The Last Day

The Last Day

La colilla cayó al suave golpeteo de su pulgar a la vez que el humo se escapaba de sus delgados labios. Su mirada detallaba cada edificio al cual su ventana daba, a toda la selva de concreto que sería su ultima vista.

No lo vería a él. Sehun se encontraba con su esposa, quizá estaban en el departamento que hacia un año compraron, cuando se casaron, el cual ‘utilizaron’ la noche de bodas donde Sehun probablemente le dio un masaje y con besos dulce la guió a su cama matrimonial y la hizo pasar la mejor noche de su vida.

Luhan lo sabía, a la perfección, él era el amante de Sehun, el otro el cual lo amaba con locura y era capaz de ignorar sus sentimientos para que el menor estuviese bien.

¿Cuántos años llevaba esa situación, donde ambos se amaban en secreto por el miedo del qué dirán? Cuatro, cinco tal vez. Cinco años ocultando su amor a todos ahogando sus deseos entre las mantas de alguna cama de algún hotel de paso, entre el champagne y chocolates, entre los suspiros y gemidos, entre los besos y caricias su amor se había mantenido así y se iba a mantener por las pocas horas que quedaban de vida en la fas de la tierra.

Oculto.

Aunque Sehun estuviese con su esposa en cuerpo, Luhan sabía que en alma y corazón él estaba junto a su cama mirándole con el deseo con él que siempre irrumpía a medio día en su departamento para atontarlo con caricias necesitadas y besos demandantes donde al final Luhan terminaba gimiendo fuerte contra su oído mientras las estocabas golpeaban con sublime exquisitez su punto más sensible y sus manos aruñaban sin reparo alguno la espalda de su amado.

En esos últimos instantes, Luhan no podía evitar pensar en que durante todos esos años de lujuria y te quiero fugaces no pasó a ser algo más que el desahogo físico de Sehun, su amante, el otro. Mas se negaba a considerarse el simple compañero ual del menor, él aun mantenía esa inocente esperanza de que algún día Sehun le diría un Te amo y estaré contigo luego de que sus cuerpo liberasen toda esas cargas de sus vidas. Que el menor lo estrechase entre sus brazos y ambos quedasen dormidos, que al despertar Luhan aun descansase en el pecho de su amado sabiendo que podrían estar por muchas horas más de esa forma, amándose como locos.

Pero ese día nunca llegó y ahora Luhan, con sus veintidós años fumaba su ultimo cigarrillo mientras el caos del Seúl pre apocalíptico poco a poco era atenuado por sus propios demonios que le recordaban nuevamente sus mejores momentos con el veinteañero de su amante, quien –se insistía– debía estar estrechando a su esposa contra su pecho, diciéndole una y otro vez lo mucho que la amaba y que no la dejaría. ‘Ese debería ser yo’ es lo único que se responde mentalmente el pelirrojo, que él y no ella debería ser el ultimo de disfrutase de los brazos del menor, que él y no ella debería ser el que besase por ultima vez los dulces labios del chico, que él y no ella debería ser el que descargase todas sus lagrimas de frustración por no haber cumplido muchas cosas, por no haberse podido amar lo suficiente.

El cigarrillo se apaga y Luhan también apaga todo los sentimientos que lleva en su interior. Para qué llorar… ya lo hizo cada vez que se despedía de Sehun luego de alguna sesión del más placentero y mejor o de su vida, donde las palabras sobraron al igual que la ropa. Donde los te amo por parte del menor nunca salieron de sus hermosos labios, donde nunca hicieron el amor, si no simplemente o.

Y ahora Luhan se siente una mierda, Sehun nunca lo amó y eso fue algo que siempre supo mas se negó a aceptar. Cinco años siendo el otro de su único amor siendo las piernas siempre abiertas para el deseo del menor. Siendo siempre un objeto.

Pero muy en el fondo, el mayor agradece haber probado la nívea piel de su amor, agradece cada caricia por parte del menor, agradece haber tenido en parte su cuerpo y no haber pasado esos cinco años como un idiota enamorado de un desconocido…

Desconocido. Luhan sonríe al recordar como Sehun pasó de desconocido a amigo y luego a todo lo que le siga bajo las sabanas.

Recuerda como un tropiezo lo llevó a los brazos del menor, literalmente. Donde gracias a una sacadilla en la cafetería termino en los brazos de Sehun quien con sus mejillas no tan rojas como las de él le interrogó por su estado y él con balbuceos y susurros se alejó de su pecho de niño grande. Sehun siempre aparentó más edad de la que realmente tenía.

Recuerda como varios eventos insólitos los acercaron rápidamente y como en un par de meses ambos terminaron en los camerinos –luego de un acalorado partido de futbol– gimiendo y rogando por más…

Luhan ríe –para no llorar– al notar lo fácil que le resultó al menor. Casi como un cualquiera… pero él no era un cualquiera, él era fiel a Sehun, él solo era de Sehun y solamente de él era el amor que profesaba entre cada beso entre los baños de colegio.

