Rumores

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Fanfic only in spanish 

Yong Guk es visto en la escuela como el chico malo. La gente le teme, pero quizá no sea ningún gamberro y se trate en realidad de un buen chaval al que sería agradable conocer...

Yong Guk x Zelo

Foreword

Jun Hong se sentó en su mesa, apoyó la cabeza sobre la mochila y cerró los ojos. Había estado toda la noche estudiando para el examen de biología de tercera hora y estaba exhausto. Solo quería descansar un poco antes de que llegase todo el mundo y comenzasen las clases, pero vio su deseo truncado cuando escuchó la puerta de la clase abrirse y cerrarse de golpe, junto a la respiración de la persona recién llegada. Levantó la vista un poco, quedándose mudo al reconocer al sujeto. No era de su clase ni mucho menos, pues iba a dos cursos superiores y estaba por graduarse. Sin embargo lo conocía todo el instituto. A pesar de que Jun Hong no estaba muy puesto al día con los cotilleos que circulaban, era imposible no saber sobre el líder del instituto. Uno de ellos en realidad, solo que el hermano gemelo del chico que estaba allí dentro con él se había graduado cuando tocaba. Yong Guk no. Él había repetido curso y por eso seguía en el instituto.

Bang Yong Guk se percató de su presencia mientras se mantenía oculto contra una pared. Levantó un dedo y se lo llevó hacia la boca, pidiéndole que callase. Jun Hong no había planeado desvelar su situación en ningún momento, pero de ese modo le quedó todavía más claro que no debía hacerlo. Le sorprendió cómo estaba actuando el otro chico, pues era una apariencia bastante distinta a la que se esperaba por los rumores. Cierto era que su rostro era pequeño para unas facciones tan grandes como las suyas, sobre todo por la boca, y que sus ojos eran fieros. Pero era más bajito que él mismo (aunque eso no era demasiado difícil, porque hasta donde sabía Jun Hong era el más alto del instituto) y muy delgado. Le sorprendía pensar que ese tipo pudiera ser ningún tipo de pandillero y salir vivo de todas las peleas.

Yong Guk suspiró aliviado de repente y sonrió. Eso era lo que menos encajaba, ¿podía ser la sonrisa de un macarrilla tan dulce?

-Gracias, por no delatarme digo.-comentó Yong Guk, acercándose a él. Jun Hong se vio obligado a erguirse en su asiento y apoyarse de modo correcto en el respaldo.

-No tienes por qué darlas, hyung-respondió, añadiendo el honorífico por inercia y preguntándose si al otro chico le molestaría que no lo tratase de modo más educado. Supuso que le estaba dando vueltas absurdas porque vio una mano extendida hacia él para ser estrechada. La observó con curiosidad antes de decidirse a agarrarla-. En…cantado.

-Pareces buen chico, eh…

-Jun Hong, pero puedes llamarme Zelo.

-Curioso apodo, me suena de la mitología griega…-le sorprendió que el otro joven hiciera aquel tipo de apunte respecto a su mote- Yo soy…

-Bang Yong Guk.-oh, había vuelto a hablar antes de tiempo.

-Debería haber sospechado que me conocías-durante un efímero instante, Jun Hong creyó adivinar en sus ojos un atisbo de apatía. Desechó la idea a causa de lo estúpida que sonaba-. Será mejor que me marche antes de que venga más gente.

-¿Puedo preguntar de qué te escondías?-preguntó Jun Hong, curioso. Había hablado dos veces creyendo que quizá había importunado al otro chico y que iba a recibir una paliza. Le habían bastado para comprobar que sus palabras en ningún momento habían molestado o enfadado a Yong Guk.

-De mi cruz.-sonrió el joven, antes de marcharse. Jun Hong se quedó unos minutos observando la puerta que se había cerrado ante sus ojos, sin entender lo que eso significaba. Pocos minutos después el sonido de la gente llegando visitó sus oídos y dio por perdida la oportunidad de descansar un rato.

 

Pasaron un par de semanas después de aquel encuentro, y hasta esa mañana Jun Hong no volvió a cruzarse a Yong Guk. Supuso que el otro joven no se acordaría de él, así que fue a pasar por su lado sin decir nada. Se equivocaba, porque Yong Guk alzó su mano acompañándola de una sonrisa y le deseó buenos días. Jun Hong se detuvo ante el gesto y lo devolvió, sorprendido.

-Buenos días, hyung.-la mueca de Yong Guk se ensanchó, otorgándole al muchacho un aspecto todavía más terrorífico que a él le pareció incluso tierno. Cada uno siguió por su camino, pero enseguida notó las manos de sus amigos sobre el hombro para detenerlo y se vio rodeado por ellos.

-¿Te acaba de sonreír y saludar Jeep Blackman?-preguntó uno de ellos. Recordó que ese era el apodo que tenía Yong Guk. Jun Hong se encogió como toda respuesta, sin darle importancia a lo que acababa de suceder.

-Tío, a ti te debió besar un ángel en tu otra vida.

-¿Por qué?

-¡¿Por qué?! Jeep Blackman te saluda como si fuerais amigos de toda la vida. Eso te convierte de inmediato en un intocable. Nadie en este instituto se va a atrever a ponerte una mano encima.

