, de verdad te pegó.

—¡Yul! —lo miró serio.

—Es broma amigo, me alegro por ti —dijo sonriéndole— tal vez ahora te convenga invitarla a salir, solo ustedes dos.

—No sé.

—¿Prefieres que estén todos y puedan estar haciéndote burla?

—Claro que no, pero ¿qué pasa si interpreta otra cosa y yo aún no estoy seguro?

—Pues le dices que es una salida como amigos y ya después darás explicaciones.

—Dios, no lo sé.

Justo en ese momento llegaron a la escuela, al entrar al estacionamiento pudieron ver a lo lejos dos siluetas que se les hacían muy conocidas.

—Mira esas son Tiffany y Jessica, deberíamos alcanzarlas.

—No, ¿de qué hablas?

—Vamos Taeng, ya superaste tu miedo a hablarle.

—En realidad creo que no.

—Bueno probémoslo —dijo Yul arrastrando a Taeng junto a las chicas.

Al estar justo detrás de ellas Yul le dio un empujón a su amigo para que les hablara.

—H-hola chicas —dijo muy nervioso.

—Ah hola Taeng, hola Yul —respondió Tiffany

—Hola —Yul sonrió.

Taeng bajó la mirada, y Yul lo miraba esperando que dijera algo, pero nada salió de su parte. Justo para salvarlos Soo, Hyo y Yoong los vieron desde la banca donde estaban sentados.

—¡Amigos! los extrañé tanto —gritó Soo haciendo una cara triste y abrazándolos.

—No tienes que ser tan dramático Soo, nos vimos el sábado.

—Ash, eres tan poco sensible y cariñoso Taeng —respondió Soo fingiendo estar triste.

—Vamos chicos se hace tarde —dijo Yul aún riéndose de los comentarios anteriores.

El tiempo fue pasando y todo sucedió con normalidad. Cuando llegó la última clase Yul y Taeng estaban haciendo un trabajo en pareja hasta que por culpa del último los separaron.

—Señor Kim, usted no entiende, pásese con la señorita Jung.

—Pero… 

—Sin peros, a ver si separándolo de su amiguito decide trabajar, señorita Hwang usted continúe el trabajo con el señor Kwon.

Ambos chicos cambiaron de lugar para disponerse a trabajar con su nueva pareja, aún a pesar de las múltiples quejas de Taeng.

—Lamento que tú también salieras perjudicada por culpa de Taeng.

—No te preocupes Yul, además no creo que haya perdido realmente y tal vez esto ayude a Jess a ser más… sociable con otras personas.

—Claro —dijo Yul algo dudoso por lo dicho por la chica.

Empezaron a trabajar y no pasó mucho tiempo cuando ya habían terminado, pues ya sin distracciones pudieron trabajar mejor. Platicaron en lo que los demás terminaban, aunque Yul tenía una segunda intención.

—Y… ¿te divertiste el sábado?

—Sí mucho, a decir verdad.

—Me alegro, espero que todos piensen lo mismo, digo, exceptuando lo de la casa de los sustos, todo lo demás estuvo bien.

—Realmente eso fue extremo, aunque hubo cosas buenas —dijo con una ligera sonrisa.

—¿Enserio? —preguntó fingiendo tener duda.

—Sí... él me protegió —dijo lo último en un susurro, pero aún así el chico a su lado lo escuchó.

—¿Qué? —preguntó Yul para fingir no haber escuchado.

—No nada —contestó inmediatamente con nerviosismo.

Yul asintió y volteó la cara tratando de ocultar la sonrisa que provocó el comentario de Tiffany, sintiendo que había logrado su propósito.

—Por cierto, gracias por llevarnos a Jess y a mí a casa y por ayudarme a entrar —dijo ella poniendo su mano sobre la de él.

—N-no hay problema —contestó sorprendido por su acción.

—¿Me acompañarías por algo a la cafetería? —preguntó de la nada aún en la misma posición.

