Sentado en el cómodo y finísimo asiento de cuero del moderno auto, Eric tenía que soportar el dolor que inundaba todo su cuerpo, por los golpes recibidos por los estudiantes desconocidos,  debido al silencio incómodo que caía dentro del asiento trasero del vehículo. A su izquierda, HyeSung continuaba observando por la ventana, como si Eric no existiera.

Ni una sola palabra más, fue pronunciada en todo el camino, desde que el rubio ángel, indicó a su chofer que continuara la marcha a casa.

El camino dejó de ser conocido para Eric, viendo ahora a través de la ventana del vehículo, innumerables casas de enormes tamaños y verdes jardines. Lugares que jamás pensó que vería. Y más sorprendido quedó Eric, cuando el auto se dirigió de frente en su camino, hasta llegar al final de una calle y toparse con una amplia reja color negro, la cual se abrió de par en par, dando acceso al vehículo para su ingreso.

Eric pensó por un momento que el auto había desviado su camino, o que quizás HyeSung estaba tratando de jugarle alguna broma. Un hermoso camino de árboles y flores, inundaba la vista de Eric, como si estuviera perdido en medio de un bosque. Por un momento el estudiante pensó, que terminaría abandonado en medio de la nada.  Mas sus sorpresas continuaron, cuando al final de ese bello camino, una enorme mansión hizo su aparición.

-madre mía…. – fue todo logró decir Eric, observando la enorme mansión.

El auto se detuvo e inmediatamente uno de los dos mayordomos que esperaban en la puerta de la mansión, abrió la puerta del vehículo, sorprendiéndose al ver a Eric sentado en el lugar dónde debería estar el rubio ángel.

Eric descendió del auto tímidamente, siendo bienvenido por los rostros aún más sorprendidos, del personal que esperaba en la puerta de la mansión.

-hyung!!! – se oyó la alegre voz conocida por Eric.

Andy descendió las escaleras de la puerta principal de la mansión, corriendo con una enorme sonrisa en el rostro.

-oh Dios mío, qué pasó?! – se sorprendió Andy, al observar el rostro golpeado de Eric

-que lo atiendan las mucamas y llévenlo luego a su casa – ordenó HyeSung a uno de los mayordomos, pasando de largo al lado de Eric.

Andy siguió al rubio ángel hasta los interiores de la mansión.

Eric quedó estático, sintiéndose más incómodo con la extraña situación.

El mayordomo a cargo, ayudó a Eric a sostenerse, mientras lo guiaba dentro de la mansión.

-por qué está aquí? – interrogó Andy, siguiendo a HyeSung hasta las escaleras hacia el piso superior

-por meter sus narices dónde no debe – respondió HyeSung fríamente, continuando su camino

Eric ingresó a la mansión, encontrándose con los dos muchachos. El mayordomo que llevaba a Eric, dirigió una mirada penetrante hacia el dúo en las escaleras.

-… el mayordomo Byul necesita ayuda en la cocina – habló el mayordomo, dirigiendo una voz seca hacia el menor

-Andy se va conmigo a mi habitación… y mayordomo Han, diríjase a él como es debido – habló HyeSung con voz fría, tomando la mano de Andy, continuando el camino hasta el piso superior

Eric sintió la atmósfera cargada, oyendo el pesado y resignado suspiro del hombre que lo sostenía por la cintura. El mayordomo continuó el camino, no pudiendo Eric, dejar de observar a los dos muchachos que ascendían por las escaleras.

-estás bien Hyung?, esos tipos son despreciables – oyó Eric la voz de Andy

-no pasó nada Dydy, nada de lo que no pudiera hacerme cargo – oyó Eric ahora la voz de HyeSung, que sonaba más calmada y suave, a comparación con el tono de voz usado para dirigirse hacia el personal de la mansión.

La curiosidad de Eric se hizo más fuerte, preguntándose con más insistencia, que hacía de Andy tan especial, que mantenía al ángel rubio completamente controlado de sus frías y severas expresiones.

El mayordomo Han, llevó a Eric hasta una de las habitaciones de servicio disponibles, recostándolo en la cama, mientras una de las mucamas ingresaba con un botiquín de primeros auxilios.

La mucama limpió y curó las heridas de Eric en extremo silencio, no molestándose ni un segundo en dirigir una mirada hacia el muchacho.

