UNA CATÁSTROFE NO ANUNCIADA

—Quiero el divorcio...

Aquellas palabras hicieron eco en la silenciosa habitación, una mujer tendió un documento en la mesa y miró a los ojos a su esposo; el hombre sólo presionó con fuerza la silla donde se encontraba, ella desvió la mirada en silencio.

Él sólo sentía como su corazón latía con dificultad.

—Jesse...

—Esta bien —ella lo miró con sorpresa, él solo sonrió de medio lado y bajó la mirada—. Firmaré con una condición, Steph.

—¿Qué condición? —miró con recelo al hombre frente a ella, algo en su interior dolió al ver aquella mirada llena de tristeza.

—Quiero que me abraces todos los días que quedan de este mes...

La chica asintió y se levantó de la mesa, tomó su bolso y dejó a su esposo solo, se sentía como una intrusa en la casa que alguna vez fue su hogar.

El hombre escuchó la puerta cerrarse, observó los documentos frente a él y cerró los ojos dejando fluir las lágrimas que había estado conteniendo, aquello dolía demasiado. Era el sentimiento más destructivo que podía sentir, apretó la mandíbula y abrió los ojos para posarlos en el papel que se realzaba en la reluciente mesa.

  — ¿Qué nos sucedió, Stephanie? 

**

—¿Qué tal te fue?

—Bien... —Stephanie observó la taza de café frente a ella, después de salir de aquella casa se dirigió a un cafetería donde se había citado con su mejor amiga—, supongo.

Los ojos almendrados de la mujer frente a ella se posaron con inquietud en ella, levantó la mirada hacia su amiga con cierta culpabilidad; Sunny Lee era su mejor amiga desde que tenía uso de razón, por lo cual, entendía muy bien su inquietud por la respuesta que había dado.

—¿Supones? —la mujer frunció el ceño con aparente confusión—, ¿no lo tomó bien?

Respiró profundamente antes de bajar la mirada a su blanquecina taza de café.

—Él aceptó inmediatamente... —murmuró recordando la triste sonrisa de su casi ex esposo.

—¡Vaya! —su amiga abrió los ojos totalmente impresionada—,   ¡¿el gran Jesse Jung te dio el divorcio sin dar batalla?! Debí de ver eso.

—Fue muy extraño, Sunny... —se llevó la taza de café a los labios y le dio un sorbo recordando a su esposo—, sin embargo,  él acepto con una condición.

La chica Lee rodó los ojos soltando un bufido.

—Sabía que no te la iba a deja fácil —declaró con molestia—, es decir, estamos hablando del abogado numero uno del país, era de esperarse. —Tomó la mano de su amiga con preocupación y, suavizando su tono, cuestionó—: ¿te amenazó con dejarte en la ruina?

Negó apretando la mano de su mejor amiga.

—No, nada de eso, él... —recordó las palabras de su esposo, las había dicho casi en un débil susurro—,   él me pidió que lo abrazara todos los días que quedan del mes.

—¿Qué lo abrazaras? —Sunny frunció el ceño totalmente consternada—, eso si que es raro de Jesse, en fin, solo te queda abrazarlo por seis días y serás libre para estar con Taeyeon.

—Así es...

Su semblante reflejó duda, Sunny tomó sus dos manos con cariño obligandola a mirarla fijamente.

—Tiffany—le mostró una sonrisa tranquilizadora—,  todo saldrá bien, dentro de poco serás una mujer libre y feliz.

—Gracias Sunny...

**

Jesse miraba los rayos de sol que lentamente se iban ocultando por los gigantescos edificios de la ciudad, escuchó unos pasos acercándose a él por lo que se giró para observar a la recién llegada que caminaba hacia él; era estúpido, pero pese a la situación no podía evitar sentirse como un chico enamorado a punto de encontrarse con la chica que lo trae loco, aunque para él, las cosas aún seguían así.

Su corazón aun se negaba a ver la realidad.

—Lamento el retraso —su esposa se quitó las gafas y lo miró con seriedad—. ¿Qué hacemos aquí?