—Pero, no creo que nos deje salir a los dos juntos —dijo nervioso.

—Averigüémoslo —se levantó—. ¿Maestra podemos salir por algo a la cafetería?

—Bueno, como ustedes terminaron tan pronto, lo permitiré.

—Ven vamos.

Tiffany lo tomó de la mano y lo arrastró fuera del salón, cosa que no pasó desapercibida para nadie. Se pararon frente a la cafetería, con Yul viendo el agarre de sus manos.

—¿Tú no quieres nada Yul? —dijo sacándolo de sus pensamientos.

—Estoy bien, gracias.

—Ven, vamos a sentarnos un momento.

Se sentaron en una banca y Tiffany comenzó a comer las gomitas que había comprado, ofreciéndole al chico a su lado también.

—Gracias.

—Deberíamos salir más seguido.

Yul solo se quedó mirando hacia el piso sin saber qué decir.

—Quiero decir todos, como el sábado, podemos intentar hacer otras cosas.

—Oh, sí sería divertido.

Justo en ese momento la basura cayó al suelo y los dos intentaron levantarla, quedando sus caras muy cerca una de la otra, ella se alejó y Yul tomó la basura, se dirigió al bote para tirarla y así poder alejarse del momento incómodo que acababa de vivir, al regresar estaba cabizbajo y nervioso.

—Gracias —respondió ella sonriendo—. Eres muy lindo y caballeroso Yul —dijo con su sonrisa de ojos.

—Ah… gracias —contestó con una sonrisa nerviosa.

—Ven vamos a volver antes de que la maestra se enoje.

Caminaron de regreso al salón y al entrar, Yul pudo notar que tanto Soo como Hyo le daban miradas interrogativas, sin saber que hacer y al tratar de acercarse a Taeng este lo ignoró. Regresaron a sus lugares y la clase se reanudó. Sonó la campana y todos empezaron a tomar sus cosas, Taeng salió rápidamente sin despedirse de nadie, sus amigos lo notaron y los dos se acercaron a Yul.

—¿Qué haces amigo? —preguntó Soo.

—Guardar mis cosas —contestó mostrando lo obvio.

—Sabes bien a qué me refiero —infirió Soo.

—¿De qué hablas? —contestó desconcertado.

—¿No me digas que no te has dado cuenta de que a Taeng le gusta Tiffany?

—Sí… ¿y eso qué?

—Entonces lo de hace rato con Tiffany, ¿qué fue?... tú, ¿lo hiciste a propósito?

—¿Qué? ¡no!, solo estábamos platicando como amigos, me pidió que la acompañara a comprar a la cafetería y la verdad no pude negarme; aunque, sucedió algo extraño allá afuera y…

—¿Extraño? -preguntó Hyo.

—Cuando salimos, nos sentamos en una banca y estábamos platicando normal, pero de momento se calló su basura y quise recogerla al igual que ella y quedamos muy cerca… pero no pasó nada, lo juro, jamás le haría eso a Taeng —respondió mirando a sus amigos—. Aunque la actitud de Tiffany me preocupa.

—Igual a nosotros —dijo Soo dudoso—. ¿Qué harás si resulta que le gustas a Tiffany?

—No lo sé —contestó masajeando su cabeza—. Realmente estaba seguro de que a ella le gustaba Taeng… tal vez no sea nada y solo es nuestra imaginación.

—Pues creo que Taeng no lo vio así y le molestó verte con ella, sobre todo por la manera en que hablaban, se veían y te tomó de la mano.

—Sí, me imaginé cuando vi que me estaba evitando; pero esa nunca fue mi intención además yo también estaba sorprendido cuando me jaló, no lo esperaba. Hablaré con él y aclararé las cosas, le diré que yo no tengo ninguna intención con ella.

—Si será lo mejor— dijo Hyo.

