Sólo para no dejar tan inconcluso todo.¿? Es el fin del fin, ya no hay nada más.<3 
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Volvía a ser viernes, aunque era un viernes diferentes para todos. La mañana ya no era la misma, habían anunciado unas cuantas gotas para la tarde,TaeYeon creía que después de todo, el universo conspiraba para hundirla aún más en su miseria. En aquella semana no había pasado mucho, el entierro de Tiffany fue un golpe bajo para todos, para ella, Khun, para ambas familias, amigos, sin embargo, Jessica se mantenía en línea.

Eran las nueve de la mañana y TaeYeon recién había despertado, o más bien, la despertó el guardia del bar en donde se encontraba. ¿Había dormido allí? Sí, así habían sido los últimos siete días desde la muerte de Hwang, de bar en bar, bebiendo todo lo que su hígado podía aguantar y bueno, si ya estaba satisfecha sólo debía poner sus dedos en su boca para volver a tomar. Jessica en cambio, la buscaba, mantenía una vida ocupada con su trabajo y en buscar a TaeYeon todos los días, una ardua tarea para la rubia quién no pensó que después de la muerte planeada hacia Hwang, sería más difícil su vida con su pareja.

Se puso el gorro de su ramera y salió del local, su cuerpo emanaba el olor del alcohol, y así mismo lo hacía su esencia completa, chocó a unas cuantas personas mientras llevaba sus manos a sus bolsillos en busca de algo más que dinero. En los últimos días no podía pensar en nada, no podía unir piezas en su mente, no podía pensar en nada más que irse de ese mundo para estar con su Hwang. Si tan sólo le hubiese pedido juntarse en otro lugar, o en otra hora, se sentía culpable, con una muerte en sus hombros ante el tiempo perdido.

Encontró unas cuantos billetes más, suficientes para mantenerse en el mismo estado que tenía, mientras tambaleaba de un lado a otro, chocó con unas cuantas personas, unas palabrotas y garabatos se dirigieron a su persona pero no lo escuchó, si fuese así ya estaría haciendo algún pleito. Su mirada se levantó del piso tembloroso y notó otro bar que se encontraba cerca, con vehemencia entró al lugar y se sentó en la barra.

El lugar era apetecible, o eso pensaba TaeYeon al ver tantos tipos de licores que tenía en vitrina . Su teléfono vibró por décima vez en la mañana, leyó el remitente y era Jessica. TaeYeon gruñó y lo dejó encima, ignorando si podría sufrir su pérdida o no, no le interesaba. Se acostó sobre la barra no sin antes pedir un whisky. En su mente se encontraba navegando, navegando ante su propio alcoholismo y navegando ante los recuerdos que tenía con MiYoung. La adoraba, pensó en que había tomado malas decisiones pero aquella había sido la peor, le arruinó la vida completamente. Sollozando entre sus brazos, una ajena conversación llegó a sus oídos de unos señores que se encontraban al lado.

—¿Y te ha encontrado la policía?— cuestionó un hombre bastante robusto y corpulento.

—Yah… ¿Estás insinuando que no soy lo suficientemente bueno? ¡Mírame! ¡Tengo que celebrar! He recibido una buena pasta por aquella chiquilla...— respondió con altanería el más alto y delgado.

TaeYeon los miró por el rabillo de sus ojos, era una conversación bastante extraña para encontrarla en un bar. No cuestionó pero sonaba como a una violación. Hizo sonar su nariz al momento de respirar, las lágrimas las tenía esparcida por todo su rostro y mangas de su poleron, no obstante su trago ya había llegado y era de mala educación no beberlo de inmediato(o para ella era así).

El más delgado de los hombres se acercó a su lado mientras pedía un trago más, sus miradas se conectaron rápidamente, se notó como el chico sintió pena por TaeYeon. Dudoso si debía preguntar o no, lo hizo; aunque no se imaginó que el cruce de palabras le trajera tales consecuencias.

—¿Estás bien?—

—Claro… eshto… eshto es agua, la lluvia de afuera essstá como un torrenssshial...— musitó con desdén TaeYeon, intentando lucir lo menos ebria posible.

No funcionó, el chico sólo rió ante sus palabras y negó. TaeYeon en cambio, frunció su ceño por un momento y volvió a reír. Se quedaron charlando por un momento de ambigüedades, TaeYeon no contó de su pérdida y él tampoco contó de su celebración.

—Eshcuché que estabas… celebrando ¿Has ganado la lotería?— bromeó TaeYeon mientras ya iba por su tercer vaso de whisky.

