La claridad que invade la habitación despierta a una Jisoo irritada.

— Maldición, debería haber cerrado las cortinas. — Dice mientras comienza a levantarse de malas ganas.

Siente su celular vibrar y pone los ojos en blanco ya pensando en quien podría ser. Lo agarra y confirma que estaba en lo cierto.

Jennie Kim:

Buenos días, mi amor.

¿Dormiste bien?

Jisoo:

Ya te dije que no me llames así.

Y dormí bien, idiota.

Jennie Kim:

Está bien, bebé.

¿Por qué tanta violencia desde tan temprano?

Jisoo:

Escribirte me estresa, sólo eso.

Jennie Kim:

¿Ahora qué hice de malo?

Jisoo:

Naciste.

Después de eso, Jisoo bloquea el celular y va al baño. Deseaba mucho poder quedarse en su cama, con su pijama y viendo televisión el día entero, pero su madre no estaba en casa y tenía que hacer algo para comer. Era eso o morirse de hambre.

No demoró mucho para cambiarse de ropa y cepillarse sus dientes y cabello. Minutos más tarde ya se encontraba en su cocina buscando en todos los armarios algo para comer. Había de todo, carne, arroz, fideos. Sólo faltaba que Jisoo supiera cocinar algo.

No la juzguen, muchas chicas de diecinueve años no saben cocinar.

Optó por pedir una pizza. Llamó a una pizzería y se quedó esperando en el sofá de la sala. Mientras esperaba ya acostada, quedó matando el tiempo con su celular.

Jennie Kim:

Ay, ¡esa dolió!

Podrías ser más cariñosa, amor.

Bebé*.

Jisoo:

Ya para de llamarme amor, bebé, ¡simplemente no me llames!

No soy nada de eso.

Ni siquiera te conozco.

Ahora, por favor, ya no me molestes.

Arrojó su celular a su lado, qué chica más insoportable, pensó. ¿Pero será que no fui muy dura con ella?

Jisoo:

Lo siento

Me comporté de una mala manera.

{Jennie Kim está escribiendo}

Extrañamente estaba muy ansiosa por lo que la otra iría a responder, pero de repente el timbre de su casa suena y Jisoo se levanta para agarrar su pedido.

— Que tengas un buen almuerzo. — Dice un chico mientras le entrega a Jisoo su pizza con una nota arriba.

Jisoo lo agarra y lee lo que estaba escrito en el papel. Un número telefónico. Se ríe un poco incomoda por la situación.

— Gracias, que tengas un buen día. — Pagó y cerró la puerta apurada.

Coloca la comida encima de una mesa y agarra el papel con el número. Lo analiza por unos dos minutos hasta que decide sólo arrojarlo a la basura.

Se sirve un pedazo de pizza y se va al sofá agarrando de inmediato su celular.

Jennie Kim:

Está bien.

No pienso volver a molestarte.

Y no recibió ni un mensaje más de Jennie Kim en todo el día.