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Una pequeña pelinegra entraba a su casa abrazada a su mochila, con sigilo intentó pasar sin ser escuchada, pero los nervios le jugaron encontra, haciendo que tropiece y cayese al piso con un fuerte ruido.

-¡¿Miyoung? ! - fue el gran grito que escuchó la pequeña pelinegra, haciendo que, esta, se esconda detrás del viejo sillón marrón que había en su sala. - Maldita mocosa....- se escuchó una voz gruesa - ¡Sal de tu maldito escondite, Miyoung!  - se escuchaba los fuertes pasos de aquel hombre - ¡Sé que estás aquí! ¡Tu maldita mochila te delata! 

- Dad...- la pelinegra fue valiente y salió de su escondite y con una mirada de seriedad enfrentó al hombre.

-Maldita mocosa, te he dicho que dejes de esconderte, ¿No entiendes? - se acercó a ella y la sarandeo.

-Dad....- fue lo único que dijo la pelinegra.

- Dad... dad.. ¿Es que no sabes otra cosa que decir? ¡Y te he dicho que dejes de hablar inglés!  ¿Cuando aprenderás coreano? ¿Acaso eran idiota Miyoung? - gritó como loco - ¡Idiota igual que tu madre!

-Lo siento - la pelinegra bajó su cabeza en señal de rendición - perdón, papá.

-Como quieras - la soltó y la lanzó al piso - ¿Qué haz traído en tu estúpida mochila? ¿Eh? -

-No es estúpida - la adolescente se defendió - me la dio mamá .

-Por esa razón es estúpida, porque tu idiota madre te la regaló, esa estúpida nunca hizo nada.

-¡Por tu culpa! - gritó enojada la Hwang, odiaba que su padre se expresara de esa  manera de su madre. - ¡Tu la dejaste sola! ¡Tu dejaste que le dispararan!

- ¡Idiota! - aquel hombre tomó de la ropa a Tiffany y la enfrentó - Tu mamá fue estúpida,  yo le pedí que saliera del hotel cuando ya teníamos el dinero pero ¡No hizo eso! ella te ayudó cuando fuiste atrapada por uno de seguridad, así que, ¡Tu tienes la culpa! ¡La maldita culpa! ¡Por tu culpa no tenemos a tu mamá ni dinero! ¡Tu la mataste! ¡Asesina!..

¡Asesina!...

¡Asesina!....

¡Asesina!....

Tiffany abrió los ojos rápidamente cuando recordó aquello que la marcaba en su adolecencia, un error que cualquiera pudo cometer, pero ese día,  ella tenía mucho miedo, ya que, este no era un robo cualquiera, era algo más grande, un hotel, un hotel de lujo, el hotel con más seguridad que había en Corea, por las puras no era Hyun's Hotel el mejor de todos.

- ¿Qué piensas? - una voz interrumpió sus pensamientos.

-Que mierda te importa - fue lo único que dijo la Hwang.

-Ay Tiffany...- le contestó esta chica de largos cabellos rubios - Nunca cambias, ¿Qué haremos con la chica? - cambió de tema

-Matarla, obviamente, pero todo después de su rescate - Tiffany mostró su sonrisa.

- ¿Ya has pedido el dinero? - vio como la Hwang asintió - ¿Cuánto?

-Ya lo hice, hice la llamada a sus padres, no te diré la cantidad pero... seremos millonarias -

-Eso me gusta - la chica de cabellos rubios contestó -

- Lo sé, pero antes me divertiré con ella, dile a Kris y a los demás que ella es mía,  no quiero a nadie cerca ¿entiendes?

-¿También estoy incluida? - la rubia mostró una sonrisa ertida.

-Sí, no quiero otro accidente como años atrás, mataste a esa chica, la sobrina del presidente  de la empresa de entrenamiento, ahora me toca a mi divertirme y matar a Jung.

- Con lo antes se me fue de las manos, no es mi culpa que SooMan, el Ceo de S.M tuviera una sobrina tan buena, pobre Sunny, fue bueno mientras duró , sus gritos pidiendo ayuda pero encantándole cuando metía mis dedos en ella fue lo mejor - mostró una mirada psicópata.

- Maldita violadora - fue lo que dijo la Hwang.

