Esposa en la Sombra
Description
Las maquinaciones de la importante familia Kim habían obligado a Jessica a casarse. El reacio novio, el conde Kim Taeyeon, era el mujeriego con peor fama de Seúl.
En sociedad, Taeyeon besaba por obligación a su nueva y tímida esposa. Pero, en su mansión, la condesa se negó a seguir en la sombra.
Ante el desafío de Jessica, Taeyeon se sintió cautivado por el reto de poseerla.
Hola a todos, antes que nada quisiera decir que esta historia no es mia, si no que es una adaptacion de una novela del mismo nombre escrita por Sara Craven, por lo tanto los derechos le pertenecen a ella. Yo solo quise compartir esta historia que a mí en lo personal me encanto, pero con Taengsic como los protagonistas, Así que espero que disfruten de la historia tanto como yo lo hice.
Nota: hay algunas palabras que deje en italiano (apodos) porque originalmente la historia se desarrollaba en Italia pero yo lo cambie para que sea en corea.
Jessica Jung
Edad: 23 años
Una chica normal de clase-media, pero con parientes ricos.
Debido a las circunstancias es obligada a casarse con Taeyeon y se convierte en la condesa Kim.
Kim Taeyeon
Edad: 26 años
Es el conde Kim, un atractivo y millonario mujeriego que no cree en el amor.
Es el presidente de Blanc&Eclare. Debido a las circunstancias es obligado a casarse con Jessica.
Foreword
Prólogo
-Abril-
Eran los pendientes más exquisitos que había visto en su vida. Los diamantes brillaban de tal manera, que se preguntó si se quemaría al tocarlos. Pero, en realidad, eran fríos, pensó mientras se los ponía; fríos como el resto de las joyas que le habían regalado en los últimos e interminables meses; fríos como el vacío que sentía en el estómago al pensar en la noche que la esperaba y sus posibles consecuencias.
Agarró el colgante, que había sido un regalo anterior, y se lo dio a Luna, la doncella, para que se lo abrochara. Después se levantó del tocador y se acercó al espejo de cuerpo entero que había en la pared de al lado para someter su imagen a un examen crítico.
El negro era obligatorio aquella noche. Ni el color ni el estilo del vestido eran de su especial agrado. Hacían que pareciera mayor de los veintitrés años que tenía y transmitían una sofisticación de la que carecía. Pero como muchas otras cosas en su vida, no los había elegido ella. Además, pensó con ironía, ¿desde cuándo una marioneta elegía sus vestidos?
Llevaba el pelo recogido en un moño y se había maquillado haciendo resaltar sus ojos felinos de color café almendrado.
Y en el cuello y las orejas brillaban los diamantes como el hielo a la luz del sol invernal.
Oyó que Luna tosía y vio que miraba el reloj. Era hora de comenzar otra representación. Agarró el bolso, salió de la habitación y llegó a las escaleras al tiempo que oía cerrarse otra puerta.
Se detuvo, como hacía siempre, mientras lo observaba acercarse, guapo, delgado y elegante, con movimientos tan ágiles como los de una pantera.
Él también se detuvo y asintió levemente para indicarle que su apariencia contaba con su aprobación. Después bajaron juntos, pero con la suficiente distancia entre ambos para que la manga de él no rozara el brazo de ella.
Al llegar al vestíbulo, él se volvió hacia ella y dijo en voz baja. “Esta noche”
Ella sintió un escalofrío que se transformó en miedo.
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