Eric aún permanecía en shock, observando fijamente la habitación dónde se encontraba. Le habían dicho que era sólo una de las habitaciones de servicio, pero el lugar era más grande y elegante que la habitación de Eric en casa de sus padres. Y ni qué decir de los lujosos interiores de la mansión.

Eric se sentía en cierto modo intimidado, por todo el lujo de la casa. Sabía que HyeSung provenía de una familia adinerada, pero nunca pensó que viviera rodeado de tantos lujos y atenciones.

HyeSung ingresó a su habitación, dejando su mochila sobre la cama, mientras se quitaba el saco del uniforme. Andy detrás de él, recogió la mochila, colocándola en la pequeña habitación contigua al dormitorio.

-por qué lo trajiste acá? – no pudo resistir Andy la pregunta, ante el silencio del rubio ángel.

-no lo sé… supongo que me dio lástima verlo tirado con todos esos golpes – respondió HyeSung, desatando el nudo de su corbata

-pero nunca antes has hecho eso por alguien… aparte de mí y Dongwan hyung… - continuó Andy, extrañado por el repentino comportamiento del rubio ángel

-el idiota se metió en mi pelea… claro que no fue de mucha ayuda, pero en fin… - habló HyeSung, desabotonado su camisa, dirigiéndose luego al baño

-lo dejarás ser uno de nosotros? – preguntó Andy repentinamente

-claro que no Dydy, ese tipo no es como nosotros… sólo me dio lástima – respondió HyeSung, cerrando la puerta del baño.

Algo dentro de Andy, le hacía pensar, que este paso, traería muchos cambios a su vida y a la de su hyung.

No pasaron más que veinte minutos para que HyeSung saliera del baño, llevando una toalla sobre su cabeza y una bata blanca que cubría su cuerpo.

Andy esperaba sentado sobre la cama, leyendo un libro que tomó del pequeño estudio al lado de la habitación del rubio ángel.

-quieres asegurarte que atiendan a ese sujeto y lo manden a casa… no lo quiero aquí cuando papá venga – habló HyeSung con voz suave, recibiendo una sonrisa en respuesta, por parte del menor.

Después de ser curado por las mucamas y estar completamente convencido que no tenía ningún hueso roto, Eric se recostó sobre la cama, cerrando los ojos por varios minutos hasta quedar dormido.

La cama en la que se encontraba era definitivamente muy cómoda. Más cómoda que la dura cama que lo esperaba en casa.

-demonios! – Eric se levantó abruptamente, recordando que debía regresar a su casa antes que oscurezca.

-no te levantes así, te puedes lastimar – se oyó la voz de Andy, ingresando a la habitación

Eric dio una mirada atónita al muchacho, notando por primera vez desde que llegó a la mansión, que Andy no llevaba puesto su uniforme de la escuela.

-te traje ropa, es de uno de los mayordomos ya que ni hyung ni yo tenemos algo de tu talla – habló Andy, colocando una muda de ropa sobre el regazo de Eric.

Eric dio una mirada a las piezas de ropa, dirigiendo luego otra mirada confundida al menor.

-tu uniforme quedó destrozado, quieres ir así a tu casa? – señaló Andy, notando Eric que sus pantalones estaban rasgados, el saco roto a la altura de los codos, la camisa manchada con tierra y gotas de sangre salpicadas por doquier.  

Eric maldijo un par de veces, antes de colocarse de pie y quitarse el uniforme que ya no le sería útil nunca más. El pobre muchacho, podía imaginarse los regaños de sus padres, cuando supieran que su uniforme había terminado literalmente en la basura.  El padre de Eric, prácticamente tuvo que prestarse dinero, para pagar el costoso uniforme del prestigioso colegio.

Eric sabía que ni con un año de trabajo a medio tiempo, podría pagar un nuevo uniforme. Su vida se había acabado.

-dónde vives? – la dulce voz de Andy trajo a Eric de regresó a la habitación

-en… la zona oeste… - respondió Eric con voz baja, agachando la cabeza

-ahí?... no es un sitio peligroso? – expresó Andy, con preocupación

-claro que no!... sólo porque ahí no viven niños ricos como ustedes, no quiere decir que sea un lugar de marginales! – se defendió Eric, ofendido por el tono de voz usado por el menor

Los ojos de Andy dejaron ver una expresión temerosa, notándose el par de lágrimas que estaban por caer de la esquina de sus ojos.

