Bae Joohyun.

Para muchos ella era –Irene– la chica perfecta.

Estudiante sobresaliente; los profesores la tenían en un alto concepto no sólo por sus notas, sino por sus continuas participaciones en los eventos que organizaba el instituto. Reconocimientos en el área de ciencias, una nerd total. No era muy atlética, pero se defendía. Era buena en las carreras de corta distancia, en los maratones apenas y sobrevivía. Tenía premios en tiro con arco, primeros lugares, cabe mencionar. Rechazó ser parte del consejo estudiantil, mas los apoyaba cuando se lo pedían. Era admirada por los estudiantes, envidiada e incluso odiada.

Pero esa es solo la superficie. Cada día pasaba una hora en la biblioteca después de clases, en periodos de exámenes se quedaba aún más tiempo. Siempre se sentaba en un lugar en particular, un cubículo alejado de los otros, difícil de divisar entre los estantes repletos de libros, había un enorme ventanal en esa parte, tenía una vista perfecta de uno de los jardines del campus.

Durante los periodos libres podías verla haciendo esto, aquello, todo menos metida en una plática de chicas. No le gustaban los chismes, había muchos sobre ella. Tenía un lado negativo el que los profesores te tomaran como un ejemplo y se encargaran de decirle al resto de los estudiantes que deberían esforzarse al menos la mitad de lo que ella lo hacía.

Antes de cada evento deportivo se dedicaba a lleno a practicar; en tiro con arco especialmente. Se tomaba largos periodos de entrenamiento, para ella no era aceptable dar cerca del blanco, ni siquiera era suficiente acertar una vez, dos veces, tres veces, tenía que hacerlo siempre.

«Irene siempre se ve tan calmada» decían las personas que no se tomaban ni un momento para verla. No era así. Constantemente se estresaba, incluso hacía rabietas cuando las cosas no salían como ella quería, siempre y cuando estuviera sola, dudo que quisiera mostrarle a alguien esa parte de ella.

Se sobre exigía demasiado, nunca llegué a entender por qué, si es acaso que quería demostrarle algo a alguien, o más importante, si intentaba demostrarse algo a sí misma. Nunca se lo pregunté, ni siquiera me planteé la idea de hacerlo, simplemente me mantenía ahí, cerca de ella, aunque no fuera de ninguna ayuda.

Su personalidad amable permitía que fuese fácil hablarle, pero no podías llegar más allá. Mantener la conversación era todo un reto, porque sin importar cuál fuera el tema, sus respuestas serían cortantes, no por ser descortés, sino porque así es como ella era; jamás te contaría algo personal.

Guardaba todo en sus adentros, como si tuviera que llevar por si misma esa carga, como si no fueses lo suficiente para compartir sus cosas contigo.

Le gustaba la música; ciertos días, no tenía uno en específico, después de ir a la biblioteca se pasaba por el aula de música, nadie iba por ahí a esas horas. Sabía cantar, tenía la voz más dulce que había escuchado nunca, aunque probablemente eso sea una exageración de mi parte. Tocaba el piano hermosamente, ese era su pasatiempo; cuando estaba frente a ese enorme instrumento, su expresión era mucho más ligera, inclusive sus labios se curveaban ligeramente formando una queda sonrisa, en ese momento es como si fuera libre, me atrevería a decir que lucía… feliz.

Bae Joohyun para mí no era perfecta, decirle así se sentía como un insulto más que un halago.

Bae Joohyun para mí… era sólo la chica que me gustaba. La persona de la que me había enamorado.