Capítulo 2

Inverso a lo perfecto [Taeny]

 

— ¿Estudiarás hasta después de clases, Taeyeon?

 

La voz de mi profesora terminó con mi distracción. Hoy no pretendía quedarme hasta después de clases, pero esperaba conseguir algunos minutos de silencio y paz. Miré en su dirección y Park Hyomin, mi querida profesora de historio, se encontraba guardando algunos papeles en su maletín de cuero negro.

 

— No profesora, sólo me distraje un poco, ya estoy por salir. — Respondí con una sonrisa simples y ella la devolvió mientras caminaba en dirección a la puerta de la sala.

 

— Está bien. ¿Podrías cerrar la puerta cuando salgas?

 

— Claro.

 

La mujer de cabellos negros se marchó dejándome sola. ¡Finalmente!

 

Aquella sala volvió a quedar completamente en silencio, ya que, a una hora como esa, todo el mundo debería de estar almorzando. Viendo que no había ni un alma aquí conmigo, me permití tener mis momentos de silencio para poder pensar un poco, reflexionar e imaginar, pero era cuestión de tiempo hasta que alguna funcionaria de la limpieza viniera al salón y me encontrara en el.

 

Mientras nadie aparecía para arruinar mi momento de silencio, cerré mis ojos y cuestioné lo máximo que pude a mis pensamientos sobre como mi vida no estaba andando de la manera en que me imaginaba hace dos años atrás. Quiero decir, no vine hasta un internado buscando problemas o distracciones, estoy aquí para estudiar y poder tener un poco de paz, tal vez eso suene un poco extraño porque solo quiero un poco de tranquilidad, pero estoy en un lugar lleno de personas, con mucho ruido y ahora que lo pienso bien, eso es muy extraño. Es solo que estaba siendo mucho más fácil quedarme sola y sentirme solitaria en un colegio can varias personas desconocidas, de que, en casa, donde nunca podría estar sola y donde también conocía a todo el mundo. Infelizmente ellos no me conocían tan bien como deberían.

 

Quedarme sola tenía sus ventajas, pero en cuanto a mis necesidades físicas, como el hambre que ahora resolvió atacarme, me quedaba sin ninguna escapatoria u opción que no fuera colocar mis preciosos momentos de silencio de lado.

 

Agarré mis libros de la mesa y salí de la sala sin olvidarme de cerrar la puerta como Hyomin me había pedido, ella era una profesora muy amable y por ello, me agradaba, lo que era de admirarse ya que normalmente no acostumbraba a pensar tan bien así de los profesores. Quizá la razón sea su forma de explicar, hacía de la clase más interesante y no del tipo que me hacía tener sueño, no que ya haya llego a dormirme durante clases. Si antes creía que la sala de clases estaba muy vacía y silenciosa, es porque todavía no había visto los pasillos donde se encontraban los casilleros. Estaban completamente vacíos y ningún sonido podía ser escuchado en cuanto les prestaba atención a los números de todos os casilleros hasta llegar al mío.

 

“Estos pasillos siempre fueron tan vacíos?” Pensé mientras colocaba mi seña en el casillero.

 

En el momento en que abrí el casillero, me encuentro con algo encima de uno de mi libro de química y que para mí no era ninguna sorpresa. Había un papel rosa, una nota para ser más exactos, sin llegar a abrirlo, ya sabía que palabras tenía dentro y principalmente, quien lo envió.

 

“Encuéntrame en el auditorio después de la tercera clase, antes de que la cuarta clase comience. Y por favor, no te tardes esta vez.”

 

— Sólo si quiero, podría no aparecer.

 

Mentira.

 

Era muy evidente que yo iría, y no es broma. Porque cuando yo menos lo espere, mi propio cuerpo estará llevándome hacia el auditorio de la escuela después de esa maldita tercer clase. ¿Cómo era difícil no tener amor propio, no creen? Ignorar mi actual situación era todo lo que podía hacer en este momento, incluso llego a pensar que no podría quedar peor de lo que ya está.

 

Guardo el papel rosa dentro de una caja que recientemente nombré de cenicero. ¿Cuál era la teoría o el concepto de ese nombre? Sencillo, un día todo aquello se convertiría en cenizas, específicamente en el momento en que te terminara por graduarme y me marchara para muy lejos de aquí.

