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  Taeyeon mordía parte de su labio inferior ferozmente, la inseguridad e incertidumbre la invadía. ¿Qué se supone que debía hacer en casos así? Ya no podía volver atrás. Se encontraba arriba de un árbol espiando (o tratando) a alguna de las chicas, no tenía ningún plan en mente, simplemente llegó ahí por inercia, porque su cuerpo simplemente le indicó que debía seguir con semejante farsa. Tragó saliva con suavidad, como si el más mínimo gesto, la delatara. Sus ojos se movían de un lado a otro por aquellos balcones, una sonrisa ladina se había formado en su rostro, una idea brillante había llegado a su mente.

Desplomó primero su morral desde una de las ramas y luego saltó ella, cayendo al suelo con bastante destreza. Tomó su bolso y corrió por aquel prado que supuestamente era el jardín posterior del castillo. Agitada, se apoyó contra la muralla para espiar por una de las ventanas que daban directamente con la cocina del reino, con un semblante travieso, miró hacia arriba y trató de escalar aquella muralla, los bordes y la enredadera ayudaban para que Taeyeon pudiese subir; no demoró en balancearse hasta el balcón más cercano que tenía.

—Vaya...— murmuró y volteó hacia atrás mirando todo lo que había escalado. Soltó un suspiro y volvió a sonreír, realmente era buena en aquello; fanfarroneó un poco y volteó para mirar con cautela dentro de la habitación.  

En la habitación no había nadie, o eso creía. A simple vista se podía notar una especie de escritorio con algunas especies del bosque ¿Que hacían aquellas especies allí?, una pregunta intrigante. Arregló su cabello pasándolo por detrás de sus orejas mientras comenzaba a espiar los libros que habían: ‘’medicina’’ ‘’herbolaria’’ ‘’Curaciones nivel 5’’ ‘’Tiempos de amor’’ ‘’Bosque encantado’’.

‘’Vaya… esta chica sí que tiene libros extraños’’, pensó la más baja mientras seguía espiando los libros que seguían, no obstante, Tiffany se encontraba apoyada en el umbral de la puerta. Taeyeon no se inmutó, ni siquiera la vió por lo que seguía espiando con mera inocencia.

Tiffany carraspeó y miró fijamente a Taeyeon ¿Siempre debía lucir así de inocente y con ese aspecto tierno? sus pensamientos ni siquiera la dejaban en paz, no quería sonreír, no quería que la más baja viera cuán encantada estaba por ella. Sin embargo, Taeyeon se asustó al oír ese sonido, girando a los segundos para descubrir que allí estaba ella.

—A-ah… no es lo que piensas, yo… yo estaba aquí, creo que se me cayó algo.— volvió a mentir, esperaba que no se le hiciera costumbre.

—Eres pésima mintiendo, por favor, no lo hagas.— comentó Tiffany mientras reía y se cruzaba de brazos.

Taeyeon bajó por un momento la mirada mientras reía ¿Cómo debía explicarle la verdad? ¿Era necesario?, simplemente suspiró y trató de buscar a la chica con su mirada, pero Tiffany yacía sentada sobre su cama, expectante.

Un silencio incómodo, pero agradable, ninguna de las dos sabía lo que eso significaba, al contrario, ambas pensaban que era normal sentirse así, lo que no sabían es que desde esa vez que se vieron por primera vez, su destino estaba enlazado, conectado. Desde aquel beso en la mejilla todo cambió, el destino cambió los planes para ambas chicas.

—Venga… me habías dicho que no era posible que nos vieramos y mira donde te encuentro, en mi habitación husmeando mis cosas...— comentó con una ligera sonrisa burlona, amaba tener el control de la situación. —¿No crees que debería llamar a Yuri? De seguro se sorprenderá porque estás aquí.— insinuó, aunque el plan de Tiffany era que Taeyeon se le confesara, no resultó así.

—¿De verdad? ¿Las podrías llamar? ¿A las otras dos chicas?— musitó con cierta timidez, inclinando su cuerpo, mostrando todo el interés (y desesperación) del momento.

La más alta simplemente entrecerró sus ojos ¿Molesta? Quizá, sin duda la más baja era todo un caso, siempre sorprendía. Se levantó de la cama y con cierta molestia salió de la habitación, TaeYeon suposo que todo estaba bien, aunque no entendía el porqué de la molestia ajena. Soltó un suspiro, ahora más relajada que antes, buscó las palabras que debía decir para poder explicarles a las demás chicas.

