No conocí jamás el tacto cálido de un abrazo.

No me molestaba ver el llanto en las personas. Ni recibir golpes.

No conocí jamás lo que era sentir compasión por otros.

Verles retorcerse de dolor, no significaba nada para mí.

No sabía dar cariño. No era posible que alguien como yo, pudiera sentir o recibir amor.

Nunca veía lo bueno o lo malo. Yo vivía en esa línea neutra.

O quizás, en ningún lugar.

Yo no era capaz de actuar como un ser humano.

Tampoco, era consciente  que las excepciones existen.

Que nada puede ser absoluto.

Yo no lo sabía.

No hasta que la conocí.

*~*~*

El sudor corría por su frente. Resbalando por sus mejillas. Su pecho subía y bajaba velozmente. Y todo su cuerpo se sentía ajeno. Su espalda apoyada contra aquel muro lleno de suciedad, era lo único que evitaba que pudiera caer al suelo.

Y entonces, una mano cubrió sus labios. En medio de la oscuridad reinante y la posición en que se encontraba, no podía ver muy bien. Solo el brillo de unas las pupilas oscuras. Era una chica; misma que se aseguró de que no hubiera nadie cerca, o al menos, eso pensó Joo Hyun al verla escudriñar el lugar, como si tuviera el don de los gatos y pudiera ver entre las sombras.

-“No digas nada, sígueme. Todo estará bien”- Le indicó en un susurro. Le tomo fuertemente de la mano, con seguridad. Era un agarre que se sentía extrañamente familiar.

*~*~*

Era algo completamente normal, que se hallara en esa pequeña habitación, con nada más que una enorme ventana en lo alto, donde no podía alcanzarla; por ella podía ver el sol nacer y morir.

Los días y las noches llegar a irse de la misma manera. No tenía noción del mundo que estaba afuera.

Sentada sobre la cama, con sus piernas flexionadas contra su pecho, y la espalda apoyada en la fría pared, solo aguardaba. Solo esperaba.

Ese sonido metálico de la puerta abriéndose.

Un hombre vestido completamente en negro, entraba a la habitación. Y dejaba sobre la cama un sobre. Una maleta.

“Ya sabes lo que tienes que hacer, abriremos la puerta en cinco minutos.”

Y con eso, se iba. La joven sacó un par de hojas. Un expediente más. La fotografía de una joven.

Una misión más. Otra orden que acataría de manera implacable.

Quince minutos después, iba en el asiento trasero de aquel vehículo de vidrios polarizados. A su lado, el mismo hombre que siempre le llevaba los sobres, se aclaró la garganta antes de comenzar.

Eso era diferente.

-“Agente 930607… esperamos cumplas la misión sin complicaciones”- La chica le miró fijamente, sin expresión. ¿Agente? Si… claro… una manera más decente de llamarle. Ella solo era un número más. Un experimento. Una niña fue cuidadosamente concebida incluso. Educada desde que tenía uso de razón para ser resistente al dolor. Para bloquear emociones. Experta en dispositivos y lucha cuerpo a cuerpo. Un arma con cuerpo de mujer. Rara vez hablaba. Ni se limitó a asentir. ¿Cuándo había fallado? JAMAS.

Pero como intuyera, esta vez, había algo diferente.

-“Esta vez, el objetivo tiene que ser capturado con vida. Pero la seguridad es excesiva. No hemos logrado infiltrarnos aún…

¿Capturar con vida? Eso era nuevo. Ella solo servía para matar y no dejar huellas. ¿Para que la querían entonces?

-“Tendrás que acercarte, no será difícil, eres una… una… una chica… hábil.”

¿Chica? ¿Desde cuándo lo era? ¿No era ella solamente “930607”?

-“Eres nuestra mejor arma”

Así fue, como, se le ordeno vigilar como una sombra a Seo Joo Hyun.

*~*~*

-“No dejaré que nada te suceda. Te lo prometo. Confía en mí.”

