2/2 ;)

Razón #3
 
"Sabes cómo hacer que lo incómodo sea menos incómodo."

                             
—Lo he estropeado totalmente, ¿verdad? —Tiffany cruza los brazos justo debajo de sus pechos, haciendo su escote más notable. ¿Hizo eso a propósito?
                           
Ajusto el paraguas y aprieto mi agarre sobre el bidón de gasolina. Sí, soy amable la segunda vez. Pero sigo siendo una chica. —¿De qué estás hablando?
                             
—Bueno, estábamos bromeando, luego mi boca suelta que estás enamorada de Yuri. Arruiné nuestras bromas amistosas.
                             
Pone mala cara y tengo que evitar que mis ojos vaguen de nuevo hasta su pecho.
                            
—No has arruinado nada. —Porque realmente no lo ha hecho—. Sólo me atrapaste con la guardia baja.
                             
—Estoy equivocada, ¿no? —Deja caer los brazos. Bueno. Realmente no puedo concentrarme con su escote mirándome a la cara. Se da una palmada en la frente—. Qué pedo, normalmente acierto con esas cosas.
                             
Me echo a reír. —¿De verdad acabas de decir pedo?
                             
Se ríe también. —Sí.
                             
—Pensé que las chicas buenas evitaban esas palabras.
                           
—No evitamos la palabra… sólo la acción.
                             
Tengo que agacharme y dejar el bidón de gasolina en el suelo para no dejarla caer. En serio, ¿de dónde viene esta chica?
                           
—¿Qué? —pregunta aunque finge risas ofendidas—. Esa es mi palabra de cuatro letras que empieza con P.
                            
Después de controlarme a mí misma, me pongo en posición vertical y agarro el bidón otra vez. —Creo que me agradas. —Sí, acabo de decir eso. Espero que sepa a qué me refiero.
                            
—Ah, así que ahora somos oficialmente amigas porque dije “pedo”. —Bien, sabe a qué me refiero—. Esa tiene que ser la cosa más al azar e impresionante de todos los tiempos. —Sonríe y empieza a andar. Ya que estoy holgazaneando con el paraguas en vez de cubrirnos, supongo que no importa si nos mojamos.
                             
Y voy a ser audaz. Es fácil hablar con esta chica y no parece juzgarme demasiado duramente acerca de mi pasión por alguien que está fuera de mi liga. Y quien solía salir con alguien que comparte la misma sangre que yo, y además es una chica igual que yo. —Bueno, no estabas equivocada
                            
—¿Eh?
                            
—No estabas equivocada sobre Yuri. Estoy bastante jodida.
                            
—Me lo imaginaba. —No dijo nada más. Y no reacciona con “¡Lo sabía!” o “¡Eso es tan típico!” o “¡Es una chica!”o cosas así, como pensé que sería.
                             
Es relajada.
                          
—¿No vas a decirme que me olvide de ella o a llamarme ertida?
                             
—¿Qué? —Sus cejas se juntan, y una pequeña arruga muy linda aparece justo encima de su nariz. Vaya, ¿acabo de pensar que es linda? Nah, sólo su expresión es linda. Sacude la cabeza un poco
—. ¿Por qué creería eso?
                        
—Porque eso es lo que la gente normal diría.
                            
—¿Cuándo te he dado la impresión de que soy normal?
                          
Nos reímos… otra vez. Joder. —Tienes un punto.
                             
—Bueno, honestamente, no creo que sea un asunto tan grave. —Me lanza una media sonrisa y se encoge de hombros—. Quiero decir, son amigas, ¿verdad?
                            
—Sí…
                             
—Y entre ella y Jiwoong se acabó todo desde que él usó su palo del placer con otra chica, ¿verdad?
 
Acaba de decir eso. Estoy a medio camino entre reírme y un estado de shock.
                            
—Esa es una forma de exponerlo.
                            
—Mira, son sólo dos personas que se gustan. No hay problema.
                        
Resoplo. Es un problema para mí y Yuri. Como dije antes, es simplemente… extraño. Como que ella piensa en mí como su hermana.

 —Lo haces sonar como algo que no está contra las “normas” y mierda como esa.
                            
Un ligero gesto de vergüenza cruza su cara, pero se ha ido antes de que pueda decir si realmente estuvo ahí. —Bueno, no eres la única chica que tiene fantasías con ella.
                             
Abro la boca, a punto de soltar un comentario defensivo sobre cómo odio cuando la gente piensa que soy sólo el estereotipo de chica cachonda, pero me detiene prácticamente gritando.
                             
—PERO eres la única que no es, como, desagradable al respecto.
                            
—¿Eh?
                             
—Osea, los chicos o chicas que sólo quieren saltar encima de ella parecen como si estuvieran a punto de olisquearle el culo cada vez que se inclina.
                           
Mi tripa se aprieta. Tal vez sí soy el estereotipo de chica cachonda.
                           
—Pero tú no eres así.
                             
—¿No lo soy?
                          
—No. Tú la miras más como si te preocuparas por ella. Como si lamentaras lo que le sucedió y que tu hermano fuera la causa de toda la mierda a la que ha tenido que hacerle frente en los últimos tiempos. La miras como si fueras su amiga.
                          
—Es mi amiga.
                        
—Bueno, pues ahí lo tienes.
                   
Silencio. Pero no es locamente incómodo. Es un poco agradable. No le he hablado a nadie sobre mi dilema imposible, pensando que cualquiera en su sano juicio me llamaría canalla, depravada o mala hermana, y entonces la noticia viajaría más rápido de lo que podía tardar en dar dos pasos. Pero aquí está ella, sin juzgarme.
                        
Sí, me agrada esta chica.
                             
Estamos en el coche, así que vuelco la gasolina en el tanque, derramando un poco sobre mis zapatos, aunque están empapados de todos modos por los charcos que hemos tenido que vadear. Tiffany sostiene el paraguas sobre mi cabeza y la lluvia se pone más fuerte. Tiene que gritar cuando habla de nuevo.
                            
—Bueno, gracias por mantener mi libro seco. Esperemos que siga así. —Se ríe.
                            
—¿Piensas que soy una idiota o algo así? —Sonrío—. Voy a llevarte hasta casa.
                            
—Bueno, no quería asumir...
                          
Cierro el depósito de gasolina y el maletero. Me sigue a la parte trasera del coche, agarro su libro y lanzo el bidón de gasolina en la parte de atrás. Será mejor que sea una dama y abra su puerta. Además, a las chicas nos gusta eso, ¿verdad?
                         
Me tiende el paraguas y salta dentro del asiento delantero. No con gracia o con florituras, sino como si fuera un niño al que están a punto de llevar a Disneylandia. No p