capitulo 15

Afortunado Accidente

Deshice mis planes habituales con Yoona y Anthony tan pronto supe que Taeyeon no se encontraba bien y No iría al Havet aquella noche de sábado. Como no quise que sospecharan cuando llegaran allí y vieran Que tampoco ella aparecía, les dije que Minho nos llevaba a cenar a mi madre y a mí muy cerca del local, Asegurando así la credibilidad de mi pequeña mentira para que no relacionaran mi ausencia a la de Taeyeon.

Incluso les insinué que tuvieran cuidado con lo que hacían por si coincidíamos.

Ni siquiera estaba segura de que Taeyeon estuviera enferma de verdad o tan solo me había enviado Aquel mensaje al móvil para que yo saliera por mi cuenta. Fuera lo que fuera, no importaba, no me Apetecía estar en el Havet, ni en ningún otro lugar, si ella no estaba conmigo. Me sentí mal cuando me Abrió la puerta de su casa envuelta en un grueso albornoz y con la mirada vidriosa, aunque la sonrisa que Me dedicara mejorara su aspecto.

— No, no quiero contagiarte — susurró cuando me acerqué para darle un beso.

No le hice caso y la besé igualmente, abrazándola cariñosamente.

— Tienes fiebre — dije al notar el excesivo calor que desprendía la piel de su mejilla bajo mis Labios. Asintió bajo mi atenta mirada, que recorría la palidez de su rostro—. Te he sacado de la cama. Lo Siento.

— No importa, pero no deberías estar aquí. ¿Por qué no estás divirtiéndote? Me molestó lo que me dijo, pero me callé y tomé su caliente mano para llevarla de vuelta a la cama.

No encendí la luz cuando vi que la televisión iluminaba la habitación como para no tropezar con algo. Me Gustó del modo en que me miró cuando tiré del cinturón de su albornoz y lo deslicé por sus hombros para Quitárselo. Abrí más la cama e hice que se metiera dentro.

— ¿Cuánto tienes? — pregunté reparando en el termómetro sobre su mesilla.

— Treinta y ocho.

— ¿Qué estás tomando?

— Un antigripal.

— ¿Has vomitado?

— No — sacudió la cabeza.

— ¿Has cenado algo?

— No tengo hambre. ¿Y tú has comido?

— Al menos tienes que beber líquidos. ¿Qué te apetece? ¿Una manzanilla?

— No, qué asco, eso sí que me da ganas de vomitar.

— A mí también — admití—. ¿Un zumo de naranja?

Vi que se le iluminaban los ojos.

— Pero puedo preparármelo yo perfectamente.

— No, tú te quedas en la cama. Déjame que cuide de ti por una vez.

— Es sábado, tendrías que estar con tus amigos pasándotelo bien.

— Tranquila, te preparo el zumo y me largo — dije cortante ante su segunda invitación a que me Fuera de allí.

Advertí que me observaba cuando me giré, desapareciendo de su habitación. Hallé la nevera llena de Existencias. Por lo menos, la gripe le había pillado con la compra de la semana hecha. Al ver la cantidad De verduras que tenía, me pregunté si podría hacer una sopa. A fin de cuentas, era lo que siempre me Preparaba mi madre cuando estaba enferma. Usé el móvil para consultar las recetas de sopa de verduras En Internet. Como siempre, cada una tenía su toque personal y todas eran igualmente válidas. Me decidí Por la que creía que se parecía más a la que me preparaban a mí en ocasiones como aquella, y que Figuraba en la red como la receta original.

— Muchas gracias — me dijo cuándo aparecí frente a ella con un vaso recién exprimido de naranjas.

— De nada.

— ¿Has quedado en el Havet?

— No, no he quedado — respondí aproximándome a la ventana.

— ¿Puedo preguntar entonces a dónde vas?

— A casa.

— ¿No te apetece salir?

— No.

— Sé de una que le va a dar algo cuando vea que no apareces. — Sabía que se estaba refiriendo a Yuri, pero no dije nada—. Está loca por ti — habló otra vez.

