[Taeyeon]

Su último gemido resonó en mis labios, y mi último jadeo pegó contra los suyos. Me tumbé en mi lado de la cama frotándome la cara, sintiendo a Krystal darme un beso en la mejilla y levantarse de mi lado.

-Voy a darme una ducha. Te quiero. —Me besó de forma lenta y yo le respondí.

-Y yo a ti.

Me quedé en silencio con las sábanas por encima observando a la castaña salir de la habitación. Sí, era perfecta a decir verdad. Su cuerpo era perfecto, su cara estaba milimetrada como si la hubiesen esculpido. Joder, era un ángel.

Suspiré escuchando el móvil de Krystal vibrar. Estaba mal que en algún momento mientras tenía o con mi novia hubiese pensado en otra, lo sé. Me imagine a Tiffany solo por un segundo y ese simple hecho hizo que gimiera pero cuando abrí los ojos allí estaba Krystal.

Tiffany llevaba razón, salía con ella porque era modelo y en parte eso aumentaría las reservas en mis hoteles cuando las chicas se quedasen para los desfiles. Pero acabé queriendo a Krystal.

El móvil sonó de nuevo unas tres veces más y frustrada me levanté para silenciarlo. Pero una cosa tenía los iPhone, podían verse los mensajes en la pantalla sin abrir la aplicación. ¿Quién coño era Tyler? Y sobre todo, ¿por qué le pedía fotos de sus tetas? La respuesta en el siguiente mensaje, porque él ya le había mandado una de su… Prefiero no mencionar la palabra.

Krystal salió de la ducha envuelta en una toalla y me quedé mirándola un momento.

-Krys. —Pregunté ya cambiada. -¿Cuántas veces hemos tenido o?

Ella frunció el ceño poniéndose una de sus camisetas blancas.

-No sé, muchas. —Se encogió de hombros y comenzó a colocarse los pantalones.

-¿Cuántas veces hemos hecho o oral? —Ella se quedó mirándome, y negó encogiéndose de hombros.

-No sé, muchas también.

-Sí, el punto es que "muchas veces" son las que mi cabeza ha estado entre tus piernas. Tú sólo me lo hiciste una vez. Hace un año. Ah, y sí, siempre dejo que te corras en mi boca. —Me acerqué a ella cruzándome de brazos. —Extraño es que tú apartases la cabeza cuando ni siquiera iba a llegar.

-¿A qué viene todo esto? Creía que te gustaba. —Ella frunció el ceño aturdida.

-Ya, bueno, podrías haberme dicho que eras hetero y que te gustaba Tyler el vicepresidente de Blanc & Eclare, o podrías haberme dicho que querías dinero y te lo hubiera dado. ¿No crees?

Se quedó muda.

-No sé de qué me hablas. —Su rostro se había vuelto tan pálido que parecía un fantasma.

-Oh, en eso no hay problema, déjame explicarte. —Saqué el móvil y casi pude escuchar cómo Krystal tragaba saliva. —Bueno, aquí hay una foto de su pene. Fotos de Tyler, Tyler, Tyler, oh, una mía, qué detalle. Tyler, Tyler, el pene de Tyler, el torso de Tyler. Vamos a los mensajes, ¿te apetece? —Me metí en kakaoTalk y carraspeé. -¿Es verdad que le mide eso? Wow, te debe doler mucho cuando te la mete. —Me reí negando. —Oh santo cielos, ¿de verdad dejas que se te corra en la boca? Qué buena novia eres, de verdad. Te sienta bien el blanco. —Seguí leyendo los mensajes. —O sea que cuando estabas fuera estos días, en realidad seguías en Seúl tirándote a este, genial.

El rostro de Krystal estaba descompuesto, no había nada que explicar.

La furia me inundó y apreté el móvil estampándolo contra la pared de la habitación, girándome hacia ella.

-Fuera de mi casa. —Le señalé.

-Pero Tae...

