La vida de un ángel
My AngelHola, soy Taeyeon. Soy un ángel. Se que sonará raro, pero es lo que soy. Quizás lo primero que se te viene a la mente cuando escuchas ángel es un ser hermoso con alas quien trae protección. Pues eso no está muy alejado de la realidad. La diferencia es que te protegemos hasta la hora de tu muerte. En la mano derecha llevamos un reloj que representa el tiempo de vida de la persona. Nosotros solo debemos protegerlos hasta que llegue el momento de su muerte.
Me ha tocado presenciar diferentes muertes. Gente buena, gente mala. Muchos tipos de personas. Tengo sentimientos, en algún momento los ángeles también fuimos personas. Pero no puedo intervenir contra la muerte de la gente. Eso es lo que llamamos destino.
He sido asignada a una persona llamada Jessica. Una chica rubia, su rostro parece tallado por los mismos dioses y tiene 17 años. Es de buenos sentimientos puede ser un poco fría pero por dentro es una persona cálida ah… Se me olvidaba decir que también puedo saber los pensamientos de la gente.
No es que ella se fuera a morir ahora. Los ángeles bajamos 1 semana antes de la muerte de la persona, pero yo soy la excepción. Siento que me gusta pasar tiempo con esta chica, no me malinterpreten pero es mejor que andar dando vueltas por las nubes sin tener nada que hacer.
-Jessie – Dijo una chica pelinegra mientras abrazaba a Jessica y depositaba muchos besos en su suave cara.
Esa chica era Tiffany. Su novia, se conocían desde los 15 años, y eran novias desde hace algunos meses. Les sorprenderá saber que la que se confesó fue ella y no Jessica. ¿Saben cuantas rabietas pasé por su culpa? Esa chica estaba muy enamorada y no se confesaba por miedo. Pero esa es otra historia.
-¿Qué vamos a hacer hoy? – Preguntó Jessica entrelazando sus dedos con los de Tiffany, era sábado y tienen la costumbre de pasar todo el día juntas.
-Me da igual – Respondió Tiffany jugando con los dedos de Jessica – Todo es perfecto cuando estoy contigo
-Ugh, que asco – Dijo una chica no tan alta mientras se apoyaba en el marco de la puerta.
Ella es Krystal, la hermana pequeña de Jessica. Si yo no fuera un ángel, de seguro sería su amiga de travesuras. Aunque ese puesto ya me lo ganó una chica llamada Sulli.
-Vete de acá – Dijo Jessica mientras le daba una mirada de hielo, es muy famosa entre los Jungs.
-No te preocupes, solo venía a molestar
Krystal saludó a Tiffany y salió. Cuando se fue, las dos amantes comenzaron a besarse. Fingí vomitar, luego miré mi reloj.
Jung Jessica, aún te quedan 35 años de vida. Salí a dar una vuelta por el mundo humano.
Comencé a caminar por las calles. Había gente con sus maletas y con el ceño fruncido, de vez en cuando peleaban por cosas sin sentido, o gritaban a la gente por las cosas más mínimas.
Suspiré mientras paseaba por las calles, el mundo humano estaba cada vez peor. Había una señora adulta quién llevaba unas bolsas pesadas. Parecía comida o ropa.
Hace un buen rato intentaba cruzar la calle, pero era empujada por la gente quién iba a apurada.
Me acerqué a la señora.
-Oh, como me gustaría ayudarla – Dije, aunque sabía que nadie me iba a escuchar, ni la señora podía verme.
Acerqué mi mano a una de sus bolsas cuando de pronto sentí una mano tibia atravesar la mía. Retrocedí impactada por el rose, aunque sabía que aquella persona no había sentido nada.
-Permítame ayudarla – Escuché una voz dulce, un poco fuerte, quizás porque la señora podía no escucharla.
Miré hacia la voz y la vi.
Una pequeña chica, de pelo castaño que llegaba hasta sus hombros. Su cara era un poco pálida pero eso dejaba ver sus ojos color miel, sus labios eran hermosos.
La señora retrocedió un poco y la niña suavizo un poco su cara.
-No se preocupe, solo quiero ayudar
La señora sonrió y la chica tomó las bolsas.
Comenzó a caminar empujando a la gente y diciendo que iba una señora de mediana edad detrás de ella. Las seguí interesada.
-Me pregunto cuál será tu nombre – Dije a su lado, con la esperanza de que ella me escuchara, aunque sabía que no era posible.
-Soy Sunny
Retrocedí con los ojos abiertos por la sorpresa, pero vi que ella le hablaba a la señora. Veo que ella le había preguntado. ¿Cuándo tiempo me habré quedado mirando a aquella chica? Además tenía un nombre hermoso.
Cuando llegaron a la casa de la señora, ésta la invitó a tomar algo, pero Sunny se negó. Luego siguió su camino, ayudando a la gente, dándole dinero a quienes lo necesitaban. Sonriéndole a todos.
No me di cuenta cuando ya era de noche, había seguido a esta chica todo el día. Pero ya estábamos frente a su casa. Era una gran mansión, ella entró mientras le sonreía a los guardias.
El camino a la mansión era largo, pero ella se negó a ir en auto, aunque se lo ofrecieron. A los costados habían flores de distintos tipos y colores. De pronto llegaron dos perros corriendo emocionados, uno era negro y el otro era blanco. Sonreí ante su ternura.
-Ginger, Prince – Dijo ella acariciando a los dos perros. Aún me gusta escuchar su voz.
Ginger comenzó a ladrarme y a mover la cola, al parecer le agrade. Prince se alejó un poco mientras mordía el pantalón de Sunny.
Sunny se volteó a ver a Ginger.
-¡Hey! ¿Qué sucede?
Ginger me seguía ladrando y yo me hinqué frente a él.
-Vamos, deja de hacer eso, ella no me puede ver – Dije acariciándolo un poco, el comenzó a saltar por todo el lugar y Sunny se que
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