Chaeyoung

La Guerra por el Trono

No se sentía extraña, pero tampoco estaba familiarizada con aquella sensación.

Desde que vio aquello con Mina y Sana, a penas había podido pensar en cualquier otra cosa con claridad. Ni planes políticos, ni ideas para mejorar la economía del reino.

Necesitaba hablar.

Fue por ello que sin hablar con nadie ni avisar a nadie se fue de palacio. No era difícil salir o entrar, teniendo en cuenta todos los años que llevaba haciendo aquello, así que en un abrir y cerrar de ojos ya se encontraba por las bulliciosas calles de la capital.

Se movía bien en ellas, sólo necesitaba recordar un poco por cuales ir para poder llegar a la casa de sus padres.

Una vez llegó tocó a la puerta y esperó mirando la silla mecedora que había en el pequeño porche de la entrada, recordando aquellos tiempos en los que se quedaba dormida en los regazos de su madre. Una nostálgica sonrisa apareció en su rostro con aquella feliz memoria.

Fue entonces cuando el grito de su hermano mayor desde dentro de la vivienda la sacó de que esas tan gratas memorias. Simplemente avisaba de que él iba a abrir la puerta y ver de quién se trataba, pero eso ya puso en alerta a la menor. Una de sus más amplias sonrisas apareció en su rostro cuando vio al contrario. Él, quedó petrificado.

—¿Chaeng? —preguntó medio asombrado— ¡Chaeng! —repitió mientras abrazaba a la más baja y levantándola dio una vuelta sobre sí mismo. Luego la dejó nuevamente en el suelo, pero ya dentro de la casa— ¿¡Qué haces por aquí!?

Difícilmente era estar decaída con la energía del mayor, fue por ello también que al responder lo hizo de forma animada, como si no hubiera pasado nada en palacio.

—Necesitaba hablar con vosotros y desahogarme un poco —dijo finalmente sin deshacer el abrazo hasta terminar la frase.

—Oh, ningún problema pequeña.

—¿Quién es? —interrumpió la voz de una fémina atrevámonos de decir de avanzada edad.

—¡Mamá!

Esta vez fue Chaeng quién corrió al interior de la casa para abrazarse a la mayor de los allí reunidos y refugiarse en sus brazos. Aquel abrazo fue correspondido con toda la naturalidad del mundo y la felicidad de una madre tras ver a su hija.

Aquel momento emotivo fue repentinamente cortado por una presencia más en la casa. El padre de la familia, aquel que se deslomaba en su trabajo con tal de que sus menores tuvieran para comer, acababa de llegar tras una larga carrera y se apoyó en el marco de la puerta jadeante.

Todos los presentes le miraron sorprendidos. Una vez se aseguró de retomar el aliento habló firmemente:

—¡Su majestad se ha desmayado durante el banquete y sigue sin recobrar aliento!

Una exclamación al unísono de las tres voces que allí reunidas estaban, sin saber aquello, hizo que resonaran por toda la sala.

—¿¡Pero qué ha pasado!? –dijo Chaeng expresado el pensamiento de los demás.

—Se ve que ha vuelto a enfermar, pero el médico no está seguro de qué puede ser. Parece algo más grave –contestó entrando a la casa y cerrando la puerta–. Chaeng, hija, ¿no lo sabías?

Ella negó con la cabeza.

—Vine a contaros algo, pero… precisamente no era esto. Os lo cuento y me iré.

Así pues, explicó el accidente entre Sana y Mina, siendo en poco tiempo arropada por sus mayores y consolada.

—No te preocupes pequeña, tú mismo lo dijiste, fue un accidente –dijo la madre.

—Mina siempre estuvo contigo desde pequeña, dudo que ahora por esto se separe de tí con esto –aseguró su hermano.

—Hazle caso a tu madre y tu hermano. Ellos saben de lo que hablan –reforzó su padre.

Ella asintió y se dirigió a la puerta, más relajada en ese aspecto. Pero seguía molesta… Fue el primer beso de aquella persona tan especial en su vida…

—Tenéis razón. Muchas gracias por todo. ¡Hasta luego! Os quiero~

Y una vez despedida corrió como alma perseguida por el diablo por aquellas calles tan concurridas con tal de llegar lo antes posible a palacio.

Había un camino bastante largo y no dudaba en que tardaría al menos una hora, pero eso le bastaba para pensar en cuales serian los problemas que se contraria al llegar.

Para empezar: Jungyeon estaría más que alterada tratando de descubrir que había pasado; Nayeon, como mucho habría ido a visitarla y ya, al igual que su hija. Y Mina… lo más seguro es que estuviera destrozada. Y ella no estaba allí, con ella, para consolarla.

Gruñó tras chasquear la lengua y aumentó la velocidad de la carrera. Debía darse prisa.

✨⚔✨

En cuanto llegó a palacio lo primero que hizo fue ir a la habitación de la princesa legítima al trono. Tocó, esperó y abrió. No estaba allí. Entonces iría a los aposentos de la reina y volvió a tocar a la puerta, esta vez fue la voz de la guardia real la que le dijo que se adentrara. Se adecentó todo lo que pudo y entró.

