En los últimos dos años, el vínculo entre las tres se había visto mermado por la irrupción en sus vidas de los primeros amores estables y serios.

Jessica era la que menos atención le prestaba a este asunto.

Quizá porque su mal carácter los espantaba a los pocos meses de iniciar una relación y casi todos acababan recogiendo una maleta arrojada por el balcón.

Yoona siempre le aconsejaba reconducir un poco ese genio y desarrollar su capacidad de empatía con sus amantes, no todos podían ser monstruos.

Bah, es que me sacan de mis casillas, decía después de sus rupturas, con una taza de café y algunas lágrimas de rabia.

Yoona era muy comprensiva, generosa, y siempre salía con chicos delgados, de piel blanquecina y dedos muy largos, algunos tocaban el piano o estaban divorciados y perdidos.

¿Qué importaba eso?

Yoona solo buscaba un compañero, un cómplice silencioso y apacible.

Taeyeon era quizá un punto intermedio entre sus dos amigas.

El problema era que Taeyeon se había enamorado de una mujer hacía cosa de año y medio, y la otra no la quería. La zarandeaba emocionalmente de un lado a otro, la dejaba, se arrepentía y la volvía a desencajar con una simple frase. Y Taeyeon se había vuelto una niña frágil, con reacciones que rayaban la inmadurez y el delirio, desesperada por encontrar el modo de hacerse amar con plenitud.

Nadie sabía a estas alturas cómo ayudarla.

Por eso Yoona y Jessica se han citado esta noche, para acordar el modo de salvar a Taeyeon de la tristeza.

—¿Hay mesas libres? —pregunta Yoona.

—No. Nunca hay mesas libres en este sitio. O reservas o haces cola hasta Navidad. Pero como la señora se ha empeñado en venir aquí por los capirotes de langostino, pues nada.

—Hija mía, qué manera más desagradable tienes de decir las cosas.

—Bueno, no vamos a discutir ahora. Voy a pedir mesa, espérate aquí —dice, sintiéndose ligeramente culpable por haberle hablado así a su amiga.

Divisa a una camarera con una larga melena cobriza rodeada de clientes, que anota en lo que parece ser una libreta, algunos nombres.

Se acerca esperando su turno.

Siente que la camarera no la ve, y se aproxima más, tose.

La chica pretende guardarse el bloc en el bolsillo de las comandas y entonces Jessica, soliviantada, espeta:

—Me toca a mí, ¿podrías guardarme una mesa a nombre de Jessica, por favor? Es que estoy aquí y no me ves.

—Disculpa, sí, claro que sí. Es que hoy estamos hasta arriba y no me he dado cuenta. A nombre de Jessica, ¿verdad?

—Eso es. ¿Va a tardar mucho la cosa?

—Pues unos quince minutos, supongo, más o menos —informa mientras termina de guardarse el cuaderno y se gira hacia el interior del local.

Jessica vuelve junto a su amiga con gesto contrariado.

—Dice que en unos quince minutos. Pero yo no sé, con el despiste que lleva encima.

—Bueno, mira a tu alrededor, Jess. Están sobrecargados de trabajo.

—Yo no tengo la culpa. Quiero tomarme una cerveza fresquita, que yo también trabajo y estoy cansada.

—Oh, venga, no seas tan gruñona. Quince minutos pasan en nada.

—Creo que necesito que me llame Vladimir. Que me pida perdón y que nos acostemos. Es que hace dos meses ya, y no me llama.

—Le dejaste desnudo en el rellano de tu edificio y le gritaste tirano, mamón, ojalá te mueras. ¿Qué esperas?

—Eso son cosas que se dicen en caliente, ¿me entiendes? Él me conoce y sabe que en el fondo estoy dolida.

—No son formas, Jessica. O aprendes a cuidar mejor a las personas que te quieren, o se irán siempre.

—Yo no le hablo así a todo el mundo.

—Eso es verdad. Pero lo haces con tus parejas si te llevan la contraria y luego te quejas porque no vuelven.

—Bueno. Estoy de mal humor ahora. Cortamos el tema.

Yoona no podía entender que una mujer tan inteligente como Jessica, cometiese errores tan evidentes con los hombres que le interesaban.

Pensó en Taeyeon, en las veces que lloró en la mesa de su cocina, relatando cómo su novia se había excedido en la última discusión. ¿Por qué toleramos ciertas conductas o palabras en las personas que amamos? ¿Por qué Taeyeon no sabe poner límites a los demás y Jessica no se los pone a sí misma?

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