Ambos se encontraban sentados en una pequeña grada cerca de la casa de ella, después de una tarde de amigos y de la cual él se ofreció a acompañarla hasta su casa cuando terminó. Conversaban amenamente recordando episodios que habían vivido durante un tiempo de amistad y largas pláticas que les permitieron conocerse muy bien y compartir sus más íntimos secretos.

A pesar de ese tiempo de amistad, ninguno había podido ver en el otro los sentimientos que ocultaban desde hace ya algún tiempo. Las últimas ocasiones en que se encontraron, habían podido descubrir un lado diferente de su acompañante, pero no habían sido capaces de compartirlo por miedo de dañar la relación que compartían hasta el momento.

Él, un chico que tenía mucha experiencia en el amor, la cual se reflejaba en las incontables aventuras y relaciones que estaban escritas en su pasado, pero que no lo convertían en un mal hombre, ya que también guardaba muchas heridas en su corazón. Ella, una chica sin experiencia, que había cerrado su corazón, según ella porque no tenía tiempo para eso, pero en realidad tenía miedo de ser lastimada, por lo que cada vez que se presentaba una oportunidad, huía buscando protección en su apreciada soledad.

Cada vez la noche se hacía más oscura y fría, por lo que ella comenzó a frotar sus brazos para tratar de calentarse un poco.

- Quieres que te preste mi chaqueta? –dijo él con una sonrisa en su rostro.

- No, así estoy bien. –respondió sin siquiera verlo a los ojos.

- Pero te puedes resfriar. –contestó un poco preocupado

- De verdad no te preocupes, no me va a pasar nada. –se negaba sintiendo una proximidad inusual, así que aprovechó para mirar el reloj naranja que se encontraba en su muñeca e hizo un gesto de asombro –Wow, ya es muy tarde! Debo regresar a mi casa!- Se levantó rápidamente y sacudió un poco su pantalón azul.

- Espera! –él la sujetó del brazo y bajó su cabeza mientras pensaba muy bien en las palabras que iba a decir.

- Lo siento. Debo entrar rápido a mi casa o puedo tener problemas. –se soltó rápidamente del agarre del chico y comenzó a caminar en dirección a su casa.

- Yah! Te dije que te esperaras! –dijo él levantándose y caminando de prisa hacia la chica que ya había avanzado unos cuantos metros.

Ella se detuvo, cerró los ojos, respiró profundo y se volvió en dirección al chico. –Qué? Habla rápido! –dijo un poco cortante para intentar espantarlo.

Cuando estaba ya lo suficientemente cerca, se acercó lentamente a ella y le mostro una hermosa sonrisa. El corazón de la chica se aceleró y al sentir la cercanía de él, dio dos tímidos pasos hacia atrás. –Qué te pasa? Quédate ahí! –dijo con voz nerviosa.

Él se seguía acercando a ella con la misma sonrisa sin pronunciar una sola palabra. –Te lo advierto, detente ahí! – Dijo ella poniendo su mano al frente para intentar detenerlo, pero él tomó su mano y entrelazó sus dedos. Se acercó un poco más y quitó suavemente con su otra mano el cabello que tapaba un poco los ojos de la chica. Cada vez más la distancia entre ellos se hacía más pequeña y las manos de él tomaron el rostro de la chica con delicadeza. Ella, sin saber qué hacer, cerró sus ojos y se sonrojó sintiendo al momento los labios de él rozando los propios.

Él bajo lentamente sus manos hasta llegar a los hombros de la chica. Ella, con sus dos brazos cayendo a cada lado, no hacía ningún movimiento más que los que el chico le indicaba con sus labios, sin darse cuenta, se dejó llevar por el momento, olvidando la hora, el frío y las personas que la estaban esperando en su hogar.

Él, al sentir que ella se encontraba más cómoda, ladeó un poco su cabeza y comenzó a mover sus labios lentamente, atrapando los contrarios entre los suyos. Pasaron un par de minutos, cuando ella reaccionó abriendo muy grande sus ojos y se separó tapando su poca con su mano derecha y bajó la cabeza apenada.

- Qué pasa? –Preguntó él un poco nervioso al ver la reacción de la chica.

- No pasa nada –Dijo moviendo su cabeza en negación.

- Lo siento, no pensé que estuviera haciendo algo mal –Trataba de excusarse el chico agachándose un poco para ver el rostro de ella.

- No te preocupes. Adios. –Ella dio media vuelta y salió corriendo de nuevo en dirección a su casa cuando sintió que una mano tomaba su brazo.

- Espera… Solo quiero que sepas que no fue algo de momento. –soltó el brazo de ella- Lo he querido hacer desde hace ya algún tiempo. Disculpa si te hice sentir incómoda, pero de verdad me gustas y no me pude resistir.

La chica se quedó congelada al escuchar esas palabras, no creía que sus sentimientos pudieran ser  correspondidos. Volvió el rostro hacia el chico y sonrió tímidamente, antes de retomar su camino rápidamente. Al llegar a su casa, subió hacia su habitación, cerró la puerta con llave y se dejó caer en su cama viendo fijamente el techo por varios minutos, luego de lo cual se sonrojó y sonrió mordiendo un poco su labio inferior. Tomó su celular y envió un mensaje de texto –Yah! Qué piensas? Que eres irresistible? La próxima vez te vas a arrepentir! – Luego unos segundos, la respuesta llegó –Si lo soy… Entonces puedo hacerlo de nuevo? – Al leer el mensaje se sonrojó todavía más, tiró el celular, tomó su cobija y se tapó completamente tratando de proteger sus pensamientos.

Fin...

cr. imagen: Sweet Kiss by Zandra Chan