-¿Me has visto?-se burló él ante lo estúpido que sonaba aquello-Soy el tipo más grande del edificio, más que los profesores incluso… dudo que nadie se haya planteado meterse conmigo de momento.

Sus amigos no añadieron nada más, dándole la razón. Jun Hong se dirigió al aula, preguntándose cómo podía ser que Yong Guk se acordase de él.

Ese no fue el único encuentro que tuvieron durante todo el día. Durante el partido de fútbol en clase de deporte, Jun Hong recibió una patada en la pierna que lo llevó a la enfermería del instituto. Sus amigos lo dejaron allí a su suerte para regresar al campo con la promesa de comprarle tres bolsas de patatas, por lo que entró por sí mismo en la sala. La enfermera se acercó a él al verlo entrar cojeando y lo ayudó a sentarse para examinar su pierna.

-Los chicos sois unos brutos-le riñó mientras lo exploraba, como si él hubiera tenido la culpa que uno del otro equipo confundiera su pierna con la pelota- Te tendré que dar unos puntos de sutura pero ya está. De todos modos, tendrías que ir a tu médico para ver qué dice, ¿qué pasó?

-Uno de los rivales me hizo tal entrada que me clavó los tacos en la pierna. Me caí al suelo y cuando me di cuenta tenía esta herida tan maja sangrando.

-Vale, voy a curarte y puedes quedarte un rato descansando si quieres. Te daré unos calmantes, pero no te creas que producirán un efecto maravilloso sobre el dolor.

-Mientras no tenga ganas de cortarme la espinilla como deseo hacerlo ahora, estará bien.-bromeó el joven. A pesar de todo, había intentado mantenerse sereno desde que había recibido el golpe hasta entonces. Lo único que quería era dejar de ver la sangre y tumbarse un rato porque la cabeza le estaba dando vueltas.

El dolor de las curas y el de la herida en sí era tan semejante que el mal trago pasó bastante rápido y agradeció con sentido alivio el poder tumbarse en una cama.

-Voy a ir al almacén a por más vendas, no te muevas de aquí porque dentro de media hora te daré otro calmante. Tú descansa, estudiante.

Jun Hong asintió con la cabeza desde la cama y se dejó caer del todo cuando la mujer se fue. Estaba comenzando a conciliar el sueño cuando la puerta volvió a abrirse.

-Jun Hong-dijo una profunda y grave voz que reconoció al instante. Se obligó a sí mismo a apoyarse en los codos para poder ver a Yong Guk aproximarse hasta él-, ¿qué te ha pasado?

-Que tengo forma de pelota, ¿tú qué haces aquí?

-Saltarme las clases.

-Alguien que ya ha repetido un curso no debería hacer eso.

-¿Siempre eres tan sincero?

- ¿Acaso he dicho algo malo?

-No, no-Yong Guk se sentó en la cama que había al lado de la suya-, ¿la enfermera ha salido?-Jun Hong asintió-Bien-Yong Guk se tumbó en la cama-. A descansar.

-Buenas noches… o lo que sea.-musitó Jun Hong, cerrando los ojos.

Media hora más tarde y como había prometido, la enfermera lo despertó. Yong Guk seguía durmiendo en la cama de al lado y la enfermera lo miró negando con la cabeza en señal de desaprobación. Jun Hong no le dio mayor importancia al gesto.

-Mientras dormía-dijo la mujer de repente- vinieron tus compañeros a buscarte, pero los envié fuera y les dije que trajeran tus cosas pues ya tienes a quien te acompañe a casa después de clase.

-¿Lo tengo?-la enfermera señaló a Yong Guk con la cabeza.

-Ese dormilón de ahí se merece un castigo por saltarse de nuevo las clases.

-Por mí está bien.-Jun Hong se tumbó de nuevo, dispuesto a seguir durmiendo aunque fuera para remitir el dolor punzante que sentía en la pierna. Cuando despertó de nuevo, tenía un vago recuerdo de sus sueños. Vio a la enfermera recogiendo las cosas y Yong Guk sentado en una silla con cara de pereza.

-Justo te íbamos a despertar-musitó la mujer al verlo abrir los ojos-. Venga, fuera los dos de aquí. Tú hoy descansa si quieres pero mañana que no se te pase visitar a tu médico para que te haga un chequeo más completo de la pierna-de repente, la voz dulce que la mujer había usado para hablar con él cambió a una más adulta y severa cuando se volvió hacia Yong Guk-. Y a ti más te vale acompañarlo hasta casa.

-¿Me está amenazando?

-Si quieres tomarlo como una amenaza, sí, lo estoy haciendo.-Jun Hong observó la situación sorprendido. No le costó demasiado adivinar que la relación entre ellos dos era más cercana e íntima de lo que debería, y una vez estuvieron en el exterior y mientras usaba a Yong Guk de muleta, se lo preguntó.

-Sincero y cotilla

-No puedo evitarlo.-se excusó con vaguedad.

-No te pienses cosas raras-aclaró Yong Guk-, es que es una amiga de mi hermana mayor. Es casi como otra noona… pero claro, no podemos demostrar en el instituto el mismo afecto que cuando viene a cenar a casa.