Eric se sintió culpable, al ver la conmovedora expresión del menor.

-lo siento… es sólo que… ustedes… últimamen…

-no te creas que eres el único que sabe lo que es llevar una vida dura… - dijo Andy, colocándose de pie.

-pediré a alguien que te lleve a casa – Andy abandonó la habitación, con una triste expresión en su rostro.

HyeSung permanecía en su habitación, recostado sobre la cama, sujetando un libro que de alguna manera ya no le era interesante, pues sus pensamientos se encontraban en el huésped que se encontraba en uno de los cuartos de servicio, en la planta inferior de la mansión.

HyeSung aún se preguntaba por qué Eric había tratado de intervenir en una pelea que no era para nada de su incumbencia. Y más aún, por qué intervino en su ayuda, si él era una de las principales causas, por las que Eric pasaba malos ratos en la escuela, siendo humillado y constantemente agredido por los demás estudiantes.

-grandísimo idiota – susurró HyeSung en su soledad, cambiando la página de su libro.

Por un momento, HyeSung se recordó asimismo, cuando años atrás, él intervino a favor de los que hoy, eran sus dos mejores amigos. Aquellos momentos, que HyeSung no quería recordar más.

Y una pena que repentinamente golpeaba contra su pecho, al recordar el día que conoció a Andy, en medio de una gresca que quizá estaba destinada a unirlos.

HyeSung suspiró profundo y cansado, rindiéndose con el libro, que por más que leyera, no tenía idea de que trataba. El muchacho dejó el libro sobre su mesa de noche, dando unos pasos hacia su ventana, observando todos los alrededores de la mansión donde vivía. Lamentándose por tenerlo todo, y aún así, no siendo capaz de poder ayudar como él quisiera, a los que tanto quería.

-ya le dejé la ropa a tu huésped – ingresó Andy a la habitación, abrazando a HyeSung por la espalda.

-que uno de los chóferes lo lleve – habló HyeSung con tono frío

-le dije a Chong Ju, que lo llevara a donde le indique… sabías que vive en la zona oeste? – pronunció Andy, maravillado aún por el lugar de residencia de Eric.

-con una beca en una escuela como la nuestra, qué esperabas – respondió HyeSung, haciendo su camino hasta sentarse en la cama

-tu padre llegará temprano hoy… llamó al mayordomo para avisar – cambió Andy el tema, sentándose sobre la alfombra, recostando su cabeza sobre el regazo de HyeSung.

-Andy… ya te he dicho que…

-está bien… soy yo el que no se acostumbra… - rió Andy con melancolía.

HyeSung observó al menor con ojos compasivos, acariciando su cabello amorosamente. Por dentro, HyeSung siempre se maldecía por no ser capaz de hacer las cosas que tanto desearía hacer. Su única esperanza era alcanzar la mayoría de edad, y ser libre de vivir la vida que tanto deseaba.

Y llevarse consigo, las personas que tanto deseaba proteger.

Eric terminó de vestirse y asearse, tomando lo que quedaba de su uniforme, colocándolo dentro de su mochila, hasta que el cierre de ésta, parecía que fuera a reventar por la cantidad de cosas que Eric colocó dentro.

-papá me asesinará – suspiró Eric, palmeando el bulto dentro de su mochila.

Tomando lo último que quedaba de sus cosas y arreglando la habitación, tal y como la había visto al despertar, Eric salió de la habitación, sintiéndose perdido por un momento, al ver tantas puertas y corredores que parecían envolverlo en una especie de laberinto.

-qué no hay un mapa para salir de este sitio? – maldijo Eric, dando su tercera vuelta por los pasillos de la zona de servicio.

Finalmente, luego de diez minutos más, Eric encontró la puerta que daba a un corredor vacío, terminando exitosamente en el interior de la cocina. Eric dejó salir una fuerte exclamación de asombro, al ver la pulcra y enorme cocina. El muchacho podía jurar que solo el tamaño de esa cocina, equivalía al ancho de su casa.

-estás listo muchacho? – interrumpió una voz, los pensamientos de Eric

-ehhh… sí – respondió Eric, no sabiendo a qué exactamente se refería el hombre de traje negro, camisa blanca y gorra negra, al juego con el traje.

