...

Pedazos de mi corazón

Debía aceptarlo. Taeyeon me había dejado. Había roto conmigo de la manera más cruel. Lo sé, debí irme antes, lo sabía hace tiempo, más del que me gustaría aceptar, y aún así no quise ver la realidad. Está claro que no hay peor ciego que el que no quiere ver, y para no ver, me había vendado los ojos con capas y capas de mentiras a mí misma. Había metido toda la porquería debajo de la alfombra, hasta que se formo un montículo tan grande donde, aunque yo quisiera, ya no cabían más engaños. Si por mí hubiera sido, habría tejido más alfombra, escondido todo en cualquier recoveco. Yo no quería nada más que a ella, incluso si tenía que compartirla con alguna de sus amantes. Pero ha sido justo ella la que ha decidido terminar con todo.

Esa relación era enfermiza, dejó de ser la que era en un principio hacía tanto tiempo... Teníamos más años de falsedad a las espaldas que de tiempo en el que nos profesábamos ese amor tan real, tan sincero... O me profesaba, porque yo seguía amándola como el maldito primer día. La llama que encendió en mí no se había consumido en lo más mínimo. Y parece que nunca lo hará.

Desde el primer beso que me robó, hasta el último sincero que me dio, yo había estado viviendo en otro mundo. En realidad, ella siempre había sido todo mi mundo y no necesitaba más. Durante ese tiempo la sonrisa era parte de mi cara, no había nada ni nadie que pudiese quitármela. O eso pensaba hasta que la persona que la provocaba, fue la que me la arrebató. Después de eso mi vida se había basado en una serie incansable e interminable de engaños, mentiras, malas palabras, noches cuidándola después de que volviese vomitando tras haberse emborrachado en cualquier lugar y divirtiéndose con quién sabía quién. Pero era suficiente para mí si por las noches volvía y podíamos dormir en la misma cama, me bastaba con poder inspirar su olor por la mañana, a pesar de que hubiera veces en las que el alcohol y otros nauseabundos olores inundaran la habitación.

Después de las últimas palabras, frías, cortantes y venenosas que me había dedicado la morena, decidí recoger todos los pedazos de mi corazón hecho añicos y llevármelo conmigo. Ya no servía para nada, estaba destrozado, esparcido en miles de trozos. Pero no lo dejaría con Taeyeon, me lo llevaría conmigo para al menos no irme del todo vacía de ese lugar que había sido testigo de nuestros momentos, desde las primeras sinceras muestras de amor que nos regalábamos, hasta las últimas y más falsas noches de "amor" que me dio.

 

 

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A día de hoy todavía sigo pensando en sí debería de quemar estas fotos, pero la estúpida idea pasa solo fugazmente por mi cabeza desechándola tan rápido como la pienso. Vuelvo a mirarlas cada noche. Me siento en mi sillón y repaso cada una de sus hermosas y perfectas facciones. A veces cierro los ojos y siento que vuelvo a recorrer su cuerpo, que alguna vez tuve el privilegio de hacer mío, con mis manos. Era imposible que olvidase aquella maravillosa obra de arte. Ha pasado tanto tiempo... Y aún así sigo recordando cada detalle de su ser, cada pequeña marca que poseía. Adoro irme a dormir y soñar con su melodiosa voz, llamándome solo a mí.

Uno de los álbumes lo dejé en su casa, cabezota de mí que pensé que al menos querría recordarme. Seguramente todos esos recuerdos que encerró, son ahora cenizas que habían volado con el viento hacía mucho, desvaneciéndose. No quería que todo lo que vivimos se extinguiera así, sé que ella mató el recuerdo en cuanto crucé la puerta de su casa, de nuestra casa. Pero mientras yo viva, nuestro recuerdo seguirá siendo real, algo que, en un pasado ocurrió y que a pesar de que terminara seguirá vivo en una de nosotras.