-He dicho fuera. —Krys se quedó parada delante de mí y la empujé fuera de la habitación haciendo que saliese de mi casa. -¡Fuera!- Di un portazo y me quedé apoyada en la pared. Estaba... Triste. Enfadada. Me dirigí a la cocina y comencé a pensar, todo me cuadraba. Las salidas hasta las tantas de la madrugada, las facturas de teléfono increíblemente altas cuando se suponía que sólo hablaba conmigo... Y aún me enfurecían más aquellos "tienes novia" de Tiffany que yo intenté respetar.

Cogí uno de los vasos y lo estampé contra la pared volviendo a coger esos restos y tirándolos de nuevo contra el muro, votando luego las sillas de la mesa. Cuando me calme me sangraba la mano. La envolví en un trapo y me puse una camiseta blanca y encima la chaqueta de cuero negra.

Puse en marcha el coche hacia el hospital, necesitaba hablar con Tiffany y que me curase aquél destrozo que tenía en la mano. Tuve que conducir sólo con una mano y aunque me dolía al apretar la palanca de cambios, pude llegar al hospital. Me eché el pelo hacia un lado y me acerqué a la chica de la recepción.

-Necesito ver a la doctora Hwang. —Dije. La mujer levantó la vista del ordenador y me miró fijamente.

-La doctora Hwang está atendiendo en urgencias. Debe tener alguna urgencia para poder verla, como es obvio. —Me dijo quitándose las gafas para poder verme.

-¿Es suficiente? —Levanté el brazo mostrando la mano enrollada en el trapo que comenzaba a transparentar la sangre.

-Dígame su nombre por favor.

-Kim Taeyeon. —Dije sujetándome la mano. Antes de ponerse a escribir, se me quedó mirando un momento y parpadeó sacudiendo la cabeza. -¿Qué?

-La última vez que te vi ibas a morir. —Respondió. Me dio un papel poniéndolo encima del mostrador. -Pase al segundo pasillo a la derecha, puesto de enfermería número uno.

-Gracias. —Lo cogí y me dirigí justo donde la chica me había visto. Era algo macabro que me dijera aquello, pero lo había escuchado bastante aquellos últimos meses.

Al llegar al puesto, la puerta estaba cerrada. Esperé un par de minutos y luego esta se abrió mientras de la habitación salía un chico con el brazo vendado hasta el codo.

Tras él, Tiffany con la carpeta en la mano observando la lista.

-T... —Levantó la mirada hacia mí y le enseñé la mano antes de que hablase. — Vamos, entra. —Dijo y me precipité a entrar en la consulta con ella. —Siéntate aquí. —Puso una mano en la camilla y me senté observando cómo Tiffany se acercaba a mí. Tenía el pelo recogido en una coleta. -¿Esta es tu forma de venir a verme? —Preguntó en voz baja mirándome a los ojos. —Tienes mi número, podrías llamarme e iría a verte.

-No he hecho esto aposta, ¿sabes? —Le dije mientras ella me quitaba el trapo haciendo una mueca. —De hecho, he roto con Krystal.

-¿Qué ha pasado? —Preguntó cogiendo una jeringuilla de uno de los estantes quitándole el tapón.

-Resulta que en realidad era hetero y me engañaba con un tío de la empresa sólo por dinero. —Se me quedó mirando un momento mientras  se colocaba entre mis piernas cogiéndome la mano. Tragué algo de saliva esperando su reacción pero simplemente bajó la mirada a mi mano.

Se colocó los guantes de látex mirándome a los ojos y luego se dio la vuelta yendo a uno de los armarios de vidrio.

-No te lo mereces. —Susurró en bajo dándole unos cuantos golpecitos a la jeringuilla. — Esto va a dolerte un poquito cielo. —Abrió la palma de mi mano e introdujo la aguja provocando que apretase los ojos. Unos segundos más y estaba fuera.

-Todo el mundo cree que soy fría como un témpano…sin sentimientos. — Comenté sintiendo cómo mi mano iba quedándose dormida poco a poco.

Tiffany trajo algodón y alcohol, mirándome de reojo.

