Nuevos amigos

Loving a cold machine.

 

Arrojé la nota en la papelera y tiré la pasta. El pensamiento de dejar a Taemin me daba dolor de cabeza. Quizás nunca le había amado y no era feliz a su lado, pero él era todo lo que nunca había tenido, y no podía imaginarme una vida sin él. No obstante, era consciente de que no podía seguir mintiéndole. Quizás no era mi clase de persona ideal y tampoco le veía como un amigo al que contarle mis posibles problemas, pero habíamos pasado demasiadas cosas juntos como para no guardarle el cariño suficiente  para querer que tuviera siquiera la oportunidad de ser feliz al lado de alguien que le amara de verdad.

 

Sentía por él lo que creo que sentiría por mis hermanos pequeños si los tuviera. Era alguien a quien no quería perder del todo, alguien a quien apreciaba mucho porque habíamos crecido juntos, alguien a quien cuidar, de quien preocuparme; alguien de quien me gustaría ser padrino en su boda, pero no ser el novio.

 

Abandoné mi casa y entré en mi coche. No estaba seguro de qué iba a hacer, pero necesitaba irme. Evadirme. No pensar. Así que empecé a conducir.

 

Lo siguiente que recuerdo es darme cuenta de que estaba en las afueras de la ciudad, en una calle en la cima de una colina llena de gigantescas e imponentes casas, con enormes y preciosos jardines y más cristales que paredes. Todo quedaba rodeado de bosque, y se escuchaban constantemente pájaros cantar. Genial, me había metido en la zona de los ricos. “Supongo que es mejor que estar en los barrios bajos”, pensé.

 

Di un par de rodeos pero todo eran callejones sin salida y no encontraba el lugar por dónde había venido. ¿Por qué no habría comprado el GPS como Taemin me había dicho que hiciera?

 

Las calles estaban desiertas, pero decidí bajar de todos modos para esperar a que pasara alguien y preguntarle si sabía por dónde salir. Eché a andar cale abajo, rezando para recordar después dónde había dejado el coche.

 

Llevaba apenas un par de minutos  andando cuando apareció una limusina en dirección contraria a mis pasos. ¿De qué me sonaba esa matrícula?

 

Cuando la limusina iba a pasar por mi lado, vi que se paraba. Asustado, reculé hasta la pared del edificio que tenía detrás. Empezaba a ser tarde, y era un barrio tranquilísimo. ¿Y si era un loco que quería secuestrarme, o matarme, o ambas cosas?

 

Una ventanilla se bajó unos centímetros. Me preparé para correr calle abajo y…

 

- ¿Tan enamorado te he dejado que ya vienes a rondar por mi casa cuando oscurece?

 

Y resultó ser tan solo Kyungsoo.

 

El propietario de la empresa en la que trabajaba bajó del todo la ventanilla y asomó por ella su pequeña cabeza.

 

- Jongin, ¿verdad? ¿Estás bien? Te veo un poco pálido.

 

Tragué saliva e intenté responder con toda la normalidad que pude.

 

-  No, tranquilo, señor. Estoy bien.

 

- No hace falta que me llames señor fuera del trabajo; ahora soy solo soy Kyungsoo.

 

- De acuerdo, Kyungsoo.

 

Un silencio incómodo se apoderó de la atmósfera. Unos segundos después, mi jefe volvió a dirigirse a mí.

 

- En serio, tienes mala cara. ¿Te apetece entrar y tomar algo? Mi casa es justo la que está detrás de ti.

 

- No, no quiero molestar, de verdad.

 

- Bien, como quieras. ¿Has subido hasta aquí andando? Es una cuesta bastante dura.

 

- En realidad… -Suspiré y, avergonzado por mi estupidez, bajé la cabeza- Me he perdido. Iba con el coche, me he metido por una calle que no conocía y he acabado en esta urbanización. Esto parece un laberinto, y como no encontraba la salida me he puesto a buscarla andando, y bueno, entonces has aparecido tú.

