Cap. 16

Una adicción llamada Lee Chaerin
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Los siguientes días transcurrieron con relativa tranquilidad. Llamé la empresa y me tomé otra semana de vacaciones. Sabía que, después de eso, no podría seguir afirmando que Chaerin todavía me necesitaba.

 Se la veía muy activa y alegre. Iba cada día al restaurante y a veces hasta se iba de compras en metro y volvía a casa contenta y cargada de paquetes. Compraba casi exclusivamente bobadas, pero se notaba que también llevaba mucho tiempo sin hacerlo y disfrutaba sinceramente de esa actividad. Cuando yo no la acompañaba, me traía un regalito: así era como había conseguido un pijama de seda, aunque todavía no me lo había puesto excepto para probármelo y porque ella me lo pidió.

 Aunque habría preferido no perderla de vista, me obligué a dejarla salir sola cada vez con más frecuencia. No le gustaba, pero yo quería acostumbrarme a no estar todo el día a su lado, pues dentro de poco ni siquiera podría estar con ella. En cierta manera, lo que quería era suavizar un poco el golpe. Ella se limitaba a asumir que, de vez en cuando, yo necesitaba estar sola.

 Cuando estábamos las dos en el apartamento, se mostraba muy cariñosa conmigo y también muy receptiva a aceptar mi cariño. Por lo general, no me dejaba sentarme a solas en ninguna parte: siempre se acercaba y me acariciaba o se acurrucaba a mi lado. A veces me parecía una gatita grande y suave. Mis argumentos parecían haberla convencido por completo y ya no me pedía que me acostara con ella o que durmiera a su lado.

 Una vez, mientras leía sentada en el sillón -yo también me había buscado una lectura más ligera-, se acercó y se sentó encima de mí. Tensé todos los músculos y me costó un gran esfuerzo no abrazarla y empezar a besarla allí mismo.

 -¿Sí? -Le sonreí. Era importante que no notara la tensión.

 -¿Te molesto? -«Bueno -pensé-, esa no exactamente la palabra».

 Era encantadora. Cuanto más tiempo pasaba en París, más se relajaba.

 

Allí no existían las humillaciones cotidianas que por lo general la hacían ser tan reservada. Era una persona completamente distinta.

 -No -Dije, con una sonrisa cariñosa. -¿Quieres algo en particular?

-En realidad, no. -Suspiró y se apoyó en mí. Estaba a punto de reanudar la lectura cuando ella empezó a balancearse hacia detrás y hacia delante. -Bueno, sí, en realidad sí quiero algo. -dijo, sonriendo con una encantadora expresión de vergüenza.

 Arqueé las cejas, en un gesto interrogante.

 -Bueno, ¿y qué es?

 -Es que no sé si te gustará... -Se mostraba cohibida y un tanto incómoda.

 -¿Tan malo es? -Me burlé.

-No, no. -Sacudió bruscamente la cabeza. -No es en absoluto...

¿Te gusta ir a bailar? -Pronunció la frase de golpe, como si llevara largo tiempo reprimiéndose.

 Después volvió a observarme con la misma expresión de vergüenza.

Me eché a reír, sorprendida.

 -¿Bailar? ¿Eso es todo?

 -Sí. -Dijo. Parecía como si aquello fuese muy importante para ella.

 -¿Quieres ir a bailar? -Le pregunté una vez más.

 -Sí. –Dijo. -Me gustaría mucho. Pero sólo si a ti te apetece.

 Todavía no se había acostumbrado a la idea de anteponer sus deseos.

 -Perfecto. -Dije. -¿Cuándo quieres ir?

 -¡Esta noche! -Lo soltó de inmediato, como si hubiera estado esperando ese momento, y se le iluminó la cara.

 Le di un beso y la abracé. Me alegraba verla feliz, pero era imprescindible que se levantara de mis rodillas o yo no respondería de mí misma. No hizo falta que me preocupara en exceso por esa cuestión, pues se puso en pie de un salto y se concentró en sus pensamientos.

 -¿Qué me pongo?

Aquella era una pregunta que yo raras veces me había formulado a lo largo de mi vida. Siempre me había parecido algo muy trivial, así que le pregunté:

-¿A qué clase de sitio piensas llevarme? Por lo que a mí respecta, puedes ir con la ropa que llevas ahora mismo.

 Me miró y soltó una carcajada.

 -¿Con la ropa que llevo? -En mi opinión, tenía un aspecto más que aceptable. Sin embargo, yo tampoco iba mucho a las discotecas. Chaerin seguía riéndose, ahora con aires de misterio.

 -Más bien estaba pensando en algo así como un vestido de noche.

Casi me caigo de la silla.

 -¿Tienes un vestido de noche?

 -Dara, tengo más de uno.  -Dijo. Me tendió una mano. -Ven, te los enseño.

