Yuto…

Abro mis ojos, y derramo unas cuantas lágrimas…

Yuto…

Lo busco en la habitación, su habitación y lo encuentro. Está parado en el balcón donde ayer estuvimos, está dándome la espalda, mi corazón reacciona al instante.

Mi Yuto…

Cuanto lo extrañé.

Me levanto y lentamente me dirijo a él, hipnotizada, cómo si lo que estuviera viendo no fuera real.

Es él…

En verdad es él.

Rodeo su cintura con mis brazos y descanso mi mejilla en su espalda, respirando su exquisito aroma, su cuerpo se estremece por unos segundos pero se relaja al instante.

Sus manos descansan sobre las mías mientras que yo sigo llorando silenciosamente.

“Lo siento, ¿te desperté?”, me pregunta con voz suave y niego con la cabeza. “Gaya… ¿qué sucede?”, su voz suena alarmada cuando se gira y ve mis lágrimas.

“Te extrañé…”, simplemente le digo y él abre los ojos comprendiendo lo que le quiero decir.

“Tú…”, toma mi rostro entre sus manos. Asiento con la cabeza.

“Gracias a ti, pude recuperar algo de mis recuerdos, no completos, pero si pequeños fragmentos, el elevador, en el club, nuestro primer beso…”, Yuto no me deja terminar y me envuelve en sus brazos.

Poco a poco todo está volviendo a su lugar, tal vez no recupere por completo mis recuerdos, pero con los pocos fragmentos que tengo ya no me siento tan perdida, y esta cautela y distancia entre nosotros ya no serán necesarios.

“Oh Gaya…”, susurra y hunde su rostro en mi pelo.

…

Caminamos juntos sin dirección alguna tomados de la mano, nuestros dedos entrelazados. Todo es nuevo para mí, Yuto me lleva de aquí allá, mostrándome esta hermosa ciudad.

Osaka.

Me pregunto…

“Yuto-…kun”, es la primera vez que lo llamo por su nombre en voz alta y siento la necesidad de agregar el sufijo, pero incluso para mí me suena extraño, pero él ríe.

Oh...

Su hermosa y brillante sonrisa.

“Está bien, puedes llamarme solo por mi nombre”, dice llevando mi mano a sus labios y la besa fugazmente. Me sonrojo. "¿Qué querías decirme?".

Muerdo mi labio preguntándome si debo o no preguntar.

“Aquí y la casa donde estamos es donde nosotros… ¿nos ocultábamos?”, pregunto nerviosa y veo que su sonrisa cae un poco, sus ojos ahora tristes, él niega con la cabeza.

“No… nosotros estábamos en Tokyo. Yo… no quería correr el riesgo de llevarte allá y…”, su voz se apaga y su rostro muestra dolor, me acerco a él y le doy un fugaz beso en la mejilla, eso lo toma por sorpresa y me mira sorprendido, le sonrío y él me devuelve esa sonrisa que tanto amo.

Seguimos caminando entre las tiendas y algo capta completamente mi atención.

“Qué lindo…”, digo sin pensar embelesada por el hermoso anillo.

“¿Te gusta?”

Asiento.

Yuto

Odio ese anillo de bodas que tiene en su dedo.

Odio que algo tan insignificante como eso me recuerde en todo momento que ella le pertenece a él.

Sin pensarlo dos veces entro y jalo conmigo a Gaya dentro de la boutique y lo compro.

“¡Yuto! No tienes que…”

“Quiero hacerlo”, le sonrío y rápidamente pago por el anillo.

“¿Te importa si…?”, pregunto mirando su anillo, ella se da cuenta y veo sus mejillas enrojecerse, quita su anillo de inmediato y lo guarda.

“Listo”, su nuevo anillo es más pequeño, pero encaja perfectamente con ella, es sencillo, delicado y brilla hermosamente en su mano.

“Wow…”, dice Gaya con ojos brillantes llenos de admiración, “Gracias”, me dedica una hermosa sonrisa y mi corazón da un vuelco. Amo cuando sonríe. contengo las ganas de besarla en este momento en este lugar.

