Jessica Jung decide morir
Atadas
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Nota de la autora: lean antes de que decidan matarme por el título del capítulo.
(Taeyeon)
-Eso estuvo fantástico, ¡Tae!- Jessica detuvo a Taeyeon en el momento en en que ésta se disponía a bajarse de su plataforma detrás del escenario.
La mirada que Taeyeon le dió a Jessica la hizo sentir como si estuviera loca. -Eh...¿gracias? -
Jessica extendió su brazo hacia su ex-amiga y sin pensarlo mucho le agarro su delgado brazo. -¿Quieres que vayamos a darnos unas copas después de que salgamos de aquí?-
Contigo ni a la esquina, Jessica.
Las palabras se le ahogaron en la mente a Taeyeon y en vez de decir lo que quería, dijo lo que debía -No, gracias. Estoy cansada y mañana tenemos presentación.-
-Anda. ¿Desde hace cuánto que no salimos solo tú y yo a relajarnos?-
-¿En serio pretendes que responda a esa pregunta?- preguntó Taeyeon sin poder creer lo que estaba escuchando a Jessica decir...bueno, sí creía algo: Jessica se había vuelto completamente loca.
-Escucha, Tae. Yo sé que hace años que tú y yo estamos...-Jessica tomó una pausa, evidentemente buscando palabras apropiadas dentro de su cerebro para expresar lo que quería decir.
Taeyeon podía ayudarla con eso. Si había algo que Taeyeon sabía eran palabras -¿en guerra?-
Jessica estuvo a punto de asentir, pero se detuvo cuando procesó las palabras de Taeyeon. Alzó su ceja derecha -¿en guerra? Yo pensaba que eras mi amiga.-
-Tú misma lo has dicho: era. Ahora soy empleada de tu padre. Tú y yo dejamos de ser amigas hace muchísimo tiempo.- Taeyeon comenzó a irse.
Jessica la detuvo una vez mas -Kim Taeyeon!- El nombre completo de Taeyeon siempre tenía un efecto impresionante en ella.
-¿Qué quieres, Jessica?-Taeyeon se había detenido.
-Ya te lo dije. Te voy a buscar a tu apartamento dentro de unas horas.-
Con un suspiro de resignación Taeyeon alzó su delicada muñeca para mirar la hora en su reloj -hoy ya no puedo. Mañana nos vemos a las ocho de la noche en mi apartamento- le dijo y se fue.
*
(Jessica)
Jessica estaba convencida hace mucho tiempo de que por alguna razón estaba maldita. Maldita de veras. En sus primeros meses de haberse quedado sin voz había pensado en quitarse la vida. Se sentía desolada, triste e inútil. Se sentía como se hubiese sentido Pablo Picasso si de repente le hubiesen cortado ambos brazos antes haber pintado su primera obra maestra.
Así era que le había descrito a Krystal que se sentía el haber perdido la voz. Jessica recuerda las palabras de su hermana...fueron palabras mágicas que sacaron a Jessica de las garras mas profundas de su depresión.
Krystal entró sigilosamente a la habitación de Jessica una mañana de Domingo. Jessica todavía dormía y Krystal estaba contenta con eso. Esa era una de las pocas veces en que se le veía a Jessica algo calmada últimamente.
Sintiendo algo moviéndose a su alrededor Jessica abrió sus ojos y se encontró a Krystal sentada en el piso al pie de su cama. Jessica tomó una libreta que le habían dejado sus padres para que se pudiera comunicar con ellos. Econtró un lápiz debajo de su almohada y comenzó a escribir.
-Ya te dije que no entres a mi habitación sin permiso.-
Krystal encogió sus hombros pero no dijo nada.
Jessica volvió a intentar -dejame sola, por favor.-
-Está bien. Sólo que...necesito hacerte una pregunta.- Krysal se paró del piso y caminó hasta el lado de la cama.
Impaciente despues de unos momentos de silencio de su hermana menor, Jessica tiró de sus pijamas. -UMM- dijo.
El sonido las sorprendió a ambas...y les dió esperanza también. Esperanza de que Jessica recuperara su voz algún día; esperanza de que todo volviera a la normalidad.
-¿Qué se siente?-
Jessica frunció el ceño ante la pregunta.
-Quiero decir...¿qué se siente el...no poder hablar?-
- No me lo tomes a mal- dijo Krystal cuando se dió cuenta de que la pregunta no sentó bien con su hermana. -Es que sé que te encanta cantar y te quiero ayudar, Jessica. Honestamente te quiero ayudar. Pero te tengo que entender primero.-
Enfurecida Jessica retomó la libreta y comenzó escribir aceleradamente.
-Se siente como mierda. Trato de hablar y no puedo. Me siento como se sentiría Pablo Picasso si le hubieran cortado los brazos. Así es que me siento- las lágrimas se le comenzaban a salir a Jessica.
Cuando se aseguró de que Krystal ya había leído todo lo que había escrito, comenzó a escribir mas.
-Vete. Dejame sola y no vuelvas a entrar a mi habi
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