Dos días pasaron en un abrir y cerrar de ojos. Y aquí estoy sentada en el auto, dándome ánimos para atreverme a entrar al restaurante donde debo ver a Krystal.

Los pensamientos más catastróficos pasan por mi mente, desde la imagen de ella saliendo raudamente sin siquiera dejarme hablar al verme, e incluso diciéndome que me vaya al demonio, para luego marcharse enfurecida.

No sé qué hacer, no sé cómo hablarle, ni mucho menos como empezar la conversación sobre mis verdaderos sentimientos hacia ella. No creo estar preparada para salir del closet con ella, menos aquí en un restaurant.

Finalmente me decido. Cuento hasta 10 y salgo del auto caminando lentamente y a paso muy inseguro a juntarme con Krystal.

En la entrada pregunto por ella, al buscarla, ahí la veo. Sentada cerca de la ventana en un pequeño rincón del restaurant. Lo cual, no me impide notar la elegante presencia que siempre emite, a pesar de solo llevar un sweater y un simple Jeans. Ojala pudiera emitir esa aura sin siquiera quererlo.

Camino hacia la mesa y me paro frente a ella, notando que está pendiente de su celular.

“¿Puedo tomar su orden?”

“No todavía, estoy esperando a … ¿Amber?”

“Hola…”

“¿Qué haces aquí?”

“Vine a hablar contigo. Creo que tenemos algunas cosas que aclarar”

“No creo que este sea el momento ni el lugar para eso… Estoy esperando a…”

“Jonghyun. Lo sé. Pero él no vendrá. Por eso estoy acá”

“No entiendo”

“Lo siento. Fue algo que planeamos juntos para que pudiéramos hablar. Era la única manera de que accedieras a hablarme”

“¿Qué tal por llamada, o mensaje? Sabes donde vivo”

“¿Habrías contestado mis llamadas o respondido mis mensajes? Han pasado semanas desde que dejamos de hablar. Haber ido a tu casa tampoco habría funcionado”

“Lo sé. Pero aun no sé si aún quiero hablar contigo”

“Entiendo. Pero contra más tiempo dejemos pasar, más complicado se volverá todo. No quiero que terminemos odiándonos solo por no poder aclarar las cosas”

“Yo tampoco quiero odiarte”

“Genial. ¿Entonces qué te parece si vamos a un lugar… menos concurrido, y hablamos tranquilas?”

Conducí a casa con el corazón saltando a mil. Sentía que en cualquier momento se me iba a salir por la boca. Krystal a mi lado, no ayudaba mucho. Su silencio sepulcral y mirando siempre por la ventana, evitando cualquier contacto visual, hicieron de un viaje de 20 minutos, en una tortura que pareció una eternidad.

Ya una vez en mi departamento, las cosas no fueron más cómodas. Krystal parecía realmente incomoda y bueno, yo tampoco estaba en una nube. Después de servir algo para comer, ya que la cita era con Jong para cenar, y sabiendo que Krystal está de mejor humor con el estómago lleno, decidí hablar. Era obvio que ella no tocaría el tema.

“Krystal, con respecto a lo que pasó hace unos días… yo… lo siento. No sé qué fue lo que pasó. Tu eres una de las personas más importantes en mi vida en este momento y no quiero perderte por un mal entendido”

“¿Un mal entendido? ¿Eso es lo es fue para ti?”

“Mmm… Bueno, sí. No es como si lo hubiera planeado o algo. Fue espontaneo. ¿No piensas que lo planeé, verdad?”

“Supongo que no. ¿Por qué lo hiciste?”

“No lo sé. ¿Por qué lo hiciste tú?”

“¿A qué te refieres?”

“Krystal, lo único que he hecho estos días es recordar una y otra vez el… bueno, ya sabes. Y recuerdo muy bien que no fui solo yo. ¿También lo sentiste verdad, ese cosquilleo?”

“No…no sé de qué estás hablando, yo no sentí ni inicié nada”

“Cierto. Pero tampoco lo detuviste”

“¿Qué es estas implicando? Pensé que querías arreglar las cosas. No es lo que estás haciendo ahora implicando que soy lesbia… que me siento atraída… No soy lesbiana. Entiende eso”

“Comprendo. No estoy implicando nada. Tampoco lo he dicho. Por alguna razón te sentiste atacada. Pero está bien, solo quiero que volvamos a ser amigas”

“No lo sé, Amber. ¿Cómo puedo estar segura y confiar que no volverás a hacer algo así?”