La puerta se abrió de forma sorpresiva, no hubo golpes, no hubo un ‘permiso’, simplemente alguien entró.

—Tiffany, mamá te llama, dijo que... — entró Jessica, aunque no podía ni siquiera terminar la frase cuando vio a la misma chica del bosque. Tensó sus labios, ambas miradas se habían encontrado. Taeyeon lucía como un pequeño animal asustado frente a un depredador, frente a su ‘lobo’.

—Vaya… ¿Tú? ¿En la habitación de… Tiff? Eso sí que sorprende.— comentó con cierto deje de envidia, celos. Cerró la puerta y cruzó sus brazos mientras se le acercaba intimidante.

—No, no, no… no es lo que piensas. Yo… quizá sí se ve mal, pero de verdad no es lo que piensas… yo...— no podía decir nada más, la intimidante Jessica yacía frente de ella y Taeyeon no podía más que retroceder hasta chocar con el escritorio.

Jessica podía ser bastante intimidante y coqueta cuando se lo proponía, aunque era una torpeza en ciertos puntos, la mayoría del tiempo lograba su cometido. En cambio la más baja, era un todo un caso, nunca entendía las indirectas, nunca entendía los coqueteo y menos las insinuaciones. La rubia estaba tan cerca que ni siquiera se dio cuenta de la distancia que las separaba, algo incómodo para Taeyeon quien lo notaba. La puerta sonó nuevamente, y claro, nadie dijo nada pero Tiffany se escuchaba preguntando a Yuri acerca de Jessica, todo iba bien hasta que ambas hermanas vieron aquella escena.

—Pues… ahí la tienes.—musitó Yuri con celos y resignada; Tiffany se podía decir que estaba en el mismo estado.

Jessica y Taeyeon miraron a la par ambas chicas, las palabras de Yuri las habían sacado de esa incomodidad. La rubia volvió a mirar a la más baja, esta vez dándose cuenta de la proximidad, por lo que rápidamente se alejó de ella.

—No… no es lo que piensan, chicas. De verdad.— comentó con cierta educación y semblante frívolo; más bien le preocupaba lo que Yuri podía pensar de ella.

—¿No ves? te dije que no es lo que parece, nunca es lo que parece… pero, ya que están aquí, necesito un favor de ustedes.— comentó Taeyeon con cierto entusiasmo, al parecer ahora era ella la que no notaba ese ambiente tenso.

—Vale… ¿No crees que eres muy descarada? vienes aquí, te metes a la habitación de mi hermana menor y además comienzas a coquetear con una de las princesas... — se podía notar la molestia en las palabras de Yuri. Caminó intimidante, como un guardián de tomo y lomo, aunque esta vez, Taeyeon no se asustó, más bien, se quedó un poco helada por el exceso de información.

—¿Princesa? ¿Coqueteando?... Espera ¿No son hermanas las tres?— comentó confundida la más baja.

Tiffany se apresuró en cerrar la puerta y se interpuso entre ambas chicas, quizá debió haber dicho la verdad. Jessica y Yuri miraron a Tiffany, la mayoría de los problemas eran a causa de eso, de esas indicaciones por parte de la menor.

—Soy la princesa Jung, ella es mi guardiana Yuri Kwon y la menor es su hermana, Tiffany, es la enferma de aquí, sigue los pasos de mi madre ya que yo opté por el reinado.— comentó en seco Jessica.

‘¿Curandera?’ esa era la palabra exacta más bien, un extraño deje de familiaridad se dejó caer en TaeYeon, aunque la hostilidad en las palabras de la morena la habían dejado inquieta.
 

—Creo que esto es injusto, simplemente quiero un favor de ustedes. He de suponer...que el rey no sabe de su salida nocturna ¿no? Yo simplemente quiero un cambio de favores… yo las traje al reino y ustedes deben ayudarme.— comentó Taeyeon, prácticamente era una manipulación, pero lo único que tenía y recién había pensado en ese ‘super plan’.

—Yah… ¿Qué clase de persona eres, eh? ¿No sabes quién soy yo? ¿Acaso no escuchaste?— bufó Jessica mientras fruncía por completo su ceño. Yuri la detenía como podía mientras que Tiffany simplemente miraba.

—Mh… Princesa, creo que es lo que mejor, y podríamos aceptar dependiendo del trato ¿Qué dice?— comentó Yuri quien trataba de calmar la situación. Jessica miró a la más baja con odio (momentáneo), y asintió. —Entonces habla, di lo que quieres.