-me ordenaron llevarte a casa – habló el hombre, escoltando a Eric hasta la puerta de salida de la mansión

Silenciosamente, Eric siguió al chofer, sorprendiéndose más por los lujos que dejaba mostrar la inmensa mansión.

-espera aquí un momento, olvidé algo – indicó el chofer, dejando a Eric esperando en la sala

Eric decidió dar unas vueltas, examinando cada cuadro, cada adorno, cada fotografía expuesta, en la elegante sala. Lo que más llamó su atención, fueron las fotografías que se encontraban reposando sobre la chimenea. Fotografías de HyeSung cuando era bebé, de su familia en pleno. Los padres de HyeSung se veían intimidantes, aunque amables. Por las fotografías, Eric pudo ver algo diferente en el HyeSung que conocía ahora.

El HyeSung de las fotografías, era un HyeSung más sonriente; con una sonrisa más pura y transparente, una sonrisa que encajaba perfectamente con el rostro de ángel del muchacho. Muy diferente del HyeSung que Eric conocía. El HyeSung que siempre sostenía una expresión fría y seria. Y por más que sonriera por ratos para hechizar a los que lo rodeaban, esa sonrisa siempre tenía un brillo opaco. Nada comparado con la sonrisa pura de las fotografías de años atrás, que sostenía Eric en manos.

-terminaste de requisar la casa? – Eric saltó de su sitio, encontrándose con el rostro serio e inexpresivo del ángel rubio.

-e-e-el chofer me dijo que esperara… - respondió Eric con nerviosismo.

Eric miró fijamente a HyeSung por unos segundos; era la primera vez que lo veía sin el uniforme del colegio, luciendo ropas casuales. Y la vista lo dejaba casi sin aliento.

Andy caminó hacia el muchacho, tomando las fotografías de sus manos y colocándolas de regreso a su lugar.

-esto no es algo que debas ver – susurró Andy a oídos de Eric

HyeSung observó a Eric por unos segundos, dirigiéndose luego hacia el sofá.

-siéntate – se dirigió HyeSung a Eric

Eric observó a Andy, como preguntándole si era correcto seguir las instrucciones del ángel rubio. Andy asintió con una leve sonrisa, tomando asiento al lado de HyeSung.

Apenas Andy se sentó a su lado, HyeSung tomó su mano, envolviéndola con las suyas. Eric observó las manos entrelazadas, sintiendo cierta curiosidad y fastidio; algo del hecho que HyeSung sostuviera la mano de Andy frente a él, le molestaba.

-hyung creo que ya es hora – susurró Andy a oídos de HyeSung, disponiéndose a colocarse de pie

-está bien Dydy, no te preocupes – retuvo HyeSung al menor a su lado, dirigiéndole una mirada tierna

Andy colocó una expresión de preocupación, mordiendo su labio inferior. Eric se preguntaba cada vez más, cuál era la relación entre HyeSung y Andy.

El silencio cayó entre los tres muchachos. Eric sujetaba sus manos nerviosamente, robando miradas hacia el lugar donde minutos antes había desaparecido al chofer que lo llevaría a casa. Nunca antes Eric deseó por que alguien viniera en su rescate. De alguna manera se sentía invisible en esa sala, con HyeSung y Andy sujetándose aún de las manos, envueltos en una especie de momento íntimo, que Eric no entendía.

-me extrañaron? – la voz alegre de Dongwan, llenó el vacío, cayendo luego el silencio una vez más, cuando éste colocó una mirada fiera en dirección de Eric.

-qué hace él aquí? – interrogó Dongwan con molestia

-metió sus narices en problemas ajenos – respondió HyeSung con voz fría, fijando su atención en Andy, que tenía la cabeza apoyada sobre su regazo.

Eric sintió que su cuerpo se escarapelaba, cada vez que HyeSung mencionaba el incidente en el colegio. Es que HyeSung no le prestaba el mínimo interés al hecho que casi pudo ser herido de gravedad por esos estudiantes?.

Dongwan observó a Eric con molestia, tomando asiento en el sofá que se encontraba entre HyeSung y Eric.

-y si él chofer de Wannie Hyung lo lleva a casa? – habló Andy animadamente, emocionado con su gran idea.

