"L-Lu Han…" Me las arreglé para jadear. "¡Lu Han!" Me incorporé de la cama. "Uh… ¿Sí, mi amor Oh Se Hun-quién-parece-como-si-hubiera-visto-un-fantasma-chillar-como-una-chica?", dijo mirándome con sus ojos de parecidos a los de un ciervo. "¡¿Qué estás haciendo aquí?!" Casi salté de la cama, temiendo que su alma esté frecuentándome tan pronto. "¿Qué estoy haciendo aquí? ¡Ugghh!" salió de la cama y empezó a ponerse sus pantalones. "¿No tengo permitido dormir en mi propia cama, en MI PROPIA CASA?", contestó en cuestión con tono serio. "P-pero, ¿c-cómo v-viniste?" Apreté las sábanas de la cama, con las manos temblando de frío. Rodó los ojos delante de mí, "¡Uhhhggg! ¡Se Hun, ya hemos hablado de esto un millón de veces! ¡Basta de alterarte después de habernos acostado! ¡¿Recuerdas?! Ahora mueve tu trasero y toma una ducha. ¡Estás poniendo mis nervios de punta desde tan temprano!" Por su tono de voz parecía estar molesto y se hizo camino para salir de la habitación mientras yo bajaba la mirada a mí mismo, notando que estaba casi desnudo bajo las sábanas, “¿Hice el amor con un fantasma?"

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Fue como la habitual rutina de la mañana, se encontraba con el delantal rosado preparando el desayuno en la cocina y a la vez colocando los utensilios sobre la mesa. Asomé mi cabeza para ver si él estaba allí realmente y estaba bastante seguro de que me abofeteé las mejillas un centenar de veces mientras que tomaba un baño para asegurarme de que no era un sueño ni nada parecido, y para mi gran incredulidad, cada golpe en mi rostro fue increíblemente doloroso. "Sabes, ayudándome aquí es mucho más productivo que solo mirándome torpemente", dijo notando cómo constantemente lo quedaba mirando. Me puse de pie, carraspeando mi garganta y caminé hasta quedar a su lado. "Siéntate y come ya,  tienes una reunión del proyecto, ¿cierto? Necesitas comer bien para que obtengas el contrato" Continuó mientras me empujaba la silla y vertía la leche en mi vaso. "Uhm... ¿L-Lu Han?" Pregunté nervioso, él giró la cabeza hacia mí, "¿Sí?", "Uhmm. Oh, ¿c-cómo lo hiciste... có-", "¿Cómo hice qué, Hunnie?" él tenía la frente fruncida. ¿Cómo volvió a la vida? "Ah-N-nada." Tartamudeé de nuevo. Creo que él ya se dio cuenta de cómo estaba actuando extraño desde el momento en que nos despertamos, se inclinó hacia mí y colocó sus manos sobre mis hombros. “Cariño, ¿sucede algo? Has estado actuando extrañamente desde esta mañana" parecía estar muy preocupado. "¿Te sientes enfermo? ¿Quieres que vayamos al hospital?", agarré su mano y la apreté con cariño a la mía. "T-tal vez solo estoy nervioso por el contrato de más tarde", mentí. Ya sabía que había obtenido el contrato;  lo conseguí hace ya como tres semanas. Me besó la frente y dijo, "Vamos. Come ya." Se puso de pie y me dio una de sus sonrisas más dulces. "Lu Han", "¿Sí?" Él estaba enfocado en cortar algunas frutas para mí otra vez, "¿Qué fecha es hoy?" Le pregunté casualmente. "Umm…” se colocó la mano debajo de su barbilla, pensando adorablemente qué día era, "Creo que es 14 de septiembre. Espera." Miró su teléfono para comprobarlo, "Sí. 14 de septiembre, ¿por qué?" Solo dejé salir un "Ohhh" y le sonreí, volviendo a mi comida. El accidente fue el 26 de septiembre, así que supongo volví 12 días antes de su accidente.