-De todos modos no es difícil adivinar que os lleváis bien.

-Sí claro, de maravilla…-se rió Yong Guk, como si encontrase el comentario del todo irónico. A Jun Hong no dejaba de sorprenderle la facilidad con la que había nacido una amistad entre él y alguien que siempre estaba solo porque intimidaba a los de su alrededor. Todavía esperaba que alguien se chocase contra su hombro y él le partiera la cara o algo parecido. Pero de momento, lo más que había sucedido era que le ofreciera su hombro para apoyarse y le arrebatara la mochila.

-Ya sé que te has visto obligado a esto, pero de todos modos gracias por acompañarme.

-Piensa que te estoy devolviendo lo del otro día.

Jun Hong no respondió. Por suerte vivía cerca del instituto así que no tardaron demasiado en llegar a su casa. Tras meditarlo unos segundos, se volvió hacia el otro chico y lo invitó a pasar. La propuesta pareció sorprender a Yong Guk, cuyos ojos se abrieron más de lo normal. No entendía esa reacción, no le había dicho nada del otro mundo.

-¿Estás seguro de querer que pase?-preguntó el mayor al fin. Jun Hong asintió con un movimiento de cabeza.

-¿Crees que te invitaría si no lo estuviese?-Yong Guk le dio la razón, así que abrió la puerta y ambos entraron. Llamó con un saludo a su familia.

-¡Jun Hong! Sí que has tar… ¿¿qué te ha pasado??-su hermano mayor fue el primero en aparecer, y su grito alarmó a su madre quien estuvo presente medio minuto más tarde.

-No me ha pasado nada, tranquilos-dijo antes de que su madre decidiera llamar al hospital y pedir un helicóptero si hacía falta-. Me hirieron jugando al fútbol.

-Si hubiera sido con el patinete me podría reír de ti.-musitó su hermano mayor. Jun Hong le sacó la lengua hasta que se dio cuenta de que miraban a Yong Guk, quien se mantenía a su lado sosteniendo las mochilas en silencio.

-Ah, este es mi sunbae Yong Guk.

-Pero…-comenzó a decir su hermano. Aunque estudiaba en un instituto diferente, conocía el nombre de oídas.

-Me ha ayudado a venir hasta aquí así que le he invitado a cenar.-explicó, interrumpiendo a su hermano antes de que pudiera escapársele algún comentario ofensivo. Tras dejar que el otro chico saludase a la familia, lo guió hacia su cuarto en el piso superior. Jun Hong se sentó sobre la cama, dejándole un sitio a su lado. Yong Guk tardó en darse cuenta de ello, observando con curiosidad los póster deros en su cuarto y los patinetes amontonados en un rincón. Al fin se acercó hasta él y se colocó a su vera.

-Tengo una pregunta bastante estúpida que hacerte, Jun Hong.

-Más estúpido es guardarse las dudas que uno tiene.-musitó el más joven, animándolo así a preguntar. Yong Guk tragó saliva antes de hacerlo.

-Sabes quién soy y lo que dicen de mí, ¿por qué no me evitas?

-Porque me ha quedado bastante claro que la realidad dista bastante de lo que cuentan. Además, no me has hecho nada por lo cual deba evitarte.

Yong Guk abrió un poco la boca dispuesto a decir algo, pero se lo pensó mejor y volvió a cerrarla. Jun Hong supuso que si estaba tan solo, en realidad no era por cómo trataba a los demás, sino por lo que los demás pensaban de él.

-Yo también tengo una pregunta-le dijo de repente-. No eres tal y como dicen los rumores, ¿verdad?

-¿Tendría sentido que lo desmintiera por mí mismo?

-Al menos yo te creería. En realidad no es que me importe demasiado, pero tengo curiosidad.

-Nunca he sido el cabecilla de ninguna banda, ni he amenazado a nadie. Tampoco uso a las mujeres como trapos, ¡solo he tenido un par de novias hasta ahora! No me gusta hacer daño a los demás, y mis notas no son buenas porque copie o tenga fotografías comprometidas de los profesores. Estudio, solo eso. Es cierto que el año pasado me metí en una pelea para defender a lo que yo creía mis amigos y vencí. Los profesores se enteraron porque los niños a los que gané tenían ciertas influencias, así que me dejaron escoger entre repetir un curso o marcharme del instituto.-parecía ser que Yong Guk llevaba mucho tiempo queriendo sincerarse, porque dejó fluir las palabras de forma atropellada, nervioso. Deseando que lo creyeran, pero con el temor de que no lo fueran a hacer. Al terminar, esperó en silencio con la respiración alterada. Jun Hong clavó los ojos sobre él.

-Entonces, ¿por qué no has intentado limpiar tu nombre?

-Lo intenté, pero la gente, si de por sí se sentía intimidada por mi cara y mi voz, a partir de entonces ni se me acercaba. Y comenzaron a circular esos rumores. Al final decidí dejarlo estar, para un año que me queda aquí… Ese día, de lo que me escondía era unos tipos que querían pedirme que me pelease con unos matones de otro insituto. Intenté negarme pero… fue inútil.