-mi chofer llevarlo a su casa? – repitió Dongwan con tono despectivo

-no creo que pueda salir a pie de esta zona – respondió HyeSung, jugando con el cabello de Andy

-el camino es muy largo y por acá no pasan autobuses – sonrió Andy, defendiéndose del dulce ataque de su hyung contra su cabello

Dongwan giró a enfrentar a Eric, la molestia era demasiado evidente en su mirada.

Dongwan estaba a punto de volver a hablar, cuando el sonido del motor de un auto se dejó oír en medio del silencio entre los cuatro muchachos.

El cuerpo de Andy se tensó. Eric podía reconocer el terror, dibujado en el rostro del menor. HyeSung sujetó a la mano de Andy, dirigiéndole una dulce sonrisa. La mirada de Dongwan cayó, borrándose todo rastro de arrogancia.

-bienvenido a casa Señor – se oyó la voz del mayordomo

-y éste chiquillo qué hace acá? – la voz grave y fuerte del hombre maduro de porte intimidante, aterró a Eric.

HyeSung permaneció inexpresivo, ante la pregunta de su padre. Dongwan dirigió una mirada extraña en dirección de su amigo. El rostro de Andy palideció

-he preguntado qué hace aquí este mocoso! – la voz del Sr. Shin se hizo más fuerte e intimidante

Eric pensó que no faltaría mucho para que lo echaran a patadas de la mansión. Y antes de seguir siendo humillado por el padre del ángel rubio, Eric se colocó de pie, dispuesto a defenderse de los ataques.

-con todo resp…

-Andy retírate – la voz fría y dominante, interrumpió el pequeño discurso de Eric, sorprendiéndolo al ver al Sr. Shin, lanzando una mirada despectiva contra el muchacho al lado de HyeSung

-Andy se queda conmigo – respondió HyeSung a su padre, con voz fría.

-no me retes HyeSung – habló el Sr. Shin

Eric sintió como el aire empezaba a cargarse, dentro de la mansión.

Dongwan se colocó de pie, tomando la mano de Andy, disponiéndose a llevárselo de la sala.

HyeSung permaneció en el sofá, mirando a la nada, como si su padre no estuviera parado frente a él, con esa mirada severa que enfriaba todos los sentidos de Eric.

-te he dicho repetidas veces que…

-hoy no padre… no tengo ganas de oír tu ridículo discurso hoy – cortó HyeSung las palabras de su padre.

Eric quedó con la boca abierta, viendo como padre e hijo, parecían asesinarse con las miradas. La necesidad de ser invisible, lleno todas las esperanzas de Eric.

-si me disculpas, tengo asuntos que atender – HyeSung se colocó de pie, sorprendiendo a Eric, cuando sin advertirlo, lo tomó de la mano, saliendo ambos muchachos de la mansión.

El corazón de Eric se aceleró, la mano de HyeSung se sentía tan suave contra su piel. Sus mejillas empezaron a arder, cuando su mirada cayó en las manos entrelazadas.

-si le dices a alguien lo que oíste ahí adentro, estás muerto – habló HyeSung, una vez fuera de la mansión

Eric se petrificó al sonido de la fría y amenazante voz.

-por qué lo diría? – se defendió Eric con voz temblorosa

-sólo no lo menciones con nadie – repitió HyeSung, recostando su espalda contra la pared

-no lo haré… pero si necesitas hablar con alguien… aquí estoy yo - respondió Eric con voz suave

HyeSung alzó los ojos al rostro sincero de Eric, soltando una risita arrogante.

-acaso te crees un especie de súper héroe que puede salvar el día? – habló HyeSung con mofa

-no… pero es obvio que estás sufriendo… y al menos me gustaría salvarte a ti – confesó Eric

-no te fijes en mi, Mun… te aseguro que no te va gustar lo que vas a encontrar – respondió HyeSung con voz fría

-ese es mi riesgo – replicó Eric, sin saber por qué dejaba salir esas palabras de sus labios.

-no digas que no te lo advertí – retó HyeSung con mirada desafiante

-y no digas que soy un cobarde que se rinde fácilmente

Ambos muchachos se retaron con las miradas, sosteniendo un duelo que sólo el tiempo decidiría, cuál de los dos sería el vencedor.