 

Cuando ese día llegue, no volveré a ver un papel rosa como ese.

 

Y fue pensando en eso que la hora del almuerzo pasó volando, mi ansiedad era tanta que no sentí el sabor de la comida. Todavía no me decidí si quedar ansiosa y llena de esperanzas todos los días en que leía una de sus notas color rosa era bueno o malo, a veces era bueno porque eso probaba que no era un ser humano vacío y sin emociones, pero también era el mismísimo infierno porque, a fin de cuentas, mis esperanzas no valían absolutamente nada, eran inútiles.

 

El timbre que anunciaba el final del receso había sonado y en un instante ya me encontraba en los pasillos de la escuela y si, corriendo directo al auditorio. Mi cuerpo como siempre traicionando mi confianza, ¿qué había dicho sobre no ir en caso que no quisiera hacerlo? Ah sí, pues aquí estoy, fracasando una vez más. No tenía por qué estar corriendo en dirección al auditorio, no tenía por qué sentirme ansiosa en cuanto el timbre no sonaba, pero sucedió, porque no puedo evitarlo, porque esos son los síntomas que el amor causa en las personas.

 

¿Qué idiotez estoy haciendo?

 

Llegué al auditorio y abrí muy cuidadosamente las puertas que normalmente hacían mucho ruido, si algún funcionario estuviera por ahí, estaría en problemas. Es decir, si me vieran entrando al auditorio, en lo mínimo tendría que lidiar con una advertencia por estar entrando sin pedir un permiso. Pero si descubrieran lo que hago cuando estoy adentro, sin dudas, era una expulsión. Entré y cerré lentamente las puertas, para mi suerte, las luces estaban encendidas y ahora ya no tenía ninguna dificultad de hacer mi camino hasta el palco. Lentamente fui bajando los escalones con alfombras rojas mientras prestaba atención donde pisaba. Después de bajar todos los escalones y llegar a la parte frontal donde se encontraba el palco, subí la pequeña escalera que daba al palco principal y allí se encontraba la persona que me esperaba todos los días.

 

— No te tardaste ni un minuto hoy, buena chica. — La dueña de los anónimos se aproximó a mí con los brazos cruzados, haciendo que sus pechos quedaran más voluminosos. Maldición, podría quedarme viéndolas todo el día. — ¿Te habré dejado con miedo esta vez, Taeyeon?

 

— Resolviste ser divertida hoy? No está funcionando. — Giré mi cara hacía otro lado, una que no fueran sus ojos, pero ella no lo permitió, su mano sujetó mi cara y me obligó a mirarla.

 

  • Creo ya haber dicho que no me gusta que me contradigas. — Mierda, sus labios estaban entreabiertos, siempre que ella los dejaba así… su lengua salía de su boca de una manera malditamente provocadora. — ¿Prefiero verte ocupada con mi boca, tú no?

 

Sus manos me agarraron por la cintura, haciendo que mi cuerpo tocara el suyo, después subieron por mi abdomen hasta llegar a mis pechos, su intención era desabotonar mi camisa con el mismo apuro de siempre y que ya me costaron varias camisas nuevas porque los botones siempre acababan siendo arrancados de forma brusca. Cuando sus labios calientes besaron mi cuello y mandíbula, me agarré por sus hombros y los apreté, haciendo que mis uñas se hundan un poco por la tela de su camisa. Ni siquiera percibí cuando ella abrió toda mi camisa y comenzó a tirarla para poder tener un poco más de mi cuerpo, como siempre hacía todos los días.

 

— No me darás siquiera un beso? — Le reproché cuando la vi arrodillándose mientras pasaba su lengua por mi abdomen, sus manos ya bajaron mi falda y luego estarían haciendo lo mismo con mi ropa interior.

 

— Nada de besos, Taeyeon, es tu castigo por ser una chica mala y respondona. — Ella abrió una sonrisa engreída y muy y.

 

¡Dios, como la odiaba! Lo digo en serio, la odio de verdad. La odio tanto, tanto…

 

Que estoy enamorada de ella.