- Tu no estás tan lejos con Jung, estoy lista para escuchar sus gritos -

- Solo lárgate, ven dentro de diez minutos y vas al cuarto de Jung.

- ¿Para qué? 

- Tienes que mostrar tu lado bueno, que vea esa cara de bebé para...

- Ya entendí, diviértete Hwang.

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Dolor....
Miedo....
Tristeza....

Fueron los primeros pensamientos que tuvo la chica millonaria al abrir sus ojos. No sabia cuanto tiempo ya estaba aquí, antes de que caiga dormida por el dolor que sentía en los brazos, y toda la culpa la tenia aquella pelinegra, Tiffany, así era su nombre.

Esta chica la había amarrado a la cama, es decir, tenía sus muñecas amarradas a la parte delantera de la cama. Dolía.... realmente le dolia, sus lágrimas caían por sus ojos. ¿Por qué le pasaba esto? ¿Qué habia hecho? ¿Por qué el destino la trataba tan cruel? 

Ella siempre había sido alguien buena, tierna y muy generosa con la gente que la rodeaba, todo comenzó por ellos, sus padres, Woo Hyun y Alice, ellos la habían abandonado, nunca estaban con ella, en sus cumpleaños, los días festivos, navidad y diferentes actividades, lo único que le daban eran malditas cosas materiales.

Ella no quería eso, ella quería amor, quería ser amada.

Jessica estaba metida en sus pensamientos, pero un gran sonido de la puerta azotandose la asustó, vio como Tiffany entraba rápidamente y se acercaba a ella con un cierto brillo en su mirada.

- Te voy a desatar, ¿Está bien? - le dijo, pero todavia sin hacerlo, mientras que, Jessica solo se dedicó a ignorarla - No me ignores princesa - emitió una pequeña risa - Tu piensas que me duele que me ignores, ¿Verdad? - preguntó sin tener respuesta alguna- ¿Sabes lo que siento? Satisfacción...- dijo tomándola del mentón,  para que así,  sus miradas conectaran - Me encanta verte así..- dijo acercando su rostro al oído izquierdo y soplando lentamente - Me encanta verte toda indefensa pero no te preocupes -  dijo con una pequeña sonrisa y alejándose de ella. - Yo te cuidaré, ¿Sabes por qué? - aún veía como Jessica la ignoraba y eso hacia que sienta furia y enojo. - Como sea, eres mía y lo serás siempre. - le dijo y la desató en tiempo récord. 

Se notaba que tenía experiencia en esto. Maldita secuestradora.

La pelinegra de piel blanca y lechosa se fue a pasos apresurados y cerró la puerta en un fuerte golpe, para así,  demostrar su furia.
Al escuchar la puerta cerrarse, Jessica vio hacia la puerta con tristeza, ¿Acaso esa pelinegra estaba loca o era bipolar? Claro que lo era, sus cambios de humor constantemente lo demostraba. Tiffany a veces era un poco tierna pero cuando se amargaba, la trataba mal y con desprecio.

Jessica estaba tan metidas en sus pensamientos que no se dio cuenta como la puerta se abrió,  para así,  mostrar a una pequeña rubia de cabellos largos, esta chica era super blanca, delgada y su cara era como un bebé. Vestía unos pantalones blancos con una remera celeste, definitivamente esta chica era su tipo ideal de chica como para pasar un buena noche. 

Lastima que no estaba en un club.

- Hola - la saludo la pequeña rubia con una tierna sonrisa - Te traje algo para que comas - se acercó a ella con una bandeja, en donde, llevaba un plato de ramen con otro platillo  de Kimbap.

- No quiero nada, lárgate de aquí - dijo con frialdad Jessica, para así, taparse con las cobijas rosadas que la pelinegra le había traído.

- No te preocupes bonita, yo no te haré nada,  no soy como la loca de Tiffany - dijo con una sonrisa de bebé y le pasó la bandeja que Jessica sí recibió esta vez. - Mi nombre es Taeyeon - se presentó.

- ¿Creo que no debo presentarme, verdad? - dijo con sarcasmo Jessica, algo que la caracterizaba. - Sé que saben todo de mi, por algo me han secuestrado, ¿Verdad? - se rió con ironía, mientras ignoraba el plato con ramen y se concentraba en el Kimbap.

- ¿Piensas que es por dinero? - dijo Taeyeon siguiéndole la conversación.