- "Vamos Eunjung, ¿Quién te gusta?"

Soyeon preguntó con su tono usual de pircadía que no paraba de sonar desde hace una hora cuando arribó el delivery de pizzas y decidimos dejar de mirar otra de las ridículas películas que planeamos ver una vez por mes cuando tenemos tiempo libre.

Soyeon miraba a Eunjung con esa sonrisa persuasiva,

Boram fijaba su vista en intentar cortar el hilo de queso que no se separaba de la porción de pizza y la caja de cartón,

Qri guardaba silencio, sonriendo enternecida 
por las expresiones de la encuestada.

Las mejillas de Eunjung se tornaban rosadas, 
sus ojos fijos en el plato de comida que no había podido tocar.

Nadie se había perdido de esos gestos avergonzados, 
fingiendo no tener idea sobre la razón de tales, 
como si hubieran fallado en advertir el estado de la más joven de nosotras, Jiyeon.
En silencio total, sin ser capaz de gestionar contacto visual alguno.

Todas sabían.

Pero todas fallaron en descifrarme a mí,

en la manera en que no puedo despegar mi vista de Jiyeon, esperando que por arte de magia yo me convierta en la razón de esas sonrisas tímidas y ese rojo en sus mejillas.

Todas fallaron.

- “¿Y qué hay de Hyomin?” - “Sí, Hyomin, ¿Hay algún chico?”

Y no pierdo detalle en cómo para Eunjung debe ser un quién 
y para mí debe ser un chico.

Sonreí tan creíblemente como pude, divirtiendo mi mirada hacia mis insistentes compañeras, observando de reojo a la menor de ellas

para ver el momento en cuando volvía a levantar su mirada 
y la posaba en mí,

y el color de su rostro de a poco volvía a la normalidad,

y sonreía esperando por mi respuesta.

Y supe que esta vez tampoco era yo esa razón.

- "Ninguno, ninguno."

contesté entre risas, discretamente viendo como Eunjung se levantaba de la mesa y se dirigía al sofá.

Y mientras Soyeon seguía insistiendo, Jihyun la apoyaba y Boram seguía comiendo, 
Jiyeon pronto siguió a su no-tan-secretamente enamorada.

- "Vamos, tiene que haber algún chico. Nunca nos has dicho nada."

Y seguían sin comprender

porque se ocupaban de leer mis labios

y no de leer mis ojos

que ni siquiera se enfocaban en ellas,

que reflejaban las siluetas de la castaña y la rubia 
abrazadas a pocos metros de nosotras,

que no derramaban lágrimas por el sólo de hecho

de que las he llorado todas,

porque nada ni nadie

es capaz de responder mis preguntas.

Ella te rodea con sus brazos 
y tú sonríes enamorada.
¿Por qué no puedes sentirte tan segura entre mis brazos como te sientes en los de ella, Jiyeon-ah? 
Yo me siento segura entre los tuyos. ¿Lo sabes?
No sé cuándo pasó, cuándo dejé ser yo simplemente quien te cuidaba y te mimaba como la niña que eras, 
y luego tú también, 
me escondías entre tus brazos como yo solía hacerlo contigo, me protegías y me resguardabas de todo y todos, 
y nunca me había sentido tan segura, 
en los brazos de una niña. 
Y pronto me di cuenta que había dejado de ser normal el sentimiento que me abrumaba al estar entre tu cuerpo, 
que no sentiría eso con una hermana, que no sentía eso con una amiga, y que no me sentía igual cuando me abrazaban las demás, 
y que no lograba sentirme segura si no eras tú quien estaba cuidándome. 
Yo me siento contigo 
como tú te sientes con Eunjung.
Dime en qué he fallado al no poder hacerte sentir así.

Cuando se cansaron de insistirme y Boram acabó de comer, las tres mayores se dispusieron a levantar las cosas de la mesa y a arreglar la cocina.

- "Yah, Sunyoung ¿Quién eres? Ven a ayudar."

Lo hubiera hecho, siempre lo hago pero estaba teniendo problemas con captar lo que pasaba a mí al rededor.

- "Soy una princesa."

Respondí firmemente, con aparente diversión

Secretamente esperando que ella oyera

Que Jiyeon recordara

Que ella es mi príncipe.

Y me reí de las burlas de mis tres compañeras, a las que se le unió la pareja que había estado acurrucada en el sofá. 
Las cinco iban y venían, arreglando la casa, contando algún que otro chiste ridículo. Oh, las amo,

Y quería unírmeles pero a veces necesito quedarme así por un momento

Sentada. Respirando profundo.
Esperando que tal vez,
en el subir y bajar de mi pecho,
uno de los pedazos de mi corazón caiga al suelo.
Y ella finalmente se de cuenta.

Pero eso no debe pasar jamás. Hay más que sólo mi corazón en riesgo.

Es el de ella.
El de Eunjung.
El de todas.

Porque Eunjung no sólo es Eunjung

Ni simplemente es mi amiga.

Es esa persona que necesito en mi vida durante el resto de ella.

Es una de esas pocas personas
cuya felicidad pondré por encima

muy encima

De la mía.

Y si mi mejor amiga
y la mujer de quien me he enamorado
son felices juntas.

Seré feliz por ellas, 
desde un costado.

Risas. Palabras. Voces. Risas. Gritos agudos. Risas.

Todo en ecos en mi cabeza.

No soy capaz de razonar ahora.
Y no puedo dejar de pensar en ella.

Y una sonrisa de repente apareció en mi cara cuando,

como por conexión,

sentí sus pasos dirigirse hacia mí.

Como si hubiera sabido.

Cuando hay tanto que no sabe.

Y sentí su calidez en mi espalda cuando sus brazos tomaron lugar a mi al rededor.

Yo sentada. Ella parada.

- "¿Pensando?"

Preguntó con su voz natural, de niña, que no refleja en absoluto la mujer madura que en realidad es.

Asentí.

E intenté sonreír,

aunque ella no pudiera ver.

Porque sé que conoce mis expresiones faciales

como conoce el aire.

- “¿En lo que hablaban hace un rato?”

- "Algo así."

Y yo también pude sentir su sonrisa. 
Y el ligero picoteo de su índice en mi mejilla.

Esbocé una sonrisa falsa

Como si ella no conociera la verdadera.

- “¿Quién te gusta, Hyomin?”

Preguntó.

Y supe que su sonrisa se borró

cuando respondí

- “Una chica.”

Y pudo haber sido cualquiera.

Cualquiera.

Pero a juzgar por cómo sus brazos se desprendían de mi cuerpo…

Ella sabía.