Suspira y se deja caer en la cama, cierra sus ojos y luego los abre mira el techo de su cuarto. Blanco, un color perturbadoramente tranquilo. No le gustaba, para nada.

Sentándose de golpe, Luhan le da un nuevo vistazo a la capital; los autos en llamas y las personas llorando de terror que han de sentir en esos instantes. Y el quisiera llorar pero resiste sus lagrimas, no quiere sentirse más miserable de lo que ya es, mirando el fin del mundo desde su ventana mientras su amado no está a su lado para reconfortarlo.

Detalla el edificio frente a él: luces encendidas, otras apagadas, mira como una familia reza y como una pareja se besa. Luhan está solo como mucha gente más. Sehun está con quien ama como otro poco más.

Y la ventana se rompe a causa de el televisor que lanzan.

Su ceño se arruga al ver al hombre asomarse por el agujero que él mismo había provocado; sus ojos desorbitados y la sonrisa torcida le causan escalofríos por toda su espina dorsal. Luhan se levanta por completo de de su cama hasta acercarse al ventanal, tanto que su respiración choca contra el cristal, empañándolo.

Al instante que su palma se posa en la ventana el hombre levantó su mirada hacia él, sus ojos estuvieron fijos por un segundo, él hombre dio la impresión de soltar una carcajada y con un pequeño paso saltó al precipicio.

Luhan queda helado en ese instante, ese hombre estaba completamente solo y había decidido acabar con su vida antes de presenciar el destino cruel de toda la humanidad.

Y en ese instante Luhan comprende que él tampoco quería ver el fin solo…

 

*  *  *

 

-¿Qué vas a hacer? –dicen con voz demandante.

Se voltea con miedo, temiendo por haber imaginado su voz pero no, él está ahí con sus oscuros ojos fijos en su temblante figura, con sus manos crispadas en puños tal vez asustado de que saltase. Una risa ahogada sale de su garganta y retrocede hasta quedar a cincuenta centímetros de el menor, Sehun sujeta su nuca y lo acerca a él, Luhan piensa que devorará su boca con el fervor común entre ellos mas que el castaño lo acomodase en su pecho y le diese el abrazo más cálido de su vida lo descoloca.

-¿Qué haces aquí? –susurra de puntillas por el abrazo, con sus labios rosando la oreja de su amante y con sus brazos colgando en sus costados, sin atreverse a corresponder.

-Te amo demasiado como para dejarte solo –responde hundiéndose más en el hueco del cuello del mayor.

-Pero tu esposa…

-Sabes que nunca nos amamos –acarició los delgados brazos del mayor al sentir lo fríos que estaban –que lo nuestro solo fue por complacer a nuestros padres y…

-Que al fin y al cabo yo solo soy el amante…

Sehun deshace el abrazo, él nunca pasaría sus ultimas horas con un simple amante, él amaba demasiado a Luhan como para considerarlo un simple amante. Tal vez muchos lo consideraban el otro mas para Sehun él era el único. Su esposa no era nada, ella también le fue infiel tanta veces como con las que él estuvo con el mayor solo que a diferencia de ella, él no se revolcaba con uno y otro durante cada evento que involucrase la aglomeración de personas.

El solo fue de Luhan, ella nunca fue nada para él.

-¿En serio me amas? –susurra el mayor mirándolo a los ojos, con las mejillas rojas y los ojos llorosos.

El menor sonríe comienza un roce cariñoso e inocente con Luhan. Se lo propuso al verlo al filo de la azotea: le demostraría todo el amor que sentía por él durante esas ultimas horas.

Luhan corresponde el beso soltando algunas lagrimas traviesas y amargas, ¿si ya murió y este es su paraíso? Pues es el más hermoso de todos.

 

*  *  *

 

Al llegar al departamento, Sehun a penas y lo deja respirar, sus labios chocan en un vulgar sonido que de todas formas resulta más provocador para ambos. Sus manos pasean por sobre la ropa ajena; acariciando, apretujando, tanteando cada zona de sus pieles descubiertas.

Sehun detiene todo movimiento y Luhan se asusta de que el menor se haya retractado de pasar con él sus ultimas horas mas cuando otro sorpresivo abrazo junta sus cuerpos lo máximo posible comprende el amor que quiere profesarle con esas inocentes caricias.

-Dime que me amas –susurra ahuecando sus manos en torno a las mejillas del menor –solo eso –planta un beso en sus labios –hazme saber que me amaste…

-Te amo –susurra alzando al pelirrojo, haciendo que sus bien torneadas piernas rodeen sus caderas y con besos inocentes ambos se dirigen a la cama del mayor.

Luhan es depositado con un suavidad extrema en el colchón y Sehun aun se mantiene entre sus piernas, dando un suave movimiento circular para estimularse mutuamente. Los te amo de los labios del menor son tan reconfortantes que el mayor vuelve llorar de felicidad, soltando suaves risas al sentir la diestra del castaño colarse entre su camisa y hacer figuras abstractas en su plano vientre.