El chico solamente rió, pensó en si debía decirlo o no. Tenía una chica bastante ebria frente a sus ojos, lo suficiente como para olvidar todo lo que había hecho en el día, o eso creía él. De forma ingenua, comentó el incidente que había cometido.

—Pues… Comencé un trabajo, hasta ya me considero profesional, ah.— bromeó al principio mientras daba un trago a su bebida. —Hace una semana, me pidieron realizar algo, una pequeña infracción a la ley y como lo hice como un profesional, gané una cierta cantidad de dinero, lo suficiente como para llevar una buena vida por un tiempo.— inquirió con arrogancia mientras en su cara se notaba la sonrisa culpable de una muerte.

TaeYeon no realizó sinapsis de nada, sólo asintió de forma vehemente, pues no era algo que le importara mucho, el chico volvió a beber y se produjo un silencio. No uno incómodo.

—¿Mataste a alguien?— preguntó con una sonrisa en su rostro mientras bebía el último concho.

No hubo respuesta alguna, la sonrisa de TaeYeon aún no se iba de su rostro hasta que volteó a ver, el muchacho traía un semblante mucho más serio de lo que estaba hace algunos minutos. Un escalofrío volvió a recorrer la espalda de TaeYeon, incrédula, Tiffany volvió a pasar por su mente. Dejó el vaso de forma abrupta en la barra, tanto que llamó la atención del chico. Rápidamente se bajó de la silla en la que estaba y se acercó de forma amenazante.

—¿Conoces a Jessica? Una rubia, estatura promedio, bastante delgada a decir verdad, quizá tiene aire a chica americana...— inquirió con rapidez, la borrachera no se notaba en sus palabras, el éxtasis y la incertidumbre volvían a dominar su cuerpo por completo.

—U-uhm...  No sé si Jessica era su nombre, pero se llamaba SooYeon.— musitó.

Y antes de que pudiera realizar cualquier acción más, los ojos de TaeYeon se volvieron a llenar de lágrimas, ahora eran mezclados con ira. Ambas manos se fueron al cuello del muchacho quie intentó zafarse pero no podía. Tampoco podía creer que en ese pequeño cuerpo hubiera tanta fuerza(y sentimientos). Se estaba ahogando, uno que otro grito salió del lugar mientras los guardias volvían a tomar a la chica por sus brazos, pero ella tenía sed de venganza. Mato a Tiffany. Mató a su chica, a la chica con la cuál quería pasar el resto de sus días.
Gritos, sollozos y manotadas era lo que TaeYeon expresaba en ese momento, el muchacho se estaba quedando sin oxígenos, pese a la fuerza de los guardias sobre TaeYeon, no podían realizar mucho, tampoco querían lastimarla a ella. Sólo faltaba un poco más para acabar con la vida del infeliz, del inepto que quitó su vida, sólo un poco más pero sus brazos se fatigaron; fue el momento perfecto para quitarla de encima. Intentó zafarse, el chico tosía y ella, volvía a pelear con los guardias, aunque ellos no quería provocar daño alguno.

Tomó su teléfono y salió corriendo del local, la borrachera no estaba ayudando, todo se comenzaba a mover más de la cuenta y qué decir de la lluvia, aunque la amaba, este no era un buen momento. Rápidamente llegó a la esquina, no le importó si el semáforo indicaba el color rojo, ella simplemente pasó por los autos, uno que otro se detuvo, otros en cambio pasaron con rapidez frente a sus ojos; pero a TaeYeon no le importaba.

Tras un descanso, y con los ojos llorosos, llamó a Jessica. No respondía. Volvió a intentarlo y volvía a suceder lo mismo. Posó una mano en su cintura y volvió a marcar, preocupada ante tal noticia, esperaba que Jessica no supiera que ya sabía, ella tenía que pagar con su vida.

El tercer intento funcionó, aún llorando TaeYeon, Jessica respondió preocupada, incrédula y aún mintiendo, se molestó con la mayor. TaeYeon volvía a llorar como una niña pequeña, quería saber hasta qué punto podía mentir. Ambas acordaron en juntarse en el departamento, TaeYeon con ganas de matarla y pedir una explicación, y Jessica para pedir exigir lo que le correspondía y así mismo, reconciliarse con su novia.

TaeYeon se puso en marcha, estaba arruinada, destruida ¿Cómo había podido planear algo tan macabro? ¿Cómo pudo estar en una relación tan enfermiza y no preocuparse por aquello? Se volvía a culpar una y mil veces, en la pantalla de su celular tenía una foto con Tiffany, era la última que se habían sacado; ambas habían ido de compras y ese día, le había hecho un regalo especial para Hwang. Volvió a llorar aún más, sus dientes se apretaban entre ambas mandíbulas mientras intentaba canalizar su ira, pero no funcionaba.