-“¿Quién eres? –preguntó con voz temblorosa, mientras se escondían detrás de unos cubos de basura. La pelinegra pudo escuchar fácilmente pisadas no muy lejos. Su ritmo cardiaco estaba incontrolable. Pero la otra chica, permanecía serena. Ni siquiera se escuchaba agitada.

-“930607…”-musitó la joven.

*~*~*

No se explicaba cómo no habían podido hacerse cargo de ese trabajo. El nuevo blanco era sumamente indefenso. Era una joven alta, bonita. Sencilla, y educada; bien vestida. Asistía a una Universidad Pública, por decisión, en lugar de una privada, como había ordenado su padre. Siempre rodeada de sus amigos y amigas. La chica lista de la clase. Presidenta del Consejo estudiantil. Con una sonrisa suave siempre en el rostro. Nunca tenía negativa para los compañeros que pedían su ayuda.

Buena incluso en deportes; la chica practicaba natación.

Estaba en un montón de actividades extracurriculares, y aun así, se hacía tiempo para hacer trabajo de voluntaria en albergues, orfanatos, asilos e incluso tenía como proyecto una casa para animales abandonados.

Los domingos los empleaba para ayudar a reforestar áreas verdes.

Era… demasiado….

Diferente.

Ella siempre se había encargado de tipos que frecuentaban lugares oscuros. Lugares que olían mal. Lugares alejados. Hombres y mujeres con sonrisas llenas de maldad. Almas llenas de odio y avaricia. Definitivamente, estaba acostumbrada a otro tipo de escenarios.

Pero ella estaba entrenada para no sentir nada. Para no pensar en nada. Se sacó la plaquita metálica de la camisa, esa que llevaba atada al cuello. Y miró la inscripción, el número familiar. Pero, notó algo que no había visto antes. Había otra inscripción detrás. ¿Ese era su “nombre”?

*~*~*

-“Ese no es un nombre”- La chica le miró con la ceja arqueada, esperando una respuesta convincente.

-“Yo… creo que… me llamo… Yo… soy… Park Jiyeon”-

-“Gracias por ayudarme, Jiyeon”- Y una sonrisa sincera asomó en los labios de la pelinegra.

-“No agradezcas, Seo Joo Hyun –

“-Solo dime SeoHyun, asi me llaman mis amigas”

“Amigas”

*~*~*

No podía decir que le disgustara estar siguiendo a aquella joven. Pero seguirla o no, estar haciendo aquello con la ventaja de respirar aire fresco, no era diferente. No le importaba. Estar allí apoyada en un árbol, con los brazos cruzados, mirando como la chica jugaba con sus amigos baloncesto; y estar sentada en el mutismo de su celda, no le significaban nada.

Pero, entonces, de un momento a otro, el balón terminó alejándose. Llegando hasta donde se encontraba.

Y ella… venía corriendo por él. No tuvo tiempo a alejarse. Eso habría sido sospechoso. Simplemente se quedó allí, quieta, con la esfera a sus pies.

-¿Podrías lanzármelo?”.- Le preguntó amablemente. Ella solo se agachó y lo tomó entre sus manos. Lo lanzó con la menor fuerza posible, pero la suficiente para que la joven pudiera tenerlo de vuelta. –“¡muchas gracias!” –Y se dio la media vuelta, regresando a la cancha.

“Gracias”

*~*~*

La luz de una farola dio entonces de lleno contra el rostro de su salvadora.

-“Tu siempre estás… cuando más necesito de alguien. ¿Por qué?”

-“¿Me recuerdas?”

-“Si, la chica, cuya piel es tan clara como la leche, con un rostro cincelado perfectamente sobre el mármol más fino. La chica de mirada triste y enigmática. La chica que jamás sonríe.” –Y SeoHyun acarició su mejilla suavemente. Jiyeon se estremeció, queriendo alejarse. ¿Eso era lo que llaman tener miedo?