-Yo no pienso eso. —Respondió mojando el algodón en alcohol y comenzando a esparcirlo por el corte suavemente. —Es un corte bastante profundo pero no ha tocado tendones ni nervios así que no habrá problemas. —Tiffany intentaba mantenerse alejada de mí pero yo simplemente no podía.

-Me gustas. —Le dije mientras sus manos cogían una aguja y metía el hilo negro por esta.

-Bien. Tú también me gustas. —Dijo en voz baja comenzando a coser la herida lentamente. No sentía dolor pero la sensación era algo asquerosa.

-Me gustaría besarte ahora. —Dije tras unos diez minutos en los que Tiffany me había cosido la herida con cuidado, ahora estaba pasando un poco de polividona yodada por la mano.

Ella se levantó y me miró quitándose los guantes de látex con cuidado.

-Y a mí también. —Volvió a decir mirándome a los ojos con una sonrisa tirando los guantes a la pequeña papelera que había cerca de la camilla y cogió dos paquetes. Uno de vendas y otro de esparadrapo para sujetar bien el vendaje.

-¿Y por qué no nos besamos? —Pregunté volviendo a ver la sonrisa de Tiffany que sacaba el rollo de venda comenzando a envolver mi mano con este.

-Por muchas razones. Porque estamos en consulta, porque eres mi paciente, porque acabas de dejar a tu novia… —Siguió apretando la venda alrededor de la mano pero no mucho, lo justo para mantenerla hermética.

-Me importa una mierda mi ex novia, no sentía nada por ella. —Tiffany terminó de vendarlo colocando un trozo de esparadrapo bastante grande para que no se soltase.

Tiffany me miró, seguía entre mis piernas cerca de mi cara. Acerqué mi rostro al suyo y ella no se apartó.

-¿Sirve de algo si te digo que mientras hacía el amor con ella esta mañana pensaba en ti? —Susurré en un tono más bajo, viendo cómo cerraba los ojos y agachaba un poco la cabeza. —Y fue el único momento en el que gemí.

Tiffany abrió los ojos y entreabrió los labios para decir algo.

-¿Tan fácil crees que soy? —Respondió provocando que una sonrisa se esbozase en mis labios, jugaba a lo mismo que yo.

-Sólo estoy pidiendo un beso. Uno. —Alcé el dedo índice y ella ladeó la cabeza.

-¿Crees que después de ese beso iré detrás de ti?

-No. —Respondí negando, me lo estaba poniendo demasiado difícil para un solo beso. Ella se quedó en silencio, observando mis ojos que no apartaban la vista de ella. —Por cierto, verte curarme es algo excitante.

-¿Te he puesto? —Tiffany apoyó las manos a cada lado de la camilla frunciendo el ceño.

-¿Y yo a ti no? —Me levanté de la camilla metiendo las manos bajo su pelo hasta que su espalda dio contra la pared. Incliné la cabeza para juntar nuestros labios y Tiffany se apartó un poco.

-Tengo un paciente en espera... —Susurró en bajo zafándose de mi agarre. Me estaba desesperando, quería besarla aquí y ahora.

-Tiffany. —La agarré de la mano antes de que se fuese y ella se giró hacia mí. - ¿Aceptarías una primera cita?

Ella se giró hacia mí y asintió con una sonrisa, acercándose un poco más.

-Donde digas, estaré.

* * *

[Tiffany]

Justo cuando iba a arreglarme recibí un mensaje de Taeyeon. "Elegante", era lo único que ponía. Me decanté por un vestido negro largo con encaje por la espalda. Unos tacones negros junto con el bolso rojo, cuando fui a coger el coche había un chófer delante de mi puerta.

-¿Señorita Hwang? —Me quedé algo confusa al principio pero entendí qué pasaba.

-Sí. —Respondí acercándome hasta él que abría la puerta trasera del coche. —Taeyeon la espera en el hotel KT Butterfly.

Me metí en el coche y lo miré todo expectante. No me esperaba aquello para nada, aunque había conocido a Taeyeon como paciente y "amiga", esa faceta de ella me ponía algo nerviosa. Quería besarla, claro que quería besarla, pero tampoco quería ser un juguete de placer y nada más.

