~HOT AND SWEET 1 ~ -Every time we touch-
It is all about C.O.L.O.R.S. (Español)2.- ~HOT AND SWEET -1- Every time we touch-
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El joven barista de la cafetería atendía a diferentes clientes todos los días. Pero cada vez que esos ojos destellantes, pertenecientes a ese lindo y apuesto joven, le pedían un café ice americano, su corazón daba un vuelco.
Como si nada y con amabilidad ensayada, le atendía y repetía las frases de servicio usuales. De manera casi automática.
Pero al extender la mano y entregar su orden, un brazalete verde brillante se hacía presente en las muñecas de ambos. Los dedos se rozaban y miles de recuerdos inundaban sus mentes; sábanas revueltas, olor a café, tierra mojada, promesas y caricias en días nublados.
Todo era incómodo en ese instante. Un pequeño momento de silencio.
El barista le sonreía amablemente y le despedía con un "gracias por su compra" y un "vuelva pronto" que aún dolía y estaba falto de honestidad pero que, dentro de su pecho, sentía anhelante.
El joven de mirada brillante le agradecía con una sonrisa empática y daba la media vuelta. Ambos se despedían sólo por ese momento. Ansiando secretamente que la siguiente mañana llegara rápido, sólo para poder encontrarse de nuevo.
Luego, cuando el cliente se alejaba, un fuerte brazo de alguien más alto que él lo rodeaba. El chico de ojos destellantes encontraba la mirada del más alto y recién llegado; Con muchas perforaciones en los oídos, rostro pequeño con labios carnosos. Cejas pobladas, cabello corto y teñido de rubio, negro y otros miles de colores que habían pasado por su cabeza.
Ambos se miraban a los ojos y se sonreían. Para despúes compartir un beso. El más alto le susurraba algo en chino, la lengua natal de los dos. Entonces reían, y en el cuello de ambos, en el mismo lugar, una marca anaranjada los atravesaba hacia sus clavículas, palpitando al son del latido de sus corazones.
Caminaron tomados de la mano y salieron por la puerta. La campañilla del café resonando en los oídos del barista.
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Nadie huye, todos aceptan, recuerdan.
El color hace el dolor más duradero, más significativo. Es un vínculo.
No siempre hay dolor malo. Hay dolor bueno también.
Ya sean buenas o malas experiencias, las relaciones humanas son así.
Las personas con las que están más ligados, son aquellas que llenan sus vidas.
La colorean.
Así como un padre y su hijo comparten una vida llena de felicidad, de dolor, de experiencias. Sus pieles fungen como un lienzo que ellos llenan, que sólo ellos dos son capaces de ver.
Como un par de amigos muy cercanos, comparten lazos fuertes que no pueden ser fácilmente rotos. Cada suceso es una nueva marca para su viaje, que apenas empieza.
O cuando un antiguo amor es capaz de seguir adelante, cada uno en su vida. A pesar de encontrarse frecuentemente.
El color se vuelve recuerdos.
Es imposible olvidar a alguien que ha dejado una marca importante en sus vidas, en sus recuerdos, en sus cuerpos.
Claro que esto sólo es visible al relacionarse de manera directa y cercana con otra persona.
Puede ser que vayan a la misma escuela durante seis años, y alguien haya sido especial para otra persona, o le haya marcado de alguna forma.
Luego se gradúen y cada uno haga su vida. Pero si en diez años se vuelven a encontrar por la calle, aunque sea rozándose o mirándose a la cara, esas marcas que habían olvidado, que habían "desaparecido" volverán. Aún si es sólo por un instante.
El color impide que olviden. Pero no impide que superen algo, pueden seguir adelante.
Las familias de dos, tres, cinco o más integrantes tienen las mismas marcas y colores visibles sólo para ellos y cuando están cerca.
El color los mantiene en contacto. Es algo con lo que deben cargar. Los representa y distingue. Los hace únicos.
Al estar entre una multitud de personas desconocidas, esta multitud no parece nada especial, no tienen marcas que puedan reconocer. A menos que entre esas personas se encuentre un amigo, un amante o un pariente.
Los desconocidos no son en "blanco o negro" para ellos. Todos pueden ver a color. Pero los extraños no poseen marcas, no comparten nada. Son miles de personas ajenas que no significan nada. A menos que se den a la tarea de conocerlas.
Los patrones y colores son infinitos, siempre originales, ninguno igual al de alguna otra relación de pareja, amistad o familia.
Los lugares donde puede aparecer el color o marca siempre son impredecibles. Pueden estar tan a la vista como en el centro de la frente o tan ocultos que sólo puedan verse en la intimidad.
Pueden verlo como un accesorio de moda privado y secreto o como un recordatorio vergonzoso.
El amor platónico no cuenta como una relación. Si admiran a un maestro, un compañero o un artista. Nada sucederá en sus cuerpos a menos que se hablen, se conozcan, se estimen, aprecien u odien. Debe de existir "algo" que los una, ya sea un amor, un desengaño, una relación filial.
En fin, "algo" significativo para las partes involucradas. Cada nueva relación creará un color y diseño con el paso del tiempo.
Por eso en este mundo. Cada nuevo encuentro, cada nuevo lazo es tan sorprendente, maravilloso y hermoso como ver los colores por primera vez.
No pueden olvidar, pero eso los hace más fuertes.
Son aquellos verdaderos colores los que los hacen brillar en la oscuridad de sus almas.
Guiándolos a través de esta vida.
Al ser tan conscientes del avance de las relaciones con los que los rodean, se vuelven más cuidadosos.
Pueden darse cuenta cuando están avanzando sus relaciones de manera positiva o negativa.
Nadie puede decirles "no eres importante para esta persona" porque pueden verlo.
Las personas tienen más confianza en sí mismas y en los lazos que crean con los demás.
No suponen o "creen" que son fuertes o débiles, lo ven, lo sienten, lo recuerdan...casi como personas perfectas. Casi.
Porque nadie es perfecto.
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