La familia Jung es la familia más adinerada que puede existir en el mundo, cuentan con más de 50 cadenas de hoteles alrededor del mundo y, no solo eso, también, son dueños de la universidad más prestigiosa, con la mejor enseñanza y mejor diseño y tecnología que pueda existir. 

Todo era perfecto con esta familia, desde los patriarcas que era, Jung Woo Hyun, quien era el padre, y, Alice Jung, quien era la madre. Estos se conocieron desde que eran muy jóvenes, cuando Woo Hyun fue a estudiar a América y ahí conoció a Alice quien en esos momentos era la típica líder de las animadoras.

Y como todo romántica y cliché historia de amor, Woo Hyun, quien en ese tiempo el chico nerd, se enamoró perdidamente de Alice, la líder de las animadoras. Después de esto, los padres de Alice se opusieron al amorío, dando por consecuencia, la huida de Alice y Woo Hyun a Corea del Sur. Y con mucho esfuerzo formaron, lo que es ahora, el gran imperio Jung 

Cambiando de tema, este matrimonio tuvo un pequeño problema, o siendo más específica, Alice Jung fue que la tuvo aquel problema, y, era que, le era muy difícil salir embarazada. Cuando Woo Hyun se enteró de esto, rápidamente contrató a los mejores doctores que puedan existir, y con el paso de tiempo y con muchos tratamientos después, Alice Jung, quedó embarazada.

Y fue así, que nació nuestra protagonista, la única heredera del imperio Jung, ¿Y quién más podía ser? Obviamente, Jessica Jung.

Antes de ir a la historia y sepan sobre que significa el "Síndrome de Estocolmo", hablaremos de ella.

La pequeña Jessica Jung, fue el pequeño milagro de sus padres, la pequeña princesa de ojos marrones. Ella creció alrededor de cantidades de lujos que te sería imposible de imaginar. Sus padres se encargaron de trabajar lo máximo, para que así, a la pequeña Jessica no le faltara nada. Y fue ahí, donde cometieron el peor y muy común error de padres, descuidar a su única hija.

Sin duda alguna, todos sabemos que el amor y atención de los padres son los factores más importante a la hora de criar niños de bien. En un hogar amoroso, aunque haya escasez de bienes materiales, se pueden inculcar valores a través del afecto que se reflejarán en la vida adulta de los niños.

El cariño y el amor son el alimento para el alma y determinan el camino de la vida. Pero en cambio, ¿Qué se puede hacer en un ambiente en dónde no has recibido amor y atención de ellos? Obviamente, te dejarás ilusionar por la primera persona que te ofrezca, ya sea, la mínima muestra de amor y atención.

Al comienzo, cuando Alice y Woo Hyun se mantuvieron atentos y receptivos en los cinco primeros años de la pequeña Jessica, esta tenía una personalidad envidiable, era lo que todo padre desea tener en un hijo, Jessica era amorosa, tierna, inocente, delicada, tan femenina y servicial. Aunque, lo que más destacaba en la pequeña Jung, era la sonrisa angelical que siempre tenía. Sin saber que en los siguientes meses, toda su vida iba a cambiar.

Cuando Jessica cumplió seis años, los padres de esta, empezaron a dedicarse más a trabajar, por una parte, Woo Hyun se concentró en dar al máximo y explotar sus conocimientos con las primeras cadenas de hoteles que manejaba, y poco a poco expandía la sucursal de Hyun's Hotel; por otra parte, Alice, se concentró en la universidad que manejaba, ella era dueña y señora de la Universidad central de Seul.

Desde ese momento, Jessica se vio obligada a tener inimaginables cantidades de niñeras. Hasta que ella apareció, en el momento en que Heo Gayoon asumió el cargo como principal niñera, Jessica empezó a cambiar rápidamente, era un niña déspota, fría, caprichosa, malcriada y, sobre todo, odiaba el contacto fisico.

¿Quieren saber, por qué? Bueno, Heo Gayoon, era alguien quien maltrataba física y psicológicamente a la pequeña Jessica, que tan solo contaba con seis años. 

Años después, cuando Jessica cumplió la mayoría de edad, ya era completamente diferente, su dulce personalidad cambió, era mucho más arrogante, creída, cínica, déspota y muchos aspectos negativos más, pero lo que más llamaba la atención en ella, era, su aspecto frío, aunque, aun conservaba era su inocencia y su autoestima baja.

Ahora mismo, Jessica se encontraba en una discoteca, donde obviamente  abundaba: alcohol y drogas. Ella ya era parte de este mundo. Era el único lugar donde encontraba paz y tranquilidad.

- Hola - fue lo primero que escuchó, aquella voz hizo que mirara quien le estaba hablando, asi que, dejó de tomar su cerveza y se concentró en la persona que tenía al frente.

Y si, era una chica hermosa, estaba segura que era un poco más alta que ella, tenía largos cabellos negros, pero lo que más le llamó la atención, fueron los ojos de aquella chica, sus ojos que formaban media luna. Dejó de concentrarse en aquellos ojos y se concentró en seguir inspeccionando a la chica, su cuerpo era esbelto y voluptuoso, sobre todo, ese vestido estaba a su favor, ya que, resaltaba aquel trasero que la chica estaba orgullosa de tener. Su piel blanquecina era brillante y, estaba segura que su piel era suave, quería tocar tan solo un poco.

- ¿Qué quieres? - fue lo único que respondió Jessica, para así, empezar a jugar con su vaso de cerveza.

- Eres hermosa - fue lo único que dijo y respondió, para así, mira