 Me llevó a su habitación y abrió uno de los enormes armarios empotrados. Era cierto: tenía más de un vestido de noche. Me quedé absolutamente pasmada ante aquel repertorio de tejidos y colores.

 -¡Madre mía! -Dije. -¿Y cuándo te los pones?

 -Por desgracia. –Suspiró. -Muy de vez en cuando.

 Rebuscó entre toda aquella seda suave - ¿qué otra cosa, si no? Y eligió un vestido. Se lo ciñó al cuerpo y de inmediato pensé que estaba irreconocible. Y eso que aún no se lo había puesto.

 -¿Qué te parece? -Me preguntó, un tanto insegura.

 -Es... precioso. -Tartamudeé. Me aclaré la garganta. -Sólo que... ¿qué me pongo yo? No sabía que íbamos a un baile.

 Suspiró una vez más.

 -Tienes razón. No vamos a un baile. Me parece que lo del vestido de noche no ha sido una gran idea. -Volvió a colgarlo en el armario y, muy a su pesar, dejó resbalar la mano por la seda una vez más-.

 -Me hubiera gustado volver a ponerme uno de estos vestidos.

-Seguro que te sientan muy bien. - Todavía estaba maravillada ante aquella extensa colección de prendas. -La verdad es que hasta ahora no había conocido a ninguna mujer que llevara vestidos de noche.

 Sonrió.

 -Es una sensación muy excitante. Lástima que últimamente no hay muchas ocasiones para ponérselos. -Sonrió-.

 ¿Dara, Quieres probarte uno?

 -¿Yo? -Protesté airadamente. -Me parece que no es lo más adecuado para mí. Me sentiría como si llevara un disfraz.

 -Puede que tengas razón. -Dijo, entre risas.

 La miré casi embobada. Estaba segura de que aquellos vestidos le sentaban a la perfección.

 -Estoy convencida de que estarás guapísima con un vestido de noche. Espero tener la ocasión de verte vestida así algún día.

 Me miró, pero no dijo nada. Después cerró el armario y se volvió.

-Bueno, pues nada. –Suspiró. -Pero ahora volvemos a la misma pregunta de antes.

 Una hora más tarde, por fin había decidido qué ponerse. Como siempre, estaba impresionante. Se había maquillado un poco más de lo habitual, pero eso era todo.

 Tenía mucha curiosidad por saber qué me aguardaba y, cuando entramos en el local, me llevé una buena sorpresa. A diferencia de todos los bares similares que yo conocía, allí tuve la sensación de que era un local muy exclusivo. Las francesas iban muy bien vestidas y el local tenía un sabor Indiscutiblemente femenino.

A la entrada de la sala había una barra larga, frente a la cual varias mujeres se sentaban en taburetes.

 

Apenas había asientos libres.

 Tras la barra, había un espacio amplio amueblado con mesas y reservados. La pista de baile estaba un poco más allá. En general, el lugar era bastante imponente, pero al mismo tiempo íntimo. Fuera de la pista, las luces eran tenues.

 Todas las miradas se clavaron en nosotras en cuanto entramos en el local.

Aunque la mayoría de las mujeres llevaban ropa muy cara e iban muy acicaladas, ella destacaba por su hermosura y su elegancia. Noté las miradas en mi espalda mientras nos dirigíamos al otro lado de la barra, hacia la parte de atrás de la sala.

 Durante el trayecto a la discoteca me asaltó la duda de saber si ella conocía a muchas mujeres en la discoteca en cuestión y, en ese caso, si las conocía bien. La verdad es que no podía apartar esa idea de mi mente. Lo que sabía acerca de su vida en París era menos de lo que sabía acerca de su vida en su «lugar de trabajo».

 Siguió caminando hacia la parte de atrás de la sala, haciendo caso omiso de las miradas, y encontró un reservado.

 -¡Qué suerte hemos tenido! -Se rió. -No me gustaba mucho la idea de tener que pasarme toda la noche de pie.

 Una camarera se acercó a nuestra mesa para tomar nota. Me pareció que iba un poco ligera de ropa. Pedimos bebidas y, cuando la camarera nos las trajo, me recosté en mi asiento y me dediqué a observar a las mujeres que bailaban en la pista. La música estaba muy acorde con el ambiente. En ese momento sonaban canciones de los años cincuenta: primero un rock and roll, luego una lenta...

 Al parecer, todas las mujeres eran excelentes bailarinas, lo cual también suponía una diferencia respecto a los bares que yo conocía.

 Estaba tan fascinada por el vaivén y el balanceo, por los movimientos de las bailarinas, que casi no me di cuenta de que otra mujer se había acercado a nuestra mesa y estaba saludando a Chaerin. Charlaban como si se conocieran y era obvio que la otra mujer se alegraba de verla. Durante un segundo, cruzó por mi mente, como si fuera un relámpago, la idea de que aquella mujer era clienta suya, pero su comportamiento indicaba lo contrario.