—Necesito que se vistan de un Ogro— Taeyeon miró a Yuri en la pausa —de bruja...— posó su mirada en la rubia y al final en Tiffany. —y una ninfa... Quiero decir, mentí a mi padre para rescatarlas a ustedes, creo que de igual forma me lo deben ¿no?— musitó Taeyeon con total serenidad, ojalá se pudiera decir lo mismo de Yuri y Jessica. Tiffany era la más calmada (y emocionada) con su papel.

—¡¿Me estás diciendo bruja?! ¿Qué clase de persona eres, vienes, te aprovechas de nosotras, nos manipulas y luego nos insultas?— comentó bastante exaltada la rubia, un golpe en todo su ego.

—¿Q-que…? N-no, claro que no. Sólo que… ese tipo de criaturas se ven mucho en el bosque, y si les soy sincera, no suelo llevarme con ellas. Si papá hubiera descubierto que andaban ahí ese día, la historia hubiese sido diferente...— se excusó Taeyeon.

Hubo un silencio, tres de esas chicas sabían con exactitud lo que pasaba en el bosque encantado, sabían el riesgo y el peligro, Taeyeon no estaba en lo incorrecto, era así. La historia hubiese sido completamente diferente.

—A mi me gusta, creo que me apunto. Además, tiene razón... y me siento culpable por ello.— comentó de forma inocente la menor.

Yuri y Jessica, simplemente la miraron con frustración, aceptando.

—¿Entonces… cómo lo haremos?— cuestionó Yuri intrigada.

Taeyeon se sacó el morral de su espalda y se los enseñó con una amplia sonrisa, un poco torpe indicó que allí habían las suficientes cosas como para disfrazarse.
Tiffany se encargaría del pegamento natural, las hierbas que tenía ahí en su escritorio eran perfectas para crear un pegamento natural, que con tal sólo un poco de agua de pantano se podía salir. Además, podía sacar el extracto de color de planta; verde era el que necesitaban, así que sólo una mezcla del extracto y pegamento eran suficiente.
Yuri y Taeyeon iban por las cosas más pesadas, calderas, pociones y libros, mientras que Jessica y Tiffany cortaban varias hierbas para el extracto.
La caldera estaba sobre el escritorio, por debajo había una especie de cocinilla que calentaba el agua, gran parte de ella estaba cubierta de hierbas del bosque, las cuales a altas temperaturas botaban una espuma que en contacto con el oxígeno se podía transformar. Tiffany se esmeraba por hacer a la perfección las cosas, al punto de que nadie echara ni tocara nada más. Esperó unos minutos y comenzó a echar un poco de pociones para comenzar a hacer el pegamento, la espuma estaba lista y espesa por lo que las pociones ayudarían a la irritación y al despegamiento con agua de pantano. Luego de todo eso, comenzó a botar el agua en un separador de mezcla, quedando a un lado la espuma espesa de color blanco hueso, y al otro lado, el agua verde. El primer paso estaba listo, por lo que Taeyeon ya podía concentrarse en crear a su bruja, mientras que las hermanas picaban otro tipo de hierbas, sacando su extracto.
Había que decirlo, Taeyeon era buena en dibujo, pero sólo en eso, en lo práctico y manualidades como crear o recortar, era la peor. Sacó de su bolso unas orejas de mentira, de brujas, sacó la vestimenta y unos accesorios para su rostro. El punto de todo esto, es que fue un asco, las orejas de Jessica estaban llenas de pegamento y su rostro igual, un asco total. Taeyeon miró a su alrededor y tomó la escoba de la habitación, dándosela a Jessica.

—¡Tada! He aquí, nuestra bruja….— comentó animada la más baja.

Jessica simplemente mostró una sonrisa fingida, sabía que estaba hecha un asco, y la cara de las hermanas lo comprobaron. El rostro de Yuri lo decía todo, sus mejillas se inflaron al punto de ponerse roja y estallar en risa, Tiffany al contrario, lo hizo con un poco de más disimulo.

—¿Q-que… qué me hiciste, enana?— se paró y buscó un espejo. Al parecer, eso fue lo peor que hizo. —¡Yah! ¿Y así quieres que confíe en ti? ¡Mira como me dejaste! ¡Yuriah… no te rías!— comentó un poco más furiosa que antes, desquitandose con su guardián.

