“No te preocupes, mantendré en secreto este encuentro” Mihyun susurró y siguió andando. Ella trató de sonreír, pero juzgando por la expresión de susto de Luhan, su sonrisa era peor de lo que ella pensaba, rápidamente puso el rostro serio, y agachó la cabeza para desviar la mirada de él. Al escuchar la voz de él, levantó la vista. “Gracias” murmuró e hizo una mueca. Mihyun se sorprendió por lo que vio. Esa fue una pequeña sonrisa, pero fue mucho más hermosa que su sonrisa del escenario, y ella se preguntaba por qué. Pero sus pensamientos desvanecieron rápidamente ya que su sirvienta, Jinri, seguía gritando histéricamente. Mihyun rápidamente fue, estaba preocupada que su sirvienta contactara a su padre si no bajaba pronto. Y eso era lo último que deseaba.

Ella cerró la puerta del techo, y dio una vuelta. Su sirvienta estaba parada, con furia en su rostro. “Señorita! Que estaba haciendo?” Jinri la gritó, mientras la agarraba del brazo. Mihyun miró a su sirvienta antes de rápidamente mentirle, “Nada”. Esta vez ella deliberadamente puso un rosto inexpresivo, para que su sirvienta no sospechase nada. Había una diferencia entre su rostro inexpresivo y la expresión normal de su rostro, pero la gente parecía no notarlo. Si estaba poniendo una cara seria o sólo concentrada en algo mas, era lo mismo para ellos. Los humanos son tan fáciles de engañar por los ojos, porque ellos no prestan atención en lo que tienen en frente.

Los pensamientos de Mihyun fueron interrumpidos por el fuerte sermón que gritaba Jinri mientras iba detrás de ella. Debido a que Mihyun ya no toleraba escuchar la voz aguda de jinri, decidió hacerla callar como siempre lo hacía. Se disculpó. “Jinri, no quería preocuparles. De veras lo siento…” dijo, mostrando toda la tristeza posible en su tono de voz y miraba al suelo. Ella le conocía bien a Jinri, así también conocía a cada una de sus mucamas. Algunas de ellas eran débiles o simplemente perezosas, así que Mihyun sólo debía mostrar una expresión seria e ignorarlas y así la dejarían sola. Pero Jinri era dura. Se molestaba tan pronto cuando la heredera la ignoraba, y cuando recién vino Jinri como su mucama, Mihyun pensó que nunca volvería a estar sola. Pero luego de un tiempo, descubrió su debilidad: lágrimas. Simple, pero eficiente.

Algunas personas tal vez se preguntarían por qué es malo tener sirvientas alrededor de ella. De hecho, a Mihyun no le iba a importar sus sirvientas si ellas no reportaban todo lo que hacia o si no le permitían hacer algo. No había privacidad, ni libertad. Cuando un pesado suspiro dejó escapar la sirvienta, Mihyun la miró. Sonrió internamente, pues el suspiro de Jinri significaba que admitía la derrota. Lentamente, ambas fueron al gran salón.

Una vez que llegaron, Mihyun tomó su asiento y continuó mirando la presentación. Observó a Baekhyun mientras trataba de encontrar la manera de ayudarlo. Realmente quería hacerlo. No sólo a él, sino a todos los artistas que firmaron el contrato con su padre porque de alguna manera les tenía lástima. Sus vidas eran difíciles, muy difíciles. Ellos raramente recibían la comida apropiada para comer, pero mas les tenia lástima porque se sentía tan mal divertirse con sus presentaciones sabiendo lo que estaba ocurriendo detrás de las cortinas.

Crecer como la hija del CEO, Lee Mihyun sabia perfectamente como funcionaba el Circus. Su padre había contratado muchas personas para que la enseñasen como funciona la economía de hoy y como llegar a la cima.

Tienes que ser cruel para tener mucho dinero. Tienes que esclavizar a tus empleados, si son artistas u ordinarios trabajadores de fábricas.

Mihyun estaba mas que informada sobre los principios utilizados en el Circus. Su padre ahorraba dinero dando a los artistas los dormitorios más baratos y significaba que era lo peor, y ubicando todas las personas posibles dentro de este dormitorio, y dándoles comida suficiente para sobrevivir, claro, lo más barato. Si era saludable o no, no importaba, y casi siempre haciéndoles hacer todo. Aparte de hacer presentaciones, todos los artistas eran responsables de limpiar todo luego de sus presentaciones y preparar para los eventos especiales. Los artistas difícilmente tenían tiempo libre. Durante todo el día trabajaban sin recibir recompensa alguna. Casi no había dinero para los artistas porque ellos pertenecían a su padre desde que firmaron el contrato de vida.