 

 

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¿Estaba muerta? ¿Acaso me había atropellado un coche antes de que comenzara a cruzar la calle?

Mi ángel, mi vida, me estaba mirando al otro lado del paso de cebra. Su rostro estaba ahora adornado por numerosas arrugas, el paso del tiempo se dejaba ver en ella. Pero seguía teniendo la misma cara de niña que siempre la caracterizó. Seguía siendo perfecta. El brillo de sus ojos no había cambiado ni un ápice. Agarró su paraguas con las dos manos y me hizo una leve reverencia con la cabeza, al mismo tiempo que curvaba ligeramente la comisura de sus labios, sus ojos me contemplaban con tristeza. Se estaba disculpando.

Por un momento visualicé a la Taeyeon de 20 años, sus arrugas desaparecieron y su suave y tersa piel volvió, incluso más blanca debido a la pobre luz que había debido a las negras nubes y la lluvia que cubrían hoy la cuidad de Seúl. Vi como su negro pelo brillaba fuerte y libre de las canas que ahora poseía, como aquellas manos volvían a ser jóvenes, con las uñas pintadas como tanto la gustaba. Incluso la imaginé con su chaqueta favorita de aquel azul eléctrico, en lugar del negro abrigo que realmente llevaba puesto. Y por último me vi a mí. Vi a la Jessica de 20 años colgando de su brazo, estaba sonriendo, llena de vida, estaba... feliz.

Devolví la reverencia a mi ángel, moviendo levemente la cabeza y con una casi invisible sonrisa, pero que sé que ella pudo ver. Disculpas aceptadas.

Cuando el semáforo se puso en verde, acomodé mi paraguas en la mano izquierda para no chocar con el suyo. Taeyeon comenzó a acercarse hacia mí y la volví a ver como era actualmente, con los años que cargaba en su cuerpo. Aún así seguía sintiendo una magia que la rodeaba y que la convertía en todo lo que yo pudiera querer y desear alguna vez. Avanzamos ambas de frente, mirándonos a los ojos, cuando nuestros brazos estuvieron a punto de rozarse dirijí mi vista hacia el frente y sé que ella hizo lo mismo, seguimos sin detenernos y en ese pequeño instante fui capaz de volver a aspirar su aroma, seguía siendo tan dulce y atrayente como siempre. Cuando llegué al otro lado de la calle, sentí la tentación de mirar hacia atrás. Pero no, todo ha terminado, había terminado hacía muchísimos años, a pesar de que yo lo sintiese como ayer mismo. Así que obligué a mi cuello a mantenerse firme y seguí mi camino hacia mi solitaria casa.

 

 

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He sido tan tonta durante todo este tiempo. Pensé que había guardado todos y cada uno de los pedacitos de mi corazón conmigo, pensé que era eso lo que dolía en mi pecho. En mi mente era como un plato roto, que con los bordes de cada trozo me pinchaba y cortaba. Pero no. Durante este tiempo, por mucho que intentase llevármelo aquel día, mi corazón había escapado de mí y se había quedado con ella, con su verdadera dueña, había vuelto a quien realmente siempre había pertenecido, a Taeyeon.

Por fin me he dado cuenta de que lo que duele, no son trozos afilados y puntiagudos, sino que lo que me hace daño es el vacío que hay en mí. Es mi cuerpo reclamando por algo que lo llene, algo que ilumine, aunque sea un poquito, toda esta oscuridad, que pueda bombear algo por estas secas y viejas venas. Siento no poder darte lo que pides. Posé una mano sobre mi pecho. Mi corazón ha de estar con quién le pertenece, se lo entregué una vez y nunca podré arrebatárselo.

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Comments

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jessiyo #1
Chapter 1: Me pareció una historia muy bonita está genial
keyla00990-LauraG #2
Chapter 1: Hermoso y triste a la vez pero genial al fin de cuentas. (◉◡◉)✌
Gracias por compartir este lindo OneShot Taengsic \ (•◡•) /