La morena simplemente reía, mientras Taeyeon se sentaba al lado de Tiffany, tratando de esconderse. Yuri calmó a Jessica, y arregló su vestuario, aunque de vez en cuando recibía un golpe de la rubia por reírse. Sin duda había sido una tarde de risas. Taeyeon y Tiffany comenzaron a hacer el extracto, a la media hora Jessica había quedado mucho más decente que antes, por lo que era el turno de Yuri comenzar a pintarse y ponerse sus orejas de ogro. Tiffany hacía todo con dedicación, se podría decir que Tiff era la mejor que hacía esas cosas.
Y por último, quedaba la ninfa, Taeyeon sacó unas largas orejas puntiagudas, y un vestido de un color crema, aunque más que vestido, lucía como un estropajo, excusándose de que así se vestían las ninfas, semidesnudas.

Habían dado las seis de la tarde y ya estaba todo listo, tenían a una hermosa ninfa, a una bruja muy buena en su papel y un ogro, el protector.

—Vale… hemos acabado.— comentó Tae con una amplia sonrisa, supuso que tener amigas después de todo no era tan malo.

—Bien pero… ¿De verdad es necesario que lleve esta escoba?— cuestionó resignada Jung.

Las tres chicas asintieron como en un complot, y es que ver a Jessica vestida de esa forma, era digno de presenciar. Pronto Taeyeon sacó una cuerda, amarró un extremo en un pilar y la dejó caer hasta el pasto del jardín. Su cara lo decía todo ‘¿Quién va primero?’ Yuri simplemente suspiró y decidió tomar las riendas, no le costó, puesto que un guardián siempre debía estar en forma, esperó y vigiló abajo.

—Ah… debí decirle a Yuri que me llevara con ella.— bufó Jess.

Ambas chicas rieron mientras la rubia bajaba por la cuerda, Taeyeon se puso su bolso y esperó a que Tiffany decidiera bajar primero, aunque eso podría esperar, ambas se quedaron mirando la una a la otra, esperando alguna palabra, un robo de aliento... pero no. ¿Tiffany se estaba enamorando?
Sus ojos subían por aquel perfil, por ese rostro inocente, que no demostraba maldad alguna, ambas sonrieron con complicidad.

—Sabes que… sabes que estamos haciéndole un favor a un desconocido ¿no?— cuestionó Tiffany mientras estiraba su mano para ser estrechada. —soy Tiffany… ¿Y tú?

Taeyeon simplemente esbozó una sonrisa más amplia, más torpe, más encantadora. No demoró en estrechar su mano con la ajena, manteniéndola ahí por un largo momento. Su pulgar acarició tímidamente parte de la mano adversa. —Tae… Taeyeon... — ¿Qué más se podía decir en ese momento? Nada, simplemente nada. Ambas miradas se cruzaron por un momento , y en ese momento, cuando su piel hizo contacto con la chica, sintió algo.
Tiffany en cambio, sintió de igual forma algo, algo en su corazón. Estaba acelerada, su corazón se había contraído ante tal emoción, y como si eso fuera poco, el tiempo se detuvo. Y vaya, no estaba equivocada, eso sí era amor, amor de la forma más pura posible, no obstante… su corazón dolía, pensó que era por la agitación, pensó que era una condicionante más ante su problema, ante Taeyeon.

El grito de Jessica hizo que ambas desaparecieran de ese lugar mágico de ambas, se deshizo ese contacto y Tiffany asintió. —Creo… creo que deberé bajar.—

No dijo nada más y comenzó a descender. Taeyeon se quedó mirando el lugar, vaya que había sido un asco, la habitación estaba por completo desordenada, miró para que todo estuviera en su lugar, y para no dejar huella, desamarró la cuerda y bajó de la misma forma que había subido.

Tiffany tosió, no le dio importancia, aunque una gota de sangre había quedado en su mano. Yuri se acercó a ella, aunque nadie se había percatado de ese comienzo. Taeyeon se encontraba abajo, arreglando un poco su ropa y a la misma vez, el vestuario de las demás.

—¿Entonces, nos vamos?—indicó Taeyeon.

Todas las chicas asintieron, la gota de sangre había desaparecido entre el roce del vestuario y su piel, por lo que Tiffany decidió incorporarse a las demás.
Las cuatro muchachas se adentraron al bosque, pero esta vez sería diferente, esta vez iban con Taeyeon, prácticamente el guardián heredero.

Ya iban a mitad de camino, el viaje no había sido horroroso como se pensó en un momento, al contrario, el ambiente era lo más amigable que se podía imaginar.