Su pregunta fue como un pequeño golpe a la realidad, respiró profundamente y la miró a los ojos.

—¿Acaso no recuerdas este lugar? —Tiffany negó y el simplemente sonrió débilmente—. Aquí fue donde te pedí matrimonio hace cinco años, justo donde estas parada me arrodille y te dije cuanto te amaba... aún recuerdo tu rostro lleno de lágrimas mientras te lanzabas a mis brazos y me decías que si.

Su esposa la miró con un toque de culpabilidad e incomodidad.

—Jesse...

—Lo sé—él la cortó y bajó la mirada—.Has venido por el abrazo, ¿no?

—Así es—el tono frío de Tiffany eran como dagas a su pobre corazón herido y abatido—, tengo una cita en una hora y no puedo llegar tarde

  —Claro. 

Jesse se acercó a ella y la envolvió en un abrazo. Ella de inmediato se puso rígida al sentir el cálido abrazo, no sabia si corresponderle o no, sin embargo, recordó que era parte del trato para poder divorciarse, lo abrazó con algo de incomodidad y luego de unos minutos ambos se apartaron.

—¿Es todo?

—Así es—él no sonrió y ella se alejó con rapidez—. Adiós, Stephanie...

Él la observó alejarse con impaciencia, era doloroso ver como se alejaba de él con facilidad, sin ningún reparo en girar y mirar como destrozaba su corazón con el pasar del tiempo. Desvió la mirada, obligándose a contener las lágrimas que atenazaban su alma.

Tiffany entró a su auto y observó como su esposo se giraba para contemplar la ciudad, encendió el motor y se alejó lo más rápido que pudo de aquel lugar que le recordaba hermosos momentos que tuvo con Jesse. Sabía que sus emociones podían hacerla flanquear en su decisión.

Esta vez no estaba dispuesta a cambiar de opinión.

**

—¿Sr. Jung?

—¿Qué sucede Chorong? 

Un joven rubio levantó el rostro para observar a su secretaria que entraba con un sobre en sus manos, llevaba horas analizando entre centenares de hojas sobre un caso que tenía en manos.

—Ha llegado esto para usted.

La chica se acercó para dejar el sobre en el escritorio y hacer una pequeña reverencia.

—Gracias, Chorong.

La chica asintió y salió de su oficina dejándolo solo, el cogió el sobre para abrirlo, creyendo que era algo sobre el caso, sin embargo, lo que encontró fue con un sin fin de imágenes de su esposa tomada de la mano de otro hombre, lo peor, era ver fotografías de su esposa besando al hombre o abrazándola con una sonrisa que hacía tiempo que no veía. Sintió su corazón doler y a su su garganta cerrarse, pasó su mano por su rostro mientras contenía en dolor que estaba sintiendo.

—Lo peor de todo es que me engañaste con mi mejor amigo...  

El duro y frío abogado, Jesse Jung, no pudo contener sus lágrimas al ver las imágenes y se echó a llorar con desconsuelo y rabia.

Del otro lado de la sala una mujer morena miraba con preocupación la puerta de su jefe, sabía perfectamente que contenía aquel sobre, después de todo, ella lo había enviado. No podía evitar sentir pena por aquel hombre que trabajaba varias horas al día para darle una buena vida a su esposa, la cual lo engañaba.

—¿Yuri?

Una delicada mujer llamó a la morena que lucía perdida mirando la puerta de aquel imponente hombre.

—Él está sufriendo mucho.

—Lo sé —la mujer a lado de la morena no pudo evitar sentir lastima por el hombre-, no imagino el porqué mi hermana está haciendo esto.

La morena miró a la joven, sus ojos reflejaron desconcierto e impotencia.

—Yo tampoco lo entiendo, Irene.

**

Tiffany nuevamente llegaba tarde, aquella mañana se había divertido demasiado con Taeyeon que había olvidado que tenía que ver a Jesse a medio día. Empezó a correr ya que la hora en su reloj marcaba doce treinta y sabía muy bien que su esposo no era el tipo de persona que le gustaba esperar; cuando llegó al lugar acordado se detuvo en cuanto observó aquel puesto de helados a la orilla de la playa. No podía creer que estaba de regreso en aquel lugar.