-Debe haber sido duro para ti, hyung-Jun Hong colocó una mano en la espalda de Yong Guk y la palmeó un par de veces. Notó cómo el chico se ponía tenso ante el contacto-. Entonces, ¿se podría decir que soy tu primer amigo en mucho tiempo?

-… ¿Amigo?

-Te he invitado incluso a mi casa, ¿no somos amigos?

Yong Guk sonrió de nuevo con una amplia y sincera sonrisa. Jun Hong no entendía cómo nadie podía malpensar de un chico así.

Siguieron hablando de banalidades. Cuantos más minutos pasaban juntos, más a gusto se sentía Jun Hong a su lado. Al parecer, Yong Guk también conocía a losros de sus pósters porque estaba interesado en el tema. La gente había comenzado a decirle que se le daría bienar por su voz grave y cuando quiso darse cuenta, le gustaba hacerlo. Se prometieron quedar un día para escuchar música juntos yar.

La madre de Jun Hong llamó para que bajasen a cenar. Fue un rato entretenido, aunque el hermano mayor del más joven parecía decidido a interrogarlo en cuanto Yong Guk se marchase. Por suerte, cuando despidió a su nuevo amigo y prometieron verse al día siguiente en la escuela, se libró de ello yendo con rapidez a su cuarto a dormir.

Cuando abrió los ojos a la mañana siguiente, se dio cuenta de que tenía ganas de ir al instituto. Hasta entonces lo hacía porque era su obligación y no le quedaba otra, pero de repente le apetecía ir allí y encontrarte con Yong Guk. El muchacho le creaba cierta curiosidad, de cómo debía haber vivido todos esos días solo en el centro de estudio, o qué hacía en los descansos a parte de esconderse de los pesados y pesadas de turno. Por alguna extraña razón, le resultaba interesante e intrigante la vida del otro chico.

 

Días más tarde y ya recuperado del todo, se levantó de la cama estirando brazos y piernas para desperezarse y se fue directo a la ducha. Tras vestirse y desayunar, cogió un patinete y se dirigió al instituto. Las clases comenzaron un par de minutos después de que llegase y escuchó en parte, porque estaba esperando que el timbre sonase señalando que podían ir a comer. Cuando lo hizo, se despidió de sus amigos y fue a buscar a Yong Guk. No le había vuelto a ver en días, pues habían estado preparando exámenes y actividades, y se preguntó si el otro chico todavía estaría igual de solo que siempre y le gustaría verlo.

-Jun Hong-escuchó una voz llamarlo a su espalda y vio al chico saliendo de su aula-, ¿vamos al tejado? Allí no suele haber nadie aunque hace buen tiempo.-le hablaba como si no hubieran pasado los días, y fuera la mañana siguiente después de haber estado en su casa.

-Perfecto.-sonrió él, con buen ánimo. Se sentía a gusto y no podía ni quería evitar su emoción. Pudo percatarse de las voces rumoreando a su alrededor, pero hizo caso omiso de ellas y ambos fueron hasta el tejado. Se sentaron contra una de las paredes y sacaron la comida. Al principio el silencio los rodeó, y aunque Jun Hong no se sentía incómodo por ello se preguntó cómo se sentiría Yong Guk.

-¿Quieres preguntarme algo sobre mi vida?-fue lo único que acertó a decir. Supuso que al otro chico le sería más fácil eso que tener que hablar de sí mismo. Yong Guk lo observó sorprendido por la respuesta unos segundos antes de sonreír. Ah, en serio… ¿por qué tenía una sonrisa tan dulce un tipo con ese aspecto?- ¿Sucede algo?

-No, es solo que…me hace muy feliz tener un amigo con el cual hablar de nuestras cosas.-Jun Hong apartó la mirada sin darse cuenta de que lo había hecho. No entendía cómo podían haber malinterpretado a alguien con tanta inocencia y buena fé.

-Venga, pregunta si quieres.

-Mm… Ah, tienes pinta de ser muy popular entre las chicas, ¿no tienes miedo de dejar de serlo por juntarte conmigo?

-No sé si responderte antes a lo de ser popular o a que si tengo miedo por una estupidez así. No, no sé de dónde has sacado esa idea pero no soy popular. Y no, no tengo miedo de dejar de ser nada por juntarme contigo. Me caes bien y estoy a gusto, ¿por qué debería importarme lo que opinen los demás?

-…

-¿Qué pasa?

-Donsaeng, eres un gran tipo-Yong Guk continuó comiendo con una gran sonrisa dibujada en su rostro. Jun Hong pensó que era un chico interesante y diferente. Suspiró-, ¿pasa algo?

-Mmm… ¿quieres que juguemos luego un poco al fútbol?

-Mejor no…-respondió el mayor tras pensarse la respuesta algunos segundos.

- ¿Por qué mejor no?

- Eer…es que verás…es que yo…no…yo no…no sé jugar a fútbol.

-Imposible. Todo el mundo sabe. Es darle golpes a una pelota con el pie.

-Te digo que yo no. Lo he intentado, pero soy un negado.

-Pues perfecto. Esta tarde después de clase espérame porque vas a aprender a jugar a fútbol-Yong Guk fue a responder, pero de repente la alarma que marcaba que debían regresar a clase sonó y el más joven se levantó de un salto-. Nos vemos después, hyung.-antes de darle tiempo a rechazar la invitación, se fue de regreso a clase.