 

Me enamoré por esa chica dese el primer momento en que la vi jugando voleibol, tan linda y con unos ojos tan misteriosos, fue como si una red de pesca sin anzuelo consiguiera capturarme al instante. En esa época no tenía mucho sentido que cuestionara mi ualidad porque solo era necesario mirar donde me encontraba, un internado únicamente para chicas y nosotras literalmente vivíamos aquí, somos libres de salir únicamente en los fines de semana para visitar a nuestros familiares e irnos a casa, pero debíamos volver los domingos sin falta. Entonces, era medio obvio que, por la falta de otras opciones, querer y desear chicas tenía toda la coherencia del mundo. ¿Solo que de todas las chicas que estudiaban aquí, tenía que ser justo ella? No podría haber sido la chica que pasaba el día entero en la biblioteca leyendo romances, o aquella que participaba de las ferias de ciencias todos los años como ayudante de los profesores, o la represéntate de la clase, podría incluso ser una de las jugadoras del equipo de baloncesto. Pero no, mi corazón no colaboró conmigo cuando hizo que me enamorara por la chica que después de haberse recusado a besarme, ahora me besa en medio de las piernas sin pudor mientras hago lo posible para no gemir muy alto.

 

“Esa boca ya debe haber besado tantas otras. Y en varios lugares que ni siquiera imagino.”

 

El pensamiento era agobiante, me causaba dolor y ganas de llorar, porque desde que entendí lo que se siente estar enamorada, sólo existió ella par mí. Justamente ella, la chica con la fama de que ya agarró cada estudiante de este colegio, aquellas que entraron y aquellas que salieron y no importa quien sea, ya pasaron por las manos de Hwang. Siempre tuve que contenerme con el hecho de que yo no era la única y que ella debía variar su “menú” día tras días, ¿pero entonces por qué estoy presa en esto hace ya dos años? Era trágico solo de pensarlo.

 

— Po-por favor... más lento. — Pedí, imploré, supliqué en cuanto mis manos se perdían en su cabello negro y sedoso, tan suaves como su piel. Ya estaba en el segundo o y su lengua continuaba explorándome sin demandas. Ella es realmente muy buena. — Estoy sensible...

 

— Solo una vez más, Tae... Quiero verte gozar en mi boca sólo una vez más. — Ahora sus dedos comenzaban a invadirme nuevamente y su lengua jugaba con mi punto sensible. Arquee mi cuerpo sintiendo como el placer dominaba mi cuerpo más una vez, era siempre así.

 

— Cuantas chicas van a hacer lo mismo después de que no esté? — Pregunté entre un susurro, el cual ella consiguió escuchar perfectamente. Y entonces ella ríe.

 

Esa desgraciada se ríe de mí en cuanto me da placer.

 

Creo que no puedo decir nada acerca de esto, es decir, sé que no soy la única, sé que esto es lo opuesto o lo inverso de lo que podría ser una relación perfecta, totalmente lejos. Era lo opuesto porque ella siempre me dejaba en claro que nunca saldríamos de esto ya que sus besos necesitaban ser dados en otras chicas y que estaban en el mismo ambiente en el que estaba yo. De cualquier forma, quiero felicitarla por ser la razón por la cual suspiro, por tomar mis sueños, por hacer que mi corazón se acelerara como una loca y por dejar que me enamorara de ella.

 

Felicitaciones, Stephanie Young Hwang. Eres una infeliz.

 

O como ella prefería que la llamaran, Tiffany.

 

Mientras terminaba de cerrar los botones de mi camisa, Tiffany arreglaba su cabello arrojándolos para atrás y dándome una mejor vista de su rostro, que no era para nada feo. Estaba esperando el momento en que ella soltaría algunos de sus comentarios idiotas y que me dejaban en la mayoría de las veces, muriendo de la rabia porque básicamente Tiffany era la única persona en esta escuela que conseguía causar cambios tan drásticos en mi humor a penas con algunas frases, que a veces no eran necesarias De la misma manera, no conseguí dejar de observar como ella quedaba hermosa cuando pasaba una mano en su cabello mientras que con la otra sujetaba su celular, o sus piernas cubiertas por aquellas medias de seda negra un poco transparentes le quedaban todavía más atractiva... Imposible, Tiffany Hwang es la perdición en persona, y en cuanto estuviéramos en el mismo lugar, continuaré suspirando por ella como ahora.

