Esto tiene que terminar, definitivamente tiene que terminar. Era lo que Momo estaba pensando en ese preciso instante. De alguna forma las cosas tenían que cambiar, porque francamente ya no lo podía soportar más. 

El aroma de la tasa de café que tenía en las manos no era capaz de sacarla de su ensimismamiento.Hace tiempo que su mente estaba divagando por lejanos lugares, tratando de encontrar una solución a su predicamento; solución que claramente no estaba hallando.

Finalmente lo que logró sacarla de su trance fueron los pasos que se acercaban a ella y el audible bostezo de la dueña de esas pisadas. Nayeon apareció en la sala bostezando mientras se amarraba el pelo en una coleta. Iba completamente descalza, en realidad todo lo que Momo podía ver que llevaba puesto era su propia camiseta; la que Momo había estado usando el día anterior. 

“Buenos días” Saludo Nayeon pasando directo a la cocina, para ir a atacar el refrigerador. 

Ni siquiera un beso para recibir el día, ni siquiera eso podía tener. Pensó Momo mientras la otra chica se preparaba un sándwich. “Buenos días. Prepare café.”

“Sin ofender.” Dijo Nayeon con la boca medio llena por el sandwich. “Pero sabes que nunca tomaría eso. No eres tú, soy yo.” Incluso se atreve a bromear, wow que audaz. 

Momo no sabía cómo responder a eso, solo quería ponerse de pie y besarla. Preguntarle cómo había dormido,  y si quería que almorzaran juntas. Cosas que las parejas normales harían, pero por supuesto ellas dos no eran una pareja normal. En realidad no eran una pareja, y llegadas a este punto Momo ni siquiera entendía lo que eran; o si eran algo. 

Se habían conocido hace algo así como un año, y llevaban unos cuantos meses durmiendo juntas. No saliendo como pareja ni nada por el estilo, simplemente durmiendo juntas de vez en cuando. Normalmente en el departamento de Momo. Pero el hecho de nunca haber conversado sobre la situación, el nunca haber definido como iba a ser esto había terminado por causar estragos en la chica sentada en el sofá.

Sabía que no debía estar sintiendo ese tipo de cosas, que en este tipo de relaciones no estaba permitido enamorarse. ¿Pero realmente era tan malo tener sentimientos? ¿De verdad no podía permitirse hablarlo con nayeon? Tal vez la chica estaba pasando por lo mismo que ella. Una opción remota, pero posible al fin y al cabo. 

Y ahí estaba Momo otra vez divagando, perdida en sus pensamientos sin escuchar lo que la otra chica estaba diciendo. Medio acurrucada en el sofá, sosteniendo una taza de café que a su parecer sabía bastante bien. vestida también solo con una de sus camisetas y ropa interior. Completamente despeinada y adolorida por lo de la noche anterior. Pero al menos había sido bueno, siempre era bueno con Im Nayeon. 

Otra vez lo que la sacó de su trance fueron las pisadas de Nayeon, Solo alcanzo a oir algo de que estaba llegando tarde al trabajo antes de que una camiseta cayera sobre su cabeza. Una camiseta usada, oliendo a sudor del día anterior y a otras cosas en las que prefería no pensar ahora. 

La próxima vez que volvió a ver a Nayeon fue cuando esta salió del baño. Momo estaba en su cama, tratando de distraerse con el teléfono cuando la vio salir aun con el cabello mojado y completamente desnuda. 

“No digas nada, ya no tengo tiempo para secarme el pelo. Estoy a punto de llegar tarde, otra vez.” La observó vestirse a toda prisa, recolectando sus cosas desde el suelo de la habitación. Donde habían quedado regadas por aquí y por allá la noche anterior. 

“Trabajas con uniforme, de todos modos nadie va a ver tu ropa.” Momo se adelantó a lo que sabía que su “Amiga” estaba a punto de decir. Sabía cuán vanidosa podía llegar a ser nayeon a veces con esas cosas. 

“Tengo que estar presentable por si me cruzo con algún chico lindo.” Dijo Nayeon mientras jugueteaba con su pelo. Momo simplemente se limitó a mirarla con los ojos abiertos. No podía creer que hubiera dicho eso, no especialmente después de haber vuelto a pasar la noche con ella. 

“Bueno, me voy. Bye. espero verte pronto.” Entonces le sonrió con esa maravillosa sonrisa que para gusto de algunos enseñaba muchos dientes, pero que para Momo era más que perfecta, y le lanzó un beso. Acto seguido prácticamente Nayeon salió corriendo del departamento de Momo, dejándola confundida y boquiabierta. 

Momo tomó una almohada y la presionó con fuerza contra su cara, para ahogar un grito de frustración. “Creo que te odio Im Nayeon.” Dijo en voz alta arrojando la almohada contra una pared, más como para tratar de convencerse a sí misma que otra cosa. Pero la realidad era que estaba muy lejos de odiarla. Derrotada ella también se  desvistió y se preparó para tomar una ducha, tampoco podía permitirse llegar tarde. Mina la mataría, especialmente si se enteraba de porque iba tarde.