En un cerrar de ojos se encontraba en el departamento, con su corazón en las dos manos, agitado y así misma su respiración, entró a su hogar con un semblante neutro. Las gotas caían por el piso de madera; su ropa estaba estilando, y sus cabellos se apegaban aún más a su pálida piel de su rostro. Sus lágrimas estaban cubiertas por las mismas gotas de hace unos minutos, la puerta sonó con un fuerte golpe de cierre para luego dejar las llaves en la esquina.
Elevó su mirada que estaba en el piso, perdida, ahora se centraba en buscar el cuerpo de su novia, a simple vista no estaba, y aquello le causaba aún más molestia. Quería terminar con todo.
 

—¡Yah! ¿Acaso no vendrás a saludar a tu novia?— exclamó con un tono bastante furioso. Sus ojos estaban rojos, rojos por tanto llanto y rabia que la estaba consumiendo.

No hubo señal ninguna. TaeYeon caminó hasta el living en dónde pudo divisar por detrás del ventanal que Jessica se encontraba en el balcón con una taza de café. Su corazón se apretó con solo mirarla, la odiaba. Volvió a  gritar su nombre, y esta vez, tuvo suerte. Mientras Jessica abría el ventanal y entraba a la habitación, TaeYeon comenzaba a limpiar sus lágrimas con la manga de su polerón. El silencio era incómodo, y Jessica se estaba haciendo la desentendida.

—¿Por qué vienes llegando a esta hora? ¿No te he dicho que me digas a dónde vas, Yeonnie?— inquirió preocupada Jessica. Dejó la taza de café a un lado y se acercó.

—Déjame… ¿Por qué? ¿Por qué mataste a MiYoung?— susurró TaeYeon, empujando y evitando a toda costa realizar algún contacto con la rubia.

Incrédula,  Jessica mordió su labio. Preocupada ante dicha situación, intentó calmar a TaeYeon, pero su presencia sólo podía causarle aún más repulsión a la más baja. Unos cuántos gritos salieron de la boca de TaeYeon ante el silencio y la mentira que salía de la boca de la ajena, la más baja ya no podía aguantar. Agonizante, sus piernas se fatigaron, cayendo al piso hasta sentarse. Jessica sólo podía mirar a un costado, a simple vista no se notaba con arrepentimiento alguno; todo lo contrario.

—Sólo dime por qué... —Inquirió TaeYeon y antes de que pudiera decir alguna otra palabra Jessica respondió.

—Te escuché. A ambas. ¿Se querían ir juntas, no? ¿Y pensaste que me dejarías aquí? ¿Sola?— repuso con un semblante más serio. Tomó el rostro de la más baja sólo para que mirara sus ojos. —Fue sencillo ¿Creíste que no me daría cuenta de lo que harías? Te conozco mejor que ella… La amabas, pero ya no más. Estoy yo, aquí para ti.—

TaeYeon no podía creer aquellas palabras. Mientras que la rubia intentaba apaciguar toda la ira que la más baja contenía, intentó abrazarla. Otro fallido intento de arreglar la situación la mandó al suelo. Un empujón de parte de TaeYeon hizo que ambos cuerpos se separan. Los ojos de TaeYeon lucían desorbitados, había creado un monstruo sin darse cuenta, la había alimentado por años. Empuñó sus manos y se dirigió hacia Jessica y en un santiamén había recogido el cuerpo de la fémina por sus ropas.  Sus ojos volvían a soltar unas cuantas lágrimas mientras que en su mente se intentaba de explicar ‘cómo’.

—M-mi amor… calma, ella ya no está. No nos podrá hacer daño. Menos a ti, ella sólo quería verte sufrir, ver cómo te arrastrabas…— Jessica depositó una suave caricia en las manos de TaeYeon.

—Sabías que yo no te amaba, sabes que no te amo… ¿Por qué mataste al amor de mi vida?— volvió a preguntar ¿Qué estaba buscando exactamente la más baja?

—¿Quieres que te diga cómo la maté?— repuso de pronto Jessica mirando a un costado. —De cualquier manera, no podría ir a la cárcel, yo no la maté. Lo sabes. Fue sólo un auto que la atropelló… Aún si no la hubiese matado, hubiese quedado en estado vegetal ante el golpe.— musitó con más claridad, Jessica respondía lo que TaeYeon buscaba y a la vez, inconscientemente alimentaba aquel monstruo.