-“Sabes que soy como ellos. Los que te siguen. Ellos quieren matarte. Y también es mi orden hacerlo. ¿Por qué estás confiando en mí?”

-“No eres como ellos. Tú me ayudas. Estás aquí conmigo, protegiéndome.”

-“He matado gente, las manos que sujetas están entintadas de carmesí. Deberías temerme más a mí que ellos. Ellos aún son humanos. Yo ya no” –desvió la mirada. Pero su cuerpo se vio rodeado por el de la otra chica. Y su cuerpo se tensó. Con torpeza, intentó regresar el gesto.

-“No, tu eres mi ángel”

*~*~*

Episodios como aquel de la cancha de baloncesto, se comenzaron a repetir. Jiyeon se ocultaba bien, pero a veces, tenía que acercarse mucho.

Tal vez lo empezó a hacer de manera inconsciente.

Ella, su blanco, siempre le sonreía. ¿Acaso no se daba cuenta que Jiyeon le seguía?

Siempre agradeciendo. Dándole sonrisas. Un día, en medio de un festival organizado para los niños del orfanato, donde ella se encargó del puesto de helados, le regaló uno incluso.

En una ocasión, casi cae de las escaleras del campus, pero ágilmente, la mano de Jiyeon estaba allí. Logró evitar que se hiciera daño. SeoHyun esa vez no le vio claramente, pues la joven se fundió entre la masa de estudiantes.

También eliminaba a otros que como ella, iban tras la chica.

Si, Jiyeon era su ángel de alas negras. Pero ángel a final de cuentas.

Uno que tenía las manos manchadas de sangre. Una que acababa con la vida de las personas sin sentir remordimientos. Alguien que en su vida había recibido solamente golpes, ordenes, insultos. Cosas negativas. ¿Cómo reaccionar ante SeoHyun, que era la primera en decirle “gracias” o en sonreírle?

Jiyeon no se dio cuenta; pero, su corazón comenzó a agitarse un poco con esos detalles.

*~*~*

-“Te sacaré de aquí. Promete que te irás lejos. Quiero que estés a salvo.”- En su pecho sentía algo parecido a un pinchazo. Jiyeon no sabía cómo darle nombre. Era angustia. Temor por alguien más. Si, verdadero miedo a que aquella joven sufriera algún daño.

Tenía el rostro de la joven entre sus manos. Detrás de ella, podía ver como por la calle se acercaban un par de autos negros. Estaban quedándose sin opciones.

-“Tú vendrás conmigo. No quiero que te alejes… Quiero ayudarte…”- Y le miró de esa forma dulce, que logró descontrolar a la menor, quien desvió la mirada, morder su labio.

-“Shh…”- le silenció con uno de sus largos dedos índice. –“Estoy llegando al final del camino SeoHyun. No sé qué haré. No sé qué pasará ahora. Solo puedo esperar que estés bien.

-“No tienes que… Ven conmigo, huyamos lejos juntas entonces… vamos”.-

-“Ya me has ayudado suficiente, SeoHyun…”

*~*~*

Esperaba fuera de la escuela de la joven, cuando un auto se detuvo. Y subió a él, reconociéndolo. El camino en completo mutismo. Y fue dejada de nuevo en su celda, sin decir una palabra. Durmió un par de horas, hasta que tres hombres entraron.

-“Agente 930607, se quedará aquí. Ya no es necesaria su participación en la misión.”- Hablo uno alto y de cabellos castaños.

Jiyeon frunció el ceño ligeramente, sin mirarles. Y por primera vez, cuestionó la voz de aquellos que siempre le daban órdenes.

-“¿Por qué?”

Los hombres le miraron genuinamente sorprendidos. Algunos creían que ella era muda; raro era el que le escuchaba hablar.

-“No es asunto tuyo”- murmuró otro, el de tez más morena y cabeza afeitada.

Apenas terminó de hablar, la joven ya le tenía sujeto del brazo, provocándole daño. Los otros dos se acercaron pronto a auxiliarle, pero ella se defendió hábilmente a base de patadas. Forcejos. Más golpes y dos de ellos caían al suelo.