Los chicos salieron del salón y lo buscaron, pero no se vislumbraba por ningún lado.

—Debe haberse ido a casa, lo buscaré allá, nos vemos mañana chicos —se despidió Yul.

—Suerte amigo —respondieron los dos agitando su mano.

Comenzó a caminar hacia el estacionamiento, perdido en sus pensamientos cuando chocó con una chica accidentalmente casi haciéndola perder el equilibrio.

—Lo siento fue mi culpa, venía distraído —dijo sosteniéndola por los brazos para evitar que cayera.

—N-no f-fue mi culpa, no te vi —respondió agachando la cabeza.

—¿Estás bien…Jessica-ssi?

—S-sí gracias -dijo tratando de alejarse, haciendo que el chico la soltara.

—Nunca me habían agradecido tanto como tú —dijo Yul bromeando.

—Lo siento —dijo volviendo a bajar la cabeza, lo que hizo que el chico se sintiera mal por su comentario.

—¡No!, no es algo malo, yo solo… decía que… dios, olvídalo no sé ni que estoy diciendo —contestó—. ¿Enserio estas bien?, espero no haberte lastimado —dijo tratando de evitar el tema anterior.

—No te preocupes, estoy bien, gra... —al darse cuenta de que volvería a decirlo se detuvo algo apenada, lo que hizo que Yul sonriera.

Hubo un corto silencio entre ambos, lo que llevó a Jessica a recordar porque estaba caminando tan rápido.

—Yo quería… devolverte esto —dijo mostrando la chamarra en sus manos—. Y tranquilo no la ensucie ni le pasó nada.

—No tenías que preocuparte por eso, esta bien, gracias —le sonrió y tomó la chamarra.

Se estaban mirando ahí, cuando alguien gritó.

—¡Yul!

Los dos voltearon a ver quién había gritado, viendo a Hyomin caminar hacia ellos. Lo que creó un poco de desconveniencia en Jessica.

—Debería de irme… Tiffany debe estarme esperando.

—Así es, te estaba buscando —respondió la otra chica con algo de indiferencia, creando un poco de incomodidad en los otros dos.

—…Bueno, me voy —dijo pasando a un lado del chico.

—¡Gracias de nuevo!... por la chamarra —dijo Yul volteandola a ver, haciendo que la chica se diera la vuelta.

—Ya estamos en las mismas con los agradecimientos —dijo sonriéndole para luego irse.

El chico se rió felizmente ante el comentario de la chica, mientras la veía alejarse, hasta que una voz lo sacó de su trance.

—¡Yul! —no sonaba muy feliz.

—Oh sí, ¿qué pasa?

—¿Quería saber, si podrías llevarme a mi casa?... es que hoy no pudieron venir por mí —dijo con un tono más dulce.

—Ah… sí claro.

—Muchas gracias Yul, eres un sol —dijo tocando su brazo.

Caminaron hasta el auto de Yul, a pesar de ser un chico que nunca buscaba presumir que venía de una familia adinerada, ya que no creía que eso importara; los autos siempre fueron su debilidad y a la escuela siempre elegía traer el Lamborghini Gallardo LP570-4 que le había regalado su madre como compensación, después de que no estuvieran en casa en su último cumpleaños y no asistiera a sus competencias. Y a pesar de que era una escuela en la que suelen ir hijos de grandes empresarios y gente de poder con autos igual de lujosos, el suyo nunca pasaba desapercibido. Sobre todo porque muchos de ellos aún no tenían la suficiente edad para conducir.

Al estar cerca Yul sacó su llave y quitó la alarma, pero notó que Hyomin solo se paró junto al auto sin hacer nada, solo mirándolo. Fue hasta el lado del copiloto y le abrió la puerta, mientras le daba una ligera sonrisa.

—Gracias —dijo ella.

Regresó al otro lado, entró al auto, colocó su mochila y la chamarra en el asiento trasero y arranc