Continúamos nuestro recorrido, nuestras manos entrelazadas en todo momento, viendo tiendas aquí allá, platicando y riendo, creando nuevas memorias que remplazarán las que ella perdió.

Llegamos a un pequeño parque y nos adentramos a él, el lugar es tranquilo y el atardecer comienza a asomarse creando un hermoso paisaje de colores.

“¿Yuto...?”

“¿Si?”

Se queda en silencio y niega con la cabeza.

“No es nada”, me dice con una falsa sonrisa.

Odio este sentimiento, no quiero verla triste, no cuando esté conmigo.

Quiero hacerla feliz.

Borrar cualquier inseguridad o preocupación que tenga.

Gaya

Yuto me jala contra su cuerpo y rodea mi cintura con sus manos y me besa, tomándome por sorpresa.

Es un beso lento y lleno de sentimientos no dichos, es gentil, dulce y cuidadoso. 

Ambos necesitamos aire, así que nos separamos solo unos centímetros, él me mira directamente a los ojos, puedo sentir mis mejillas calientes.

“No sabes cuánto he extrañado esto” dice rozando sus labios contra los míos suavemente, me sonrojo más, siento sus dedos apretar mi espalda y nuestros labios se encuentran de nuevo en un sensual beso.

…

Apenas entramos a la casa y Yuto exige mis labios, sus manos explorando mi cuerpo, quemándolo con sus caricias y suaves pellizcos, yo hago lo mismo.

“Esto está yendo más rápido de lo que yo esperaba”, susurra en mis labios, mi espalda se encuentra contra la pared.

Siendo honesta yo tampoco creí que mi cuerpo reaccionara tan rápido, es como una fuerza magnética que nos atrae, mi cuerpo no puede estar sin sentir el suyo.

“Eres peligroso, Yuto…”, digo en voz baja contra su oído, sus labios están en mi cuello, besando, chupando y mordiendo, sé que dejaran marcas después, pero en este momento no me importa, “soy una mujer casada… pero aquí estamos a punto de hacer algo prohibido”

Es un intenso sentimiento que enciende nuestros cuerpos. Nuestras bocas y lenguas se encuentran una y otra vez en una sensual batalla peleando por dominio, pero Yuto es más fuerte.

Me encuentro a mí misma moviendo mis caderas para encontrarme con su evidente erección.

“Gaya…”, las fuertes manos de Yuto aprietan mis caderas deteniéndolas, “no hagas eso…”

“¿Por qué no?”, lo provoco.

Él me aleja, sus manos en mis hombros, lo miro confundida y sin aliento. Él suspira y me doy cuenta que lo que está por decirme es serio.

“Quiero hacerte el amor, Gaya, en verdad. Lo deseo desde que llegaste aquí, pero no quiero forzar y apresurar las cosas… apenas estás recuperando un poco de tu memoria y…”, lo corto con un beso pero él no me responde, abro mis ojos y me encuentro con los suyos tan sinceros y obscuros, en verdad está siendo serio.

“Entiendo…”, trato sonreír pero fallo. Entiendo lo que me está pidiendo, él tiene razón pero...

No puedo evitar sentirme herida y molesta por su rechazo.

Soy tan egoísta... debo pensar en los sentimientos de Yuto, debe ser más díficil para él el que yo no recuerde nada... ahora me siento enojada conmigo misma.

“Iré a… ducharme”, digo rompiendo el silencio y escapando de su mirada. No quiero que me vea así, me doy la vuelta y subo las escaleras rápidamente, entro a mi habitación hasta llegar a el baño.

Abro el grifo, me desvisto, el agua caliente comienza a mojar mi cuerpo haciendo que me relaje poco a poco.

Tomo mi tiempo en la ducha, un momento para mí y poder vaciar mi mente.

Cuando me siento mejor y tranquila salgo y envuelvo la toalla en mi cuerpo, salgo a mi habitación, comienza a anochecer, pequeñas luces de afuera alumbran mi habitación.