— No — negué con la mirada clavada en el jardín, que se dejaba ver a través de las cortinas—. Está loca por follarme, pero solo porque debo ser la única chica de su zona a la que no se ha tirado. Hay una enorme diferencia. — Me di la vuelta para mirarla cuando su silencio inundó la habitación. La encontré observándome con los ojos abiertos como platos—. ¿Qué te sorprende tanto? ¿Lo que te he dicho o cómo te lo he dicho?

—Las dos cosas.

— Bueno, podría decírtelo de una manera más fina, pero ya no eres una niña, ¿verdad?

— Está claro que no, pero tú sí lo eres.

Me reí sin ganas.

— A veces tienes gracia, Taeyeon — resoplé.

— ¿Por qué dices eso?

— Te preocupa enormemente nuestra diferencia de edad, sin embargo, no dudas un instante en lanzarme a los brazos de cualquiera con tal de que sea más o menos de mi edad, aunque yo no le importe una mierda y solo me quiera llevar a la cama para escribir un nombre más en su larga lista de conquistas.

— Yo no he dicho eso.

— Por supuesto que no, tú nunca dices nada — noté que su rostro se ensombrecía—. No es un reproche — confirmé—. Aunque no lo creas, entiendo tu dilema conmigo, pero solo te pido que no me busques rollos absurdos. No estoy buscando un polvo, si quisiera eso ya me lo habría echado. No me han faltado candidatas aunque suene asquerosamente pretencioso. Y no hablo precisamente de Yuri.

— Lo siento, no he pretendido en ningún momento que sonara así.

— Venga, duérmete, te vendrá bien dormir. Si mañana necesitas algo, dame un toque si quieres. Que te mejores.

— No te vayas — susurró.

— ¿Quieres que te traiga algo antes de irme? — le pregunté admirando, como ya lo había hecho en otras ocasiones, lo bien enmarcado que había quedado el retrato que le dibujé con aquel paspartú blanco.

— No, muchas gracias. Lo que quiero es que te quedes un rato más. Aún es pronto.

Sentí que se me llenaban los ojos de lágrimas y di media vuelta para salir de allí. Lo último que quería es que me viera llorar.

— Tiffany, no te vayas así, por favor.

— Enseguida vuelvo — acerté a decir antes de abandonar la habitación.

Me rodaron algunas lágrimas de camino a la cocina y aún me rodaron más mientras cortaba la verdura Para prepararle la sopa. Me molestaba la intensa luz blanca, encendí en su lugar la que se encontraba en El extractor, suficiente para controlar la sopa mientras hervía. Sentada en una silla, fui comprobando el Tiempo de cocción en el móvil. Me empezaba a doler mucho la cabeza y el hecho de que al final hubiera Roto a llorar hizo que los pinchazos aún fueran a más. La menstruación me vendría al día siguiente y aquel Era el habitual modo en que mi cuerpo avisaba de ello.

— ¿Puedo pasar?

— ¡Solo faltaba! Es tu casa, si alguien sobra aquí soy yo — respondí sin mirarla.

— Tú nunca sobras.

— Vuelve a la cama, Taeyeon — suspiré.

— ¿Qué estás haciendo?

— Una sopa de verduras.

— ¿Para mí?

— No, para mi padre, ¿a ti qué te parece?

— Muchas gracias, no tendrías que haberte molestado.

— No es molestia, solo es una sopa. No es ni comparable a todo lo que tú haces por mí. Me das de comer, de cenar, estudias conmigo, me das la pomada... ¡Hasta me has tenido que limpiar el culo!

— Y lo volvería a hacer un millón de veces más —dijo suavemente antes de acariciarme la melena.

Me tensé cuando posó su mano sobre mi cabeza, y aún más cuando la deslizó acariciándome el rostro.

Apartó la mano cuando giré la cara ligeramente, rechazando su contacto.

— ¿No puedo?

— Vete a la cama.

— ¿Tanto te ha molestado que te diga que le gustas a Yuri?

— No, es por lo que se desprende cuando me dices que le gusto a Yuri — levanté la vista al fin y la miré dolida—. Joder, Taeyeon, ¿precisamente tú tenías que convertirte en mi celestina?