Para su grata sorpresa allí estaba Mina también.

El contacto visual entre ellas dos fue indudablemente existente, pero no pronunciaron palabra ni nada por el estilo, simplemente la princesa bajó la cabeza cerrando los ojos, antes de volver a dirigir la mirada hacia su madre.

Ella estaba sentada a la derecha de su pariente, tomando con delicadeza la fina mano de su majestad. Mientras, la menor se quedó en el sitio y tragó saliva. Esta vez, fue la más tímida de todas allí reunidas la que formuló palabra antes.

—Jungyeon… ¿Podrías dejarnos a solas?

—Como gustes.

La mayor de allí hizo una reverencia antes de salir de aquel gran aposento.

—Mina, yo… –trató de decir la consejera mas calló al verde interrumpida por ninguna gesto de la contraria.

—Acércate –ordenó, y ella obedeció–. ¿Qué crees que ha pasado?

—Quizás le hayan contagiado una enfermedad del extranjero –dijo mientras miraba el pálido rostro de la reina.

—¿Tú crees? –Mina miró hacia el suelo– ¿Dónde estuviste durante el banquete?

—Fui a vera mi familia… –Chaeyoung inclinó la cabeza algo confusa– ¿Por qué esas preguntas de repente?

—No lo sé… –se levantó y se puso frente a la más baja mirándola sin mostrar expresión alguna en el rostro– ¿Estás segura de que se enfermó?

Aquella parte de Mina, asustaba. Cuándo sospechaba de ti por algo y mostraba su lado frío y calculador, era mejor saber usar bien tus palabras si no querías liarla. Pero en ese momento, Chaeng, estaba demasiado alterada emocionalmente como para pensar rápidamente algo audaz. Fue por ello, por ese pequeño detalle, por lo que inmediatamente salió a la defensiva.

—¿Estás dudando de mi? –preguntó alzando la voz. Al no recibir respuesta, se alteró más, frunciendo el ceño y retrocediendo un paso para recuperar su espacio vital– ¿¡De verdad piensas que yo podría haber envenenado a su majestad!?

La cólera de la menor hizo reaccionar a la pequeña de sangre real. Inmediatamente después de que la contraria reaccionara así ella hizo exactamente lo mismo.

—No, Chaeng… no dudo de ti, me refiero a qué…

—¡Basta! –cortó la menor– ¡Basta ya! Te conozco desde que éramos pequeñas, ¡tú más que nadie debería saber que no sería capaz de hacer nada a la familia real! Mi familia os debe mucho por todo lo que hicisteis por mi… ¡No iba a arruinarlo todo de esta forma!

Cada palabra que pronunciaba la campesina, cada sílaba que salía de su boca, atacaban al interior de la mayor como si se tratase de afilados cuchillos que apuntaban a un mismo sitio. Tenía razón. ¿Cómo podía haber dudado de ella? ¿Qué pasó para que se dejase llevar por lo que dijo su tía? ¿Cuántas veces habría pasado esto ya? Porque sabía que no era la primera vez que ocurrió algo parecido.

—Y-yo… Lo siento –trató de disculparse uniendo las manos y comenzando a juguetear con sus dedos a la par que se mordía el labio inferior.

—¡No basta con un simple lo siento! ¡Dudaste de mí, sin motivos! Hice un juramento, ¿sabes? ¡Dud---

De repente la puerta se abrió y la guardia real entró en la sala con el ceño fruncido, cogiendo a Chaeng por el brazo, con la suficiente fuerza como para sujetarla pero no como para hacerle daño.

—Se acabó, estás montando un escándalo –sentenció llevándola fuera de los aposentos de la reina.

Mina observó. Sin saber qué hacer o qué decir. Solo sabía que se sentía culpable. Haber dudado de ella… de la persona a la que más aprecio tenía en todo el reino junto con su madre. Aquel sentimiento, a medida que iba pensando en ese momento y momentos anteriores, se hacía más fuerte y pronto lágrimas comenzaron a salir de sus ojos sin control. En cierto modo, se sorprendió al verse así. Pensaba que ya no podía llorar más, pero al parecer se equivocaba.

Chaeng, vio aquello. Vio como la princesa comenzaba a llorar en silencio antes de que le echaran y su cuerpo tocara el suelo a causa de la pérdida de equilibrio. Se sintió mal por ello, pero seguía demasiado molesta como para actuar sobre esa situación correctamente. Por ello fue que simplemente se levantó y se fue a sus aposentos, sin mirar ni saludar a nadie.

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StudientNightmare
Lo siento por tardar, pero por problemas del WiFi no pude subir los capítulos antes. Preparaos para el to porque algo totalmente importante relacionado con los acontecimientos de la historia aparecerá <3

Comments

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AniDarckSugaR
#1
Chapter 1: Ay dios mi jihyooo ;-; Aquí hay un liiiio que no veas omg.Me encanta cómo está escrito y cómo se está desarrollando n.n