“Encuéntrame en el auditorio después de la tercera clase.”

Y aquí vamos de nuevo.

Taeyeon agarró la nota escrita en un papel color rosa que estaba en su armario y lo guardó dentro de una cajita roja con cintas y otras cosas, la rubia suspiró al abrir la tapa y ver que en esa misma caja había otras quinientas notas, todas con el mismo pedido, encontrarse en el auditorio del colegio después del término de la tercera clase del día. Esta era su pequeña colección y todos los días iba en aumento.

¿Podría a penas parecer un juego estúpido de alumnos de secundaria, a fin de cuentas, en qué escuela no existían esos juegos estúpidos? Colocar una nota en anónimo en el armario de alguien para ilusionar a esa persona, o a penas jugarle una muy mala broma, era una de las cosas que nunca faltaban entre los alumnos y normalmente era hechas por los chicos o los alumnos más idiotas. Era casi imposible escaparse de esas bromas, todo el mundo alguna vez ya fue el elegido para ganarse una de estas notas.

Pero en el caso de Kim Taeyeon, había algunas contradicciones en esta famosa broma.

El colegio en el cual estudiaba era solamente para chicas.

Sería imposible que lo hiciera un chico.

Ella recibía esos anónimos a casi dos años.

La persona anónima, para Taeyeon, no era para nada anónima.

Ella sabía muy bien a quien pertenecía aquella letra, aquel papel color rosa y lo más importante: quien sería la única persona que le colocaría un anónimo en su armario antes de que el horario de almuerzo terminara.

Después de agarrar el material necesario para usar en su próxima clase, la rubia camino muy tranquilamente hacía el auditorio de la escuela, era allá donde la persona la estaría esperando como siempre lo estuvo haciendo en los últimos dos años que se pasaron. El auditorio del colegio es sin dudas la parte más espaciosa de la institución, una platea enorme con camerinos encima y un palco todavía más grande, extenso y alto. El lugar perfecto para realizar encuentros en secreto.

Taeyeon abrió las grandes puertas y entró en el auditorio que sólo contenía una única luz encendida, era exactamente donde su persona anónima la estaba esperando, bien debajo de la luz para que la rubia la pudiese ver. Ya hacía algún tiempo desde que ella había abandonado la idea de jugar en el oscuro y Taeyeon se sintió agradecida por su cambio de táctica, porque siempre que sus brazos la rodeaban por detrás y sus labios besaban su cuello, la rubia se asustaba pensando que podría ser otra persona.

El oscuro en el juego de las dos era peligroso y dejaba a la rubia con miedo, miedo de que no sea quien ella esperaba que la abrazara por detrás y le robara besos tiernos y la vez llenos de deseo. Después de intentarlo varias veces, ella finalmente consiguió convencerla de encender las luces del auditorio para que Taeyeon pudiese mirarla y que no sea en la oscuridad. Pero esto, extrañamente terminó por dejarla más nerviosa. La rubia comenzó a bajar las escaleras en dirección al palco y se sintió aliviada al observar las únicas escaleras que le daban acceso al mismo. Ni siquiera llegó a pisar en aquel palco y un par de manos la agarraron por la cintura y otros labios capturaron los suyos, aquellos labios que ella conocía muy bien siempre parecían estar necesitados de los suyos, pero solamente de los suyos. Quien no conocía la historia de estas dos chicas podrían jurar que la segunda era loca por Taeyeon, que sus manos ardían de las ganas de tocarla todo el tiempo y que podría hasta tratarse de un amor verdadero por la forma en que siempre la besaba.

Seria una historia de amor muy linda. Si la boca de ella ya no hubiese besado a otras cien mil.

— Cuánto tiempo tenemos? — Pregunta mientras sus manos rápidas ya quitaban el blazer del uniforme de Taeyeon y lo arrojaba al suelo. Un instante después ya tenía su atención en los botones de la camisa de la menor.

— Veinte minutos, mi clase de física fue adelant-

— Ahórrame los detalles.

Taeyeon fue interrumpida cuando la otra chica besó sus labios, todo para hacer que se calle. ¿Qué le costaba escuchar lo que ella tenía para decir? Sólo iba a decir que su clase de física se había adelantado debido a una reunión que tendrían los profesores, solo eso.

Era siempre así, con ella nunca había una conversación, era siempre lo básico de lo básico. Las dos no hacían otra cosa juntas que no sean estos encuentros a escondidas en el auditorio de la escuela, todos los días después de la tercera clase. Era bastante extraño para una persona como Taeyeon hacer este tipo de cosas, pero existían dos lados en ella y ninguna de las dos estaba coincidiendo para poder escaparse de aquel desastre que ahora, le quitaba su ropa interior y acercaba su cabeza entre sus piernas para probar un poco de ella. Los gemidos altos que salían da la boca de Taeyeon no la estaban preocupando ni a ella ni a la chica que la tenía en su boca, ella jamás se preocuparía con algo así dado que el auditorio era lo suficientemente grande para absorber los ruidos y mantenerlos solamente ahí adentro, sin que nadie del lado de afuera pudiese escuchar.

“Y aquí estoy, siendo débil e idiota una vez más.” Pensó para sí misma mientras intentaba no gemir el nombre de la chica que colocaba sus dedos dentro de ella, sería una misión sencilla, Taeyeon solo debía morder sus propios labios e impedir que su voz salga, pero si ella hiciera eso, la estaría afrontando.

— Quiero escucharte, Taeyeon. — Una fuerte cachetada es enviada a uno de los muslos de la menor, sería difícil contenerse de ese modo.

Taeyeon gimió, y ella lo adoró. Ella siempre se sentía satisfecha cuando Kim soltaba palabras obscenas durante momentos como este, o cuando llamaba su nombre e imploraba con un por favor.

En toda su vida, Kim Taeyeon nunca llegó a imaginar que un día estaría en una situación como esta, no era esa persona que sus padres criaron y de la cual tanto esperaban de grande, Taeyeon sabía que sus padres de hecho, no pagaban tanto por la educación de su hija en este internado solo para que su hija se acostará con otra chica en un auditorio durante los recesos de clase. Taeyeon fue transferida para este colegio para que pudiese tener un poco de paz, tanto de su vida familiar, como de su vida social, ella solo quería poder estudiar. No había muchas dificultades en su rutina, la rubia era una estudiante común como todas las demás y saca buenas notas, lo suficiente como para poder competir en los campeonatos de literatura, o de matemáticas y hasta incluso poder llevarse el primer lugar en las ferias de ciencias. Su vida como estudiante era lo que llamamos “perfecta”.

O no lo era.

La única cosa que no era perfecta, ni tampoco bien ejecutada o cualquier otro adjetivo que pudiera ser considerado bueno, era una chica de cabellos negros, de diecisiete años, americana, engreída y descarada, que en este momento se encontraba vistiéndose con una cara de satisfacción por haber probado el sabor de la menor como siempre estuvo acostumbrado a hacerlo.

Y su nombre es Tiffany Hwang, la raíz de todos los problemas emocionales y sentimentales de Taeyeon, todo por el simples y miserable hecho de que la rubia estaba completamente enamorada de esa chica problemas.

“Nunca pasaremos de esto, nunca seremos algo más, nunca nos conoceremos mejor, no soy nada más que un objeto para satisfacerla y ella siempre se encargara de recordármelo.”

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Un muy corto primer capítulo, pero espero les vaya gustando :)