-Te amo –susurra el pelirrojo mordiendo la mejilla del menor –mucho… –rectifica pasando sus manos por la fuerte espalda cubierta por la estorbosa tela.

Sehun suelta un gemido al sentir el primer espasmo por el roce constante y fuerte de sus intimidades. Luhan ha comenzado con esos movimientos que solo él sabe hacer y ahora está gimiendo fuertemente. Finalmente, luego de esos manoseos constantes por parte de ambos, libera al mayor de su camisa, dejando a su deleite el frágil pecho de este, el cual sube y baja en irregulares respiraciones a causa de lo que realizan, sus labios se dirigen solos hacia esa zona donde sus fresas resaltan y con un beso de inicio comienza a devorarlos hasta dejarlos en punta.

-Te amo –susurra al sentir como el mayor pelea con su camisa por liberarlo de ella y sonríe por la torpeza de su amado.

Se endereza para quitarse él solo la camisa y al terminar Luhan lo atrae hacia él para continuar tratando sus ya hinchados labios. Su fuerte zurda pasa entre la pequeña espalada del mayor y el cálido colchón para poder levantarlo unos pocos centímetros y juntar lo máximo sus pechos y su vientres, el pelirrojo respira con dificultad ya que el menor no lo deja tomar aire como se debe pero aun así todos esos roces y estimulaciones le estás provocando las mejores sensaciones de su vida.

Y es que simplemente que su amado Sehun esté junto a él amándolo como realmente siempre lo deseó es lo mejor de su vida.

No se da cuenta en que momento sus pantalones quedaron perdidos junto a los del menor pero no los extraña. Ahora, la tela de su ropa interior es lo único que los separara de la desnudez total.

Otro par de minutos de caricias y besos y ambos sienten la necesidad de sentirse más, con maestría y gracia, Sehun elimina todo rastro de tela de sus cuerpos, es cuando ambos se contemplan como los locos enamorados que son al momento que sonríen como tontos y con un sincronizado te amo ambos juntan sus labios por vigésima vez en ese tiempo.

Ya ninguno puede resistir más esa presión en sus cuerpo, es cuando Luhan siente como uno de los dígitos de Sehun entra en su estrechez, comenzando suaves estocadas que provocan suspiros hondos y sonoros al chino. Otro dedo del menor se introduce para hacer movimientos de tijera, dilatando sus paredes; sacando gemidos agudos al mayor.

Luego de la dilatación suficiente, parte del menor entra en su interior, suelta un suspiro demasiado largo y con una sonrisa en sus hinchados labios le da la aprobación para que Sehun continúe e ingrese en su totalidad por sus rosadas carnes.

Ninguno se mueve, ambos se acostumbran, ambos se aman y lo repiten chocando con los labios del otro en los desvergonzados besos donde tratan de devorar lo boca ajena.

Estocadas débiles y otras fuertes, Luhan delira bajo Sehun, moviéndose circularmente, aumentado el placer de ambos. El menor gruñe contra su cuello, dejando sus dientes marcados, dejando un hilo de saliva correr por la enrojecida piel, dejando una marca profunda en el mayor. Marcándolo como suyo. Como propiedad de Oh Sehun. Y solo de él.

Al sentir como sus paredes internas comienzan a cerrarse entorno a la extensión del castaño luego de que este diera varias veces en su punto más sensible lo hace casi gritar, Sehun gruñe envolviendo con su gran mano el miembro de Luhan, masajeándolo con lentos movimientos de arriba hacia abajo.

Luego de esa locura del éxtasis por el que pasan, ambos terminan al mismo tiempo, soltando sus nombres de la forma más erótica posible que ambos sabían.

Sehun sale de Luhan y se tumba junto a él solo para atraerlo a su pecho y besar con dulzura su perlada frente. El pelirrojo puede escuchar el corazón del menor y eso le transmite paz, con sus manos rodea la cintura ajena y se pega a él para con un ultimo te amo caer en un sueño profundo.

Que el mundo terminase en ese instante no le importaba más. Su amado estaba junto a él profesándole cuanto lo amaba entre sus sueños.

Ya no le tendría miedo a la muerte…

 

*  *  *

 

Al abrir los ojos, Luhan sonríe ¿cuándo se había quedado dormido? no se había dado cuenta mas hubiese preferido no despertar y darse cuenta de que estaba completamente solo en su habitación y nuevamente solo en el fin del mundo. Sehun no llegaría, nunca, pero el fin sí y ahora la luz cegadora de una explosión silenciosa venía a devastar todo.

De todas formas ya no tenía nada que…

-¡Luhan!

Y justamente antes de que la luz lo ciegue y la explosión lo maté, Sehun lo rodea con sus brazos, obligándole a darse la vuelta y contemplar por ultima vez los negros ojos de su amado.

-Te amo.

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