“Despierta, chica linda”, Yuto me despierta con un suave beso en la mejilla.

“¿Dónde estamos?”, pregunto al recorrer el hermoso lugar con mis ojos.

“Haremos una parada antes de llegar a nuestro escondite”, me sonríe, “Vamos”, besa mi frente y ambos salimos del auto.

“¡Yuto-kun!”, un hombre ya grande le da la bienvenida, lo abraza tiernamente con una gran sonrisa en su rostro.

“¡Hola Aoki-san!”, responde Yuto feliz, “gracias por dejarnos pasar la noche aquí”, le agradece rompiendo el abrazo.

“Me alegra tener aquí”, el señor Aoki pasa de mirar a Yuto a mirarme a mí, sus ojos llenos de curiosidad, yo sonrío tímidamente con una reverencia, él hace lo mismo y vuelve a mirar a Yuto con una significativa sonrisa.

“¿Tu novia?”

Me sonrojo al escuchar la palabra.

Yuto asiente y su sonrisa se ensancha aún más.

“Oh… nuestro Yutti ha crecido. Es hermosa, realmente hermosa”, dice mirándome y me sonrojo aún más, “Vamos entren, entren”

Yuto tiende su mano hacia a mí y yo la tomo, me brinda una hermosa sonrisa, y no puedo evitar devolvérsela, el señor Aoki nos mira embelesado.

“Soy Aoki, cuide de Yuto y Hana cuando eran pequeños junto con mi esposa”, se presenta mientras entramos a su gran casa. Es una casa realmente hermosa, y amorosamente cuidada, muy tradicional pero acogedora, llegamos hasta la sala principal.

“¿Cuál es tu nombre, querida?”

“Gaya, señor”

“Ahh, Gaya-san”, se vuelve hacia Yuto dándole un suave golpe en el brazo, “Eres muy afortunado, hijo. Es adorable”

Miro hacia a otra dirección avergonzada y algo capta mi atención, hay un precioso butsudan situado en el centro de una pared, una foto de una hermosa mujer joven está en el centro.

“Mi esposa”, dice el señor Aoki al notar la dirección de mi mirada, “Quiso y cuido mucho a Yuto-kun”.

Asiento con una sonrisa en mis labios. Yuto toma mi mano y me lleva hacia el altar, prende un incienso y junta sus manos para darle sus respetos. La manera en que Yuto mira y sonríe a la fotografía me hace notar cuan dedicado, amoroso y protector habrá sido... y lo sigue siendo seguramente gracias a la esposa del señor Aoki.

“Ryoko-san… he vuelto”, dice Yuto sonriendo abiertamente, “...y he traído conmigo a la mujer más importante de vida”, puedo ver un leve rubor aparecer en sus mejillas.

Oh Yuto…

“¿verdad que es hermosa?”, él me mira y me brinda una amorosa sonrisa.

Tomo un incienso también y lo enciendo para dar mis respetos y unirme a Yuto.

“Estamos en problemas… quieren quitarme lo que más amo en este mundo, ¿qué debo hacer, Ryoko-san?”, dice volviendo a mirar la fotografía.

Mi corazón se oprime dolorosamente, muerdo mi labio al darme cuenta cuan frustrado está Yuto consigo mismo.

“Lo único que se me ocurrió fue huir…”, sonríe triste, “por favor... cuida de nosotros”

Tomo la mano de Yuto y le doy un suave apretón, animándolo, él lleva mi mano a sus labios y roza mis nudillos en ellos suavemente hasta plantar un pequeño beso.

“Yuto…”

…

-Autor-

El hombre mira su celular, apretándolo con fuerza.

Ríe.

“Esa maldita zorra”, murmura furioso.

Él sabe que lo hizo ver como un idiota, lo engaño muy bien.

“Gaya, Gaya, Gaya…”, murmura su nombre burlonamente. Ha perdido totalmente la cordura.

“Espero que hayas disfrutado estos días…”, aprieta los dientes, “porque ya es tiempo de que vuelvas a la realidad”, sonríe maliciosamente.