Taeyeon era perfecta en todos los sentidos y era algo difícil que no te gustara desde la primera palabra que decía.

Al llegar al hotel me quedé mirándolo perpleja. Era rectangular pero fino, con un diseño azul y las luces le daban ese toque de lujo que necesitaba.

Me bajé y el chófer me dio una tarjeta donde ponía la planta.

-Disfrute de su velada. —Sonrió amable y entré en el hotel.

Buscando el ascensor, pulsé la última planta.

Tardé unos segundos en subir pero allí estaba frente a una puerta. La abrí y salí a una gran terraza con algunas plantas y una mesa justo en el medio. Taeyeon se encontraba de espaldas con las manos en el barandal observando la ciudad. Iba con una chaqueta negra y el pelo suelto, dándose la vuelta al escuchar mis pasos.

-Vaya. —Bajó la mirada por todo mi vestido y la pierna que quedaba a la vista por el corte, esbozando una sonrisa viperina.

-Lo mismo digo. —Sonreí al ver su traje, sinceramente daban ganas de arrancárselo de una vez y desnudarla delante de mí. Era una tortura intentar mantener la compostura delante de ella.

-¿Qué te parece? —Preguntó Taeyeon, mirando a su alrededor.

-Precioso, lujoso, perfecto. —Respondí con el bolso sujeto con las manos delante de mí.

-A mí también. —Terminó por sonreír y llamó a uno de los camareros, sentándonos en la mesa. Me tendió una de las cartas y le di las gracias, repasando lo que había.

-Tomaré magret de pato al horno y... De beber lo que decida Taeyeon. —Le entregué la carta al chico y ella asintió.

-Deseo lo mismo que la señorita y de beber vino. —Le señaló la botella que quería en la carta y el chico salió hacia la cocina.

-¿Cómo va esa mano? —Pregunté señalándola haciendo que ella la levantase. Seguía vendada y yo no podía sacarme de la cabeza el día anterior en la consulta.

-Mejor que yo en mi intento de besarte. —Respondió. El camarero puso los dos platos en la mesa y sirvió el vino en nuestras copas.

La verdad es que estaba realmente bueno, y Taeyeon no dejaba de mirarme mientras comía. Sus labios se relamían al verme, y yo simplemente dejaba que se deleitase conmigo. Aireé el pelo un poco echándolo a un lado y esta terminó por suspirar bebiendo de su copa.

-¿Sigues queriendo besarme? —Ella se quedó con la copa camino de su boca y la sonrisa maliciosa de medio lado volvió a aparecer.

-¿Cuándo no quiero? —Corrigió mi pregunta y movió el vino en la copa, terminando de beber.

-¿Por qué quieres besarme? —Pregunté comiendo un poco más, y ella rio de forma irónica.

-¿Por qué los leones comen gacelas? —Me removí en la mesa y la miré.

-Por instinto. —Respondí bebiendo de mi copa pasándome la lengua por el labio.

-No quiero hacerte el amor, Tiffany. —Me dijo ella negando.

-¿Quieres follarme duro? —Respondí riendo. Ella aguantó la risa y negó.

-No quiero hacerte el amor una vez. Ni dos, ni tres. —Negó mirándome con las manos enlazadas en la mesa. —Quiero que hagamos el amor una, dos, tres, las veces que me dejes. Iremos despacio si quieres.

-¿Sólo quieres o? —Pregunté entrecerrando los ojos.

-No. —Negó mirándome. —Escuché tu voz durante tres semanas, Tiffany. Todos los días junto a mí.

-¿Y por qué te fuiste tres meses? —Pregunté sin entender dejando los cubiertos en el plato.

-Porque quería que volvieses a verme como era antes del accidente. No como alguien que no puede valerse por sí misma y está llena de heridas. —Respondió apretando la mandíbula. Sus nudillos se pusieron blancos al apretar la mano en un puño y puse mi mano sobre la de ella para acariciarla suavemente.