— Eso no es verdad.

— Sí que lo es. Hace semanas que me he dado cuenta. Otra cosa es que no diga nada. ¿Me has visto cara de idiota?

— No, tienes una cara preciosa — sonrió y alzó la mano con intención de tocarme.

Levanté el brazo y detuve su trayectoria antes de que me rozara. Retiré la vista de su rostro al ver la turbación que le causó que la rehuyera de aquel modo.

— Te lo he dicho porque nunca me has contado lo que pasó — dijo intentando acariciarme una vez más.

— Déjame, en serio — murmuré agachando la cabeza, aunque en esta ocasión sí permití que me tocara.

— Y también te lo he dicho porque estoy celosa.

— ¿De qué? — pregunté sorprendida al tiempo que luchaba por controlar mis lágrimas, que amenazaban con empañarme los ojos otra vez.

— Que nunca hables del tema me hace pensar que ahora que os veis con más frecuencia, podría surgir algo y quizá ya no le dirías que no esta vez.

Apoyé la frente en su estómago.

— Si no hablo es porque me parece ridículo andar contándolo por ahí, y más a ti. Pero si quieres te lo cuento.

— Sí que quiero — me confirmó deslizando las manos por mi espalda.

— No sé qué te contó Yuri pero en realidad, tampoco pasó nada. Nos veíamos a menudo porque yo iba al parque a practicar Parkour. Como era muy buena siempre pululaba cerca para aprender. El año pasado empezamos a hablar más, yo seguía igual de pendiente de ella y tal vez eso le hizo pensar que me pudiera gustar, cuando tan solo estaba interesada en su técnica. Total un día intentó darme un beso y le dije que no. Fin de la historia. Ya ves tú...

— ¿Eso es todo?

— Sí. Más tarde nos vimos unas cuantas veces en el parque y ya apenas hablábamos. Bueno, más bien era ella la que no me hablaba a mí. Luego me atropelló Kling y después volvimos a coincidir en BouAzzer — sentí que me daba un beso en la cabeza antes de que le quisiera puntualizar un tema más—. Y si le dije que no, no fue porque tuviera una novia diferente cada mes, sino porque no me gustaba. Nunca me ha gustado. Lo otro me parece genial, así compensa conmigo y mi falta de relaciones.

— Y la mía — se rio.

— Si tú no tienes es porque no quieres.

— Lo mismo podría decirte yo.

— No, yo sí que quiero — confesé abriéndole el albornoz.

— Tiffany...

— ¡Cómo puedes estar tú celosa! — Exclamé obviando su leve protesta y besándole el estómago por encima del pijama—. Si estoy loca por ti desde el día que te conocí. Y desde entonces, no he podido dejar de pensar en ti ni un solo instante. Odio los días de diario porque solo puedo verte un rato, y cuando por fin llega el fin de semana para poder estar contigo, tú me dices que me vaya con mis amigos. ¿Por qué no te quieres enterar de que es contigo con la única que quiero estar? Que si tú no estás conmigo, yo ya no me divierto ni quiero hacer nada ni nada me interesa. Yo solo quiero estar donde tú estés.

— Tiffany, por favor...

Levanté la chaqueta del pijama para acceder a la piel de su estómago sin nada de por medio. Tembló bajo mis labios cuando la besé y comencé a recorrerla lentamente. Sentí que se le moteaba la piel y el febril calor que desprendía hizo que aún la deseara más.

— Por favor — me rogó alcanzando mi barbilla.

— A ti nunca te diría que no, ¿lo sabes, verdad?

— Por favor, no me hagas esto.

— ¿Qué te hago? — quise saber.

Esquivó mi interrogante mirada por respuesta. Bajé la vista por su cuerpo y contemplé un instante su pecho, que subía y bajaba con la respiración tan agitada como la mía, antes de cerrarle el albornoz.