Ellos primero entraban al Circus con una mentalidad, pensaban que convertirse en artista era lo mejor que les podría pasar en la vida. Serían famosos, serían millonarios, y realmente eso parecía mucho mejor que ser un campesino trabajador de fábrica. Pero una vez hayan empezado a trabajar, se darían cuenta que no había dinero, tampoco había tiempo libre suficiente. Y lo peor, se darían cuenta que la fama realmente no importa. Todas las personas sentadas aplaudiendo en el público, se volvían personas sin rostro. No tenia sentido.

Mihyun se estremeció cuando Jinri estornudó, trayéndola de vuelta a la realidad. Luego una idea saltó a tu mente. Una ingeniosa idea, pensó, preguntándose como no le había ocurrido eso antes. Mirando por encima de Jinri, empezó a fingir un ataque de tos, primero suavemente luego más fuerte.  Los ojos de la sirvienta se abrieron, y Mihyun por un momento estuvo a punto de sonreír, pero se contuvo. “Señorita se encuentra bien? Deberíamos ir a casa?” Preguntó Jinri, sonando muy preocupada. Mihyun sacudió la cabeza y alzó la vista, trató de verse lo más débil posible.

“Podría decirle a una sirvienta que me traiga antibióticos? Algo contra la nausea estaría bien…” Murmuró, inclinando un poco la cabeza y tosiendo fuertemente otra vez. La cara de Jinri estaba roja mientras respondía “Oh dios, señorita! No debió pasearse por el edificio. Creo que agarró una gripe o algo peor” Ella rápidamente fue a buscar un teléfono.

Le llevó solamente 5 minutos para que vuelva la sirvienta. Rapidamente hizo reverencia frente a Mihyun y le acercó a Jinri los antibióticos. A pesar que la heredera estaba levemente asombrada por lo rápido que la sirvienta llegó, eso no la sorprendió. Cuidar de Mihyun era su deber, claro que darían todo de ellos por su deber, y eso era lo que hacía sentir tan mal. Ella no podía ser cercana a sus sirvientas ni guardaespaldas porque ellos la cuidaban sólo porque era sus trabajos – no porque ellos se preocupaban por ella.

Mihyun apartó esos pensamientos. Ahora, los falsos sentimientos de sus empleados era lo menos importante. Forzándose a concentrarse, ella cerró los ojos. Cuando los volvió a abrir, tomó una gran bocanada de aire. Luego de que Jinri le acercó los medicamentos, ella rápidamente se levantó y corrió hacia la salida. Su sirvienta intentó agarrarla de la mano, pero ella se safó. Mihyun inhaló dijo “Siento mucha nausea” Ella sabía que Jinri no podía ver a la gente vomitar. Cuando veía a alguien hacerlo ella inmediatamente también vomitaba. Mihyun la miró una vez más y luego se marchó hacia la salida. La sirvienta se veía bastante pálida y Mihyun casi rió al ver la cara de disgusto con tan sólo mencionar “nauseas”. Pero por supuesto ella se contuvo y continuó su actuación de enferma y débil heredera.

Sin rumbo, Mihyun caminaba por los pasillos porque no sabía como daría los medicamentos a Baekhyun. Ella no podía ir al piso, donde todos los artistas descansaban cuando se presentaban, ya que la seguridad era muy estricta por esa área. Repentinamente, ella recordó que en el baño de los hombres había unos azulejos sueltos en el techo.

Si quitas cuidadosamente esos azulejos, podrias arrastrarte hasta el túnel de ventilación. Tal vez, Mihyun pensó, podría arrastrarme hasta la habitación principal. Había una escalera mecánica que tal vez condujera a los ejes del sótano. Una vez lo había descubierto cuando era más pequeña. Y siendo la pequeña curiosa que era, se arrastró a través de los ejes, durante todo el día. Claro, ella fue regañada cuando volvió a salir y fue castigada no pudiendo salir de su cuarto por todo un mes, pero aun así ella nunca se arrepintió por haberse arrastrado a través de los ejes.

Cuando ella estuvo en los ejes, se sintió tan libre, era increíble. Sin sirvientas, sin guardaespaldas, sin reglas, sólo ella. Era su decisión a donde arrastrarse y era como una aventura. Pero luego de su pequeña aventura, la heredera no se atrevió a volver a ese lugar, tenia miedo que la atraparan, y eso significaba que iba a reparar los azulejos salidos, y no quería que eso ocurriera. Era una imperfección del edificio lleno de reglas y perfección racional. Al menos la sociedad creía que era perfecta. Y a Mihyun le gustó la idea de que algo estuviese mal en todo ese lugar.