De todo Treasure, Mashiho era el más bajo. Hablando en números, él y Haruto eran los únicos dos miembros que no pertenecían al club del metro-setenta-y-tantos. Él medía 1,69 —tan cerca y a la vez tan lejos— y Haruto… ese chico estaba en otra liga y nivel: el codiciado club del metro-ochenta-y-tantos. Era lo suficientemente maduro como para admitir que sentía envidia de su altura, pero al mismo tiempo se sentía orgulloso y feliz por él. Ruto tenía un futuro brillante en la industria siendo tan alto y guapo, y tan joven.

Tenía pocas posibilidades de seguir creciendo después de unirse a Treasure dado que ya tenía 18 años. Pero sus queridos compañeros más jóvenes tenían muchas, y las cobraron todas. Los pequeños y tiernos como Doyoung y Jeongwoo crecieron rápidamente y lo dejaron atrás, y no hablemos de Junghwan, por favor. Haruto, nuevamente, superó todas las expectativas.

Así que sí, tiene momentos en los que se siente un poco amargado por causa de su altura. Este era uno de esos, deprimido en su cama mirando sus fotos grupales y la mercancía del debut en su teléfono. Siempre estaba sentado o agachado, pero no había una foto de grupo en la que estuviera de pie o en línea con los demás. Y sabía que también estaba siendo injusto con Hyunsuk, su líder era el segundo más bajo, pero era algo que simplemente no podía evitar.

De repente, su teléfono comenzó a vibrar, despertándolo de sus amargos pensamientos e indicando una llamada entrante de “Junkyu~hyung”. Esto era algo normal, ya que el chico con apariencia de koala encontraba que enviar mensajes de texto era una molestia.

—¿Hyung?— Mashiho contestó su teléfono con una voz un poco áspera, considerando que estaba en su cama en su tiempo libre, y más que listo para tomar una siesta.

— Hola Mashi~ — Junkyu lo saludó tiernamente y sonaba muy emocionado por su lado del teléfono. —Oye, pedí sushi de ese lugar que te gustó el otro día. ¿Quieres venir a mi dormitorio para que podamos comer juntos?—

—Uh ...— Mashiho analizó su apariencia, estar en pijama y tener una cara de mal humor no era exactamente su mejor aspecto. Y su estado de ánimo actual tampoco era el ideal. —No estoy tan seguro Junkyu-hyung, me estaba preparando para una siesta—

—¿De verdad? No suenas como si estuvieras bien al cien por cien. ¿Estás siendo honesto, Mashi?— La voz de Junkyu inmediatamente tomó un tono preocupado y Mashiho maldijo internamente. —Voy a tu habitación—

—¡Hyung espera!— Pero Junkyu ya había colgado y Mashiho se quedó estupefacto hasta que alguien llamó a su puerta.

—Mashi~ ¿Puedo entrar?—

—Seguro Junkyu-hyung— Junkyu entró en su habitación y se quedó mirándolo desde la puerta, sosteniendo una bolsa que evidentemente contenía sushi.

—¿Qué pasa Mashi?— Junkyu dejó la bolsa a un lado, con cuidado de no alterar el orden casi perfecto en la habitación de Mashiho. Llevaba ropa casual, solo una sudadera lila y jeans azul claro, se veía suave y lindo.

—No es nada—

—No puede ser nada si te está mole