 

Por un momento me pareció que lloraba, porque sus hombros no dejaban de temblar y estaba cabizbajo.

 

- Oyes, Kyungsoo, ¿estás bi-

 

- Hahahahahahahaha, ¡pero qué idiota eres! ¿Cómo has podido perderte en un sitio tan pequeño? ¡Hahahahahahahaha!

 

¿Se estaba riendo de mí en toda la cara? ¿Era una broma?

 

- Oye, no ha sid-

 

- Ahora en serio, -me interrumpió.-  Me has dado demasiada pena como para no volver a invitarte. Y un “no” no es respuesta para mí.

 

Supuse que aún no se lo había pasado suficientemente bien burlándose de mí y quería seguir haciéndolo dentro, y nadie se ríe de Kim Jongin.

 

- No, en serio, estoy bien. Buscaré mi coche y me iré a casa.

 

- ¿Acaso sabes dónde está?

 

Me quedé en silencio. Con los nervios se me había olvidado por completo por qué calles había pasado desde que había bajado de mi vehículo.

 

- Pues bien, yo sí. Hemos pasado por su lado de camino aquí. Un audi azul marino, ¿verdad?

 

Asentí.

 

- Si me dejas invitarte a un café, te llevaré luego de vuelta hasta tu coche, lo digo en serio.

 

Sopesé la idea por unos minutos.

 

- ¿Sin trucos?

 

- Sin trucos.

 

- ¿Sin burlas?

 

- Sin burlas. Lo prometo.

 

Y esbozó una sonrisa.

 

 

Me aparté del muro, que había resultado ser en realidad la puerta a la entrada de su  mansión, y el coche entró. El jardín era aproximadamente dos veces mi piso entero; era increíblemente verde, lleno de palmeras que rodeaban la casa y una pequeña pista de tenis a su derecha. Kyungsoo bajó de su vehículo y este se perdió por la izquierda del terreno. Mi anfitrión echó a andar por un camino hecho de láminas de piedra y yo empecé a seguirle.

 

- ¿Te gustan las flores, Jongin? –dijo con las manos en los bolsillos de sus pantalones de traje.

 

- Muchísimo.

 

- De pequeño quería ser jardinero, ¿sabes? Hacer brotar vida y belleza a la vez de la nada, de tierra aparentemente infértil.

 

No dije nada, así que siguió hablando.

 

- Mis planes de futuro cambiaron cuando murieron mis padres hace dos años. Tuve que quedarme con la empresa, pero por suerte aún me queda el poder cuidar de todo esto.

 

Vaya, eso sí que no me lo esperaba. ¿Por qué me contaba esto?

 

- Siento mucho tu pérdida. Mis padres murieron cuando yo era aún un niño.

 

No sabía por qué le estaba hablando de esto, pero por alguna razón no me sentía incómodo haciéndolo, y eso era algo nuevo. No le había hablado de mis padres a nadie excepto a Taemin, y tampoco es que le hubiera contado mucho a él.

 

- Debió ser duro.

 

- Al principio ni siquiera entendía qué pasaba. Un día cualquiera, la profesora me sacó de clase y me llevó hasta el director, y este me dijo que iban a llevarme al hospital. Recuerdo que pregunté que por qué, si me encontraba perfectamente.

 

Suspiré y continué contándole a un casi desconocido mis más dolorosos recuerdos.

 

- Creo que no fue hasta unos días después, en el entierro, cuando comprendí que se habían ido para siempre y que ni siquiera podría quedarme a vivir en mi casa, ni con mi tía, ni con nadie a quien conociera. Y de hecho, nunca llegué a sentirme cómodo en el orfanato. Si no hubiese sido por Taemin-

 

Cerré la boca. Había salido de casa para no pensar en eso, y hablar de él era lo peor que podía hacer. Cerré los ojos y alcé la cabeza al cielo. Los abrí. Un pájaro parecía atravesar las nubes, y por un momento, deseé ser él, y poder huir muy lejos, donde mis padres siguieran vivos, donde Taemin no existiera, donde no me sintiera constantemente un ser tan miserable.