-Taeyeon, me gustas como persona y me parece que eres la mujer más guapa con la que jamás voy a hablar. Me atraes, y sí, tengo unas ganas terribles de besarte. También quiero que me hagas el amor, pero no te diré cuántas veces porque lo irás averiguando.

-Quiero que sepas que yo nunca me arrastro por nadie, excepto por ti. — Dijo levantándose y cogiendo mi mano para que yo también lo hiciese. —No voy a dejar que vuelvas a casa ahora. —Dijo mientras caminábamos por el pasillo de aquella planta. La moqueta era gris, al igual que las puertas.

Taeyeon metió una tarjeta en la habitación y la abrió para que entrase. Era una suite que aunque ahorrase toda mi vida no tendría dinero para pagar una noche aquí.

-Esto es... Demasiado Taeyeon. —Ella negó levemente y me entregó la tarjeta de la habitación junto con el número del servicio de habitaciones.

-Esta es tu suite esta noche. Si marcas este número te traerán lo que te apetezca, yo... Estaré en la suite del otro lado del pasillo. —Una de las camareras llegó con una bolsa de viaje blanca, dejándola a mi lado en el suelo. —Aquí tienes ropa, espero que disfrutes de la estancia.

-No tienes que hablarme como si fuese un cliente. —Le dije con una pequeña risa, y ella sonrió.

-La costumbre. —Se inclinó y besó mi mejilla de forma suave, separándose luego para dar un paso hacia atrás. —Buenas noches Tiffany.

-Buenas noches Taeyeon. —Sonreí y la vi desaparecer por el pasillo.

Cerré la puerta y dejé el bolso en el sofá mirando todo. El ventanal de la habitación daba a los edificios de la ciudad que por las noches se convertían en un espectáculo. Abrí la bolsa y me encontré un par de shorts de pijama, camisetas, un vestido para dormir, zapatillas, ropa interior de Victoria Secret, vaya por qué no me sorprende..

Me desvestí y opté por ponerme unos shorts de pijama rosa, una camiseta de tirantes blanca y las zapatillas. No tenía sueño, pero tampoco tenía nada que hacer allí, simplemente mirar las vistas de la ciudad.

Salí de la habitación y llegué a la puerta de la suite de Taeyeon llamando a la puerta. Tras unos segundos, Taeyeon abrió. Llevaba su pijama y esbozaba una sonrisa.

-¿Qué haces aquí? —Preguntó abriendo la puerta para que yo entrase. Pasé a su habitación y tenía muchos papeles encima de la mesa, un bolígrafo y dos móviles.

-Me aburría allí sola. —Respondí simplemente, girándome hacia ella.- ¿Qué hacías?

-Contratos. —Respondió, se la notaba tensa. —Es demasiado trabajo, ¿sabes? —Rio y asentí, pero ella seguía mirando los papeles con un suspiro largo.

Tiré de su mano para atraerla hacia mí, rodeando su cuello con las manos.

Sus manos fueron directas a mi cintura, y sus ojos a mis labios.

-¿Puedo besarte? —Preguntó en voz baja, y asentí con una sonrisa.

-Sí… —Taeyeon inclinó la cabeza y presionó sus labios con los míos. Atrapó mi labio inferior con los suyos y me dejé llevar. Besaba lento, suave, algo cálido y dulce. Mis manos se colaron bajo su pelo y el cuello de su camisa, apretando un poco la piel de su nuca. Taeyeon trazó una línea con la lengua entre mis labios y abrí la boca dejando que su lengua se colase entre estos y tocara la mía. Era húmedo y excitante. Nuestras lenguas se veían al separarnos del beso para fundirnos en otro aún más pasional, sintiendo las manos de Taeyeon apretar mis nalgas contra ella con fuerza, lo que provocó un gemido contra su boca y una sonrisa satisfactoria en sus labios tras aquél beso.

-Mierda... —Susurró ella con una sonrisa.

-¿Qué? —Pregunté separándome con el mismo gesto sonriente.

-Que además besas genial.