 

— Mañana en el mismo lugar y en la hora de siempre. No te atrases, Taeyeon— Tiffany habló andando en mi dirección.

 

— ¿Entonces por qué continúas colocando anónimos en mi casillero, Hwang? No tiene sentido.

 

— Deberías sentirte especial, no hago eso con las otras, Tae. — Listo, ahí estaba la bendita frase que faltaba para dejar mi día más amargo de lo que ya podría estar. Tragué en seco, Tiffany siempre dejaba en claro que además de mí, había otras cien mil, da igual. Ella jamás lo cambiaria.

 

— Lo que sea. Adiós. — Me giró para irme de una buena vez y poder asistir mi cuarta clase y claro, esforzarme para no quedarme recordando todo el tiempo de Tiffany con su boca en mi cuerpo, pero su mano agarra mi brazo y me impide de dar un paso más, cuando giro para intentar soltarme, termino por llevarme un susto al verla absurdamente cerca. — Suéltame, tengo clases.

 

— No sin antes darme un beso. — Su aliento chocaba contra mi rostro y como quisiera tener un poco de autocontrol, a penas para no mirar sus labios por mucho tiempo. O entonces para aniquilar mis ganas de saltar a su cuello y besarla.

Cerré mis ojos y luego sentí sus labios dulces y suaves sobre los míos, besándome lentamente, pero siempre con aquella pizca de urgencia que había en nuestros besos. Tiffany era un poco más alta y la manía que desarrolle con el tiempo, después de besarla tantas y tantas veces, fue de inclinar mi rostro en su dirección para que mis labios aplastaran los de ella. Era bueno, no puedo mentir porque si era muy bueno, podría besar esa boca el resto de mi vida, podría hundir mis manos en su cabello y deseaba continuar ganando aquella mordida en mi labio inferior siempre que el beso estuviera a punto de terminar.

 

Nos separamos por la falta de aire, Tiffany me soltó como si yo estuviera con alguna enfermedad infecciosa y después me dio la espalda mientras se marchaba, cosa que yo debería haber hecho hace dos minutos atrás antes de rendirme a ella. Era siempre así con Hwang, ella conseguía lo que quería de mí y después se iba para después hacer lo mismo al día siguiente, pero también queda claro que en cuanto no nos encontráramos, otras estarían en mi lugar y de preferencia, debajo de ella y gimiendo para satisfacer su apetito. Salgo del auditorio con la misma cara con la que entré, la diferencia es que ahora mi cabello era un desastre y mi camisa arrugada y ese sería mi visual para asistir la clase de sociología.

 

Para mi suerte la profesora estuvo de buenas y solo dio una charla durante toda la clase, pero fue inevitable sentir sueño y una inmensa gana de dormir porque hoy era uno de aquellos días done la cuarta clase iría a durar el tiempo de dos clases enteras, entonces esta sería la cuarta y última clase del día, pero no sé si eso lo compensa ya que aquella charla me dejó cansada lo suficiente para querer dormir donde sea que me recostara. Cuando el timbre suena asustándome, llegué incluso a agradecer, de lo contrario estaría malhumorada por ese ruido tan irritante y absurdamente alto, ¡hasta donde sé no tenemos ninguna persona con problemas auditivos en esta escuela!  

 

 Literalmente tuve que arrastrarme hasta mi dormitorio, en aquel punto solo quería un baño caliente y mi cama para dormir. El dormitorio del colegio era uno de mis lugares favoritos por estar bien ordenado y por no ser ruidoso como imaginaba que seria, quiero decir, hay muchas chicas durmiendo juntas, entonces algunas cosas deberían suceder durante las madrugadas. O ellas era muy silenciosas o, así como yo, tenían la manía de acostarse con otras en puntos aleatorios de la escuela. ¿Para qué hacerlo en sus camas con las puertas cerradas, si podían hacerlo entro del baño, en el auditorio, atrás del gimnasio o incluso en la piscina de natación, corriendo el riesgo de después ser descubiertas y ganarse un castigo, una suspensión o una expulsión?

 

Abrí la puerta de mi habitación y di de cara con mi compañera tirada en su cama, con ropas que ciertamente no hacían parte del uniforme escolar y algunas latas de cerveza arrojadas por el suelo. Siempre fue una persona desordenada y no cambiaría y yo nunca cambiaria mi manía de siempre ordenar mis cosas y las de ella.

