Te Encontre

Te Encontre

Cuando las decisiones que tomes sean las erradas… nuestros caminos se cruzaran, porque nuestros destinos no están de la mano del otro.


La primera y última vez que lo vi tenía 16 años, él no era de mi país ni siquiera podía pronunciar bien el idioma, pero pudimos mantener contacto gracias a un campamento en el que estuvimos con mi colegio.

Esa vez fuimos por dos semana y a pesar de lo poco que hablamos terminé enamorándome de él.

Jugamos partidos de fútbol para afianzar las relaciones de los chicos de su colegio y el mío, las chicas de nuestro colegio estaban fascinadas de ellos más que de nosotros y viceversa, él era aclamado por muchas chicas, pero una lesión en mi pie y en su brazo terminó juntándonos en la enfermería.

Cada vez que algo malo nos pasaba, nos encontrábamos.

Cada vez que hacía un estupidez, nos encontrábamos.

Y cada vez que nos encontrábamos era algo mágico para mí y para él.

Nuestra relación fue intensa en los últimos días, cuando nuestros profesores se daban la vuelta o conversaban entre sí, nos escapábamos e intentábamos comunicarnos… él fue mi primera vez, quizás yo también lo fui para él, no obstante fue algo que nunca olvidaré… sus manos en mi piel tocando partes que sólo yo exploraba en mi soledad, él logró cosas que las imágenes no pueden lograr, por mi parte toqué y sentí cada parte de él como si no hubiera mañana y la última noche terminamos tan cansados que nos fue difícil escabullirnos a los dormitorios del colegio, pero lo logramos.

Desde aquella vez supe cual era mi preferencia ual, además de aprender nuevas formas de hacerlo bien… me convertí en un rompe corazones, cada chica que me hacía una confesión la rechazaba, siempre esperé que un hombre se me acercará como él lo hizo, pero nunca sucedió.


Hasta ahora.

A mis 22 años lo reconocí, estaba más alto y sus rasgos ya no eran tan delicados como aquella vez, su rostro no tenía vello facial y eso lo hacía ver más joven, sus ojos saltones y su expresión alegre provocaban en mí querer acercarme, verlo desde lejos se volvió en mi mayor pasatiempo.

Empecé a asistir a las practicas del club de fútbol de la universidad, como eran en un horario donde tenía un tiempo libre me quedaba ahí observando cada paso que daba.
Empecé a fumar en esos horarios, ya que cierta la ansiedad empezaba a moverse a otras partes.

Un día cuando estaba en lo mío una chica se acercó a mí "S-Sehun oppa…" dejé mi cigarrillo de lado y la observé "¿Quién eres?" le pregunté secamente, sus ojos empezaban a ponerse llorosos y su rostro a empalidecer "S-Sunhee, n-no somos de l-la misma c-carrera" llevé nuevamente el cigarrillo a mi boca "¿Para qué me buscas entonces?" pregunté enojado, la practica había acabado mientras ella tartamudeaba "Y-yo-yo" me levanté, fumé por última vez, tiré el cigarrillo y lo apagué con el pie, en todo ese tiempo ella estaba parada sin formular palabra alguna, la miré e intenté ser suave "¿Qué necesitas?" ella miró al suelo y jugueteó con los dedos de sus manos "Si no vas a decirme nada permíteme pasar, tengo una clase a la cual asistir" dije lo más cordial que pude, ella se hizo a un lado y empecé a caminar cuando lo vi frente a mí, me quedé helado "¿Este es el chico que te gusta?" le preguntó sin mirarme, no sé qué habrá respondido ella y no me interesaba "No deberías comportarte así con las chicas, ¿sabes?" dijo en un tono monótono como si a él tampoco le interesara, ella dijo algo y salió corriendo de la escena "No sabía que fumabas" su pronunciación era casi perfecta como si su coreano fuera nativo "Empecé ahora último" "¿Por qué?" él todavía estaba en su traje deportivo "N-no… lo sé" no pude evitar comerlo con los ojos, mi cuerpo estaba empezando a pedir nuevamente un cigarrillo, él también me miró de pies a cabeza "Creo que sé la razón" contestó con una sonrisa juguetona, el calor recorrió cada fibra de mi ser "¿Tienes clases ahora?" negué "¿Cómo le dijiste a esa chica que sí?" tragué "Quería evitarla" "Entonces tienes tiempo" él se acercó, su aroma se impregnaba en mi nariz "Estás excitado…" dijo con voz ronca mientras apoyaba su mano en mi abdomen y bajaba lentamente "Te haré sentir bien… como en aquellos tiempos…" cerré los ojos y me dejé llevar, dejé que mi cuerpo liberara toda la tensión acumulada.


