Celos naciendo y una mala jugada

capitulo 4

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Restaurante:

 

 

La pareja llegaba a uno de los mejores restaurantes de toda la ciudad, cada una traía diferentes expresiones, la mayor venía con una seria y amarga mirada, mientras la otra, solo irradiaba alegría y hacia su famosa sonrisa de ojos, que era demasiada brillante, y dejaba ciego a cualquiera

 

Srta. Jung buenos días – saludaba amable la recepcionista del lugar ¿Va a estar en el sitio de siempre?

 

 

 

Sí, pero pongan una silla más para mi... – decía la mayor, pero la menor se adelantó a lo que decía.

 

 

 

Su prometida – la recepcionista la miró sorprendida por la repentina noticia – Sí, soy su prometida – formó su sonrisa de ojos y entrelazó su brazo con la de la mayor

 

 

 

Está bien – les sonrió amigable, mientras se veía como mandaba un mensaje por su teléfono – Bueno Srtas. ya está listo el asiento, tengan un buen y tranquilo almuerzo

 

 

La pareja ahora estaba sentada esperando la llegada del camarero designado para atenderlas

 

 

¿Siempre vienes acá? – rompió el silencio la menor

 

 

 

Si – solo se limitó a decir

 

 

 

¿Este es un restaurante-hotel verdad?

 

 

 

¿Eh? – Esta vez tembló por esa pregunta, imaginado cosas que no iban al caso – Sí, ¿por qué?

 

 

 

La sonrisa de ojos que le brindaba a la mayor se desvaneció de inmediato ¿Entonces acá has venido con las otras?

 

 

 

¿Qué? – no entendía lo que le quería decir la menor

 

 

 

Me informado muy bien de ti Jessica, sé que eras de esas tipas que se acuestas con varias, por eso te tendré vigilada, te informo que soy alguien a quien no le gusta compartir lo que es suyo

 

 

 

Jessica no entendía como alguien como su supuesta prometida era un rato amable y después todo lo contrario – No me gustan que me cuiden

 

 

 

No estoy pidiendo tu permiso, solo te estoy avisando para que lo tengas en cuenta – dejo su mirada seria y volvió a formar su sonrisa de ojos –

 

 

 

Pero que…

 

 

 

Srtas. ¿Qué les gustaría ordenar? Llegaba a interrumpir el camarero

 

 

 

A mí me gustaría un bistec de costilla agridulce – dijo la menor, pero el camarero le dio una sonrisa coqueta que pasó desapercibida por la menor, mas no a la mayor

 

 

 

A mí una ensalada sin... la menor la interrumpió de nuevo

 

 

 

Sin pepinos, es alérgica – le advirtió al camarero y dejo sorprendida a la otra mayor

 

 

 

Como gustes – siguió con su coqueteo hacia la menor ¿Algo de tomar?

 

 

 

Nada – le dijo cortante y fría la mayor, al ver la mirada del camarero hacia su menor – Ya retírate –

 

 

 

 

Me voy entonces – se fue del lugar, no sin antes guiñarle un ojo a la pelinegra que ni cuenta se había dado.

 

 

 

Una vez que el camarero se fue Jessica se decidió esta vez a romper el silencio<