Me dirijo al closet para vestirme, siento unos fuertes brazos rodear mi cintura por detrás, su respiración golpea  mi hombro. No digo ni hago nada.

“Lo siento…”, Yuto dice en mi oído, me estremezco, mi cuerpo está sensible por la ducha.

“¿Por qué?”, pregunto en voz baja.

“Te lastimé…no debí-”

“No lo hiciste…”, trato de alejarme pero no me lo permite, siento sus labios besar mi cuello una y otra vez, hacia arriba sobre la línea de mi cuello, hasta detrás de mi oreja, cierro mis ojos ante la sensación.

Creí que había dicho que no quería hacer nada.

Comienzo a sentir frustración y confusión, hace unos momentos me rechazo y ahora parece haber cambiado de opinión.

Oh Yuto… qué es lo que en verdad quieres.

“Eres cruel…”

Yuto

Detengo lo que estoy haciendo y ella se gira y me mira con sus ojos confundidos y heridos.

“Dijiste que no querías hacer nada conmigo…”, puedo ver que su respiración es pesada, la toalla que lleva alrededor de su cuerpo es corta, muy corta, “y aquí estas, torturándome… eso es cruel”.

Ella está en lo cierto. Me dije a mi mismo que no haría nada, no hasta que ella se sienta cómoda conmigo, no hasta que ella recuerde lo que hay entre nosotros… trago con dificultad, mis acciones la están confundiendo y lastimando…

Mierda, Yuto, siempre actuando antes de pensar.

“Lo siento…”, quito mis manos de su cuerpo pero ella me detiene, su toalla cae dejando totalmente expuesto su hermoso y cautivador cuerpo, con sus su manos sosteniendo las mías, ella se acerca lentamente a mí, estoy totalmente hipnotizado.

Mi corazón late desenfrenadamente.

“No te detengas”, me susurra, sus labios rozando suavemente los míos, lleva mis manos nuevamente a su desnuda cintura.

Su suave y desnuda piel...

La manera en la que me está mirando…

“por favor…”, canturrea y pasa sus manos a lo largo de mi torso hasta mi cuello, seduciéndome, provocándome, mi cuerpo está ardiendo.

“Haz lo que deseas conmigo…Yuto"

Gaya

Nuestros besos son apasionados, llenos de emoción… de amor, sus dedos aprietan con fuerza mi cintura apretándome a su cuerpo.

Este sentimiento desde el momento en que lo vi en mis sueños, se ha intensificado más y más desde que nos reunimos en el aeropuerto, desde que nuestros ojos se encontraron, desde que nuestras manos se tocaron.

Lo quiero.

Lo deseo.

Estar con él me hace feliz, me hace sonreír y reír, algo en lo que ha fallado Kay.

Basta.

Kay no existirá en estos días para mí.

Solo Yuto y yo.

Caigo suavemente en mi cama, Yuto encima de mí, sus ojos negros y brillantes hechizándome. Se acerca a mí lentamente y planta un sensual beso en mis labios, mi barbilla, la línea de mi cuello, en pecho, entre mis senos hasta mi ombligo.

Verlo besar mi cuerpo de esa manera, está volviéndome loca…

Sólo puedo gemir y agarrar las sabanas debajo de mí con fuerza.

Sólo él me hace sentir de esta manera…

Sólo él.

“Mi diosa…” su aliento golpea mi sensible piel. Se aleja sólo un poco, él entre mis piernas, desabotona su camisa negra dejando ver su bien esculpido torso, después sus pantalones, su bóxer.

Mi respiración se acelera.

Quiero sentir su cuerpo contra el mío, lo quiero…

“Yuto…”, imploro. Quiero sentir el fuego que podemos crear con nuestros cuerpos tocándose el uno al otro.

“Shhhh... dijiste que podría hacer lo quisiera contigo, Gaya”, su voz es seductora, se acerca a mí y besa uno de mis senos.

Gimo fuerte, sus húmedos y suaves labios chupan mi pezón enviando descargas eléctricas a todo mi cuerpo.