Acarició mi cara suavemente para darse la vuelta, dejándome sola en la cocina. Esperé un rato más hasta que la sopa estuvo hecha y apagué el fuego, dejando el recipiente con el calor que le quedaba. La cabeza Estaba a punto de estallarme, no dejaba de darle vueltas a la espiral de contradicciones que había dicho Taeyeon desde que entrara por la puerta de su casa. Localicé paracetamol junto a unas cajas de vitaminas en una repisa y me tomé una pastilla, antes de volver a su habitación.

— Dime que no sientes nada por mí y me iré, me iré para siempre y te dejaré en paz —dije deteniéndome junto a su cama. Ella estaba tumbada de lado y sus ojos se apartaron de los míos cuando llegó su turno de respuesta—. ¿No me vas a contestar? ¿Vas a desaprovechar la oportunidad de librarte de mí de una vez por todas?

Sus ojos buscaron los míos durante unos segundos y volvió a desviar la vista sin decir nada. Me quedé de pie donde estaba, contemplándola unos instantes por si decidía abandonar aquel mutismo y hablar.

— Como quieras. Cambiaré la pregunta entonces — anuncié ante su persistente silencio—. ¿De verdad te gustaría verme con Yuri o con alguna otra chica?

— No — respondió mirándome fijamente a los ojos. Mantuvimos la mirada mientras me deshacía del jersey y la bota. Antes de deslizarme junto a ella bajo las sábanas me abrió la cama dándome la bienvenida. Se me aceleró más el corazón cuando se acercó rodeándome con sus brazos tan pronto me tuvo frente a ella—. Es más, como intente besarte de nuevo, la mato — me susurró al oído—. A ella y a cualquier otra.

— Lo mismo digo yo con tu ex. Ella sí que intentó besarte. Te aseguro que Yuri no se acercó tanto, tampoco le hubiera dejado que lo hiciera — afirmé con una punzada de dolor al revivir la imagen en mi cabeza.

Estaba acurrucada contra mi cuerpo y mantenía la cabeza bajo mi barbilla. Me besó la base del cuello cuando supo que las había visto.

— Te garantizo que no tienes por qué preocuparte por ella — dijo, volviéndome a besar la piel del cuello.

— ¿Te duele? — le pregunté al oír el leve quejido que emitió cuando pasé la mano por su espalda, al abrazarla con más fuerza contra mí.

— Me duele todo el cuerpo — sonrió.

Me separé de ella para que tuviera más sitio.

— Ven — hice que se tumbara boca abajo y me apoyé sobre un codo, pegándome a su cuerpo cuando se acomodó. Le retiré el pelo, colocándoselo detrás de la oreja para poder ver el perfil de su rostro.

Después, acaricié la larga melena y descendí por su espalda dándole un masaje.

— Gracias por haber venido — susurró.

— De nada.

— Estaba deseando verte — volvió a susurrar.

Bajé la vista para verle la cara. Tenía los ojos cerrados y sus dedos formaban un puño que le tapaban los labios.

— ¿Y cómo es que a mí no me lo ha parecido?

Me agarró del pico de la camiseta, se acercó aún más a mí y hundió la cara en mi pecho, besándome la piel que dejaba al descubierto mi escote. El corazón se me colapsó al sentir el calor de sus labios.

— Es porque no me gusta que te tengas que quedar aquí encerrada un sábado por la noche, cuando deberías estar por ahí distrayéndote un poco.

— Pero si lo estoy deseando —confesé con la voz ronca por la excitación—. Estoy harta del Havet, no puedo más. Lo hago por Bora para que vea a Laia. No me puedo creer lo que está tardando en decirle que le gusta... No lo entiendo — reflexioné más para mí misma que para compartirlo con Taeyeon—. No tiene mi problema porque las dos son mayores de edad. No tiene el de Sunny porque Laia no tiene novia. No sé a qué está esperando...

— A veces a la gente le da miedo revelar sus sentimientos.

— ¿Por qué? ¿Por si les dicen que no?

— Supongo — murmuró.

— Pues tampoco es para tanto. Mírame a mí, tú llevas casi tres meses diciéndome que no y aquí sigo.

Se echó a reír.

— Ya, pero como tú no hay dos.

— Ni como tú tampoco, ese es mi problema — dije besándole la sien.