“Simple, porque yo no lo hice. Es decir, si nos bes… Ejem, si pasó algo. Pero no fue porque lo planeé o lo quise. Solo pasó. Cuando estábamos viendo la película, no estaba pensando en hacer nada más. Solo nos acercamos y pasó”

“No lo sé, Amber”

“¿Qué más quieres que te diga? No puedo hacer nada más si no me crees”

“¿Te gusto? ¿Te atraigo de alguna manera que no sea sana?”

“¿Qué no sea sana? Krystal, eso es algo ofensivo. Entiendo que no te agrade el tema de la homoualidad, pero hablar de eso como si fuera algo insano… No lo pensé de ti”

“Tienes razón, lo siento… Me refiero a… diferente, ¿crees que te sientes atraída hacia a mí de manera diferente, a algo más que amigas?”

“Voy por algo de beber, ¿quieres más jugo, vino tal vez?”

Estando en la cocina buscando algo más para beber y una razón para evitar la mirada inquisidora de Krystal, siento sus pasos entrando a la cocina y quedándose de tras de mí, repitiendo la misma pregunta una vez más.

“Amber, Contestame por favor…. ¿sientes algo más por mí que amistad?”

Luego de una larga pausa mirando una caja de jugo en mi mano, me doy vuelta lentamente y con un largo y profundo suspiro, la miro a los ojos por primera vez en días.

“No lo sé… No tengo idea de cuáles son mis reales sentimientos por ti. Solo sé que me gusta pasar el tiempo contigo y que estos días sin hablarnos me sentí triste y te extrañé”

“Amber…”

“¿Qué más quieres que te diga Krystal? Estoy intentando ser lo más honesta posible, como me lo pediste hace unos días, recuerdas. No sé si esto es amor ni qué tipo de amor. Pero lo que si se, que es la primera vez en mi maldita vida que me importa tanto alguien. Y si eso no es suficiente para ti, entonces no sé qué más puedo hacer”

“No quiero hacerte daño”

“Entonces no lo hagas. En este momento tienes la opción de quedarte y ser mi amiga o lo que sea que seamos y olvidar un estúpido beso. Porque eso es todo lo que fue. Un estúpido, impulsivo e inocente beso”

“No para mi”

“¿Hm? ¿Disculpa?”

Ahora es el turno de Krystal para evitar mi pregunta y dirigirse al mesón por una copa de vino. ¿Escuché bien, verdad? ¿Dijo que el beso no fue algo estúpido? De pronto la escucho murmurar algo, su voz es tan baja que se escucha casi como un susurro.

“¿Krystal?”

“… Desde ese día…”

“¿Desde ese día, que?

“… Desde ese día… la forma en que te veo cambió…”

“Te refieres a que ahora necesitas lentes para verme o…”

“¡Amber! ¡Estoy tratando de decirte algo!”

“Lo siento, lo siento. Es que de pronto nos pusimos incomodas y quería aligerar el ambiente. Por favor continua…”

“Ya no quiero”

“¡Oh vamos, Krystal! No seas así. Prometo quedarme callada hasta que digas que puedo volver a hablar. ¿Por favor?”

“¿Lo prometes?”

“¡Mhm! Promesa de pulgar”

“Mmm… Okay. Desde ese día… no he podido de olvidar el be… lo que pasó. La verdad es que no me disgustó”

“…”

“Ya puedes hablar... Por favor habla… di algo”

“¿Entonces… ahora qué?

“No lo sé… Nada supongo. Podemos hacer como si nada pasó y no complicarnos más la vida, supongo…”

“Claro. No hay problema, si estás bien con eso, yo también estoy bien.”

“Bien.”

“Bien.”

Y así nos dimos la mano, esperando que con eso se cumpliera la silenciosa promesa de que ese inocente e impulsivo beso sería nuestro secreto y jamás se volvería a repetir. Que equivocadas estábamos.