Él respiro con tranquilidad al oír aquellos ruidos tan familiares a su alrededor; niños jugando, la brisa golpeando su rostro, la lluvia empapándolo. También estaba aquella risa contagiosa que tanto amaba.

-Me llamo, Jeongguk.- dijo, con un tono tímido; como si fuera un susurro, haciendo que el otro chico sonriera.

-Taehyung.- respondió, aún con aquella sonrisa en su rostro.

No sabía lo que estaba haciendo exactamente, no sabía lo significativo de aquel día, no sabía por qué tenía ganas de llorar.

Solo sabía que estaba conociendo a un chico llamado Taehyung, con una bella sonrisa que ama jugar con los niños bajo la lluvia, que ama la lluvia, y que tiene una risa demasiado contagiosa como para ser real.

Pero lo era.

-¿Y exactamente qué estás haciendo aquí, Jeongguk?- le preguntó, dándole una cálida mirada para luego apartarla al cielo.

Acababa de salir de la universidad, eso recuerda, estaba demasiado ocupado admirando a aquel chico como para acordarse.

-Me refiero a por qué sigues bajo la lluvia.

Por él.

Pero no lo dijo, solo se avergonzó poniendo sus mejillas de color rosado, y bajando la mirada.

-Eres tierno.- rio

Jeongguk intentó no demostrar emoción ante aquellas palabras, aunque no pudo evitar que las comisuras de sus labios se elevaran un poquito.

-¿Y tú?

-La lluvia es hermosa- respondió con felicidad, al mismo tiempo en que se abrazaba a sí mismo- Me hace sentir mejor.

-¿Mejor?

-Problemas personales.- contestó- Tú sabes, la familia y toda esa porquería.

Jeongguk asintió, claro que sabía.

Desde que sus padres descubrieron su inclinación ual, contraría al del 98,8% del resto de los hombres, ha tenido problemas con ellos, lo han dejado de lado, y cuando termine la universidad van a darle la espalda.

-Tienes 21 ¿no, Jeongguk?

Asintió, cerrando sus ojos al sentir al mayor un poco más cerca de él. Concentrándose en sus respiraciones, en sus movimientos, en los ruidos que los rodeaban; el agua de lluvia goteando contra el pavimento de la plaza, contra los árboles, el viento que rozaba su piel erizada.

Todo

Podía sentirlo.

-Y-yo…

-¿Necesitas volver a casa, Jeonggukie?- no fue como una pregunta; fue más bien como si supiera lo que iba a decir, lo que quería decir.

Pero el menor no se percato de ello, solo respiró hondo al oír aquellas palabras salir de los labios del otro con aquella tonalidad llena de ternura.

-Si.- respondió, absorbiendo la colonia que emanaba de Taehyung; sin ganas de querer irse realmente.

-Te acompañare.

-¿No es lejos, Hyung?

-No.- sonrió, aún mirando el cielo- Yo vivo por allí también.

Jeongguk lo miró extrañado, porque nunca lo había visto antes, no era uno de sus vecinos.

Pero solo pensó que era porque el mayor quería acompañarlo, así que eliminó esa idea de su mente.

°

°

La caminata no fue tan larga como Jeongguk hubiera querido, pero cada minuto que pasó oyendo la melódica y gruesa voz de Taehyung, lo valieron todo.

-Nos vemos otro día, Kook.- le dijo despeinándolo con sus suaves manos, para luego comenzar a caminar por el mismo camino del que vinieron.

-Alto.- le frenó, sosteniendo su brazo- ¿Cómo nos volveremos a ver?

Taehyung rió.-Cada vez que llueva estaré allí, recuerda.

Eso no era una respuesta, él no quería verlo en una semana, en un mes; él quería verlo al otro día, todas las mañanas.

Pero el mayor ya estaba corriendo calle abajo como para que pudiera decírselo.

-¡Hyung!- gritó- Dime dónde vives al menos.

El mayor volvió a reír, sin parar, sin voltearse, solo seguía su camino.

-Nos veremos pronto, Kook.- fue todo lo que le dijo, para que luego no se viera más.

Kook

Nunca antes lo habían llamado así, pero por una extraña razón su corazón estaba palpitando fuerte contra su caja torácica, mientras un nudo se formaba en su garganta.

-Llegue.- dijo, mientras dejaba su bolso a un lado y se quitaba sus zapatos.

Aunque sus padres odiaran sus gustos, sabía que siempre estarían cuando volviera, hasta que termine la universidad al menos. Y eso era algo que Jeongguk no podía comprender.

-La cena esta lista.- dijo la voz de su madre desde la cocina.

°

°

Querido…

Estimado…

Hyung

Taehyung

La lluvia golpeaba la ventana de la habitación de Jeongguk con gran fuerza, pero él estaba demasiado ocupado escribiendo, rayando, tirando, y volviendo a escribir diferentes papeles que tenía arriba de su escritorio.

Apoyó su cabeza contra la madera fría. Sus ojos se cerraban de vez en cuando, su respiración se agitaba por la ira de que no se le venga nada a la mente, sus oídos se acostumbraban al solitario ruido de su habitación.

Hace dos semanas que no ve a Taehyung, dos semanas, tres días, tres horas con cinco minutos y 57, 58, 59 segundos.

Le había dicho que estaría cuando lloviera, pero no estuvo, solo estaban unos niños con una madre retándolos y el típico carrito que venden comidas calientes para esas épocas de invierno.

Se sentía desilusionado, porque eso significaba que la próxima tampoco estaría ni la otra, y que no lo vería nunca más en su vida.

Así que quería expresarse, porque es malo expresando lo que siente al resto, por eso prefiere escribir y dejar cartas en lugares que a la persona que va dirigida conozca o vaya seguido.

                                               28 de octubre, Seúl, Corea.

Taehyung.

Mi nombre es Jeongguk, no sé si me recuerdas, pero soy el chico que viste hace dos semanas y tres horas con cinco minutos en la plaza, bajo la lluvia.

¿Al que acompañaste a su casa y le dijiste que lo verías pronto?

¿Cuándo lloviera?

Hoy llovió, y sé que parezco un adolescente estúpido enamorado, que se creyó tus palabras, pero no estuviste allí.

Solo quería saber si te volveré a ver alguna vez.

Ni siquiera sé por qué escribo esta carta, porque de segura nunca la encontrarás, y nunca la leerás.

Pero solo quería que si la llegas a leer sepas… que aunque es extraño… siento que te conozco de antes.

                                                           Jeongguk.

°

°

Dolor, eso sentía en aquel momento.

Sus lágrimas corrían por sus mejillas y el nudo de su garganta no parecía querer desatarse.

-Kook.- sus dedos tocaron su rostro con delicadeza limpiando las lágrimas de sus mejillas- ¿Estás bie