Sus dedos me acariciaron la piel y subieron hasta mi clavícula cuando seguí besando el contorno de su rostro.

— Al final, te voy a pegar la gripe.

— Lo dudo, pero aunque fuera así no me importa nada en absoluto — le confesé al oído.

— Entonces... sigue — murmuró cariñosa antes de besar mi corazón acelerado. Continué recorriendo con los labios el perfil de su cara cuando sentí su mano tensarse en mi cuello reteniéndome contra ella—. A veces el miedo es a que te digan que sí — susurró.

Aquella tarde de viernes no había tenido prácticas en el hospital, así que me fui directamente a casa de Taeyeon.

Lógicamente, no me iba a dar un respiro y según llegué me instaló en el salón para que siguiera estudiando. La verdad es que no me importaba mientras ella estuviera conmigo. Además, aquella noche parecía que no íbamos a ir al Havet. Bora tenía un cumpleaños y Anthony ya había empezado a quedar con Robby por su cuenta, aunque se pasaran por allí, cuando íbamos todas. Era lo que más me gustaba de los chicos. Ellos se decidían mucho más rápido que nosotras. Sin embargo, tengo que reconocer, en este

Caso, que Bora y Laia cada vez andaban más de cerca de empezar a hacer su vida juntas, sin que las actuaciones de las L's fueran ya la excusa.

Creo que Taeyeon también estaba encantada con que nos tomáramos una noche libre fuera del Havet.

Aunque no lo expresara abiertamente con palabras, su rostro se iluminó tan pronto se lo comuniqué. Me pareció además, que se encontraba cansada por más que ya se hubiera recuperado de la gripe. Yo solo deseaba cenar con ella a solas y después tumbarnos para ver una película. Por fin, iba a tenerla para mí sola una noche de viernes.

— Taeyeon, ¿puedo hacerte una pregunta personal? — hacía rato que había abandonado el salón y la echaba de menos. Se hallaba en la cocina preparando la cena y levantó la vista con aprensión—. Tranquila — me reí desde el marco de la puerta—, no es sobre tu vida sentimental. No me interesa en absoluto — ella enarcó una ceja y me mantuvo la mirada—. En serio — insistí avanzando hacia ella— me pongo del hígado cuando te imagino haciendo el amor con otra persona, que no sea yo obviamente, así que no quiero saber nada de ninguna de tus amantes y mucho menos de tus relaciones uales con ellas.

Sentí como la tensión congelaba su rostro y la mirada se le agrietaba. Me quedé petrificada. Bajó la vista y volvió a alzarla. Se produjo un silencio tan intenso que parecía que se acababa el mundo. Sus ojos volvieron a recorrerme hasta que al fin habló.

— No vuelvas a decirme una cosa así en tu vida.

— Lo siento — murmuré impactada por la seriedad de su voz y la severidad de su mirada.

— Sigue estudiando — me dijo, pero esta vez ni siquiera me miró.

Enterré la cabeza en el libro, pero no pude estudiar. La sentía trajinar en la cocina y podía percibir su mal humor cada vez que abría y cerraba un cajón. Jamás la había visto así de enfadada conmigo. Ni siquiera cuando me descubrió examinando mi propio hematoma en el hospital. No sabía qué hacer. Me hubiera vuelto a levantar en su busca para disculparme un millón de veces si hubiera sabido que con eso

Bastaba. Pero sabía que no. Ya no era una cuestión de pedir más o menos disculpas. Oí que salía de la Cocina y que se alejaba por el pasillo. Después, escuché un leve portazo. Pasé bastante más de una hora sin saber nada de ella.