 

— ¿Otra noche difícil, Hyoyeon? — Pregunté mientras iba a buscar una bolsa reciclable en el armario de limpieza. Regresé a la habitación y comencé a juntar las diversas basuras que se encontraban por el suelo, había latas de cerveza, colillas de cigarrillo y bolsas vacías de golosinas.

 

— Hum... Ah, hola Taeyeon. — Ella dice en un susurro. Noté que mi compañera estaba con algunas mechas color rosa y verde en su cabello y que había más un tatuaje en su brazo y un piercing en su nariz. — Mierda, que dolor de cabeza. ¿Tienes algún analgésico por ahí?

 

— Seguro. — Hablé en cuanto terminaba de hacer un nudo en la punta de la bolsa de basura e iba a buscar los benditos analgésicos. — Estás bien?

 

— Si estuviera bien, probablemente estaría comiendo Nuggets en el bar de la esquina con alguna chica y dividiendo una botella de Soju con ella— Hyoyeon no era una persona de buen humor, pero ya que éramos compañeras de habitación a tantos años, aprendí a no arle mucha importancia, me acostumbré a su personalidad rebelde y relajado. — De que me perdí en clases?

 

— Cálculos, textos, fórmulas y una charla de dos horas en clases de sociología.

 

— Hyoyeon rodó sus ojos y resopló, no estaba ni un poco preocupada con ese detalle.

 

— Es mejor que abras la venta. — Dice Hyoyeon y su mano alcanza los cigarrillos en el suelo, por poco no los arrojo afuera. Hyoyeon una de esas cosas asquerosas y comenzó a fumar en nuestra habitación, si no existiera una venta aquí adentro, ya habría muerto de asma. — Por qué estás con esa cara? Hwang te desechó una vez más después de comerte?

 

Bueno, esa era Kim Hyoyeon, mi compañera de habitación más sincera y que siempre se metía en problemas y… ya se acostó con Tiffany. Cuando lo descubrí no me sorprendió par nada, la diferencia entre Hyoyeon y Tiffany es que, Hyo por lo menos no insistía en solo una persona, ¿como suele decirlo? No sé repite la misma figura de un álbum. Creo que el o entre ella y Hwang debe haber sido algo muy monótono, salvaje y que después cada una terminó marchándose por su lado y todo terminó. La cuestión es que Hyoyeon sabía de mi caso con Tiffany, la única persona de la escuela que sabía de eso porque nunca fui alguien con muchas amigas a mi alrededor, en realidad soy bastante solitaria desde que me entiendo como persona.

 

— Ya estoy acostumbrada, me da igual. — Comenté sin mucho ánimo y me senté en mi cama. — Qué te has hecho en el cabello?

 

— No preguntes, ayer estuve demasiado fuera de mí como para saber lo que hacía.

 

Negué con la cabeza, necesitaba urgentemente de un baño. Un baño que me quitara el aroma de Tiffany de mi cuerpo, que apagara las marcas que su boca hizo en mi piel. Sería bueno si el baño lavara mi amor por ella.

 

 

Tiffany queriendo a más chicas cuando ya tiene a Taeyeon .-.

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Comments

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Angelett #1
Chapter 2: Deberías seguir con este fanfic, no se encuentran de estos todos los días
Luisadelgado00
#2
Chapter 2: Esta genial!! espero con ansias lo que pasara ojala subas otro cap pronto
TaenyCol22 #3
Chapter 2: Cómo así que Tae es la pasiva? Para mí cerebro es imposible procesar esa información...
Pero bueno. ESTA HISTORIA ME ENCANTA y podría acostumbrarme con el tiempo a la pasividad de la voldi. Gracias por actualizar.
LlamaAmerica #4
Chapter 2: Yo con alguien así como tae le bajara hasta la luna con todo y marcianos xd jajajaja
Taechi_s #5
Chapter 1: Oh dios esta interesante *-*
LlamaAmerica #6
Chapter 1: Es el primero y ya muero por más!! *-* sigueee!
TaenyCol22 #7
Chapter 1: Gustarme?
No.
ME ENCANTÓ!!! Algo me dice que esta historia será una montaña rusa de emociones.
Continúa por favor.