Ella entonces ejerció más fuerza sobre su agarre, el tipo se retorcía de dolor. Lo golpeó fuertemente, mientras le desarmaba a él y a los dos que estaban sobre el suelo. Apuntó el arma directo a la cabeza de moreno.

-“Te hice una pregunta. Responde”

El hombre le miró con profundo odio, limpiándose el labio inferior.  

-“Serás trasladada a nuestra filial en Amsterdam”

-“Ah… Y… que pasará con esta misión?”-Cuestiono. Algo dentro de ella NECESITABA saber…

-“Íbamos a dejártelo… pero, tu presencia es necesaria urgentemente allá… Ya no la necesitamos viva.”

¿Aquella joven…. Tan… llena de luz… tan…? ¿Moriría?

Cuando le fue encargado el caso, esperó por esa orden. Espero por incrustar en su pecho una bala certera. Un quizás destrozar su cuello, llenándose de la tibia sangre de la doncella, pero… con el correr de las semanas…

Algo había cambiado. Ya no era la misma que le hubiera llenado el cuerpo de plomo sin miramientos.

Seo Joo Hyun no merecía aquel destino…

Asi que Jiyeon disparó tres veces. Y los cuerpos de aquellos hombres cayeron pesadamente.

Nunca había hecho nada por voluntad.

Pero siempre hay una primera vez.

*~*~*~*

-“Mi auto no está muy lejos, vamos”- le tomó fuertemente de la mano. Y un silbido rompió el silencio. Jaló a SeoHyun hacia el suelo, protegiéndola. Disparos. Les estaban pisando los talones. La joven temblaba de miedo.

-“Es mejor que te vayas… Solo estoy siendo una carga para ti…”

-“No. Tú eres quien me liberó de esas cargas. Tú me… mostraste lo que era… vivir”- Jiyeon entonces, terminó cargando con la joven. Y milagrosamente, llegaron hasta el auto.

Una vez en él, arrancó a toda velocidad.

SeoHyun entonces, pudo ver con más claridad y calma a la joven que miraba al frente con aire determinado. Tenía heridas en el rostro: el labio partido, raspones en ambas mejillas… un hilillo de sangre escapaba de su ceja derecha. Su ropa igualmente presentaba algunos cortes y mostraba varias manchas de tierra y sangre. Su brazo presentaba un corte muy feo que no había advertido antes.

-“Estas herida…”- fue lo único que atino a decir.

-“Toda mi vida… he recibido golpes, SeoHyun. Esto no es nada. Para ser quien soy, tuve que terminar bañada en sangre. Conocer el verdadero dolor. No te preocupes, estaré…”

El sonido de la tela al romperse. La joven universitaria, cortó una franja de su blusa, para envolver con ella, el brazo de la menor. Cubriendo aquella herida con un vendaje improvisado. Incluso comenzó a limpiar brevemente las heridas de su rostro.

-“No tienes que…”

-“Esta bien ser cuidado y consentido de vez en cuando… déjame curarte…

Lograron perder a las personas que les seguían. Pero, antes de llegar a la casa de Seohyun, dejaron el auto. Entrarían saltando alguno de los muros, y no por la entrada principal, Jiyeon estaba segura que les estarían esperando por allí. Y no se equivocó. Lo que no se esperaba, era que hubiera tal operativo policiaco. La casa de SeoHyun, estaba rodeada de varios agentes de fuerzas especiales.

Pero Jiyeon no era una simple asesina. No.

Hábilmente, lograron entrar. Y entonces, la chica modelo, gritó llamando a su padre.

-¡”Papá, ya estoy aquí, estoy bien!”- Y el hombre salió con prisa. Se le veía cansado, y preocupado. Miró a su hija, que se lanzó a sus brazos. Detrás de ella, pudo ver a una joven con expresión tan neutra, que le dio escalofríos.

¿Quién era ella?