—Y entonces… ¿Cómo deberíamos actuar nosotras?— cuestionó Yuri con algo de tranquilidad.

—Uhm… oh, lo olvidaba. Jessica es la única bruja hija, su familia no está en el bosque. La ninfa tiene siete hermanas, ella es… es la menor. Y el ogro vive con su manada en las rocas. Arriba de la montaña.— murmuró repasando la información, así mismo lo hacían las demás chicas.

—Vale, hemos llegado. Dudo que Scar se quede por mucho tiempo, recuerden que… ehm, nos conocimos desde hace unos meses en la fiesta de las ardillas, que por cierto es una fiesta bastante popular.— indicó Taeyeon con una sonrisa orgullosa, aunque se podía ver en el rostro de las muchachas el mundo completamente distinto.

Scar no estaba en casa, algo que molestaba a Taeyeon. Las muchachas se habían puesto cómoda, y aunque encontraban repasando sus papeles, las cuatro se divertían como nunca. Las cuatro actuaban de forma infantil, como niñas, Taeyeon había preparado algo de comer, por lo que las chicas habían decidido quedarse a cenar.

—Entonces ¿Cuándo es que iremos a las fiesta de las ardillas?—comentó Jessica con una risa en su rostro, era algo increíble para cualquiera que viviera fuera del bosque.

—Yah… sé que no me creerán pero de verdad les fascinará, además podemos ir con esos disfraces.— murmuró Taeyeon mientras servía la mesa. Tiffany se había parado a ayudarles mientras que Jessica y Yuri asentían.

La puerta se abrió de un golpe, un hombre gigante, robusto y barbudo se asomaba por el umbral de la puerta, asustando a Jessica por completo. Un grito agudo se dejó escapar de sus labios.

—¿U-uh? ¿Scar?— murmuró Taeyeon mientras corría a la puerta y lo buscaba. —Hehe… no asustes a mis amigas. Te dije que estarían aquí en casa en el atardecer, estoy preparando la cena así que… prepárate.—

—Vaya… por fin conozco las amigas de mi hija.— vociferó mientras dejaba una bolsa un paquete sobre la mesa de entrada. —Soy Scar, el padre de aquella polilla que ven ahí.

Las chicas rieron mientras Taeyeon dejaba notar su molestia.

—Soy Jess...Jessy, encantada de conocerlo, señor.

—Yo soy Yulk, de la familia de ogros de la montaña.

—Ahm… Soy MiYoung, la familia de las ninfas, señor.

Taeyeon pensaba qué clase de presentación era aquella, hasta por un momento pensó en abortar la misión, puesto que parecía que las chicas no eran ni siquiera del bosque. Sin embargo, en la cara de Scar se notaba una aprobación.

—Un poco disfuncional, sin duda es lo que mi hija necesita… ¿Entonces, por qué no pasan a la mesa? Ayer no pude comprarle un pastel de barro con frijoles acaramelados, es su favorito.— comentó Scar mientras se iba al baño para lavar sus manos.

—Tu… ¿Tu cumpleaños?— murmuró Tiffany mientras le miraba un poco perpleja y furiosa a la vez.

—Ah-h… sí, es que no hubo tiempo ni de presentarme, así que, esto dejémoslo para cuando nos vayamos ¿Vale? Ahora… hay que seguir… Por cierto ¿Qué clase de presentación fue aquella, eh? Por un momento pensé que todo se iba a arruinar.— dijo Tae lamentándose mientras reía.

—Venga, no somos tan malas actrices, además, es tu cumpleaños, o ayer lo fue, hay que celebrar.— musitó Yuri mientras se paraba del sofá e iba a sentarse, no sin antes darle una palmada en el hombro de la cumpleañera.

—Oh, en mi familia siempre parto yo los trozos, así que lo haré, creo que me corresponde y será un honor para ti que yo lo hiciera.— asintió Jessica ante sus propias palabras. La habitación se había llenado de risas, Yuri comenzó a ayudar a la rubia a desenvolver ese pastel que les daba tanta curiosidad. —Pero quiero llegar viva a la casa… ¿No tienes pastel normal?— indicó nuevamente mientras las demás reían.

—No… no conozco el pastel normal, así que no sé de qué hablas.— rió aún más, aunque eso no bastó, supuso que el mejor regalo de todos fue aquel abrazo de improviso por parte de Tiffany.