 

- ¿Te encuentras bien, Jongin?

 

- Sí, perdona, es solo que no quiero hablar de eso.

 

- Te entiendo; podemos cambiar de tema cuando quieras. Entra, te llevaré a la cocina. ¿Te gusta el café o prefieres chocolate?

 

Sin darme cuenta, habíamos llegado ya a la puerta de la casa en sí. Era toda blanca y como la mayoría de casas de la urbanización, casi toda encristalada.

 

- Prefiero el chocolate si no es molestia, -dije mientras seguía a Kyungsoo por las habitaciones de la casa. Una entrada con un piano y un montón de estanterías abarrotadas de libros, una sala prácticamente vacía, con solo unos lienzos de los cuales dos estaban empezados, un estrecho sofá blanco y un bodegón. Y, finalmente, la cocina.

 

Era una sala enorme, como todas las demás, muy iluminada y con todas las paredes pintadas de blanco. Una mesa en medio con solo cuatro sillas era prácticamente todo el mobiliario de la casa, a parte de la encimera al estilo barra americana, que separaba la parte donde se cocinaba de donde se comía.

 

- Tienes una casa muy tranquila y luminosa. ¿Tocas el piano? He visto uno al entrar.

 

- ¿Por qué lo dices sorprendido? Y sí, toco desde los cinco años.

 

- Bueno, si te digo la verdad, me esperaba algo más… Alocado. Pareces alguien nervioso, y tu casa da exactamente el efecto contrario.

 

El chico sonrió.

 

- Hay muchas cosas que no sabes de mí aún, Jongin. No te fíes nunca de las apariencias. – Hizo una pausa para respirar. - En realidad soy alguien bastante tranquilo y pacífico. Siéntate, voy a prepararte algo.

 

Le hice caso y me senté a contemplar el bosque que se veía fuera de su casa. Una ardilla comía algo encima de una rama, hasta que me vio saludarla y subió corriendo por el tronco a esconderse.

 

- ¿Te gustan los animales?

 

- Están bien, supongo. Tengo un gato.

 

- A mí nunca me han gustado demasiado. Pelos por todas partes, cosas rotas, olores…

 

Y el incómodo silencio volvió. Casi un minuto después, el sonido del microondas lo irrumpió, y recordé que tenía algo que decirle a mi nuevo jefe.

 

- Ah… Kyungsoo, muchas gracias por ayudarme a conseguir el trabajo. Estaba bastante nervioso y nunca lo hubiera logrado si no hubiese sido por ti.

 

Kyungsoo cogió el cuenco de chocolate fundido del microondas y me lo pasó, haciéndolo deslizar con delicadeza por encima de la mesa.

 

- No me las des, no fue nada. Kris es un obseso del orden y la perfección, y con sus estúpidas reglas y entrevistas, nadie iba a conseguir nunca el puesto. Además, me gusta mucho pincharle, porque sé las ganas que tiene de gritarme y lo que le cuesta aguantarse.

 

- ¿No te da miedo que te acabe odiando?

 

- ¿Kris? Oh, Kris nunca me va a odiar, me tiene por una especie de hermanito pequeño.

 

Espera, ¿qué?

 

- Verás, Kris y yo nos conocemos desde que éramos unos críos. Crecimos juntos en esta misma ciudad y cuando mis padres murieron él vino desde Canada hasta aquí solo para estar conmigo.  Fue mi mayor soporte, y no sé qué habría sido de mí sin él. Por eso le di el puesto que tiene ahora; le necesito cerca por si vuelve a pasar algo malo. Además, sé que le gusta tener poder sobre otros y sentir que lo controla todo, aunque yo esté por encima de él.

 

Eso también me cogió desprevenido. Nunca habría pensado que Kyungsoo y Kris fueran amigos después de la escena que se montó durante mi entrevista de trabajo. Supongo que así es como se llevan los hermanos, tanto los reales como los que no son de sangre.