Él sonríe complacido ante mi reacción y vuelve a hacer lo mismo con el otro.

Sigue torturándome por los siguientes minutos, sus manos adorando mi cuerpo, quemándome y mi cuerpo reacciona tan bien a eso.

Tomo su rostro y lo atraigo hacia a mí, sus ojos me miran llenos de adoración y amor, se acerca a mí y planta un casto y dulce beso en mis labios.

“Te amo”

Escucharlo decir esas hermosas palabras contra mi oído hace que una gran ola de emociones estremezca mi corazón y me haga sentir mariposas en mi estómago. Esas palabras van más allá y sé que es mutuo.

Nuestras adoloridas y rojas bocas se encuentran en un beso lleno de sensualidad y necesidad.

Sus mano aprieta mi muslo ocasionando que gima, toma mi pierna y la pone alrededor de sus caderas, mis manos se aferran a su espalda apretando fuerte, ahora es Yuto quien gime.

Oh… amo ese sonido.

Yuto se psiciona y anticipo lo que está por suceder, muerdo mi labio con fuerza. Él me penetra lentamente y ambos gemimos incoherentemente ante la dulce sensación.

Comienza a moverse a un lento y erótico ritmo.

“Gaya…”, gime mi nombre y recarga su frente en mi hombro, entierro mis dedos en su cabello, esto es nuevo para mí…

Sé que esta no es la primera vez, pero para mí lo es…

Desde que perdí mi memoria, jamás deje que Kay me tocara, porque yo… anhelaba a alguien más...

Yuto...

Anhelaba sólo sus labios, sus caricias, sus dulces palabras, sus dulces ojos con tanto amor y dulzura mirándome.

“Yuto… más…”

Las embestidas se vuelven fuertes y rápidas, siento en nuestros cuerpos formarse una fina capa de sudor, nuestras respiraciones aceleradas, muerdo mi labio inferior intentando manejar todo este placer que Yuto me hace sentir.

Sólo él.

“Mírame”, su voz ronca y seductora.

Hago lo que me ordena y me encuentro con sus ojos llenos de deseo y amor, es demasiado para mí, no puedo mantener su mirada, estoy cerca, me falta el aire, “Vamos, chica linda”, me pide entre gemidos a mi oído y me pierdo en sus palabras.

“Ahhh…”, ambos encontramos nuestra liberación, llegando más y más alto, abrazo con fuerza el cuello de Yuto manteniéndolo cerca de mí él continua las embestidas haciendo que nuestro o siga y siga.

“Sigue…”, le susurro sin aliento al oído, “lento…”. Yuto sonríe y besa mi mejilla y hace lo que le pido, sus embestidas ahora son a un lento y sensual ritmo.

Quiero sentirlo, sentir todo, saborear el momento, disfrutar.

Amarnos.

Él no deja de besarme, mi frente, mi nariz, mis ojos, mis mejillas, mis labios, son besos dulces e inocentes.

“Gaya…”

Lo miro a los ojos.

“¿Si…?”

Su mano acuna mi mejilla, su pulgar rozando mi labio inferior.

“No vuelvas con él”, su voz es un doloroso suspiro, “Por favor... no me dejes de nuevo…”, sus ojos húmedos, llenos de tristeza y miedo. Me suplican.

Oh Yuto…

Me acerco a él y besos sus suaves y temblorosos labios. Cuan frágil puede ser este hombre, esta parte de él es nueva para mí.

Unas cuantas lágrimas se escapan de mis ojos.

El segundo o golpea nuestros cuerpos, es abrumador y más intenso que el primero, encontramos nuestra liberación, nuestros cuerpos convulsionándose.

Yuto me tiene en sus brazos muy cerca de su cálido cuerpo, los dos aun tratando de recuperar el aliento, siento el cansancio en mis ojos, Yuto nos cobija y besa mi frente dulcemente, me acerco más a él y beso su cuello.

Yuto... 

“Yo también te amo, Yuto"