Party 6/6
A simple life [Spanish]- ¡Yoseob! -Gritaba de nuevo Doojoon mientras cargaba a un sorprendido Yoseob sobre sus hombros como si de un saco de patatas se tratara- Tú, yo, la cama. ¡Ahora!
Y antes de que pudieramos abrir la boca por el repentino cambio de actitud del dueño de la casa ya habíamos escuchado como la puerta de la habitación se cerraba y el pequeño Yoseob recibía el que parecía el mejor de los regalos...
- ¡¡DOOJOONAAAAAAAAH~~!!
Después de esos segundos donde ninguno teniamos claro lo que acababa de pasar y el tiempo pareció detenerse Junhyung decidió romper el hielo.
- No sé si sentir pena o alegrarme por Seob... -Dijo mientras se ponía en pié y se acercaba a la cocina.
- ¡Pena! -Hyunseung y Kikwang gritaron a la vez mientras se ponían en pié de un salto y se miraban entre ellos con cara de entendimiento.
Yo también me levanté, suspiré y no pude evitar revolverle el pelo a Kikwang y guiñarle un ojo.
- Si quieres nosotros también podem...
- No! No podemos! -Contestó rápidamente, colorado como un tomate, y se fue corriendo tras Junhyung. Adorable.
Por suerte para nuestros oídos, y para nuestros hambrientos estómagos, no tuvimos que esperar mucho para continuar, o más bien empezar, lo que se suponía que habíamos venido a hacer. La dichosa fiesta.
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Y tras varias latas cerveza, 4 botellas de soju y 2 de vino, una lámpara rota, una puerta descolgada, unas cortinas manchadas de ¿chocolate? y un suelo lleno de restos de patatas y huesos de pollo, dejamos a un semidesnudo Hyunseung en el sofá, a un magullado Junhyung en el plato de la ducha y a una pareja que estaba perdiendo la ropa en el suelo de la cocina entre cajas de pepinillos y latas de coca cola vacías. Una fiesta interesante...
¿Kikwang? Kikwang estaba dormido profundamente en mi espalda. Sus pantalones colgando en uno de mis brazos, la camisa en la basura con los pantalones de Yoseob. ¿Y yo? Yo tratando de llegar al coche con una camisa empapada en cerveza, unos pantalones sin botones, con un zapato y con dos abrigos, gracias al cielo intactos, en el otro brazo. Sí, había sido una fiesta perfecta. Perfecta para el perro de Yang, que había encontrado en mi zapato un perfecto retrete. Nunca, nunca volveré a acceder a nada que venga de la mente de ese mono.
- ¡Nunca!
- ¿Nunca qué? -Preguntó un adormilado Kikwang mientras se desperezaba y podía sentir a su pequeño amigo en mi espalda. Oh oh..
-Na, nada. Sigue durmiendo, ya casi llegamos al coche y antes de que te des cuenta estaremos de nuevo en casa. -Apreté el paso, ya podía ver el coche unos metros más adelante.
-No quiero dormir... -Esta vez su tono era sensual y sus labios se acercaban peligrosamente al lóbulo de mi oreja- Quiero seguir jugando... -Se agarró más fuerte a mi cintura y su lengua comenzó a recorrer mi cuello.
-Kikwang... no hagas eso... -El cuello era mi punto débil, y él lo sabía muy bien. Mierda.
- ¿Que no haga qué? ¿Esto? -Y su lengua de nuevo subió por mi cuello hasta topar con el lóbulo de mi oreja. El cual comenzó a mordisquear al instante mientras sus manos desabrochaban los botones de mi camisa y acariciaban mi pecho.
Corrí como pude al coche, Kikwang no dejaba de besarme la nuca, lo abrí como buenamente pude, sus manos jugaban con mis pezones, tiré la ropa entre los asientos y el suelo, sus labios ya estaban los míos y sus manos me quitaban los pantalones, cerré las puertas. Otra vez me había dejado atrapar por sus encantos y unas latas de cerveza de más. Maldición.
El dolor de cabeza que ibamos a tener al despertar iba a ser también perfecto.
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