Scar había entrado a la habitación por lo que lo único que alcanzó a murmurar Tiffany en el oído de Taeyeon fue un ‘’feliz cumpleaños’’. Con inocencia (o tratando de calmar las pasiones), se separaron para seguir con la celebración, aunque Tiffany volvió a toser y eso no había pasado por desapercibido para Scar.

Fue entonces como pasaron la tarde allí hasta el anochecer, para ser unas meras desconocidas que no se sabían ni siquiera el nombre de la otra, era confortable y realmente lucía natural la complicidad.
De una forma extraña Scar se llevó por excelencia con Yuri, y era mutuo. Yuri le invitó un montón de historias sobre los ogros, cómo sus costumbres habían cambiado con la nueva generación (y aunque no estaba lejos de la verdad), era poco creíble para cualquiera pero Scar estaba confiado, confiaba en ella.

Taeyeon llevó a las chicas por el bosque para llevarlas al castillo nuevamente, sin duda había sido una velada a la perfección, y pese a que no todo salió como quería, la situación superó sus expectativas. Y ahora se encontraban allí, Taeyeon subiendo nuevamente por el muro para amarrar la cuerda a un pilar para que las muchachas subieran.
Las cuatro estaban arriba y pese a que ya era el momento de despedirse, todas habían acordado en verse de nuevo.

—Por cierto… soy Taeyeon.— comentó entre risas la más baja.

—Yo soy Jessica, Jessica Jung.

—Yo Yuri, Kwon Yuri y esa es mi hermana.

—Tiffany Kwon.

—Hey… de verdad tienes que venir a probar los pasteles de acá, aún no supero el hecho de que no los conozcas, ah.— murmuró Jessica.

—¿Entonces te quedó gustando el de barro con frijoles acaramelados?— cuestionó entre risas Tae.

—Yah… claro que no, sólo tenía hambre.— se defendió la rubia.

—Claro, por eso te comiste más de cuatro rebanadas, princesa. Venga, nosotros nos vamos a nuestras habitaciones, ya es tarde y hay que prepararnos para cenar.— musitó Yuri mientras tomaba a Jess por la cintura y se la llevaba.

—Ya voy, pero enana, recuerda estar aquí a las cuatro, comeremos pastel.— gritó la rubia mientras Yuri se la llevaba, no era que fuera pesada, pero la morena debía cumplir con el horario del reino, o el castigo caería sobre ella por la irresponsabilidad de Jessica.

—Bien… entonces vendré mañana a las cuatro.— murmuró Taeyeon con una amplia sonrisa.

Tiffany simplemente asintió, una sonrisa boba se había posado su rostro ante esa banal despedida, ya que después de todo, sabía que se iban a ver. Volvió a depositar un corto beso en su mejilla y le indicó que bajara.
 

Era algo viciado quizá, pero ninguna de las dos podía dejar de sonreír, la sonrisa de Tiffany era tan contagiosa que Taeyeon no podía evitar sentirse animada. Descendió por la cuerda y le hizo una señal de que todo estaba bien, por lo que a los segundos la cuerda se desvaneció hasta caer al suelo. La guardó en su bolso, y como si fueran Romeo y Julieta, se despidió.
Tiffany simplemente contempló cómo su nueva amiga se escabullía por entre los arbustos para no ser vista por los cocineros, todo iba bien hasta ahí hasta que notó que nuevamente tosía. Entró a su alcoba y trató de arreglar las cosas, el pequeño desastre que habían dejado en la tarde, no obstante, la tos perseguía.

Unos golpes sonaron en su puerta, luego una voz femenina preguntó si se podía entrar, Tiffany gritó adelante, mientras volvía a toser. Miró quién era y tensó sus labios, Yeon. Madrastra de Jessica, esposa del rey, era la reina. Su mentora.
Se paró con rapidez del suelo, mientras intentó caminar hacia ella, aunque fue en vano, su cuerpo se adormecía por completo, agotado, fatigado. Cayó al suelo en un dos por tres, mientras que Yeon corría hacia ella, Tiffany se había desplomado en un desmayo, los guardias estaban por llegar mientras Yeon los llamaba. Aterrorizada, aquella señal no era buena, la llevó a la cama y buscó entre sus hierbas algunas que pudiera hacer un efecto rápido.

—Qué has hecho… Tiffany, cariño.—murmuraba mientras esparcía ciertas especies por debajo de la nariz adversa, tratando de que despertara.
 

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Sup, mh... disfruten y espero que les guste.
Por cierto... ¡Se vienen las vacaciones!

PD; tengo planes con esta historia, pero creo que haré unos oneshots, a ver qué tal va.