Toma su celular y teclea rápidamente un número.

“Shinjyo… necesito que me devuelvas un favor”

“Claro que si Kay, lo que quieras”

El hombre toma su anillo de bodas y lo observa detenidamente.

“Necesito que encuentres y traigas a mi esposa… junto con su secuestrador”, tomo el anillo entre su mano y oprime con furiosa fuerza.

“Encentra a Gaya y a Nakajima Yuto”

…

“Yuto… El señor Aoki podría escucharnos”

Está siendo difícil para mí reprimir mis suspiros y gemidos mientras Yuto sigue su camino de húmedos y deliciosos besos a lo largo de mi cuello hasta mi clavícula, mordiendo y chupando. Mi kimono cae poco a poco descubriendo mis hombros y el inicio de las curvas de mis senos.

“No lo hará…”, el aliento de Yuto golpea deliciosamente mi piel desnuda, “Además...", beso, "ya no soy un niño”, lo siento sonreír.

Sus manos se hacen camino por debajo la delgada tela alzándola, rozando mi piel hasta llegar a mis muslos.

Siento miles de placenteras descargas eléctricas en todo mi cuerpo.

“Yuto…”

La manera en que la luz lunar ilumina su rostro mientras sigue haciendo su camino de besos más y más abajo… es sin duda hermoso, seductor y… erótico.

“Espera…”

Ah… no me beses ahí.

Yuto me hace llegar a tal éctasis… sólo él. Cuando me toca, deja marcas ardientes en mi cuerpo, no permitiéndome pensar con claridad. Él siempre me hace de esta manera. Es cruel…

“Amo cuando me miras así…”

Trato de mantener mis ojos abiertos pero me es imposible, no con tanto placer que Yuto me está brindando. Estoy jadeando fuerte.

Lo deseo.

Yuto regresa a mí, sus fríos dedos toman mi mentón y su pulgar libera mi labio de mis dientes siendo él quien de un suave tirón a mi labio con los suyos.

Su mirada llena de deseo y amor, está perforándome muy profundo.

“Niña traviesa”, susurra.

Su lengua recorre mi labio y su boca se funde en la mía probándome a mí misma a través de su boca.

“¿Ves cuan dulce sabes para mí?”

Exploramos nuestros cuerpos como si fuera la primera vez, nuestros cuerpos desnudos frotándose uno contra el otro, formando una fina capa de sudor en ellos.

“Te… deseo”, le pido desesperada.

Siento fácilmente la sonrisa de Yuto en mis labios.

Me penetra enseguida y ambos gemimos ante la deliciosa intrusión y comenzamos un baile sensual a un ritmo lento y placentero.

“Te amo”, susurra en mi oído.

Mis manos toman firmemente su suave y despeinado cabello.

“Te amo Yuto”

Gimo.

“Te amo…”

“Sigue diciéndome cuánto…”, me ordena sin aliento continuando sus deliciosas embestidas, “Dímelo, nena. Dime cuánto me amas”

Es difícil poder formular oraciones coherentes cuando él ha encontrado mi dulce punto.

Me falta aire.

“Yo-”

Muerdo fuerte mi labio inferior tratando de reprimir mis gritos que amenazan con explotar.

“Vamos chica linda, dámelo”

Nada se compara al placer que Yuto me hace sentir.

Ambos estamos recuperando el aliento después de nuestro intenso o.

Amo que cada vez que terminamos de hacer el amor, siempre sigue dándome amorosos besos en mi rostro.

Yuto me acuna en sus brazos y nos cobija.

“Duerme, mañana tenemos que irnos muy temprano”, Yuto acaricia mi cabello dándome un gentil beso en la frente, sus brazos están alrededor de mi cuerpo, firmes, cálidos.

“Yo te protegeré, mi chica linda"

Por favor hazlo...

"Siempre”

No quiero separarme de ti.

Dejo que mis pesados ojos se cierren, aspiro su delicioso e intoxicante aroma haciendo que me relaje.

“Gracias… Yuto”