 

Jun Hong sonrió contento cuando al salir, se encontró con Yong Guk apoyado contra un poste de la portería esperándolo. Aceleró el paso para llegar a su lado y le saludó sonriendo con felicidad. Cuando estuvo a su lado, dejó el monopatín y cogió la pelota que el mayor parecía haber ido a buscar.

-Al verme aquí unos chicos me la han…regalado, creo.-suspiró, hastiado. Jun Hong se echó a reír al escucharlo, a pesar de que él parecía incómodo con lo sucedido.

-A mí me tienen un respeto en clase increíble. Y cuando te menciono en alguna conversación con mis amigos, ponen el grito en el cielo… imagina cuando les dije que me acompañaste a casa cómo se han puesto.-comenzó a golpear la pelota con el pie, dando algunos toques para calentar.

-¿Le hablas de mí a tus amigos?

-¿No puedo hacerlo?-se dio cuenta de que su pregunta pilló desprevenido a Yong Guk- Venga, vamos a jugar.-le pasó la pelota con un chute, pero ésta pasó al lado del otro muchacho sin que mostrase un ápice de movimiento por su parte para frenarla. Jun Hong le indicó con la cabeza que fuera a buscarla, dándose cuenta de que iba a tener más difícil de lo que se pensaba enseñarle a jugar.

Comenzó por explicarle las reglas básicas del juego. Yong Guk escuchaba con atención todas sus explicaciones y cuando se las repitió para comprobar que lo había entendido, casi no tuvo errores. Pero la parte práctica fue otro cantar. Intentó explicarle cómo chutar a portería, hasta que al final tuvo que agacharse y cogerle el tobillo para mostrarle el modo correcto de hacerlo.

-Tío, eres un pato.-acabó por decirle, olvidándose de los modales.

-Qué quieres que le haga…-Yong Guk se encogió de hombros. Jun Hong aprovechó su postura para golpearle detrás de las rodillas y hacerle perder el equilibrio con insultante facilidad. El mayor maldijo cuando cayó de culo al suelo, mientras el pequeño arrancaba a reír sin poder evitarlo.

-Es que…jajaja… no te enfades hyung, es solo que… jajajaja…estoy llorando…jajaja…

-Puedo vengarme por esto.

-Ya, sí, segur…-Jun Hong notó dos manos sobre sus hombros y de repente tuvo la espalda sobre el césped. Observó sorprendido el rostro victorioso de su amigo.

-¿Quién ríe ahora?

-Pero hyung…-el chico se preguntó, mientras hablaba, por qué estaba notando sus mejillas acalorarse si tampoco habían hecho demasiado ejercicio.

-Dime…-respondió el otro, al ver que no acababa la frase.

-Creo que esta situación es algo incómoda…-logró decir al fin. Yong Guk se quedó observándolo en silencio, evaluando lo que acababa de escuchar, sospechó el pequeño. Tras varios segundos así, se puso en pie de golpe y se disculpó, alargando un brazo para ayudarle a levantarse.

Cuando Jun Hong le cogió la mano, se preguntó si eso que había sentido era un calambre por la electricidad estática, o un efecto de su propia imaginación…

 

Yong Guk se había ofrecido a acompañarlo hasta casa de nuevo, a pesar de que no había razón para ello. Pasaron parte del camino en silencio. Jun Hong apretaba el puño, sin poder olvidar esa sensación que había pasado por su cuerpo al entrar su mano en contacto con la del otro chico. No recordaba que le hubiera sucedido nada semejante antes.

-¿Me seguirás enseñando jugar a fútbol?-preguntó de repente Yong Guk.

-Cla…claro.-dudó un instante, más por lo imprevisto de la pregunta que por no tener clara la respuesta.

-Practicaré por mi cuenta, te lo prometo. Me gustaría jugar un uno contra uno algún día.-sonrió. Jun Hong quiso suplicarle que escondiera esa sonrisa.

-Espero que no se te haya pasado por la cabeza la idea de poder ganarme…-intentó disimular sus crecientes nervios con una broma. No podía dejar entrever lo aturdido que se sentía.

-Que podamos jugar juntos…es suficiente para mí.- Jun Hong no sabía cómo encajar aquel tipo de frases.

-Ya…ya hemos llegado a mi casa. Hoy no podré invitarte a entrar lo siento…

-No te preocupes. Nos vemos mañana en el instituto.

-Gracias por acompañarme.-el mayor solo le dedicó un ligero movimiento de cabeza antes de darle la espalda. Jun Hong se sintió mal desde el primer instante. No era tanto que no pudiera invitarle, como que no quería. Se había dado cuenta que algo extraño le pasaba cuando estaba con Yong Guk, y necesitaba averiguar qué era.

 

Durante toda la semana quedaron para jugar al fútbol después de las clases. Yong Guk se había quedado la pelota que los muchachos le dieron, porque a pesar de querer devolvérsela no sabía ni siquiera a que clase iban. La gente pasaba y los veía jugar, algunos curiosos incluso se quedaban un rato. Jun Hong, en parte, creía que algo estaba cambiando en la visión que la gente tenía de su amigo. A los pocos días, se percató de que prefería que siguieran temiéndole. La noche en que se dio cuenta de ello, se pasó ambas manos por la cabeza y se desordenó el cabello.