 

Pensar en Kris me deprimió aún más.

 

- Creo que Kris me odia. –dije en un suspiro.

 

Kyungsoo se echó a reír.

 

- Oh, no te lo tomes como algo personal, actúa como si odiara a todos sus trabajadores, pero en el fondo siempre les acaba cogiendo cariño. A todos excepto a Chanyeol, pero es comprensible. Es alguien demasiado ruidoso y alegre como para que Kris pueda pasar dos minutos en la misma sala que él sin querer darle un puñetazo, y es aún peor cuando su novio está cerca. Si nos vemos todos juntos, Kris siempre intenta ir a la punta contraria donde se encuentre él. ¿Conoces a Chanyeol?

 

- No, y por lo que dices, no estoy seguro de querer hacerlo.

 

- En realidad es un sol de chico, solo que algo nervioso. Ya le conocerás; se presenta a todas las personas que llegan nuevas a trabajar. Tienes suerte de que ahora tenga pareja estable, porque si hubieses llegado hace unos meses, te hubiera tirado los tejos  durante semanas.

 

Que Kyungsoo supiera tantas intimidades de sus trabajadores me hizo sentir muy incómodo. ¿Les espiaba? ¿Iba a hacer lo mismo conmigo? Tomé un sorbo de mi chocolate y miré el reloj de pared que había encima del horno. Las siete y media.

 

- Kyungsoo, es algo tarde, yo…

 

- Tienes cosas que hacer, lo entiendo. Solo una última pregunta, Jongin.

 

- Dime.

 

- Esta noche hemos quedado para celebrar el cumpleaños de Luna, una de tus nuevas compañeras de trabajo. ¿Te gustaría venir?

 

- Oh, pero no voy a conocer a nadie, y tampoco quiero molestar. A la chica del cumpleaños quizás no le haga gracia tener a desconocidos en su fiesta.

 

- No creas; antes de que me marchara me ha preguntado tu nombre. ¿Has hablado con alguna chica hoy?

 

Me puse a pensar y entonces caí. La chica morena y bajita que me había indicado dónde se encontraba el despacho de Kris.

 

- Sí, una chica morena y bajita con una gran sonrisa, ¿verdad?

 

- Exacto; esa es Luna. ¿Y bien?

 

- No estoy seguro, Kyungsoo, debería quedarme en casa con…

 

Intenté no pensar siquiera en su nombre.

 

- ¿Con quién? ¿Cuidas a una abuela o algo así? –bromeó Kyungsoo.

 

Sabía que posponer la ruptura con Taemin no iba a hacer que el problema desapareciera solo, pero me daba igual. Hoy tenía ganas de pasármelo bien por primera vez en muchos años; había conocido a alguien agradable y quizás esa noche conociera a más. Si quería cambiar mi vida, empezar a hablar con gente nueva seguro que iba a ayudarme.

 

- Con nadie, olvídalo. ¿A qué hora quedamos?

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Comments

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airun_x
#1
Chapter 4: "Y resultó ser tan solo Kyungsoo." BUENO TAN SOLO ES KYUNGSOO NO PASA NADA........... yo me hubiese muerto coughs, AYYYYYYYYY PLS QUE SI QUE ES LUNA!!!!!!!!!!!!!!!!!! jo, me da mucha penita taemin, eres cruel con tu ultimate eh????
airun_x
#2
Chapter 3: HOYA DE GUARDAESPALDAS/CHÓFER A HAHAHAHAHAHAHAHAHHAHAHAHA ME MUERO XDDDDDDDDDDDDDDDDD unfgfyffff no sabes cuanto me gusta que kyungsoo mande, en serio, y más a kris hehehehe btw la chica morena soy yo oi ewe
airun_x
#3
Chapter 1: dios mío, jongin mecánico............ pero jo, pobre taemin ;; pls quiero ya la entrevista de trabajo!!!!!!! será para un taller o cambiará de trabajo????



(((soy nuu btw)))