Crappy. (vernonxsomi)

Crappy. (oneshot)

Después de abrazar a Jihyo salió del escenario, el sonido de la canción de Twice y los gritos del público haciéndose cada vez más pequeños a medida que regresaba al camarín. Mientras caminaba no pudo evitar sentir algo desagradable que se asentaba en su interior. Somi se había prometido a sí misma no sentir celos, pero culpó al destino por ser una basura con ella justo hoy y permitió que todos los malos pensamientos la inundaran. El día de su debut en la televisión coreana con IOI es el mismo día en que Twice gana por primera vez. Twice. El grupo del que podría haber sido parte. Hoy podría estar ganando en M!Countdown y no debutando con una canción que no es de todo su agrado y con un grupo que se destruye a fin de año. Sabía que estaba siendo ingrata y sabía que no era un buen color en ella, pero ninguna reflexión podía detener lo derrotada que se sentía hoy.

 

El ruido del pasillo por el que caminaba era comparable al del escenario. Todas las puertas de los camarines de los otros artistas estaban abiertas. Staffs y idols se preparaban para irse. La Somi de cualquier otro día hubiera estado emocionada por ver a otros cantantes, pero hoy inclinar la cabeza y saludar a todos sus superiores no le apetecía en lo absoluto. Lo hizo de todas maneras porque... hoobae.

 

"¡¿Cuánto más para llegar?!"

 

Apuró el paso pero una animada voz la hizo parar en seco.

 

—¡Somi, hola!

 

Era Mingyu, apoyando su larga figura en el marco de la puerta del camarín de Seventeen. De alguna forma ver a una cara más conocida alivió un poco su mal humor.

 

—Uh, hola —dijo desanimada con una media sonrisa.

 

—¡¡Somi, hola!! —repitió gritando, mientras que sus ojos viajaban al interior de la habitación para rápidamente volver a ella.

 

Somi lo miró extrañada tratando de descifrar qué era lo que estaba pasando. Después de la tercera vez, decidió seguir los gestos de Mingyu y se giró para ver dentro del camarín. Lo primero que vio fueron sus ojos.

 

"Oh no".

 

Lo vio levantarse de la silla y caminar unos pasos hacia la puerta, pero ya no supo más porque literalmente corrió hacia al final del pasillo, ignorando a todas las personas que pasaban a su lado. No permitió que sus lágrimas cayeran. Inhaló una gran bocanada de aire y abrió la puerta del camarín.

 

—¡La maknae está aquí! —vociferó con una gran sonrisa empastada en la cara—. ¿Me extrañaron, verdad?

 

Las chicas se agruparon a su alrededor y comenzaron a comentar divertidas acerca de su debut, de otros idols y de lo fuerte que sonaron los cantos de los fans hoy. Somi dejó de seguirle el ritmo a la conversación después de un rato y su mente la trasladó nuevamente a cuando anunciaron al grupo ganador del programa de hoy. Sabía que él la estaba mirando. Lo podía sentir, pero se rehusó a devolver el gesto. Si sus miradas se cruzaban, sabía que iba a deshacerse en un mar de llantos arriba del escenario. Y él lo sabía también. Por eso lo evitó hasta ahora.

 

La voz de uno de los managers la trajo de nuevo a Tierra. Tenían que moverse rápido porque había otro evento al que IOI debía atender esa tarde.

 

—Somi, ya no podemos seguir esperándote aquí —habló el mismo manager, claramente molesto—. Miembros y staff que estén listos síganme a la van.

 

—Lo siento —dijo, cabizbaja—. Estaré allí en seguida.

 

El camarín quedó vacío en cosa de segundos. Somi comenzó a recolectar sus cosas, sintiéndose aún peor que antes. Inhalaba y exhalaba lentamente, tal como su madre le había aconsejado que hiciera cuando sus compañeros la hacían pasar malos ratos en la escuela. Aunque absorta en sus pensamientos, pudo escuchar cómo la puerta se abrió tras ella.

 

Sabía que era él. Consciente o inconscientemente, lo estaba esperando. Ya no sabía. Sólo lo necesitaba.

 

Sólo cuándo sintió sus brazos rodearla y su espalda abrigarse con el calor que emitía Vernon es que pudo finalmente despojarse de la máscara que llevaba puesta. En un santiamén las lágrimas mojaron completamente su rostro, pero no se tomó la molestia de secarlas con sus manos. No cuando estaban aferrándose a los fuertes brazos masculinos. Su delgado cuerpo temblaba con cada sollozo, los que Vernon amainaba con susurros que eran más caricias que palabras en su oído.

 

—Yo... sé que esto no está bien —dijo Somi—. Sentirme mal... sentir envidia. Ellas no han hecho nada malo.

 

—Ni tú —sostuvo él mientras la cogió despacio de las caderas—. Mírame.

 

Somi giró lentamente. Sus ojos, otra vez. Se sintió como una tonta por haberle rehuido antes. Además, se dio cuenta muy tarde de que cuando su mirada estaba puesta en ella su corazón latía más rápido de lo normal, lo cual era una muy buena distracción. Definitivamente le hubiera sido de ayuda hoy.

 

—Detesto ser el que te diga esto. Seguramente no soy el primero y tampoco seré el último que lo diga, pero estas cosan pasan. ¿Suena horrible, no? Lo sé, lo sé, pero es cierto. Nadie es culpable de nada. No hay explicación para estas coincidencias. Sólo... pasó. Fin. Quiero que lo veas así, por favor, como el fin del cuento que nuestros padres nos contaban antes de dormir pero era el que menos nos gustaba. Todo esto... hoy ya pasó. Aquí estoy, contigo, para dar vuelta la página.

 

La Somi de cualquier otro día hubiera hecho un comentario burlándose de la analogía del cuento, pero la de hoy sintió su corazón sobrecogerse de ternura. Así que como invirtiendo papeles, acarició su rostro con ambas manos mientras lo miraba directo a los ojos. Vernon la veía confundido, sin saber si su pseudo discurso motivacional había tenido sentido.

 

—Gracias, Hansol —sus manos bajaron hacia su torso, donde se agarraron de los costados de la sudadera que llevaba puesta—. Por estar aquí.

 

Vernon besó su frente con delicadeza, los cabellos del flequillo haciéndole cosquillas en los labios. Somi se sonrojó y no pudo evitar sonreír. La primera sonrisa honesta del día. Sin presiones, sin tristeza.

 

—Y gracias por inventar una especie de código secreto para poder verme— la sonrisa se tornó socarrona—. Muy sutil, por cierto.

 

—Estoy en busca de un nuevo asociado. Mingyu está out.

 

Ambos rieron con fuerza por unos segundos, prediciendo ansiosos lo que vendría a continuación. Vernon mojó sus labios y Somi repitió la acción, cerrando los ojos.

 

La puerta se abrió de golpe, haciendo que se separaran como si les hubiera dado la corriente.

 

—Somi... ya no puedo hacer que el manager espere más... lo intenté todo— dijo Sejeong, respirando con dificultad.

 

El día había mejorado, no había dudas. Pero el destino aún quería molestarla un poco más. 

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Comments

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lia84cute #1
Chapter 1: The feels ╥﹏╥