Tenía toda la pinta de ser… Y entonces, la joven metió su mano dentro del bolsillo interno de su chaqueta. El hombre pudo apreciar que tenía un arma. Sin pensarlo, entonces, gritó.

-“¡Disparen, está armada!”- Y abrazo con más fuerza a su hija, arrastrándole rumbo al interior de la casa.

Jiyeon no tuvo tiempo a reaccionar. Por primera vez, se encontró vulnerable. Ella solo quería dejar su arma. Mostrar que no era peligrosa. Pero no pudo hacerlo.

No. Al menos cinco disparos.

El primero le rozó el brazo a la altura del vendaje hecho por la mayor.

El segundo, paso rozando su oído derecho.

El tercero le dio en una pierna, haciéndole tambalear.

No escuchaba ya con claridad.

Pero podía ver el rostro de SeoHyun descomponerse de impotencia, mientras gritaba y forcejaba en los brazos de su padre.

“-“Noo! No le hagan nada! ¡Ella me trajo aquí! ¡Ella no es ninguna criminal!”-

El cuarto le dio en un costado.

Y el quinto, dio directo a su espalda, saliendo por su pecho.

Cayó de rodillas. Pero su cuerpo no terminó por impactarse en el suelo.

SeoHyun logró sujetarle. Y estrecharle con fuerza entre sus brazos. Sus manos intentaban por todos los medios hacerse cargo de las heridas. Pero ambas sabían que…

-“Es mejor… así…

El padre de Seohyun no se movía de su lugar. Quizás estaba arrepentido de su acción.

-“Yo solo… quería… Yo no…”

-“Shh no hables, estarás bien… Estarás…”- Acariciaba el rostro de la menor, peinando nerviosamente su cabello, mientras la gente se movilizaba a su alrededor, intentando auxiliar a la joven que fue atacada por error.

-“Al menos, ahora estás a salvo…”

-“Y tú lo estarás, Jiyeonnie, ya verás… no tardaran en llegar y…- La chica tosió, estaba por ahogarse con su propia sangre. Entonces, llevó una mano manchada, a las mejillas claras de Seo.

-“SeoHyun… Cuídate… Vive bien…”- La chica tomo entonces desesperada la otra mano de Jiyeon entre las suyas. Sus mejillas se hallaban surcadas por ese llanto incontrolable. Jiyeon no mostraba temor. Ni dolor. A pesar de las circunstancias. –“Y… Gracias por…

-“Ya te dije que no hice nada por ti! ¡Esto es mi culpa!”.

-“Gracias por mostrarme esa chispa de vida. Gracias por mostrarme… que había más que odio y muerte en la vida.”

¿Cómo decirle, que, con solo verla, había comenzado a sentir algo cálido en su pecho?

-“Gracias por darme un poco de color…” –

Y Jiyeon no sabía hacer muchas cosas.

Pero, lo intento, en ese último aliento que le quedaba.

Para esa joven que ahora lloraba sin consuelo sobre su cuerpo inerte, compuso en su rostro…

Su primer y última sonrisa.

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Bueno, aqui un... cosito raro, hahaha tenía la idea, sumada a que me inspiró una canción con este nombre, [https://www.youtube.com/watch?v=G3M8yBMoRIA]

Al final no me convencio, igual lo dejo...

Mis sentimientos T-Generation XD se avivaron luego de ese rumor que fue confirmado según vi por alli, por la misma Jiyeon y asi...

De que en el back stage del Dream Concert, las chicas de SNSD, le dierona Jiyeon un pastel por su cumpleaños. Oh si, eso fue TAAAAN tierno *O* tan solo de imaginarlo -dicen que Dino incluso lloro aw!-

Asi que supongo que eso también tuvo que ver.

En fin, espero les guste aunque sea un poquito.

Proximamente, siguiendo mi racha de amor  SNSD X T-ara, tendremos otro -w-

Y tambien la actualización de Raindrop =3

Saludos y gracias por leer!