Esa noche no pude dormir, y sé que ella tampoco.

Aunque en un par de horas sería nuestra primera cita, no estaba segura de a dónde nos iba a llevar esto, pero de que se me mete algo en la cabeza lo termino haciendo.

Giraba de un lado a otro en la cama, estaba muy inquieta.

Por más que intentaba dejar cerrados los ojos los terminaba abriendo.

No tardó mucho en amanecer y el sol no me ayudaba mucho a conciliar el sueño.

Habían pasado dos años desde la última vez que había estado así; el día en que Jessica se fue.

Recordé que esa noche llore y llore hasta que ya no había lágrimas por derramar.

Yo estaba esperando a Jessica una cuadra antes de la escuela, donde siempre nos veíamos; era raro que llegara tarde.

Saliendo de la escuela iríamos a acompañar a Tiffany al entierro de su abuelo; recordé como ella lo quería, no sé porque había olvidado eso.

 A lo lejos la vi, su cabello tan rubio como el mío estaba despeinado y sus ojos que tanto me gustaban demostraban que había estado llorando.

Alguien la llevaba sujetándole el brazo hacia donde estaba.

Su padre era solo un par de centímetros más alto que ella, era un tipo intimidante a simple vista, pero en ese momento el miedo hacia el me congelo.

Su madre venía un poco más atrás, con la cabeza agachada.

-¡Mírala! –  Jessica cerró los ojos. – ¡Te estoy diciendo que la mires!

Yo no dije nada, a pesar de querer gritarle.

-Escúchame bien escuincla, es la última vez que ves a mi hija, ertida. ¡No voy a permitir que mi hija destruya su vida por ti!

-Pero papá... –  dijo Jessica

-¡Cállate!- Su padre levanto la mano y yo se la sujete.

-No le haga daño por favor

-¡No me toques! – No vi de donde vino el golpe, solo sentí el pavimento en la espalda y el dolor de mi mejilla.

-¡No papá!... ¡No le pegues! –  Jessica  lloraba inconsolable y yo seguía desorientada.

-Escúchame bien… Prefiero a mi hija muerta antes de aceptar que este contigo

-Papá, por favor, por favor

Cuando me levante su padre se la llevaba.

Ahí se terminaba nuestra historia, nuestro pequeño romance y mi vida.

-Te Amo–  le grite –siempre te voy a amar…

-¡Taeyeon! – Fue lo último que escuche de los labios de Jessica.

Me desperté a medio día, no supe a qué hora me dormí.

Me levante aun con la molestia de no dormir, me bañe e intente borrar los recuerdos que llegaron la noche anterior.

Baekhyun me llamo al móvil y por un momento pensé en no responder, sabía que me regañaría de nuevo, pero las cosas ya no tenían vuelta de hoja.

-No sé qué es lo que tu mentecita tan retorcida está planeando pero espero que no salgas más lastimada de todo esto

-No te preocupes, todo va a salir bien

-¿Ya estas lista?

-Ya

-Cualquier cosa me llamas

-Okay

-Suerte

-Gracias.

Era momento de enfrentarnos cara a cara.

No puse tanto empeño en arreglarme, inclusive salí con el cabello despeinado.

En el auto termine de maquillarme (lo poco que lo hacía) e hice mi cabello hacia un lado.

Conduje hacia la casa de Tiffany lo más lento que podía.

Cuando llegue ella estaba parada afuera de su casa esperándome.

Eh de admitir que se veía bastante bien, con unos jeans y una blusa que hacia que cualquiera volteara a verla.

No me baje del auto simplemente abrí la puerta  y espere a que entrara; por un momento hubo silencio, ni ella me miraba ni yo a ella.

-¿A dónde vamos? –   pregunto sin voltear hacia mí.

-Aun no lo sé…  – respondí de igual manera

-¿vamos por un helado?

¿Helado? ¿Cómo que un helado? Pensé pero no lo dije.

-Okay, ¿a la plaza? –pregunte

-Si. A dónde íbamos antes.

Ya no dijimos nada durante el camino, Tiffany miraba hacía la ventana evitándome a toda costa y yo no apartaba mi vista del frente.

Llegamos a la plaza y ella se bajó del auto.

Camino sin esperarme hasta la heladería

-¿De crema con zarzamora?- me pregunto cuando la alcancé.

-Si –  hummm... Qué raro, aun recor