Así empezaron nuestras reuniones secretas después de cada practica cuando no quedaba nadie en los vestidores.

No podía negarle nada ni él a mí, estuvimos así por meses y estuvimos a punto de ser descubiertos muchas veces, pero siempre nos las arreglábamos para que no nos descubrieran.

Me estaba acostumbrando a ese ritmo de vida, cada vez que nos veíamos necesitábamos un parte no frecuentada o simplemente con algún grado de privacidad, como esa vez que salí de un examen y lo encontré en el baño… no había nadie y estaba tan estresado que tuvo que soportar estar en un cubículo de este para que nadie nos viera, también la biblioteca se convirtió en mi lugar favorito, era silencioso y tranquilo un escenario digno de ser perturbado.


Sin embargo, nuestros mejores años terminaron pronto y nuestras respectivas familias empezaron a pedir novias de nuestra parte… fue ahí cuando tuve que decirle que sí a una de las muchachas que se me declaró en el trabajo, compartí buenos momentos con ella que más que ser mi pareja era una amiga, la presenté como mi novia y luego como mi esposa, todo esto sin que ninguno de mis familiares o amigos supiera de mi relación oculta con Luhan, no podíamos dejar de vernos y nuestros cuerpos se necesitaban tanto como nuestros corazones, realmente me sentía miserable por hacerle aquello a mi esposa, pero en la intimidad ella y yo no coincidíamos, por más que me quisiera y yo le hiciera sus gustos nunca la quise de esa manera.

Un día Luhan me llamó y le inventé una excusa a mi esposa para ir a verlo, pero ese día mi mundo se derrumbó "Voy a ser padre… y ella quiere que nos vayamos a Beijing" la esposa de Luhan era de su misma nacionalidad "¿Qué? N-no… no puedes, ¡te amo!" le grité, él empezó a temblar y sus ojos se pusieron llorosos al igual que los míos "Yo también te amo… pero… seré padre Hunnie… y-yo tengo que ser un buen padre" dijo llorando, caí frente a él y ambos lloramos, nuestra despedida fue agridulce peor que aquella vez.

Así pasaron los años y fui padre de tres hermosos hijos, mi esposa siempre me quiso, pero llegó el día en que él me contactó "¿Cómo has estado?" fue lo primero que me preguntó, a mis 46 años ya me consideraba una persona madura y un tanto fría, pero el sólo hecho de escuchar su voz tocó mi corazón, nuevamente lo necesitaba y él a mí, sin embargo cuando mi hija mayor y su novio hicieron una reunión para que nos conociéramos… nos encontramos y fue como si me hubieran sacado el corazón de un golpe, cuando pudimos conversar a solas hubo un silencio prolongado "Esa vez te lo dije… a menos que tomemos malas decisiones nos encontraremos" dijo con la mirada pérdida "Todavía no hemos tomado una mala decisión" dije después de varios minutos, él me miró sorprendido, siempre Luhan fue el que tomó la iniciativa "Si nuestros destinos no están en que seamos felices a los ojos del mundo… entonces escondámonos del mundo" él tragó "¿Estás seguro?" asentí "No puedo vivir sin ti… aunque sea algo horrible de hacer a las espaldas de nuestros hijos…" él se acercó, tiró de mi cabello "Volviste a Seúl por mí y en cambio nuestros hijos se enamoraron…" seguí "Eres la peor persona que he conocido" dijo antes de que nuestras lenguas batallaran "Lo mismo va para ti…" sonreí después de aquello.



Si nuestro destino era tomar malas decisiones para poder estar juntos, entonces las seguiríamos tomando hasta ser descubiertos por el mundo.


                                                                                     FIN

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