El silencio invadió por completo la habitación, sólo se podía escuchar la respiración agitada por la rabia que sentía TaeYeon y a la vez, la lluvia que volvía a comenzar. Jessica pensó que estaba todo bien, su novia comenzaba a bajar sus manos, y así mismo, a deshacer aquel agarre, sin embargo, ambas se miraron por un instante. Una sentía alivio, alivio por encontrar el perdón de su amada. Y la otra, sólo estaba esperando el momento.

Jessica musitó unas palabras, las palabras claves para desatar el monstruo de TaeYeon, sólo un ‘Te amo’ bastó para que la más baja empujara el cuerpo de su novia por el balcón. No se dio cuenta de lo que recorrió hasta notar que el cuerpo de la chica comenzaba a caer por el aire. Sus manos temblaban, temblaban al ver aquella mirada perdida de Jessica que ahora yacía sobre un auto. Desde el piso dieciocho después de todo, había bastante altura.

El funeral de Jessica no fue tan concurrido ni tan cálido como fue el de Hwang, no obstante, se podía notar la elegancia que las personas de allí emanaban por esencia. Jessica era una vergüenza para su familia, desde que decidió aceptar la relación con TaeYeon, su familia siempre le dio la espalda hasta el último momento, pero para su suerte, todos sus parientes podían estar tranquilos, tranquilos porque no estaba la presencia de TaeYeon en aquel lugar. Algo que no les dañaría su imagen y no sentirían tanta vergüenza. Por otra parte, la más baja se encontraba en encerrada en cuatro paredes, no había dormido hace días y así mismo lo demostraban sus ojos.

Sentada sobre una cama que estaba arrinconada, sus muñecas estaban unidas por unas caderas; sus pies estarían de la misma forma si no fuese por un comportamiento intachable durante la condena. Ya no le quedaba nada, Jessica se había llevado consigo lo que más anhelaba en la vida, a su único y verdadero amor. Levantó su cabeza y la apoyó contra la muralla. ‘’Frío’’. Murmuró mientras con lentitud abría sus ojos, no podía ver mucho, las lágrimas solían nublarle la vista la mayor parte del tiempo.

Vacía, había matado al asesino(de cierta forma) de Hwang pero aún así, no se sentía completa. Estaba lejos de estar con su amor, sus ojos buscaban alrededor de la habitación alguna forma para poder quitar su vida, pero por el momento, no había nada. Aquella cárcel lucía como celda de manicomio, y aunque no sabía con exactitud en dónde estaba. TaeYeon creía que era la cárcel, pero su ropa blanca podía contradecir aquello. Movió sus pies por alrededor de la cama, ‘’Frío’’, volvió a murmurar mientras posó su vista hacia el cielo. Una rendija a unos cuantos centímetros del cielo dejaba pasar la luz del día para iluminar la habitación, aunque no calentaba mucho. Nada calentaba el interior de TaeYeon.

Se puso de pies, una fugaz idea había aparecido en su mente, esas ideas que sólo llegan en el momento preciso y que sólo se dejan ver una vez. Tomó la única sábana que cubría la cama, y la juntó hasta formar una cuerda a lo largo. con un pequeño salto sobre el colchón, llegó a uno de los barrotes y lo amarró con fuerza. Dejó caer la sábana y la altura se encontraba perfecta para realizar un nudo. No obstante, antes de realizar aquello, movió un poco su cama, tenía que hacerlo rápido, el ruido atraía a las personas blancas, a los guardianes, y aquello no era bueno. No podría realizar su cometido.

Con rapidéz, se volvió a subir a la cama, su vista se centraba en la puerta por si alguien intentaba pillarla pero a simple vista, no había nada. Armó un nudo con el extremo restante y así le quedó una cinta para poder pasarla por su cuello. No demoró en pasarla sobre su cuello, mientras escuchaba los pasos de dos guardias o eran más; no lo sabía, pero los pasos la perturbaban. Con parte de la sábana en su cuello, la ajustó mejor, necesitaba que aquello funcionara, su corazón tembló ante la posibilidad de encontrarse en el más allá con su amor. Estaba ansiosa, y en un impulso saltó y dejó caer su cuerpo cerca de la pared mientras colgaba. Los guardias demoraron en abrir la puerta, sólo pudieron encontrar el cuerpo de la chica mientras daba unos últimos espasmos pero no podían hacer nada, tampoco era algo que les importara. Simplemente era un reo más, una vida más que no les preocupaba; para ellos era mejor que terminaran así a mantenerlos día a día.

TaeYeon murió con la esperanza de encontrarse con su amor en otra vida, o en el más allá, pero no podía quedarse con aquel vacío que sentía por la vida. Murió con una sonrisa, aquello era buena señal después de todo.

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