—Entonces te dejaron plantado —al entrar vislumbró a su casi ex esposo conversando con una hermosa chica rubia—, ¿primera cita?

—Supongo que ya vendrá.

Jesse se limitó a encogerse de hombros desganado sin mirar a la chica, Tiffany se quedó observando a su esposo; lucia tan apuesto como siempre, pero su rostro mostraba cansancio, era como si hubiera perdido peso y no durmiera lo suficiente. Frunció el ceño con preocupación, sin embargo, su actitud amarga regresó al percatarse de la rubia que no parecía desistir a que Jesse le prestará atención.

—Bueno, si ella no viene dentro de los próximos quince minutos estaré sentada en la barra esperándote para comer unos helados juntos.

La rubia se alejó de su esposo dejándolo solo, fue el momento en el que Tiffany se acercó a él totalmente seria, no le gusto ver aquella rubia conversando con él. Cuando el hombre la observó acercarse embozó una leve sonrisa en forma de saludo.

—Al fin llegaste.

Ella no le permitió hablar de más, lo miró con frialdad.

—Hagámoslo rápido, tengo cosas que hacer.

Él agachó la cabeza esta vez sonriendo al ver a Tiffany en su modo serio, aunque le dolía ver la forma con la que ahora lo trataba, no podía evitar sentirse feliz de tenerla a su lado, su malvado corazón latía como loco de felicidad.

—¿Recuerdas este lugar? —le cuestionó ignorando su demanda-, aquí fue donde me dijiste que me amabas por primera vez. Recuerdo como tus mejillas se tiñeron de color rosa cuando me lo confesaste, lucias tan tierna y...

—Jesse —lo detuvo molesta, no quería recordar aquello—, no vine aquí a recordar. He venido por el abrazo que es parte del trato para que firmes los papeles de divorcio.

El asintió y se acercó para envolverla en un abrazo, se sentía bien al tenerla de esa forma, era como regresar en el el tiempo, pero aquello no era el pasado. Su corazón parecía martillar en sus oídos mientras sus ojos se humedecían, aquello dolía tanto... ¿por qué ella tenía que hacerle eso? Siempre había estado para ella, estuvo al pendiente de ella, hacia lo posible de hacerla feliz y que se sintiera amada. No entendía porqué le hacía esto.

No comprendía como la había perdido. 

—Lo siento.

Él se alejó de ella con una lágrima cayendo por su mejilla, no podía seguir abrazándola, era como si su piel ardiera en agonía. Tiffany no podía creer que su esposo estuviera llorando frente a ella, él jamás lloraba, incluso cuando sus padres fallecieron se mantuvo fuerte y no derramó ninguna lágrima. No podía creer esto.

—Jesse...

Intentó acercarse, pero él simplemente se dio media vuelta.

—Nos vemos mañana, Steph.

Tiffany se quedó en silencio observando como él salía a toda prisa del local de helados, algo había cambiado. Su celular comenzó a sonar, bajó la mirada a él y leyó el nombre de Taeyeon. Regresó lla vista a la puerta, ¿qué pasaba con Jesse?

**

—¿Jesse?

Jesse se limpió rápidamente las lágrimas y se giró a ver a la joven de cabello castaño que lo miraba con preocupación. La castaña no pudo evitarse sentir mal y volver a sentir ira hacia su hermana.

—¿Deseas algo, Irene?

—Deberías comer un poco y descansar un rato —Irene se acercó a él para quitarle el álbum de fotos que tenía en la mano y la copa de vino—, hace días que no duermes bien.

—No hace falta, necesito trabajar.

—Jesse —la chica tomó sus manos, amaba a aquel hombre como un hermano y le dolía verlo así, se estaba auto destruyendo—, si sigues de esta forma terminaras enfermándote. No puedes seguir así, me duele verte de esta forma...

—Te estoy haciendo preocupar a lo tonto, Irene —él sonrió y acarició la cabeza de su menor como cariño—, lo siento...

—Sé