Algo dentro de él le decía que sabía por qué estaba sucediendo eso, pero no quería creérselo. Era absurdo, no tenía sentido. La única persona con la que podía hablar de eso era su madre, y se negaba a hacerlo.

-Vamos a ver, estúpido Jun Hong…-se dijo, sentado al borde de la cama, cruzando los dedos sobre la frente, pensativo- No puede gustarte. Es imposible… ¿por qué iba a gustarte nadie, y sobre todo…?-dejó la pregunta en el aire. No podía acabar de formularla, porque sabía que era inútil. Esa sensación cuando sus manos se habían tocado, los sonrojos y su corazón latiendo a velocidades anormales solo con escuchar su voz.

Jun Hong no necesitaba hablar con su madre para saberlo, aunque intentara negarlo con todas sus fuerzas. Cogió uno de los cojines que tenía sobre la cama y lo lanzó contra una de las paredes. Repitió la operación, logrando sólo que se cayeran un par de figuras sobre la estantería. Para su suerte no provocaron demasiado estruendo. Se levantó a colocarlas bien de nuevo.

-Estúpido Jun Hong… en serio… ¿en serio, por Yong Guk? Maldita sea…

 

A pesar de que se vio incapaz de dormir durante toda la noche, al día siguiente acudió a la cita que tenía con Yong Guk a pesar de ser Domingo. Cuando se encontraron, el otro chico parecía contento y emocionado.

-¿Sabes qué?-le preguntó tras saludarse. Era obvio que algo bueno le había sucedido y quería compartirlo con él.

-Hasta que no me lo cuentes…

-Vale, sí, cierto. Tienes razón. Ayer un chico del instituto me habló al salir de clase…y me dijo que el profesor nos había mandado traer el lunes una tarea. Sí, me volví a saltar la clase. Lo importante de esto es que no parecía tener miedo de mí…-Jun Hong quería responderle con bordería a causa de los celos que sentía en esos momentos, pero su sonrisa le impedían hacerlo.

-Me alegro por ti, hyung. La gente está comenzando a darse cuenta de que la imagen que se creó de ti es falsa…

-Es todo gracias a ti. Supongo que el ver que estoy con alguien y no creamos problemas, les ha creado curiosidad.

-No es gracias a mí. No has hecho nada malo, y debían darse cuenta de ello. Eres un buen tipo. Una de las mejores personas que he conocido en mi vida.-la persona que me gusta, aunque no vaya a decírtelo en la vida, pensó.

Yong Guk no respondió a sus palabras, poniéndose tímido de nuevo. Jun Hong supuso que no había perdido ni un ápice de su sinceridad a pesar de haberse dado cuenta de sus sentimientos.

Llevó a su nuevo amigo hasta un campo de fútbol donde había varios niños jugando y sacó la pelota que llevaba en la mochila. La dejó en el suelo e instó al otro chico a chutarla. Yong Guk lo hizo, y tuvo que reconocer que en pocos días había mejorado más de lo que se pensaba.

-Es cierto que has estado practicando.

-Te lo prometí.

Por primera vez, jugaron el uno contra el otro, aunque Jun Hong no se dejó marcar ni un solo gol. Dos horas después se dejaban caer agotados al suelo, respirando con dificultad. Le dolía en la pierna, la había forzado más de lo debido teniendo en cuenta que todavía sentía molestias. No se lo diría a Yong Guk porque sabía que iba a preocuparse demasiado.

-Estoy…muy feliz…-dijo el mayor al cabo de unos minutos, cuando recuperó el aliento. Jun Hong se volvió a verlo sin levantarse.

-¿Por qué?

-Por conocerte. Pensé que este año iba a ser demasiado duro para sobrellevarlo pero…me has ayudado a enfrentarme a él.

-Eres tan, pero que tan azucarado.

-¡No puedo hacerle nada!-gruñó el otro. Jun Hong rió.

-También me alegro de haberte conocido. Más de lo que piensas.-o quizá lo lamentaba. Porque no sabía qué hacer con todo eso que sentía, y para alguien tan sincero y franco como él, no poder decir lo que sentía sin tapujos era agobiante.

-Ahora solo me queda marcarte un gol.-bromeó Yong Guk.

-¿Estás seguro de poder hacerlo?-se pusieron de pie a la vez. Yong Guk, a pesar de ser mayor que él, se veía tan joven desde su perspectiva. Se fijó en el sudor que recorría su rostro, una gota cayendo cerca de su ojo… ah, qué labios más gruesos. Con lo fácil que hubiera sido que le gustase una chica, no hacía falta que fuese guapa. Una del montón hubiera estado bien.

Siguieron jugando hasta que sus estómagos rugieron por comida y decidieron ir por la calle y comprar algo de comer en los puestecillos ambulantes. A causa de la insistencia del mayor, terminaron en un super, frente al cristal que daba al exterior, comiendo ramen.

