De regreso por aqui...

En el momento en que Jessica se despertó, rápidamente se dio cuenta que no se encontraba en su habitación, ya que la habitación era completamente rosada, contando el piso, las paredes y algunos cuadros que la decoraban, sin exagerar, se percató que hasta el techo de aquella habitación era rosada. ¿Qué pasaba aquí? ¿Acaso estaba en la habitación de monstruo rosado? Jessica estaba segura que tanto rosado no era saludable. Pero dejando eso de lado, también se dio cuenta que la habitación de este monstruo rosado era bastante amplía y las sábanas rosadas la cubrían de la cintura hacía abajo. Un pequeño recuerdo apareció en los pensamientos de Jessica, ella había estado desnuda y ahora mismo llevaba una pequeña camisa rosada que solo la cubría hasta cierta parte de sus piernas.

¿Qué mierda había pasado?

Jessica solo recordaba algunas cosas, entre ellas, su manada asesinada, sus padres, EunWoo escapando de Soojung, Sulli y de ella para salvar o recatar a Xiyeon y... el asesinato de Soojung y su Mate... y por último, era que se había mentido a un descomido territorio y había sido atacada por dos lobos guardianes de esta desconocida manada en donde la habían atrapado, golpeado y hasta electrocutado con un aparato que ella desconocía, eso, y... y la chica que se transformó en lobo y la rescato.

La mirada de Jessica recorrió toda la habitación, intentado reconocer este lugar, pero fue en vano porque no sabía en dónde estaba, pero en lo único que no se equivocaba era que no era una prisionera o estaba encerrada en contra de su voluntad o es que estaba tan equivocada y definitivamente sí estaba encerrada y la celda en donde la habían encerrada sería tan... pero tan rosada.

Al momento en que Jessica intentó levantarse de la cama rosada y querer ir a ver en dónde estaba, sintió una fuerte respiración en su cuello que congeló su movimiento y con mucha cautela y nerviosismo llevó su mano hacia atrás y sintió un caliente cuerpo que la acompaña en la habitación rosada. ¿Quién podía ser? ¿Tal vez aquellos que la atacaron? ¿O aquel hombre que la había electrocutado?

Por favor....

Por favor...

Soojung, ayúdame... por favor....

Fueron los pensamientos de Jessica, puesto que, desconocía a la persona que estaba detrás. Y no es solo eso que la ponía nerviosa, sino, es que ella no estaba acostumbrada a muestras de afecto, ya que aun siendo la menor del Clan Jung, ella siempre se había mantenido al margen y, en festividades o fiestas que organizaba la comunidad de su manada ella nunca había asistido o si lo hacía era porque el Alfa, quien era su padre, la obligaba, pero aun así ella siempre se mantenía alejada de todo persona posible, pero con la única persona con quien mantenía contacto era con Soojung, ellas habían mantenido un fuerte conexión.

Se podría decir que Jessica era algo antisocial y su apariencia de princesa de hielo no la ayudaba en nada.

Con mucho cuidado y con siglo, Jessica se dio valor a ella misma y volteó a ver quién estaba recostada con ella y para su sorpresa ella estaba ahí, sí, la chica que la había ayudado cuando aquellos lobos guardianes la habían atacado. La mirada de Jessica recorrió el hermoso y aparentemente delicado rostro de aquella chica que ni tenía idea de quién era ni de cómo se llamaba.

Es tan hermosa...

Ella me ayudó... pero... ¿Qué va a querer a cambio?

¿Acaso...? No, no, no, tengo que irme de aquí, antes que se dé cuenta que desperté...

Rápidamente pero sin hacer ruido Jessica salió de la cama y se dirigió a la puerta rosada que se suponía que la llevara a la salida, pero antes de que ponga la mano en la perilla de la puerta, dos brazos desnudos envolvieron con delicadeza su delgada cintura, no dejándola moverse.

-¿A dónde crees que vas? – Jessica sintió un suave susurro a la altura de su cuello, mientras que aquellos brazos desnudos seguían envueltos en su cintura que se sentía la delicadeza y posesión de aquella chica.

-Yo... yo...- Jessica se había quedado vacía, no sabía que decir, su mente se encontraba nublada y solo se dedicaba a disfrutar aquel abrazo por parte de aquella desconocida.

-No puedes irte...- le dijo la chica de cabellos negros – No puedes dejarme...- sin darse cuenta, Jessica era conducida a la cama y con delicadeza la recostaba junto con ella – Eres mía...- aquella chica la miraba con tanta ternura y pasión que daba miedo.

-¿Quién eres? – fue lo único que pudo pronunciar Jessica, ya que, se sentía hipnotizada por aquella desconocida y, no solo era eso, sino, sentía una extraña conexión que impedía que dejara de ver aquellos ojos que mostraban una gran eye-smile.

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