Intuí que se había refugiado en su habitación porque no tenía ganas de verme. Empezaba a sentirme excesivamente incómoda, sentí que tenía que irme de allí. No me gustaba la sensación de que el invitado Hubiera usurpado el terreno del anfitrión expulsándolo de su propiedad. Me recordaba a la trama de Muchas películas de terror, y yo parecía estar interpretando el papel de la mala y ersa visitante. En ese momento sonó el móvil de Taeyeon. Me levanté deprisa y la llamé en voz alta, pero no obtuve Respuesta. Caminé hasta la mesa donde el jarrón blanco que había exhibido las rosas que le regalé, Continuaba presidiéndola, aunque ya no luciera ninguna en su interior. Helena, leí en la pantalla del móvil Cuando volvió a vibrar sobre el cristal. Se me encogió el estómago, pero tomé el móvil y me apresuré a Salir fuera del salón. La volví a llamar desde el hall. Avancé un par de pasos más por el pasillo y grité su Nombre, pero Taeyeon seguía sin oírme o al menos sin responderme. Al fin, la insistente llamada se cortó.

Caminé de vuelta y dejé el teléfono exactamente donde estaba. Arranqué una hoja de mi cuaderno y le Escribí una nota avisándole de que le habían llamado. Ignoré el nombre de Helena, no quería que supiera Que lo había visto. Le di las gracias por todo y volví a disculparme, aunque me constara que ya no Serviría de mucho. Descolgué mi abrigo del armario principal, donde Taeyeon lo había colgado. Sentí una Presión en el pecho al ser consciente de que solo quedaba un dudoso fin de semana a la vista, que la Despiadada realidad se impondría como cada lunes, separándonos durante interminables horas con su habitual rutina.

No tuve noticias de ella en lo que quedó del día, y lo que fue peor, tampoco las tuve durante el fin de semana. Apenas dormí y apenas comí durante lo que fue el fin de semana más largo de mi vida. Ni siquiera se había molestado en enviarme un mísero mensaje al móvil. ¿Tanto le había ofendido mi comentario? Al parecer sí.

Tuve que mentir a Bora y Anthony. Utilicé una vez más el nombre de mi madre y el de Minho como Excusa para no vernos el sábado. No tenía ganas de ver a nadie y tampoco de hablar, no me apetecía Compartir lo que había sucedido. No quería consuelo ni que me recordaran que yo misma lo había jodido Todo. Solo deseaba saber de una única persona en todo el mundo, de la que no llamaba.

El lunes amanecí tan triste y gris como el día. Había vuelto a pasar la mayor parte de la noche Llorando. En esta ocasión, el silbido del viento y la gruesa lluvia me habían acompañado, azotando mí Ventana. Parecía que al fin había llegado el invierno. Anuncié a mi madre que no iría a clase, que no me Encontraba bien. No lo dudó en cuanto me vio la cara y se aseguró rápidamente de que no tuviera fiebre. 

Conseguí que se fuera a trabajar, no sin antes mantener una discusión que lograría agotarme del todo. No Tenía fuerzas para discusiones estúpidas y me encerré en el baño. Pasé el resto de la semana atrincherada En mi habitación. No quería salir, no podía comer y apenas conseguía dormir. El rostro de mi madre se Iba desencajando más cada día, al tiempo que mi dolor se incrementaba con cada noche que no sabía Nada de Taeyeon. El viernes por la tarde vino Minho y por primera vez, desde que salía con mi madre, se Quedó a dormir en casa durante todo el fin de semana. Sabía que mi madre lo había hecho a propósito Después de nuestra última discusión. Prácticamente le había echado de mi habitación cuando me hizo Llorar una vez más, preguntándome por lo que ocurría. No quería contárselo a nadie y menos a ella, por Mucho que pensara e insistiera que podía hacerlo. Ninguna madre estaba preparada para oír que su hija De dieciséis años estaba enamorada de una mujer que tenía incluso más años que ella, y que había pasado Casi dos meses viéndola a diario y en secreto.

 

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Comments

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Karly34 #1
Sube amor accidental por favor
Cass_Addiction19 #2
<3
Skyth06
#3
Chapter 23: Hermosa adaptación
natovida #4
Chapter 14: Siento que esto va a tener un triste final, apropósito de quién es la historia original?
ashleyurdiales24 #5
Chapter 11: I love it?
ashleyurdiales24 #6
Chapter 10: Me encanta
Actualiza pronto por favor
Karly23 #7
Chapter 1: Amo todas tus adaptaciones e venido a aquí solo por ti ?