-Soy un adicto.-explicó. Jun Hong se encogió de hombros. Ambos repitieron, lamentándolo después pues sus respectivos estómagos les maldijeron por lo que acababan de hacer. Fueron a caminar para intentar bajar la comida, comentando lo que veían a su alrededor hasta que la noche comenzó a hacerse presente. Como aún no era invierno, Jun Hong se había confiado con que no haría demasiado frío y se había tapado menos de lo necesario. A Yong Guk le había pasado lo mismo, y por eso los dos intentaban disimular sus temblores. Hubiera sido fácil decir que era hora de regresar a casa, pero intuyó que no era el único que no quería regresar.

-Podríamos seguir jugando…para entrar en calor.

-Estoy cansado-le dolía la pierna, más bien-, ¿vamos a ver una película? Echan una de acción que tiene buena pinta.

Así fue cómo acabaron sentados el uno junto al otro en una sala a oscuras, rodeados de desconocidos con los ojos fijos en la pantalla. Jun Hong se sentía nervioso, aunque no sabía por qué. Sabía que la situación no daba para que sucediera nada, como lo que sucedía en las películas… pero…Se volteó a observar el rostro concentrado de su amigo. No apartaba los ojos de la pantalla, y le brillaban. Sonrió un instante, para morderse el labio en el siguiente. Jun Hong notó que su pecho se calentaba y arañó el reposabrazos hasta que le dolieron las manos. Yong Guk se tensó más, sin perder detalle de lo que había delante de él.

Jun Hong se preguntó entonces que por qué no podía ser sincero con lo que sentía, si no era nada malo. Que la sociedad pensase lo que quisiera sobre sus sentimientos, porque le pertenecían a él. Por eso, y porque la ansiedad le dolía, se acercó a Yong Guk y cuando éste lo notó y se volteó a preguntar qué le sucedía, le besó. O lo intentó, porque no tenía ni idea de cómo se hacía. Al cogerlo de imprevisto, Yong Guk tardó en reaccionar. Tal y como esperaba, se apartó de él y lo observó con sorpresa por lo que acababa de hacer.

-Hyung, me gustas.-le dijo, sin tapujos. Era posible que después de lo que acababa de hacer, le sobrase incluso decirlo.

-Qu…

-Sigamos viendo la película.-Jun Hong se apoyó de nuevo en el respaldo. Intentó mostrarse sereno, pero en realidad su corazón estaba corriendo un maratón contra sí mismo. Cerró y abrió los ojos, evitando mirar al otro chico pero imaginándome a la perfección su expresión. Por un momento creyó que lo golpearía, o le gritaría en medio de la sala preguntándose qué significaba todo eso. Sin embargo, Yong Guk se mantuvo dócil y en silencio durante lo que quedaba de película. Cuando ésta acabó, Jun Hong esperó a que acabasen los créditos.

-Salgamos ya.-lo instó el otro. Él suspiró. Quizá esta vez ser sincero sería más difícil de lo que se pensaba.

Caminaron en silencio hasta meterse en un callejón. No tenía ganas de hablarlo en una calle transitada. Desde ahí podían ver a la gente pasar caminando, pero debía ser difícil diferenciarlos a ellos en la oscuridad.

-Hyung, yo…

-¿Por qué me has besado?

-Ya te lo he dicho antes. Me gustas. No he podido evitarlo, sé que he hecho mal. Lo siento. No debería haberte besado sin… pedir permiso, o algo.

-El problema es que… no me ha disgustado que lo hicieras. Solo me ha sorprendido. No sé… qué significa eso. Pero mi cuerpo ha reaccionado, y por eso he tenido que estar aguantándome toda la película porque no podía salir a la calle con todo…err…todo levantado.

-¿Qué quieres decir con todo….? Ah, ah, vale.-Jun Hong calló al bajar su mirada por el cuerpo de Yong Guk. Se sonrojó como una colegiala por ello y se sintió estúpido.

-Entonces es posible que yo también te guste-argumentó, ilusionándose aunque sabía que no debía hacerlo. Quizá la reacción del otro chico era solo debida a la sorpresa-. Tiene que haber otras ocasiones en las que tú te hayas sentido confundido estando conmigo. A mí me ha pasado muy, muy a menudo…

-No lo sé… ¿A qué tipo de ocasiones te estás refiriendo?

-Sí, hyung, ya sabes, esas en las que…-Jun Hong se acercó a él. No había nada mejor que explicar algo mostrándoselo- Te acercabas a mí y…-alargó el brazo y cogió entre sus manos una de las muñecas del otro- Me hablabas…con esa voz que a todos asusta, pero que a mí… parece ser que me provoca.-vale, Yong Guk no era el único que tenía problemas con partes de su cuerpo levantándose solas. Se pegó más a él, y a pesar de lo atemorizante que encontraban los demás al chico, acabó acorralándolo contra la pared. Jun Hong no podía evitar pensar en lo pequeño que se veía contra su cuerpo.

-Jun Hong…

-Y el roce de tu piel…-no era muy ducho en esos temas del ligoteo y los romances, pero si tenía una cosa clara era que la respuesta que estaba viendo en su amigo no podía ser parte de su imaginación. Fuera simple atracción o también le gustase, el caso es que Yong Guk sentía algo por él y era incapaz de ocultarlo- Ponerme celoso porque otros se acercan a ti… quiero ser el único que corte las distancias contigo.