Después de desayunar me abrí paso hacia la puerta y Lu Han arregló mi corbata de nuevo (lo cual usualmente hacía) y me besó despidiéndose. "Conduce con cuidado, ¿de acuerdo?", me lo recordó una vez más. "Lo haré, no te preocupes." Le sonreí antes de dirigirme a la puerta. "Oh, ¿hoy te quedarás en casa?" Le pregunté apresuradamente antes de girar la perilla de la puerta. "Sí, tengo que acabar el boceto de diseño para poder presentarlo al cliente este fin de semana." Asentí con la cabeza y agité mi mano despidiéndome.

Soy un ingeniero, mientras que Lu Han es un arquitecto. Hacemos un muy buen equipo pero desafortunadamente, trabajamos para diferentes empresas. Nuestra primera colaboración fue haciendo esta casa cerca al mar. Lu Han ama el mar y siempre me arrastra allí para ver el atardecer cada noche de sábado, de alguna manera terminó siendo como una rutina de sábado por la noche y sentiríamos que falta algo cuando nos olvidamos de verlo. Abrí la puerta del coche y tiré mi maleta en el otro asiento delantero y rápidamente me encaminé al trabajo. Todavía no podía imaginar cómo las cosas volvían hacia atrás, pero por algunas razones que no puedo explicar, me sentía más nervioso en vez de feliz. ¿Qué pasa si esto es solo una fantasía? ¿Un sueño? ¿O meras extensiones de mis pensamientos? Volvería a estar destrozado. Mi cadena de pensamientos se rompió cuando vi el semáforo en rojo. Dejé escapar un profundo suspiro y volví la cabeza hacia la derecha y noté un pedazo de papel suspendido bajo mi maleta. Entonces lo agarré y estaba a punto para leerlo cuando me di cuenta de que el semáforo había cambiado a verde. Avancé inmediatamente antes de recibir bocinazos por detrás y metí el papel en mi bolsillo. Cuando llegué a mi edificio de oficinas, me apresuré a tomar el ascensor, que estaba por subir, por suerte el pasajero fue lo suficiente amable para hacer que la puerta esperara por mí. "Muchísimas gracias" Me incliné ante él en señal de agradecimiento y él simplemente asintió en respuesta. Creí que él era uno de nuestros empleados, ya que llevaba puesto un uniforme y portaba un trapeador consigo. Su pelo tenía el tono gris que señalaba su edad y parecía que no se había afeitado desde hace meses porque tenía esa larga barba hasta el cuello. Traté de encontrar su mirada para evitar el incómodo silencio durante el recorrido, pero antes de que pudiera hablar, me cortó con sus extrañas palabras, "Usted sabe, apenas podemos conseguir segundas oportunidades", dijo mientras miraba al suelo. "Lo lamento, ¿me lo podría repetir?" Traté de mirarle al  rostro pero él desvió la mirada. "Aprovecha bien esta oportunidad, antes de que todo resulte exactamente igual de nuevo" finalmente me miró y me clavó con su perturbadora mirada, "Aprovéchala bien..." en ese preciso instante la puerta se abrió y él salió. Aún estaba desconcertado con sus palabras y cuando traté de buscarlo con la mirada por fuera del ascensor, ya no pude encontrarlo. No estaba asustado ni nada, lo tomé como una advertencia e inmediatamente me acordé del pedazo de papel que había guardado en mi bolsillo, lo saqué y lo desdoblé.

Las cosas se vuelven mejor o peor con segundas oportunidades. Las cosas podrían ir exactamente igual como en el pasado, pero tienes que ser rápido. Organiza tu plan y ahora toma tu movimiento. Tu tiempo corre, así que mejor actúa ya.

Con estas palabras, la puerta del ascensor se cerró. Mi primer movimiento entonces, registrado en mi mente. Ahora es tiempo de dar vuelta las cosas.