 

Negó con la cabeza, con un gesto risueño y simpático pero firme a la vez. La otra mujer se encogió de hombros a regañadientes y le acarició la mejilla con el dorso de la mano. Después se volvió hacia mí y me pidió disculpas. Un instante después, se despidió y se marchó.

 Me quedé bastante perpleja. Ella me miró y empezó a reírse en voz baja.

 -Seguramente te pareceré un poco tonta. -Así era como me sentía exactamente. -Pero... ¿por qué me ha pedido perdón?

 Siguió riéndose, pues al parecer le resultaba muy divertido.

-Porque me ha tocado sin tu permiso. -Me explicó, muy puesta en el tema.

 -¿Sin mi permiso? ¿Y para qué tenía que darle permiso? -No entendía qué tenía que ver una cosa con otra.

 -Es obvio que yo soy tu acompañante. -Afirmó, como si aquello lo explicara todo.

-Sí. -Afirmé, todavía un poco molesta. -Y yo la tuya. -En mi vida había visto nada igual.

–No. -Me corrigió. -Eso no es del todo cierto. Tú me has invitado a salir, no al revés. -Eso no acababa de ser del todo verdad, y supongo que mi rostro expresó la confusión. Se echó a reír de nuevo, complacida. -Tienes derecho a decidir con qué mujeres puede bailar tu acompañante y quién puede tocarla, como siempre.

 -¿Qué yo tengo derecho? Es una broma, ¿no? Eres adulta.

 Estaba absolutamente escandalizada aunque, al parecer, a Chaerin le resultaba muy divertida mi indignación.

 -Ya hace bastante tiempo, sí. –Afirmó. -Pero esa es la costumbre aquí.

-¿La costumbre? -Todo aquello no le molestaba en absoluto, más bien todo lo contrario. -Me da la sensación de que te parece muy divertido. -Seguí rezongando.

 -Tú sí que me pareces divertida. - Hacía esfuerzos para contener la risa. -Porque veo que este tema te pone nerviosa.

 

-¿Y no piensas que está mal? -Dije con vehemencia.

 Controló un poco sus carcajadas.

 -Todo lo contrario. –Susurró. -Lo encuentro encantador. -Me observó durante largos segundos. -Y tú también me pareces encantadora.

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Comments

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Tamtam45 #1
Chapter 23: Me encantaria que hicieras segunda parte, esta hermosa la historia
mariajoo #2
Chapter 23: As una segunda parte
Yukisoralenali #3
Chapter 2: Mmm que puedo decir tu forma de narrar es genial, la historia es diferente, fresca, sale del contexto habitual quien se imaginaria a una CL de a, por lo general la ponen como la chica mala que es popular y eso; pero tu historia deja algo diferente y significativo no todo sera hermoso en la vida siempre habra problemas con la pareja, me encanto tu historia y he leido tus otras historias, realmente no tengo mucho tiempo leyendo fanfic y todo eso a lo mucho tendre 2 meses es muy poco, pero me gustan tus historias son geniales; no cualquier persona tiene un talento como el tuyo, tu don para imaginar es impresioante, me encantaria que nunca dejaras de escribir historias y mas CHaera XD jajaja
Te has ganado una fan incondicional de verdad no dejes de escribir, imaginar y soñar, eres buena y espero muchas historias tuyas, te estare esperando eb esta pagina y cambias el lugar de publicacion avisa por fa para seguirte
Att: una nueva fan que te la has ganado incondicionalmente
liizzyLee #4
Chapter 23: Alecchi tiene mucha razón y coincidió totalmente con mi opinión, pero yo no lo abría hecho mejor ....
Adore el fic ya lo leo por 2° ves..... felicidades :3
unicornis #5
Chapter 23: Muchas gracias por escribir esta historia, por favor tráenos más historia y seguire tus otros fics :)
Gracias y saludos :D
Yvetth #6
Chapter 23: Ame el cap Lizie la vdd ha sido una gran historia
Y ya estoy esperando los otros fics
mariajoo #7
Que libro es?? Me podrias desir el titulo original
danielamorales
#8
Chapter 23: Queeeee!?! Acabo!?!? Porque!!!!?!?!,.....bueno mejor me calmo .....Gracias por esta magnifica historia....esparare con muchas ganas otras historias chaera !!!!
yulpage #9
Chapter 23: queeeee!!!!??? acabó??? TnT voy a morir en serio...
shdgsdhfghdf te amodoro(?) la adaptación simplemente es perfecta, espero que sigas escribiendo y actualizando tus demás fics; soy una fiel seguidora <3 :3