-Pero Jun Hong, esto…

-Si me dices que esto no te gusta-lo interrumpió-, te dejaré en paz.-era cruel, porque sabía que Yong Guk, el bueno e inocente de Yong Guk, no iba a ser capaz de decirle que no. Ambos querían lo mismo, cada vez lo tenía más claro. Mirándolo una vez más, Jun Hong se preguntó por enésima vez cómo podía temer la gente a alguien como él.

Yong Guk estaba sufriendo. Abrió la boca, para relamarse los labios sin saber qué decir y volvió a cerrarla.

Jun Hong bajó el rostro hasta ponerlo junto al suyo, apretando cada vez más sus cuerpos.

-Esta vez te voy a pedir permiso. Pero si me lo das, tampoco sé qué puede pasar luego.

-Joder Jun Hong… sabes tú mejor que yo…lo que te voy a responder.-nada más escucharle decir eso, el muchacho sonrió y le besó de nuevo. Pudo entretenerse en saborearlo esta vez, profundizar. Ambos estaban perdidos en ello, pero ansiosos. Notó que Yong Guk se soltaba de su agarre para poner tener mejor acceso a su espalda.

Yong Guk estaba igual de ansioso que él, pero a la vez era tan dócil y manejable… se movía a su son, y se dejaba guiar por el pequeño. Ese juego les duró varios minutos, pero cada vez el ambiente se caldeaba más y el movimiento de las manos del uno sobre el otro era más acelerado, nervioso y ansioso. Fue Jun Hong quien se vio obligado a cortarlo.

-Necesito seguir con esto, pero no aquí-le dijo, y su propia voz le sonó cavernícola y desesperada-. No podemos ir a mi casa.

-La mía. En la mía esta semana no hay nadie.-respondió Yong Guk, y sus palabras fueron recibidas como una bendición del cielo. Y si los cielos les bendencían, en serio, ¿qué más daría lo que nadie tuviera que decir al respecto?

Salieron del callejón. Jun Hong se pasó serio una mano por la boca, no para borrar el sabor del otro chico, sino porque notaba su propia saliva en los labios y necesitaba secarlos. Ambos caminaron sin freno, y la pasión y la necesidad cada vez crecían más.

 

Cuando Jun Hong abrió los ojos a la mañana siguiente, le costó reconocer dónde se encontraba. Se volvió un poco y vio a Yong Guk durmiendo plácidamente a su lado. Sonrió. Desde luego, aquel día que decidió llegar antes a clase en ningún momento hubiera esperado que el desenlace de su decisión iba a ser aquel. Cogió su móvil y respondió al pesado de su hermano que sí, que estaba bien y que gracias por cubrirlo con sus padres. Desde luego, no le había contado con quién estaba, pero sí que iba a pasar la noche fuera sin previo aviso.

Dejó el aparato a un lado, y se acercó un poco más al otro chico. El despertador sonó, y Yong Guk se despertó entre quejas.

-Es hora de ir a clase.-le susurró él al oído.

-Maldito capullo, me duele todo el cuerpo…-respondió él, con una voz todavía más ronca, profunda y grave que de costumbre.

-Lo siento, pero lo hicimos a sorteo.-Jun Hong besó a Yong Guk con suavidad en los labios antes de levantarse. Desde luego podría acostumbrarse con facilidad a mañanas como aquella.

Mientras iban de camino al instituto, Yong Guk no dejaba de quejarse por el dolor que tenía en el trasero y los calambres de las piernas, llamándolo bruto. Jun Hong se disculpó diciendo que no sabía mucho sobre relaciones uales más allá de los vídeos ográficos que había visto, y además ninguno de ellos había sido entre hombres.

-Pues podrías haber esperado a otro momento…

-¿Tú hubieras sido capaz?-de nuevo, Yong Guk se quedó sin saber qué responder.

Cuando llegaron al instituto, como siempre recibieron miradas de todo el mundo. Sin embargo, había algo diferente en ellas que puso al pequeño muy nervioso. No sabía por qué, pero los ojos pasaban del uno al otro con velocidad y después la gente cuchichea más de lo que era normal. Miró de reojo a Yong Guk, sin embargo éste estaba demasiado concentrado en maldecirlo por sus dolores.

De repente, su teléfono móvil vibró y lo sacó para leer un nuevo mensaje que había recibido. Al parecer, era un notición que estaba corriendo de alumno en alumno y enseguida adivinó que no tendría que haberle llegado a él también.

-No fastidies…-musitó, acercándole el aparato al otro chico. Él lo agarró con curiosidad y se echó a reír.

-¿En serio? Qué vueltas da la vida…-musitó comenzando a leer en voz alta-

-Pero mira que son malos los rumores… aunque algo de verdad sí que hay en esta noticia.

-¿El qué?

-Que el donsaeng ha vendido al hyung. Ah… qué difícil es resistirse a mis encantos.-y recuperando su teléfono, esquivó el golpe que el otro quiso proporcionarle en el hombro.

De repente, el instituto le resultaba más divertido e interesante que nunca.

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